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Categoría: Maduras

LA COGELONA!

Nunca pensé que sería maravilloso estar en la cama con ella, en ese entonces yo tenía 22 años y ella 32, una mujer con dos hijos divorciada y creo que sin escrúpulos.



Con cada penetrada, chupada y venida que teníamos, me envolvía más en ella, tanto que hasta una ocasión no pude contenerme y en la parte de atrás de las máquinas de la empresa me la cogí deliciosamente.



Para aquel entonces yo ya concia a Ivette una chava de quien les hablare más adelante, como ella me veía mucho con Ivette, mas perra se ponía para mí.



Eran las 11 de la mañana aproximadamente, era un día donde todo estaba tranquilo, yo no tenía mucho que hacer, y los compañeros maquinistas estaban en la otra nave haciendo inventario, en eso ella entro a mi área, un minivestido verde enseñando sus ricas piernas y su cara de seducción, se acercó a mí, comenzó a masajearme mis hombros mientras me repegaba las piernas, sus caricias me excitaban mucho y mi pantalón comenzó a volverse una carpa de circo.



E: ¡Me encanta tocar tu espalda!



T: ¡Como me gustan tus piernas! ¿Puedo tocarlas?



E: ¡Adelante, para eso son!



T: ¡Uhm!! ¡Que ricas!



Mientras mis manos acariciaban sus muslos, ella sonreía cachondamente, de pronto me comenzó a besar, cualquiera podría entrar y vernos, pero eso a ella no le importaba.



E: ¡Besas muy rico!



T: ¡Nos van a ver!



Se separó de mí, me miro y se fue caminando lentamente hacia la parte de máquinas, yo me levanté inmediatamente detrás de ella, la alcance y la abracé por atrás, repegandole mi verga bien firme.



Sin decirle nada comencé a besarle el cuello, y mis manos comenzaron a acariciar por debajo de su vestido, ella se repegaba mas a mí, que adrenalina nos podrían cachar y mientras yo acariciaba su húmeda vagina.



T: ¡Uhm!! ¡Pero como esta esto!



E: ¡Así la pones!



Nos fuimos detrás de una maquina procesadora de negativo, junto a unos lockers y ahí sin decir nada me baje el pantalón, ella me ayudo bajándolo y de paso mi bóxer, comenzó a acariciar mi verga mientras me besaba el cuello, yo le bajaba lentamente las bragas, ¡ella se hinco y comenzó a hacerme sexo oral!



Era maravilloso, su lengua recorría todo mi tronco hasta la cabecita, succionaba los fluidos que salían de mí y mordía suavemente todo mi trozo de carne.



T: ¡Ah!! ¡Que rico, uhm!



T: ¡Que sabrosa esta! ¡Goza Tyson, goza!



La puse de pie, subí su vestido hasta su cintura, le bajé la tanga, subí su pierna derecha y comencé a penetrarla, estábamos sin condón y en el trabajo, siento que eso generaba más excitación en mí y por ende mi verga estaba durísima.



E: ¡Así, que rico, sigue, ah!!



T: ¡Eve, uhm!



Mientras ella gemía yo mordía sus pezones oscuros pero duritos, mi lengua recorría su cuello y sus pechos, mientras ambos nos movíamos fantásticamente.



No era la primera vez que cogía en el trabajo, pero esa era una ocasión diferente, había más erotismo y calentura, más deseo por sesear las ganas de estar uno con otro.



E: ¡Que rico me coges!



T: Amo tu vagina, ¡se traga enterita mi verga!



La recargué sobre la pared y la cargué, sus piernas estaban en mis brazos y ella agarrándose de mi cuello y apoyada de la pared recibía mi verga aún más dura, yo la levantaba un poco dejándola caer sobre mi lo cual era muy placentero.



T: ¡Uf, que rico!!



E: ¡Mi amor!! Cógeme, uhm, ah!!!



Me había olvidado que estaba en el trabajo, los teléfonos de la oficina sonaban, murmullos se escuchaban y yo seguía sometiéndola a mí.



Ella se reclino sobre una mesita que estaba ahí, dejándome sus nalgas bien paradas, yo preparaba la embestida, mis manos apretaban sus nalguitas y mi pene comenzó a entrar en ella como gusano en manzana.



E: ¡Así, uhm, así!!



T: ¿Te gusta? ¿Es tuya?



E: ¡Si!!! Es mía, dámela, ¡uhm!!



La ensarte casi toda, ella se mordía los labios para no gritar, la tome de la cadera y comencé a embestirla con fuerza, mis bolas chocaban en ella y el sonido era tan excitante que sabía que se oía en toda la sala de máquinas, comencé a nalguearla y a jalarle el cabello, ella se movía también y con su mano me apretaba para que no se la sacara.



T: ¡Uf! así nena muévete!



E: ¡Ah!! Lléname de ti, ah!!



T: ¿La quieres bebe? quiere leche?



E: ¡Si!!! ¡Dámela!!! ¡Quiero tu leche, uhm!! ¡Dame rica leche!!



Mis embestidas fueron más violentas, ella también se movía deliciosamente, nuestros movimientos juntos nos elevaban al máximo, afuera se escuchaban que preguntaban por mí, mi corazón se aceleró y subí aún más la intensidad, de pronto sin más ni más ambos comenzamos avenirnos juntos.



E: ¡Ah!!! ¡Si!!! ¡Bebe no pares!



T: Tómala, uhm, ¡que rico!!



E: Pareces manguera, ¡ah!!!



Me vine dentro de ella, nuestro orgasmo fue largo tanto que me quede sordo unos minutos, al reaccionar escuche que abrieron la puerta y caminaron, no hicimos ruido solo nos movíamos como gusanos por la sensación orgásmica.



Por fortuna nadie nos vio, nos vestimos rápidamente, primero salió ella, no escuche nada después lo hice yo y por suerte no había aun nadie.



Ella me miro desde la parte de afuera, me mandó un beso y me sonrió, yo me recosté un poco en mi silla, ¡pensando en cuantas veces más cogería con ella y las nuevas experiencias que vendrían para mí!


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  • Categoría: Maduras
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