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~Saltamos la valla, aunque sabíamos que estaba prohibida la entrada, obviando también un cartel que nos advertía de la presencia de un perro peligroso.
Corríamos un gran peligro pero ignorándolo por completo, nos adentramos en la finca donde nos quitamos la ropa, quedándonos como Dios nos trajo al mundo. Entre risas nos lanzamos a esa piscina de cabeza.
Poco sabíamos de ese lugar salvo que la vieja casa pertenecía o había pertenecido a un viejo médico que la usaba como residencia veraniega.
No íbamos por tanto a ser interrumpidos por su presencia, ni por la de nadie que nos advirtiera de que estábamos en una propiedad privada. Por eso armamos el escándalo que armamos, estábamos a mediados del mes de mayo, el agua estaba fría, casi helada me atrevería a decir, pero a ninguno de los cuatro nos importaba.
Tampoco nos preocupaba el hecho de que ese agua retenida y estancada durante meses se hubiera puesto de un color verde oscuro y que algunos renacuajos y numerosas larvas de mosquitos, se agitaran rozando en su incesante movimiento nuestros cuerpos totalmente desnudos.
En esa piscina se cazaban las ranas más grandes que jamás hubiéramos visto, por lo que solíamos entrar sin permiso en esa propiedad privada para cazarlas, con demasiada frecuencia. También nos bañábamos, jugábamos a hacernos ahogadillas y hasta hacíamos competiciones pajeras, para ver cuál de los cuatro tenía más aguante, mientras nuestros desnudos cuerpos de adolescentes se secaban al sol.
Éramos unos inconscientes que no pensábamos que aquel acto casi infantil podría llegar a tener consecuencias,… y vaya si las tuvo.
Nuestras risas y jugueteos en el agua terminaron despertando al jardinero de su siesta y el cabreo con el que apareció detrás de los setos que delimitaban la zona de baño era más que notable.
-Venid aquí hijos de puta- nos gritó mientras intentaba echarnos el guante.
Los que estaban más alejados de la zona por la que apareció lograron salir del agua, agarrar sus ropas y salir corriendo antes de que los alcanzara. Mi amigo Joaquín estuvo a punto de ser cazado pero por suerte antes de ello le dio un empujón al rudo hombre. El jardinero perdió pie y cayó en la piscina calándose hasta los huesos.
Yo pensaba que también podría escapar, pero fui agarrado por una de sus fuertes manazas antes de que pudiera salir corriendo de allí. Luché con él, intenté volver a tirarlo al agua, para zafarme, pero en el rifirrafe caímos los dos, mojando en el acto la poca ropa que llevaba puesta y mis zapatillas de deporte.
Al jardinero que no se mojó más de lo que ya se había calado en el primer chapuzón, tampoco le costó salir del agua y aunque era un poco más lento que yo me agarró del pelo cuando intentaba escabullirme por el hueco que había entre los setos.
Me retorcía, gritaba y creo que hasta le mordí pero ese hombre no estaba dispuesto a dejarme marchar. Era más fuerte y corpulento que yo, así que poco a poco fui desistiendo mientras veía como al menos durante mi valiente acto de lucha había logrado que por los menos mis otros amigos saltaran la valla y huyeran a su casa dejándome a mi solo como único culpable del allanamiento de morada.
El jardinero de la mansión, estaba muy enfadado, cuando me metió casi a empujones en la caseta de las herramientas. Recorrí la estancia con la mirada intentando encontrar alguna ventana por la que poder escapar corriendo si las cosas se ponían feas, pero la única salida estaba a mis espaldas, justo por esa puerta que el hombre bloqueaba con su voluminoso cuerpo y que había cerrado con llave al entrar.
-No vas a salir de aquí hasta que me hayas dado el nombre y los apellidos de los otros-Me había dicho mientras echaba la llave y la metía en uno de los bolsillos de su mojado pantalón.
-No, sé quiénes eran- Le contesté aun dudando.
-¿De verdaaaad? … Pues muy confiado estabas bañándote desnudo con ellos. ¿Seguro que no sabes ni cómo se llaman?
-Los conozco de haberlos visto alguna vez por el pueblo. Ni siquiera van conmigo al instituto- Le volví a mentir.
Se cabreó todavía más y me cogió del cuello.
-Mira como me sigas mintiendo tú y yo vamos a tener algo más que problemas.
Volví de nuevo a forcejear con él. Pero mientras lo hacía, ese hombre, me sujetaba de los brazos, con una sonrisa haciéndome incluso algo de daño.
Se reía entre dientes. Estaba disfrutando con la situación, notando mi miedo, sabiendo que podría hacer conmigo lo que quisiera.
Volvió a hablar para hacerme saber que no tenía escapatoria y que nunca saldría de allí mientras él no me permitiera hacerlo. Me soltó un par de sonoros azotes en el culo, mientras me pedía que dejara de gritar. No me dolían en exceso esos golpes pero sí que me veía herido en mi orgullo.
-No me pega ni mi padre.-Le dije mientras me daba la vuelta violentamente y le propinaba un fuerte empujón.
El jardinero perdió pie y fue a caer sobre su carretilla llena de herramientas. Sé, que se hizo daño, pues el golpe y el ruido que hicieron las azadas y rastrillos junto con el de su propio cuerpo al caer, fue más que notable.
Volvió a reírse y mientras se incorporaba volvió a hablar.
-Si tu padre te hubiera dado algún azote de vez en cuando tal vez no entrarías sin permiso en una propiedad privada. Seguro estoy que no te pondrás así de chulito cuando venga la policía para llevarte detenido hasta el cuartelillo.
Supe, al oír sus palabras, que estaba hablando en serio y empecé a temer que aquella travesura me podría dar muchos más problemas de los que me pensaba.
-No, por favor,… no llames a la policía- Le rogué.
-Tendrás que darme entonces los nombres de los otros.
-No puedo hacerlo,… me pegaran si te los doy.
-Está bien,…ya me los darás,… tengo todo el tiempo del mundo para hacerte entrar en razón.
š š š [Servicio de lavandería]
El tiempo parecía volar mientras ambos seguíamos mirándonos sin articular palabra.
-¿No te importará si me saco la ropa mojada para que se vaya secando mientras te lo vas pensando?-Me preguntó mientras se acercaba hasta la derribada carretilla para colocarla en su sitio.
Como un tonto, lo vi quitarse la ropa delante de mí. Lo hizo con parsimonia, parecía estar disfrutando demasiado con el momento. Yo no sabía si seguir mirando o apartar la vista. Algo extraño en mí me impedía dejar de mirar ese cuerpo mojado hasta los huesos y que poco a poco se iba mostrando ante mis ansiosos ojos
Se había bajado los pantalones dejando al descubierto unas piernas musculosas y cubiertas de vello. En el calzoncillo de un color blanco impoluto, se adivinaba un bulto bastante grande, juraría que estaba hasta un poco más hinchado de la cuenta. Esa prenda también había resultado mojada pero se la dejo puesta.
Eso provocó en mí más frustración si cabe.
Ya que no me dejaba marcharme por lo menos podría tener el detalle de mostrarme una visión completa de su cuerpo desnudo.
“Esa imagen más tarde terminaría alimentando una de mis continuas y diarias pajas, pero no,… el jodido jardinero no parecía estar por la labor”
Mientras me seguía mirando se fue desabotonando la camisa y al abrirla me mostró ese pecho velludo en el que se destacaban sus dos gruesos pezones. Esos dos pechos que tenía el cabrón me valdrían de mullida cabecera para dormir sobre ellos, por no hablar de esa barriga, plana, trabajada y perfecta.
"Qué bueno esta el cabrón"-Pensé para mí, pero no podía hablar,... no me atrevía a hacerlo
Seguí mirándolo, del cuello le colgaba una cadena de oro. La virgen y un Cristo crucificado lo vieron quedarse casi como Dios lo trajo al mundo delante de mi cuerpo semi-excitado. Pero no dijeron nada, al igual que yo los tres parecíamos disfrutar estando cerca de ese semental. Por lo menos a ellos si les estaba permitido el rozarle la piel, … y no os imagináis la envidia que sentía en esos momentos por la suerte que tenían
-Tú también deberías quitarte esa ropa. Tus calzoncillos están chorreando-Me dijo mientras extendía sus prendas por la estancia para que se orearan
-Prefiero no hacerlo- Le dije pensando que con mis actos de chulería evitaría que se percatara de la tremenda excitación que me asolaba.
No había podido controlarme y tenía la polla algo morcillona.
“Quizás debería matizarlo”
La tenía como para partir piñones, pero mi calzoncillo lograba evitar que el hombre lo notara,… al menos eso creía yo.
Le miré fijamente hacía su paquete y encontré un enorme bulto allí escondido.
“El jardinero podría partir también con ese duro y descomunal nabo, piñones, nueces o el fruto seco que se le pusiera delante del capullo”. Pero obviamente prefería no hacerlo,… por lo menos conmigo allí mirándolo.
Me estaba hablando de que esa piscina era muy peligrosa que alguno de nosotros podríamos habernos ahogado, pero yo solo babeaba delante de aquel macho cuarentón y salido.
Se recolocó la dura polla bajo el slip mojado y yo instintivamente hice lo mismo recolocándomela en el mío. Era de las pocas prendas que me había dado tiempo a ponerme antes de que empezara con él un forcejeo que terminó dando con nuestros cuerpos en el agua. Si hubiera salido corriendo en pelotas como hicieron los otros jamás me habría alcanzado. Pero mi pudor me pudo, había querido cubrir mi desnudez delante de mis amigos y ahora tenía problemas para ocultar mi excitación delante de un desconocido.
Se acercó hasta mí, notando como no lo rehuía, empezó a recorrer con su fuerte y ruda mano mi cuerpo lampiño.
-Mírate, … te has llenado por completo de barro.
¡Tenía razón durante el forcejeo me había restregado por el suelo y mi cuerpo mojado se había manchado bastante!
-Mi ropa también se ha puesto perdida, tendré que lavarla y ponerla a secar antes de que me vaya para mi casa.-Dijo el jardinero mientras señalaba con la mirada hacía el rincón donde se había desvestido
Miré hacía el lugar donde tenía extendida toda su ropa y la vi completamente empapada, goteando en el suelo. Después miré hacía su entrepierna abultada y vi como en el calzoncillo algo también estaba chorreando, pero no agua, estaba seguro que lo que manchaba y mojaba esa prenda era líquido preseminal.
Me relamí pensando en ello y volví a mirarlo a los ojos.
Mi polla volvía a dar un respingo bajo mi calzoncillo y él se volvió a sonreír. Yo agaché la cabeza muerto de vergüenza, al notarme cazado.
-Si quieres puedes dejarme esas prendas para que las enjuague en la piscina, les quitaré de paso el barro, y después te las traeré para que se sequen ya limpias-Lo dije sin pensar, intentando que ese hombre me dejara escapar de allí cuanto antes para poder huir hasta mi casa donde poder pajearme bien a gusto pensando en el cuerpazo de ese caliente jardinero.
-Huiras de aquí- Me dijo seguro de mis intenciones.
-No, no lo haré. Te prometo que volveré con toda tu ropa limpia.
-Te dejaré salir pero tendrás que desnudarte primero.
Al ver cómo me alarmaba me intentó explicar.
-Así me aseguraré de que volverás aquí a por tu ropa.
Tenía sentido, al menos para un adolescente iluso e inocente como yo, por lo que me quité el diminuto slip haciendo que mi polla se moviera hacia un lado y otro como si tuviera algún muelle en su interior.
Se sonrío de nuevo y cogió su ropa. La depositó con seguridad sobre mis temblorosos brazos y yo aproveché para cubrir mi desnudez con ella.
Volvió a sonreírse, no sabía lo que podría estar pensando y eso me inquietaba mucho más que el hecho de estar desnudo y empalmado delante de ese tiarrón.
-Lávame los calzoncillos también- Me dijo mientras se los quitaba con cierta dificultad al estar completamente mojados.
Su enorme pollón vibró en el aire, balanceándose violentamente, como si fuera un miembro independiente de su cuerpo inmóvil.
Los depositó sobre el montón de ropa que llevaba en los brazos, sonriendo más pronunciadamente.
Sabiendo que con esos actos impúdicos me tenía en sus manos, decidí protestar.
-No se han manchado de tierra- Le dije bastante cargado de razón.
-Sí, pero me huelen a polla que te cagas- Me contestó mientras los cogía del montón y los acercaba hasta mi nariz.
Aspiré con fuerza el aroma que desprendían,…
Recuerdo que hasta cerré los ojos por el placer que ese olor desató en mi mente calenturienta.
Sin poder resistirme miré hacia abajo, mis ojos se quedaron clavados en la única fuente de ese embriagador aroma. Esa polla y esos voluminosos huevos sudaban en esa olorosa prenda impregnándolos con el maravilloso y atrayente olor de las pollas.
Mientras me relamía de nuevo, me fijé en esa polla. Estaba allí delante mí, dura y expectante, con una gruesa vena que la recorría hasta más o menos la mitad para después bifurcase en otras dos venas que rodeaban el capullo grueso y sin circuncidar.
El jardinero había ganado, me tenía a su merced, no escaparía de allí nunca mientras tuviera ante mí una visión como esa.
-Date prisa,… estamos desnudos y nos vamos a quedar helados, … no tardes mucho.
“¡Eso tú!,… porque yo no tengo frío, estoy caliente,… jodidamente caliente”.- Pensé yo mientras me daba la vuelta.
Salí afuera, desnudo y temblando, pero gané algo de confianza al no hallar a la vista a ninguno de mis traicioneros amigos. Caminé entonces con decisión los cinco pasos que me separaban de la piscina.
Mire hacia atrás, donde el jardinero me miraba divertido desde su refugio. Mientras lo hacía jugueteaba con su durísima y larga polla, enseñándome lo que vería en primer plano cuando volviera de nuevo a estar a su lado.
Se pajeaba lentamente, dejando que el capullo apareciera ante mis ojos durante unos segundos, justo cuando toda la piel de su rabo era estirada plenamente por su experta mano. Se lanzó un lapo, atinando en todo el capullo. Me miraba y se sonreía, mientras ambos veíamos como esa saliva se derramaba en el suelo. Yo podría haberla recogido en mi lengua de haber estado más cerca, pero antes debía terminar con la colada.
“Seguro estaba de que no permitiría volverá su lado, mientras sus prendas siguieran teniendo restos de barro”
Enjuagué esas ropas en el agua verde, mientras miraba hacia la valla. Mis amigos no estaban, esos cabrones no habían vuelto en mi búsqueda. Sabían que podría arreglármelas solo, confiaban seguro, que encontraría también alguna forma de salir indemne de esa comprometida situación en la que me encontraba.
Dos zancadas me bastaron para llegar al cobertizo y cerrar tras de mí la puerta con fuerza.
-¿Al final nos hemos quedado solos?-Casi me pregunté a mi mismo para asegurarme de que estaba a punto de cometer una locura.
-Sí parece ser que esos cabrones han decidido dejarte aquí tirado. ¡Quieren que seas tú solo el que pagues el pato!
-Puedo hacer algo para evitarlo?- Me volví a auto-preguntar.
-No se me ocurre el qué,-Me dijo ese pedazo de cabrón mientras se acercaba mucho más a mí, logrando que nuestros todavía desnudos cuerpos se terminaran rozando.
Su mano seguía moviéndose lentamente sobre su rabo. Mostrándome con parsimonia como el rojizo capullo se asomaba un poco al principio y después tras un leve tirón aparecía en su plenitud.
-¿Quieres que te la haga yo?-Le pregunté mientras tiraba sus mojadas ropas al suelo importándome ya bien poco si se volvían a manchar o no.
-¿De verdad que no te importaría?-Me preguntó mientras me agarraba de la muñeca y me depositaba la mano sobre su caliente y vibrante polla
-Nooooo, …-Le dije mientras suspiraba y veía como una gota de líquido preseminal aparecía en la punta de su agujero.
Agaché la cabeza y se lamí mientras seguía con la paja.
El jardinero suspiró lleno de gusto y me sujeto de la cabeza para evitar que volviera a mi anterior puesto elevado.
-¿La mamas?-Me preguntó mientras dejaba escapar otro suspiro de su boca.
-Alguna vez he chupado la de un colega-Le contesté mientras me sacaba ese chorreante pollón de la boca para contestarle con retraso a esa pregunta que me acababa de hacer.
-Ya lo he notado… Pero prefiero que me la chupes, a que me des las explicaciones pertinentes.
Me la volví a engullir y comencé a chupar con ansia.
El me follaba la boca sujetándome la cara en sus embates, ahogándome con esa polla, haciendo que perdiera el juicio y la respiración.
-¡Que buenísima esta tu polla… Cabrón!...Le dije mientras me recuperaba entre tosidas de una arcada.
Agradecido me agarró de la barbilla y me elevó hasta que nuestras lenguas se encontraron con un caliente beso. Su barba de dos o tres días me pinchaba en la cara pero no me importaba mucho que me dejara alguna marca.
Sabía que pronto me terminaría pinchando en otro sitio y con mucha más violencia de la que lo hacían esos diminutos pelos que le crecían por la cara.
Sonriente me di la vuelta y agarrando su durísima herramienta comencé a restregarme el grueso capullo en los alrededores de mi ojete.
El jardinero decidió ayudarme, abría los cachetes de mi prieto y juvenil culo logrando que el duro vástago se posicionara listo para la introducción.
-¿Qué más cosas, … haceeeees con tus colegas?
-También … nos damooooos … por el culoooooooo- Suspiré yo al notar como esa polla se iba metiendo en mi interior.
-Pero solo cuando nos quedamos a solas en casa o nuestros padres están entretenidos en otros asuntos
Maticé con esta segunda frase la primera afirmación y lo hice al sentirme penetrado todavía más adentro de lo que nunca habían llegado con una polla
-No eres virgen, … eso esta muy bien puesto que me facilitará aún más las cosas- Gruñó el salido semental mientras empezaba a empujar con ese duro y vibrante pollón.
Tenían esas palabras demasiada razón ya que no le costó mucho lograr vencer la resistencia que le profería mi ojete
-Pero nunca, me han folladooooo… con una tan grandeeeeee- Grité al ver como esa polla se quedaba clavada hasta la mitad.
-Alguna vez tenías que dar con alguna adecuada, para el muchoooo… vicio que tieeeeeenes, maricón.
-Mueeeeeeevete, … asiiiiii,… despacio… mariconazooooo…, haz lo mismo que con las otras… y …verássssss como al final también te guuuusssttaa que te metan esta, … aunque sea mucho más grande y gorda,... ohhh siiii, …. Ah síiiii que culito más prieto y jugoso tienes cabrooonnnn.
Nada más notar como sus gordas y peludas pelotas habían hecho tope con los alrededores de mi abierto ojete, me agarró por la cintura y empezó a darme con mucha más fuerza y rapidez
-Ahhhhh, … ahhhhhhh- Gritaba sin poder contenerme.
-¿Te dueleeeeee?-Me preguntó todavía cortés a pesar de tenerlo ahí rompiéndome el culo a pollazos.
-No, no,… sigue que… me gusta,…ahhhhh,…la noto bien adentro,… hasta los huevosssssss.
Arqueé mi espalda todo lo que pude para lograr que esa polla se metiera todavía más adentro y él me agradecía el gesto acercando su húmeda lengua hasta mi cara para besarme con ganas mientras proseguía con sus embestidas.
-Me voy a correrrrr yaahhhhh
-Yo también – Le grité mientras me dejaba caer sobre la pared y abría un poco más las piernas.
-Que culo tienes maricón,… que culo tienesssss
Mi esfínter apretaba con fuerza, exprimiendo el duro y largo rabo del jardinero. Sacándole hasta el último gotazo de semen de esos gordos y peludos huevos. Ese semen me empezó a quemar por dentro, sus oleadas de esperma me hacían gritar.
-Dame, dame, sigue, metiendomela, …-Le suplicaba para que no parara, pero poco podía hacer ya, para evitarlo.
Agradecido me agarró la polla, y bajo ella se agitaban también mis diminutas pelotas escupiendo con fuerza su juvenil carga, subiendo por el endurecido rabo que ese jardinero vicioso apretaba y agitaba con fuerza, haciendo que manchara con mi blanco y espeso líquido sus callosas y trabajadas manos.
Nos quedamos así durante un rato. Yo dentro de él y el tumbado sobre mi juvenil espalda, respirando aún con dificultad, notando como su polla perdía vigor, pero sintiéndome todavía lleno de rabo. El culo me ardía, …me escocía, para ser más exactos, pero que cojones.
-Me acababan de follar, bien follado y … no como cuando lo hacía con mi amigo. Este hombre no tenía prisa por correrse, sino por disfrutar de mi culo, … haciéndome disfrutar a mi mucho más.
š š š [El agua verde]
Habíamos sudado como cerdos, yo seguía lleno de barro y el supongo que también querría bañarse, ya que se lanzó a la piscina justo después de que yo me metiera en el agua.
Jugué con él, dentro del agua, como hacía con mis colegas y me reí mucho mientras veíamos como poco a poco la luz de la tarde nos iba abandonando.
El jardinero resultó ser un tipo gracioso, era guapo y estaba cañón… ¿que podía pedirle más?
Hice el intento de salir del agua, pero me lo impidió. Le dije que estaba oscureciendo y que debía irme a mi casa, pero me dijo que después de que hubiera pasado con el esa maravillosa tarde , para qué quería preocuparme por la hora o lo tarde que fuera,…
-Debes quedarte conmigo,…todavía no me has dicho cómo se llaman tus amigos.
-¿Vas a seguir con eso?-Le pregunté mientras lo besaba.
Mi mano recorrió su cuerpo aprovechando que el color del agua evitaba que los que estuvieran fuera de la piscina pudieran ver los calientes tocamientos que desde hacía un rato, se producían bajo el agua.
Esa polla dura me había vuelto loco nada más verla y ahora que no la veía pero si la tocaba estaba más salido todavía.
-Fóllame cabrón- Le dije mientras me agarraba a la escalera y echaba el culo hacia él.
-Lo haré encantado- Me contestó mientras, buscaba mi agujero y comenzaba a penetrarme de nuevo.
No sé si fue por el agua, o por lo dura y larga que tenía la polla, o por las ganas que tenía de hacerlo antes de irme a mi casa,…o por todo ello a la vez, pero el caso es que gocé como nunca siendo enculado dentro de esa piscina.
El jardinero se había agarrado a los barrotes sólo un escalón más abajo que el mío. Yo intentaba salir también agarrado a esos barrotes pero me arrepentía a mitad de camino y me volvía a meter dentro de esa piscina.
En el descenso me clavaba irremediablemente sobre esa polla que me salvaba del deseo de volver a casa. No quería irme no quería que aquello terminara nunca y cuando noté como mi polla se estremecía y empezaba a lanzar trallazos de un blanco y espeso semen dentro de la verde agua, grité de dolor y de tristeza, porque pronto me vería privado de ese semental, de su extraordinario aguante y de su caliente forma de follarme
š š š [El fantasma]
Lo acompañé hasta la casa. Quería que la viera por dentro, que le diera una opinión sobre el nulo gusto decorativo del dueño,… pero sabía que solo era una treta. El todavía no se había corrido,… quería volver a preñar mi culo con su caliente semen y ahí fuera ahora que sobre nosotros la noche había caído, empezaba a hacer algo de frío.
Corrí hacia esa imponente y oscura mansión en pelota picada, el me siguió de la misma forma con todas nuestras prendas hechas un ovillo bajo sus brazos.
Atravesamos el jardín a la carrera hasta llegar a la casa, donde la grandiosa puerta de nogal nos impedía la entrada. Detrás de una maceta obtuvo la llave que necesitaba y entramos dentro sin hacer más ruido que el de nuestras risas y jadeos por la apresurada carrera
Era obvio que conocía bien cada estancia pues me condujo con rapidez hasta la biblioteca sacando para calentarnos, un calefactor eléctrico de debajo de la mesa.
Lo conecto en un viejo enchufe mientras extendía las húmedas prendas sobre el escritorio y mirando como las anaranjadas resistencias del aparato eléctrico, comenzaban a desprender calor se sentó sobre el cómodo sillón de lectura.
-¿Quieres cenar algo mientras hacemos tiempo?-Me preguntó con una sonrisa pícara mientras jugueteaba con su polla morcillona.
-¿No me ibas a enseñar primero la casa?-Le pregunté mientras me relamía.
-Ya tendremos tiempo,…anda chúpamela un ratico.
-Tengo que irme ya,…-Le dije dudando de nuevo.
Pero no me fui, me arrodillé delante del jardinero y me engullí ese jugoso trozo de carne que empezó a cobrar vida. Poco a poco fui perdiendo la capacidad de tragárme ese rabo por completo ya que se iba endureciendo con rapidez.
-Buahhh, … hay que joderse como la mamas.
-¿Te gusta?-Le pregunté agradecido mientras le daba leves y muy placenteros lengüetazos al endurecido capullo.
-Más todavía. No sabes lo cachondo que me pone el verte ahí amorrado a mi polla.
Al encenderse la luz del pasillo pensé que me moría. Había alguien más en esa casa y se estaba aproximando con sonoros pasos hasta la biblioteca.
-Sigue chupando,… no tengas miedo. Aquí nunca entra nadie-Me dijo el jardinero mientras me sujetaba de la cabeza para evitar que me la sacara.
-Hijo de puta,… te atreves a hacer esto en mi casa.- Le dijo ese ser desde el umbral de la puerta al vicioso jardinero.
-Tranquilo patrón,… no se enfade. El chico ha sido el que me lo ha pedido.
-¿Es eso cierto?- Me preguntó la voz de ese ser fantasmagórico. El jardinero me sujetaba la cabeza evitando que pudiera soltar ese jugoso y apetitoso nabo ensalivado.
-¿Ha visto patrón como llevo razón?...Este crio ha nacido para esto,… ¿de verdad que no quiere probar usted?
Pude por fin soltarme de esa polla y girarme para hallar en el umbral de la puerta al que debía ser el médico. Venía en pijama, con una camiseta de tirantes, sobre la que sobresalían los numerosos vellos que le crecían el pecho y andaba con decisión hacia donde nosotros estábamos. Dudé mucho que fuera un fantasma.
-¿De verdad me dejas que juegue un rato con tu amigo?- Le preguntó mientras se encendía un cigarrillo.
-Lo haría,… pero es que no es ni mi amigo, fíjate que todavía no sé ni su nombre… Es uno de esos gamberros que vienen a bañarse en tu piscina.-Apostilló.
-Tendré que llamar a sus padres para que vengan por él- Dijo totalmente cargado de razón. Algún día se me va a ahogar algún tontilan de estos y me voy a meter en un lío.
-No por favor,…Le dije yo al notar como el jardinero retiraba la mano que hasta ahora me había sujetado del hombro permitiéndome ejercer mi defensa ante ese aun extraño ser.
Tenía el pelo blanco, un cuerpo bastante bien conservado y ese considerable y enorme paquete abombando el pijama hacía uno de los lados del pantalón.
Ese hombre sería lo que fuera, pero por lo menos sabía que no era un fantasma.
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