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La concubina

~~Esa noche me dejaron descansar, afortunadamente. Al día siguiente, al levantarme, estabamos entrando en Montecarlo. Vaya preciosidad de lugar. Estaba admirando el paisaje cuando entró Ali en el camarote, se me acercó rápidamente y me besó efusivamente mientras me acariciaba entre los muslos. El finísimo camisón de dormir no servía, evidentemente, de obstáculo. Hola preciosa, ¿cómo estás? ¿ has dormido bien? Buenos dias Ali, sí he dormido como un lirón. ¿ quieres que follemos? Y tanto que quiero, pero ahora no podemos. Tienes que desayunar y arreglarte deprisa, tenemos que bajar a tierra, mi padre quiere que te lleve a que te anillen los pezones y comprarte un regalito. ¿Mas piercings? Me vais a dejar como un gruyere con tanto agujerito. No te quejes, putita, que vas a disfrutar como una coneja. Anda vamos a desayunar. Espera que me visto enseguida. No hace falta, estás bien así, nadie se va a escandalizar. El atuendo era para que me miraran con malas intenciones. Era un tentaciones minúsculo, como todo lo que hacían que me pusiera estos hombres. De raso gris verdoso, con tirantes y que me alcanzaba medio muslo. Sería mejor que no me agachara, si no menudo primer plano de mi culo y mi chochito. Llegamos al comedor y me senté lo mas recatadamente que pude, quería desayunar sin que me violara nadie. Tuve suerte y no hubo problemas. ¿Y tu padre, dónde esta? Ha bajado a tierra, tenía que preparar la salida de esta noche, por cierto tienes que comprarte ropa para la ocasión. Hoy no te pongas la túnica, encontrarás la ropa sobre tu cama. Despues del desayuno, me fui a mi camarote para arreglarme. Vaya preciosidad de ropa que me habían preparado, un traje chaqueta gris, blusa azul celeste y ropa interior blanca, muy discreta y elegante. Desde luego, hoy tocaba ir de señora. Una ducha rápida, maquillaje, y a vestirme. Estaba elegantísima. Ali, ya estoy lista le dije al encontrarlo en cubierta. Lista y preciosa, estás guapísima. Vamos. Nos metimos en un Mercedes blanco, más grande que el de Marbella, y despues de un paseo por la ciudad y varias tiendas de ropa y complementos, llegamos a otra especie de barberia. ¡¡No olvidaba el piercing!! El que regentaba el establecimiento no era coreano sino ruso, tártaro para ser más exactos, y la verdad es que me hizo menos daño que el marbellí. Utilizó un spray que me dejó los pezones helados y a continuación me los atravesó con una aguja fina y me colocó las anillas que le tendió Ali, de oro blanco y brillantes en la teta derecha y con rubies en la izquierda. Le dió instrucciones por si me dolía y nos despidió deseándonos mucha suerte y que me disfrutara durante mucho tiempo. El vestido que me había comprado Ali era de impresión, bueno yo estaba impresionante con el vestidito de marras, negro, de lamé, con tirantes y una abertura lateral hasta el muslo, se me pegaba como una segunda piel. Zapatos de tacón de aguja, que me hacian bambolear las nalgas al caminar. ¿Vamos a tener fiesta en el barco? le pregunté No, supongo que iremos al casino o a algún hotel, con unos amigos de mi padre. ¿Al casino? ¿podré jugar a la ruleta? No creo, me parece que tendrás que jugar a otras cosas, putita. Dijo mientras me separaba los muslos y empezaba a acariciarme Vas a pasarlo muy bien, ya lo verás. Llegamos al barco, ya estaba allí Mohamed esperándonos. Qué, Alí , ¿has cumplido todos los encargos? Ya tiene anillados los pezones como tu querías y le he comprado ropa para esta noche. Perfecto, anda Maria, come algo y vete a descansar, a las 8 tienes que estar preparada con lo que habéis comprado y la ropa interior que tienes sobre la cama me besó apasionadamente mientras me abría la blusa y me bajaba el sosten ¿te duele mucho? No, mi señor, nada. Los tienes preciosos anda vete a descansar o no respondo. Hasta luego Mohamed, adios Ali. Salí del salón y me dirigí a mi camarote. Desde luego me estaban convirtiendo en una verdadera furcia. A ver que me tenían preparado para la noche. Cuando vi la ropa que había sobre la cama, empecé a imaginarme lo que me esperaba. El sosten eran solo unas tiras negras, que rodeaban las tetas, dejándolas al aire, sin tirantes, para que pudiera llevarlo con el vestidito nuevo. Las bragas, un tanga negro, transparente, microscópico, liguero y medias negras. Mira, Maria si esto es lo que quiere Mohamed, qué vamos a hacer, me dije mientras me tumbaba en la cama. Llamé y ordené que me despertaran a las 7. No me costó nada dormirme, y a la hora indicada sonó el teléfono. Salté de la cama y me metí en la ducha. Me acicalé y empecé a vestirme, a la hora indicada por Mohamed estaba entrando en el salón. Allí estaban los dos con sus túnicas, no parecía que fueran a salir. ¿ Nos vamos, ya, Mohamed? Te vas tú , Maria, nosotros nos quedamos. Pero ¿tengo que ir sola? Tranquila, si algo vas a estar es bien acompañada, no te preocupes. El chofer te llevará al hotel y allí te está esperando monsieur Dupont, es muy importante y se que me dejarás en buen lugar, no quiero que salga un solo no de tus labios, tienes que hacer todo lo que te pida, absolutamente todo. Como tu digas, mi señor. Ah, eso le gustará mucho que le llames mi señor, no te preocupes, no suele pegar a sus parejas, al contrario normalmente las hace disfrutar muchisimo. ¿Tengo que volver mañana, esta noche o cuándo? El coche estará esperando todo el tiempo que sea necesario, hasta pronto, Maria. Buenas noches, Mohamed. Entré en el Mercedes, arrancó y en un momento estábamos en la puerta del hotel, me dirigí a la recepción y no tuve tiempo ni de hablar. Buenas noches señorita, monsieur Dupont la está esperando. Chico, acompaña a la señorita a suite 1069. Tomamos el ascensor directo hasta el último piso, abrí la puerta y allí estaba. ¿Monsieur Dupont? Buenas noches Buenas noches, Maria se acercó y haciendo una reverencia me tomó la mano besándomela dulcemente Eres mucho mas bella de lo que habían dicho. Muchas gracias mi señor él estaba para dejarse hacer un favor, de unos 40 años, alto, guapo y muy elegante, con su smoking y su pañuelo de seda. ¿Quieres tomar algo, Maria? Champán, por favor. Aquí tienes dijo tendiéndome una copa anda vamos a ponernos cómodos. La suite era preciosa y enorme, un salón con tres sofás, una alfombra preciosa, un mueble bar impresionante y toda una serie de artilugios, televisión, cadena de música, etc. Nos sentamos en el sofá, yo intenté hacerlo lo mas recatadamente posible, pero con este vestido era muy difícil no resultar provocativa, mis curvas resultaban más evidentes que si estuviera desnuda. Maria realmente eres preciosa creo que me vas a hacer muy feliz esta noche, salud iniciamos un brindis por ti, Maria. Bebimos lentamente, mientras Alain, que así se llamaba el francés, no paraba de mirarme, poco a poco fue pasando a la acción, primero una mano en la rodilla, una caricia en el hombro, un beso en la oreja y al poco estabamos dándonos la lengua como verdaderos adolescentes, mientras sus manos no dejaban de sobarme las tetas. Todavia conservaba mis atuendos aunque no durarían mucho. María vamos a quitarnos esto que es un engorro, quítate el vestido. Como tu quieras, mi señor. Me levanté y en medio del salón empecé a desnudarme. Alain no me quitaba ojo de encima y empezó a acariciarse el paquete. Cuando vió los pezones anillados se levantó como un resorte y se abalanzó sobre mí. Vaya tetas. Cuidado, mi señor, por favor, me han hecho el piercing esta mañana. No te preocupes solo pretendo hacerte disfrutar no sufrir y empezó a lamerme los pezones y tirarme suavemente de los anillos. Estábamos encima de la alfombra, en el centro del salón, Alain empezó a desnudarse mientras cogía mi mano y me la llevaba a su verga. Venga, a ver que sabes hacer, putita. ¿Qué prefiere, mi señor? Primero, chúpamela mientras yo te lo como. Me hizo tenderme sobre él, mis rodillas a ambos lados de su cabeza, mi chocho encima de su cara y su verga en mi boca. Menudos lametones me daba sobre el tanga mientras yo me comía su polla. En cuanto notó el clitoris anillado me arrancó el tanga , y siguió sin impedimentos su ataque a mi entrepierna, estaba como loco, metiéndome la lengua en la vagina, me estaba poniendo bien caliente. Sin darme cuenta movía mi pelvis, apretando mi pubis contra su boca Hummmmm qué rica la tienes. le decía. Realmente me había acostumbrado a hablar como una verdadera ramera. Maria, estás buenísima, te voy a perforar el coño y después te la meteré por el culito. Con tanto chuperreteo yo estaba mojadísima y deseando que me follara, pero entonces se detuvo y me arrastró hacia el dormitorio. Vamos, Maria, hoy vas a saber lo que es un verdadero polvo. Este no debía conocer a mis amos Mohamed y Ali, porque yo de polvos iba bastante bien servida. Menudo dormitorio, una cama de unos 2 m de ancho, y todas las paredes con espejos, incluido el techo. Música y luces muy tenues. un verdadero picadero. Cerró la puerta de un portazo y me tiró literalmente sobre la cama y de un manotazo me quitó lo poco de ropa que me quedaba. Se arrodilló junto a mí y empezó a manosearme las tetas. Ahhh, cuidado, me haces daño. Grita, grita todo lo que quieras, esto está insonorizado y te apretaré todo lo que quiera, furcia decía mientras me tiraba de los dos anillos. Mis pezones se estiraban como si fueran de goma, me dolía pero me estaba empezando a gustar. sin querer le clavé las uñas en el brazo y eso fue como un detonante. me siguió tirando de los pezones mientras me penetró de un solo empujón Ahora sabrás lo que es bueno, puta empezó a culear con saña. Perdona mi señor me dolían las tetas pero mi cueva me enviaba unas señales muy placenteras. Nuestros vientres se unían a cada culeada, empezabamos a sudar y yo estaba al borde del orgasmo. Me puso las piernas sobre sus hombros para penetrarme aún más y en dos empujones empecé a correrme como una posesa. Ahhhh, sigue sigue. Ponte encima mío se tumbó boca arriba y yo a horcajadas acompañé su verga en mi interior, empecé a cabalgarlo, moviendo las caderas en círculos, mientras me sobaba, ahora cariñosamente, las tetas. Me corro, me corro, bebétela toda dijo mientras me la metía en la boca y empezaba a eyacular. Menuda corrida, no podía con toda, me chorreaba por el cuello, alcanzando mis tetas. Eres una verdadera puta, Maria, anda vamos a la bañera. Nos metimos en la bañera, enorme, con chorros de hidromasaje, y en menos que canta un gallo, Alain ya la tenía otra vez en pie de guerra. Nos secamos, metiéndonos mano todo lo que podíamos y a la cama otra vez. Alain cogió una botella de champan y la agitó. Yo estaba tendida en la cama, boca arriba. Separa las piernas me dijo mientras abría la botella hizo saltar el tapón y tapó el gollete con el pulgar Bien abiertas, cachonda mia.. Y me metió la botella en la vagina, menuda sensación, el chorro de champán frio y en seguida sus labios bebiéndolo directamente. Esto sí que es una buena copa decía mientras bebía y me acariciaba el clítoris. Me volvió boca abajo y en ese momento ya sabía donde me la iba a meter. Levanta el culo. Sí, mi amo decía yo con el culo en pompa mientras me seguía acariciando el clítoris y con la otra mano me manoseaba las tetas. Me metió la polla en el mojado coño y a continuación me puso la punta sobre el ano. Relájate cariño en un solo empujón me la metió hasta el fondo, ya tenía el camino bien abierto . Empezó a culear y yo, entre la verga enterrada en mi culo y sus manos que no paraban quietas, me corrí un par de veces antes de que se vaciara llenándome de esperma. Nos quedamos dormidos como angelitos, cuando desperté al dia siguiente, estaba sola en la suite y nunca mas volví a saber de Alain. Despues me enteré que mi noche de placer le supuso a Mohamed un negocio de varios millones de dolares. Pensé en huir, pero adónde iba a ir con las pintas que llevaba, sin ropa interior y con el vestido de noche. Bajé al hall del hotel y el conserje llamó al chofer del Mercedes que me estaba esperando y me llevó de regreso al yate.
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Datos del Relato
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