Habían transcurrido dos meses que Rina se había ido a EEUU, (Rina es la mujer a quién me refería en el relato LA PRIMERA VEZ DE UNA MADURA, en categoría primera vez), era una tarde y recibí un sobre de manila tamaño media carta, y dentro del sobre habían otros dos sobres, numerados con el 1 y el 2, abrí el 1, y Rina en esa carta me comentaba de su viaje y otras cosas, pero al seguir leyendo me decía lo mucho que me amaba y extrañaba, y relataba lo siguiente: Aún recuerdo el día me hizo mujer, en el momento que me besó, sentí el cielo, cuando quitó mi bata y me comió con sus ojos, me sentí felíz de ser deseada por Ud. cuando sentí sus labios y su lengua acariciando y chupando mis pezones tuve el primer orgasmo, cuando acarició cada pulgada de mi cuerpo, y se posó en mi vagina, no se cuantos otros orgasmos tuve, cuando tuve su pene enorme y grueso en mi boca era la mujer más felíz del planeta, cuando lo colocó en la entrada de mi vagina, sentí lo humedo y tibio, pero cuando sentí romperse mi himen, y sentirlo entrar sentí morir del dolor y ardor, pero ni modo tanto tiempo de esperar ese momento, de sentirlo mío, y cuando estaba completo dentro de mi, no creía que semejante falo cabría, sentía como quemante el deslizamiento sobre mi, pero cuando ya salía y entraba, y usted chupaba mi pezón y con su otra mano acariciaba mis gluteos, empezé a sentir un placer exquisito, cuando su tronco rozaba mi clitoris en la metida y sacada, era una sensación divina, más cuando empezé sentir ese hermoso cosquilleo de pies a cabeza, sentía un vacío en el estomago, ya no fuí dueña de mi sino de la pasión el deseo y el amor, cuando terminé con su pene adentro y sentir sus borbollones de semen en mis entrañas, la cabeza me estallo en mil colores, que placer mas lindo. Cuando me lo metió por atrás sentí que me partía en dos, pero que lindo sentir esas cosquillas y sentir su exploción de leche en lo profundo de mi ano, mi vagina y mi boca, lo extraño mucho y espero volver a verlo, favor destruir esto, besos.