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La chica auxiliar de la empresa

En el mes de mayo de este año (2017) fui convocado a trabajar como consultor externo a una empresa de la localidad. El ahora director general de la empresa ya me había invitado a proyectos anteriores a realizar lo mismo que haría en esta empresa, algo de desarrollo organizacional, en fin, ese es otro tema.

Cuando fui presentado conocí a todos los colaboradores, en realidad es una plantilla muy pequeña porque esta es una, digamos, sucursal de la gran empresa nacional. En total son 10 colaboradores y el director general. En su mayoría son personas que rebasan los 40 años (yo tengo 29), a excepción de una chica, la auxiliar de sistemas. Ella es una chica de 25 años, muy seria, callada, introvertida. La verdad es que no es tan bonita, hablando de ese tema, es una chica chaparrita, debe medir aproximadamente 1 metro 55, algo así, muy bajita ella. Pero hay algo que sobresale en su persona, y eso es, su trasero (jajaja). Tiene un pronunciado trasero, no es grande, es más bien, levantado y pronunciado. Y al ser tan chaparrita y con esas nalgas, tiene una figura muy atractiva.

Al pasar de los días he tenido contacto con todos los compañeros, ella es una de las que más me apoyan, pues su labor es ser auxiliar de sistemas. Constantemente solicito su apoyo para cosas de mi computadora. Cabe mencionar que estoy trabajando en sitio, me asignaron una oficina y todo lo que esto implica. Todos los días es a la primera que saludo. Iniciamos saludándonos de mano, como comenté antes, ella es muy tímida, me habla de usted y se dirige a mí con mucho respeto pero también distancia. Hasta hace unos días que nos quedamos en la hora de comida a platicar, hicimos click, ella es muy cómica, risueña y muy amena. A partir de ese día todos los días nos saludamos de beso, en la mejilla claro y cuando cruzamos miradas ella sonríe apenada.

Han pasado los días y se han hecho más constantes las miradas coquetas, pero lo curioso es que son de ella hacia mí, yo no estaba en búsqueda de absolutamente nada, más que trabajar, concluir e irme. Sin embargo la dinámica se ha tornado un poco más afectiva con ella, bromeamos, en ocasiones ya nos empezábamos a dar palmaditas, ya sabes, flirtearnos.

Hace un par de días nos tocó venir a trabajar en sábado, es un día que ocasionalmente se acude a hacer labores de limpieza, se llama "día de la bermuda"... Ese día a la susodicha se le ocurrió venir en short, y aunque no era provocativo, pues sus caderas le ayudaban a que hiciera lo contrario. Este día solo acudimos 4 personas, dos que harían la limpieza por fuera, ella y yo que nos tocaba adentro... ¿muy conveniente no?

El día inició normal, seguimos nosotros con nuestro flirteo, pero dedicados a hacer la labor de limpieza. Después de las 12 pm (la hora de almorzar) yo me fui al segundo piso, pues era más labor de cargar cosas pesadas, yo era el único varón que había venido ese día. Unos minutos después de que yo estuve arriba, escuché pasos en las escaleras, era ella que había subido a llevarme agua. Ella se sentó en una silla que estaba ahí cerca y me hizo compañía mientras yo limpiaba. Precisamente ese día yo recuerdo que llevaba un pants muy ligero y una playera. Estando ella ahí cerca no podía evitar verle las piernas y ocasionalmente cuando caminaba, verle el trasero. Hasta que el momento más incómodo llegó, tuve una erección leve con lo que veía y el rozar de mi pants. Ella se me quedó viendo y soltó una carcajada que me apenó mucho, me fui a sentar lejos de ella con mucha pena mientras ella seguía riéndose de mí. En un momento ella se levantó e hizo algo inimaginable, puso su rodilla en la silla y se inclinó, dejándome ver sus nalgas desde donde yo estaba. Volteó a verme, sonrío y se fue al siguiente salón adjunto, a lo lejos escuché que dijo "¿Viene", ella aun hablándome de usted jaja.

Obviamente fui a donde ella estaba, vi una puerta abierta y una luz encendida, en seguida ella se asomó y se volvió a meter. Corriendo fui a alcanzarla y me jaló hacia adentro, era un baño que estaba medio oculto, al parecer fuera de servicio. Estando adentro me quedé pasmado, ella empezó a tocarme mi erección por encima del pants, por la diferencia de estaturas, ella colocó su frente en mi pecho y no hicimos contacto visual en ese momento, pero no era necesario. Se escuchaba como su respiración se aceleraba, y de una manera muy fuerte manipulaba mi pene. Yo me senté en la barra del lavamanos cuando ella comenzó a desabotonarse el short que traía, lo bajó junto con su ropa interior y sin más, me dio la espalda. Colocó mi pene entre sus nalgas, como si me fuera a hacer una "paja rusa" pero con la retaguardia, primero fue algo difícil, yo tenía que agacharme mucho y mis rodillas no me respondían tanto jeje, así que decidí tomar la iniciativa, la tomé de la cintura y cambié posición, la puse a ella sobre el lava manos, viendo hacia el espejo, tuve que subirla un poco para yo tener que alcanzar, coloqué saliva sobre mi miembro y poco a poco se lo introduje, no sabía exactamente qué es lo que quería, así que no fui nada cauteloso.

Comencé a penetrarla y en silencio los dos, gozábamos de ese momento, yo aún estaba un poco desconcertado pero procuraba no preocuparme tanto de eso. En ocasiones ella veía al espejo y me miraba a los ojos, ella no sonreía, solo cerraba sus ojos y gemía muy despacio, con su aliento estaba empañando el espejo. Yo la tomaba de la cintura y la presionaba con mis mulsos.

Después de unos minutos yo sentía como ella se contraía, me apretaba mi pene con su vagina, y se sentía como se humedecía cada vez más. Sus manos se colocaban en las paredes del baño y se agarraba de lo que podía. Yo creo que estuvimos en esa posición unos 10 minutos. Mi bombeo era lento, pero fuerte, ella también me ayudaba con algunos movimientos circulares de su pelvis, era muy buena en eso.

Como para la tercera vez que ella tuvo sus contracciones yo estaba casi listo para terminar. Tuve que salirme de ella y la vi directo a la cara, ella aun estando de espaldas a mí. Abrió la llave del baño y con sus manos empezó a "lavarme" el pene. Seguía estimulándome con sus manos húmedas. Después de eso ella decidió sentarse en la taza (retrete), puesto que tenía tapadera. Empezó a masturbarme muy fuertemente, de vez en cuando se acercaba a mi pene y soplaba la punta, yo quería que se lo metiera a la boca pero creo que ella era cautelosa en ese sentido. Le comenté que estaba a punto de correrme, que tuviera cuidado, pero creo que no le hizo mucho caso a mi advertencia, se acercó más a mi pene y cuando lancé el chorro de semen, ella lo recibió con su rostro, cerró sus ojos y movía su cara como si estuviera echándose agua, algo muy curioso. Recuerdo haberme agarrado de su hombro y presionarlo cuando tuve mi orgasmo, la tenía bien apretada y eso junto con mi venida, ocasionó que ella hiciera un pequeño gemido, lo que ayudó mucho en mi proeza.

Al finalizar mi eyaculación, ella se quedó riendo, aun con los ojos cerrados, como pudo se levantó y se acercó a la llave para lavarse la cara. Sin decir nada nos pusimos nuestros atuendos nuevamente y salimos del baño. En todo ese tiempo estuvimos callados, así mismo fue la despedida; ella me dio un beso en la mejilla y sonriente se fue hacia las escaleras, yo me quedé atónito, aunque había sido una experiencia sensacional, no había pasado ni un momento por mi mente.

Yo sigo en este trabajo, y la verdad no fue la última vez, ya les contaré la próxima.

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