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Evelia fue una muy buena compañera sexual, pero todo tiene un fin y el de nosotros fue muy placentero.
Había pasado unos meses desde mi último encuentro sexual con ella, yo ya estaba más dedicado en otras chicas que había conocido y sobre todo en la relación que empezaba con Ivette.
Esa vez nos topamos a la hora de salida y caminamos juntos, en eso la plática salió a relucir...
E: ¡Desde que sales con Ivette y Estela ya no me hablas jajá!
T: Como crees, ¡simplemente he estado ocupado!
E: ¡Extraño los revolcones que nos damos, además Nadia ya me dijo que te fuiste con ella y no me invitaron eh!
T: Jajá! pues ella no quiso, además tú también andas muy ocupada con ese proveedor jajá
E: Pues ya castígame no, ¡te estas tardo!!!
T: Si te voy a dar tu merecido.
Comenzamos a besarnos, nos metimos en un callejón que está cerca y comenzamos a desbordar pasión, le pase la mano por todo su cuerpo mientras ella me besaba, la excitación era tal que nos empezamos a olvidar que estábamos en la calle.
Le metí las manos en su calza y tanga y comencé a meterle los dedos en la vagina, empapaba mis dedos de sus fluidos mientras ella también me acariciaba el pene, aproveche su escote y le empecé a mamar sus pezoncitos, estábamos tan metidos en el agasaje, en eso se escuchó una sirena solo por esa razón nos separamos.
T: ¡Casi nos ven!
E: ¡Jajá! ¡Me excitas!
Estábamos muy calientes así que nos fuimos a un hotel, yo sabía que esa sería la última vez que estaría en ella, así que decidí hacerlo inolvidable.
Comenzamos con un 69, ambos nos chupábamos como locos, mi lengua entraba en su vagina mientras lamia sus ingles y tocaba su vulva con mi lengua.
E: ¡Mmm!!! ¡Qué rica!!!
T: ¡La depilaste!! ¡Eso me encanta!!
Ella lamia todo el tronco de mi pito, para después tragársela hasta donde le cupiera, mientras al sacarla de su boca la raspaba con sus dientes, lamia su ano y le metía los dedos en la vagina, sus líquidos empezaron a brotar de ella y obviamente también de mí, ella se los bebía como si fuera agua.
E: ¡Uhm!!! ¡Qué rico, ah!!!
T: Como te mojas, ¡uhm!!
La acosté, le tomé de las piernas y se la dejé ir con fuerza, con cada movimiento se me iba poniendo más dura y ella se mojaba más y más, la adrenalina estaba a tope le apreté el cabello y la embestía brutalmente…
E: ¡Ah!! Métemela, que rico, ah!!
T: Querías pito no? ¡Aquí lo tienes!!
Me subí encima y comencé a metérsela tan rico como podía, su clítoris rizaba con todo mi tronco, Evelia aullaba como perra, la tomaba de las nalgas y la empujaba con fuerza a ella.
Me acosté yo y ella se subió en mí, se daba de sentones sobre mi mientras al mismo tiempo yo le apretaba los pechos y le mordía los pezones, sus movimientos de cadera eran muy ricos, yo le apretaba los pechos y le jalaba el cabello.
Tenerla si encima era un lujo, aunque ella era muy puta me podía dar el lujo de decir que a mi edad ya le había dado tremendas cogidas.
T: Ay que rico te mueves chiquita…
E: Si papi me encanta devorar tu verga…!
T: ¡Atáscate, uhm!!
E: ¡Que rico, uhm!!!
La puse de perrito y se la dejé caer suave, poco a poco subí mi intensidad, con toda mi fuerza le daba de nalgadas y le arañaba la espalda.
Ella mordía una almohada y arañaba las cobijas, sus gritos retumbaban en el cuarto, sus fluidos salían sin parar, en eso ya no resistí más y me vine al mismo tiempo que ella, nos quedamos pegados como perros mientras recuperábamos energía...
E: Hay chiquito, me dejaste bien arañada y desgreñada, ¡pero que rico!
T: Estoy empapado de ti, pero sabes, ¡quiero tu culo!
E: Que? jajá quieres más, me vas a destrozar, pero está bien, me gusto como me la metes por ahí.
T: Pero primero hay que lubricarnos, ven mamita, ¡mámamela como tú sabes...!
Ella comenzó a chupármela nuevamente, mientras yo le acariciaba las nalgas y con su propia humedad, le comenzaba a estimular su ano.
T: Si, que rico te la comes, ¡uhm!!
E: Ni Estela, ¡ni Ivette te la comerán así!
T: Jajá, no se sabe, ¡mejor haz lo tuyo!!
E: Eres un canijo, uhm, ¡pero qué buena verga tienes!
Al tener mi pito bien parado la acosté en la cama le levanté las piernas hasta que sus rodillas llegaron a sus hombros y la empecé a penetrar lentamente, me excitaba ver como mi miembro se introducía en su anito.
E: ¡Ay!!!! Cuidado, uhm, me duele, ¡ay!!!
T: Jajá, pero te gustara nena, ¡uhm!!
Una vez mi pene había entrado lo suficiente comencé a moverme suave la tomaba de la cadera con una mano y con otra le acariciaba la vagina, la posición se prestaba, me agachaba para morderle los pezones.
T: ¡Uhm!! Evelia, que rico aprietas, uhm!!
E: ¡Ah!!! ¡Uf, me duele!
Ella se movía lentamente, estaba claro que le dolía, pero le gustaba, le junté las dos piernas sentí como me apretó más.
Ella jadeaba y parecía quedarse sin voz, pero yo aumentaba las velocidades de mis penetraciones, después, sin sacársela me senté en un sofá que estaba en la habitación ella se dejaba caer sobre mí, al mismo tiempo le mordía su cuello y sus tetas, ella se agarraba de mi cuello para aumentar la velocidad de sus movimientos, yo admito que gritaba, su ano me estaba deslechando.
T: ¡Uhm!!!! Que rico, ah, no ames, ¡que rico!
E: ¡Si no pares, ah!! ¡Qué rico, uhm!!
T: Te voy a partir bebe, uhm!!
E: Mi amor, ¡déjame sentirte en mi ano!!
Sus movimientos y las palabras que nos decíamos nos excitaban más, ella me mordía y me arañaba mientras yo le hacía más grande el ano, nos besábamos como locos, nos mordíamos los labios y todo lo que teníamos a nuestro alcance.
La puse en cuatro y abriéndole las nalgas la comencé a triturar como loco.
La embestía con fuerza, su culo estaba muy abierto y yo la tomaba del cabello y la embestía tan fuerte como podía, hasta que ambos nos venimos juntos.
T: ¡Que rico, uhm!!
E: ¡Ah!!! ¡Papi, uhm!!
Mi leche empezó a rellenar su ano, sus precipitaciones de ella me ordeñaban delicioso, ambos gritábamos mientras nuestros fluidos salpicaban todo.
Nos recostamos un rato mientras hablábamos de lo que pasaría después, esa fue la última vez que estuve con ella, ahora recuerdo esos momentos y aun me excitan, pero lo que vino después fue mucho mejor.
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