Nunca pude adapatarme al cyber sex, no me terminaba de convencer. La masturbación frente a una pantalla de pc no era algo que me atrajera.
Pero como hombre solo que era y soy, buscaba por este medio la forma de conocer mujeres y así tener alguna aventura real con sexo pleno.
Esta búsqueda, que a muchos puede parecer algo artificial o sin sentido, sin embargo es una hermosa manera de conocer gente, sin salir de la intimidad del hogar, sin gastos, sin riesgos, y con la posibilidad maravillosa de intercambiar ideas, pensamientos, gustos, inclinaciones etc. o sea un excelente medio para conocerse.
Y si la persona que encuentras no es de tu gusto, pues un saludo, un click y a buscar por otro lado sin pérdidas de tiempo.
Mientras era yo quien buscaba nada pasaba, sólo encuentros al azar a través de los chats y por supuesto los diálogos que comenzaban con las interrogantes de siempre:"¿eres casado/a?", "tienes pareja","¿a qué te dedicas?", "tienes cámara?" y luego del comienzo clásico la pregunta consabida: "¿qué piensas del cybersex?", etc, etc.
Y un sábado a la noche, aburrido y sin ganas de introducciones tediosas y ávido de entrar de lleno en el tema sexo sin preámbulos se me ocurrió anunciarme en Freetel (mi primer programa de chat)de la siguiente manera: "Busco mujer madura para hacer el amor".
No tenía muchas esperanzas de que alguien me llamara, cuando luedo de algunos minutos soprendentemente alguien aparece en la pantalla aquella de fondo negro con letras amarillas;¿la recuerdan?.
Establecí la comunicación sin muchas expectativas pensando que sería una broma o algo así.
Sin embargo era una señora casada de 50 años (yo tenía 19 en aquél entonces )y que aceptaba conversar conmigo pero según me dijo: "para charlar solamente claro".
Debo decir que el pene se me puso erecto en el acto porque fue una magnífica y prometedora inciación del diálogo. Sólo me faltaba saber cómo era ella.
Luego de conversar un rato, le pedí se sería posible una foto de ella que yo le enviaría la mía primero si quería.
Me contestó que sí que me la enviaría pero primero quería verme a mi.
Yo por supuesto se la envié de inmediato.
Una foto absolutamente normal que ella agradeció y se sorprendió de mi juventud.
Poco después recibí la suya.
Hermosa mujer trigueña, con hermosísimos pechos que parecían iban a saltar de su sostén e imaginé por un momento cómo serían desnudos, con qué gustos los besaría.
Estaba tan caliente que ya no me cuidé más en el diálogo y se lo hice saber.
"Me encantaría desprenderte el sostén y admirar la belleza de tus senos desnudos" le dije en un rapto de excitación cada vez más creciente.
Por un minuto que pareció una hora, nada respondió.
Maldije mi apuro y me ansiedad, y hubiera querido borrar aquella frase tan inoportuna.

Continuará