Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Relato
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Relato
Categoría: Varios

La carretera se hacía larga

~~La carretera se hacía larga y no pude por menos que recordar la agitada mañana. Todo había empezado esa mañana en la habitación de la casa de nuestros amigos Joan y Juani. Yo desperté muy caliente tras una noche de intensos sueños sensuales y abracé a Sandy por su espalda, sintiendo su piel en mi pecho, y agarrándome fuerte de sus tetas para acercarla a mí. Estaba empalmadísimo y el sueño erótico de ultima hora de la mañana no había hecho mas que empeorar la situación. Sandy tenía puesta una camiseta y unas bragas de color blanco, yo vestía solo boxer azul marino. Ella comenzó a desperezarse y al sentirme, echó atrás su mano, me cogió la polla y comenzó a masturbarme muy lentamente, separaba muy despacio la piel de mi glande mientras ronroneaba juguetona. Mi polla rozaba la piel de su culo y mientras yo le decía guarrerías susurradas, del tipo
 Tengo ganas de follarte por todos tus agujeros
 Quiero que seas muy puta Cuando intente bajar la mano de las tetas a sus bragas, saltó juguetona de la cama y me dijo:
 No te vayas a mover de ahí, que en un momento estoy contigo.
 La poca luz que entraba por la persiana me permitió ver como se ponía una camiseta de tirantes y abría la puerta rumbo al baño que estaba justo enfrente de nuestra habitación.
 Yo me entretuve la espera acariciando mi polla que ya se erguía esperando su vuelta mientras fantaseaba con follarla.
 El tiempo pasaba y no podía oir ningún ruido, ni del baño ni de otro tipo, y decidí levantarme y quitarme el boxer mostrando una mediana erección. Abrí la puerta y me asomé discretamente, que tampoco era menester que me viesen de esa guisa, esperando oir a mi mujer en el baño y me encontré que estaba al otro lado del pasillo de espaldas a mi, mirando semiescondida por la abertura de la puerta semiabierta de la habitación de nuestros anfitriones. El pasillo estaba solo iluminado por la claridad que entraba por esa abertura, prueba que tenían abiertas o parcialmente abiertas las persianas.
 La parte inconsciente que tiene mi carácter hizo que saliera al pasillo, desnudo y me acercara a mi mujer, mas que nada por la curiosidad de que estaría mirando. Cuando la rocé suavemente dio un respingo y solicitó mi silencio con un dedo. Asentí y miré por encima de ella. Nuestros amigos hacían un 69 encima de las sabanas. Juani, más bajita que Jordi estaba encima y se metía su polla hasta los mismísimos huevos. El se incorporaba de vez en cuando y con esfuerzo hundía su cara en ella. Se oía un ruido de succión muy leve mientras nosotros mirábamos y veíamos en primer plano como la polla de Jordi desaparecía entre el pelo volcado de Juani claramente enfilado a su garganta.
 Mi polla adquirió una erección total y observe que mi mujer se masturbaba por encima de las bragas sin perder detalle de lo que ocurría. Yo en silencio comencé a masturbarme también mientras pasaba de mirar a mi mujer al espectáculo que nos daban nuestros amigos. Juani siempre me había gustado, y verla en acción era, además de una delicia, un espectáculo excitante y morboso a más no poder. No podiamos ver bien la cara de Jordi pero por sus gemidos, no cabía duda de que le estaban dando la mamada de su vida.
 Cuando vimos que procedían a cambiar de postura, nos apartamos de la puerta cada uno a un lado mirándonos con complicidad y sin dejar de masturbarnos. Cuando los gemidos, que aumentaban de volumen, intensidad, y que ahora eran de los dos, nos dieron la seguridad de poder asomarnos de nuevo, lo hicimos. Primero se asomó ella y cuando me asintió salí yo. El cuadro era genial. Jordi de rodillas con una pierna estaba detrás de Juani a cuatro patas y la embestía como un poseso, muy rápido y muy fuerte. Paraba unos segundos y volvía a la carga. Juani alojaba su cabeza entre los antebrazos, ofreciéndose por entero y gemía muy alto.
 De vez en cuando le decía: follame cabrón Veía como se movían sus tetas fruto de las embestidas de Jordi, que no se cortaba un pelo, y la cogía del pelo y tirando de él con fuerza. Mi excitación era máxima y me iba a correr en cualquier momento. Mi mujer tenia los espasmos propios de un orgasmo enorme y se acariciaba por encima de la camiseta, mientras frotaba su clítoris rapidísima. Jordi se corrió entonces entre bramidos y dando sonoros golpes con su pelvis en el culo de Juani, que había metido una mano entre las piernas y se frotaba.
 Mi mujer que ya se había corrido decidió no correr riesgos y se dispuso a abandonar la escena. Yo estaba a medias, pero el riesgo de que nos pillaran allí se iba acrecentar y decidí salir tras ella mientras oía a Juani gemir. Mi intención no era otra que follarme a mi mujer a toda costa. Así entramos en nuestra habitación. Me acerqué a ella y me dijo al oído con cara picaruela
 Si aguantas hasta el viaje de vuelta sin acabar, te ganas un premio que te gustará.
 ¿Cuál premio? Dije yo.
 Haré lo que me pidas durante el viaje.
 Me lo pensé un buen rato, porque mi erección era descomunal, pero mis fantasías eran muy atractivas, así que acepté.
 Cuando después coincidimos con nuestros amigos todo fue normal, excepto mis miradas a Juani, ahora ya vestida. Aún no he olvidado ese polvo que vi.
 Salimos tarde de Madrid, no en vano, había que ducharse y ponerse ropa cómoda para el viaje. La verdad es que estuve toda la mañana como en una nube pensando en todo lo que había visto, y tuve que hacer enormes esfuerzos en la ducha para no masturbarme pensando en Juani cabalgando a Jordi y en el morbo que me dio el poder ser descubierto junto a mi mujer en pelotas masturbándome. Siempre me quedará la duda de qué habría pasado.
 La primera parte del viaje fue intrascendente, hablamos y oímos la radio. De todas formas, se respiraba un ambiente cargado eléctricamente.
 Sandy vestía un vestido largo de esos que se abotonan por delante y sandalias, y yo un pantalón de chandal azul marino con una camiseta blanca y zapatillas de deporte.
 ¿Tu crees que nos han visto?. Con sonrisa picara y mirándome con sus ojos particularmente brillantes, Sandy retorcía el colgante de cuero que bordeaba su cuello.
 Yo creo que no, estaban muy ocupados, ¿por qué lo dices? ¿Tu crees que sí?. Pregunté intuyendo que había algo más.
 Por la despedida que me ha dado Juani. Sandy emitió una risa nerviosa, como si quisiera contar algo y no se atreviera. ¿Te fijaste en su despedida al marcharnos?
 Pues si, en que no llevaba sujetador (Sandy se sonrió), pero por lo demás, los dos besos de rigor. Dije mientras miraba ora la carretera, ora a Sandy.
 ¿No te fijaste que me dijo algo al oído?
 Pues no, no me fijé. A ver cuenta. (me estaba empezando a poner nervioso) Sandy miró hacia delante y como ensoñando empezó a contar:
 Después de que te besara a ti, que por cierto se noto un huevo que mirabas sus tetas por encima de la camiseta, ¿no observaste como miraba Jordi? Tenia los ojos muy brillantes y una erección de campeonato cuando le bese yo, incluso se rozó conmigo. Cuando fui a besarla a ella, me dijo al oído Espero que te haya gustado el espectáculo, era para vosotros. Y mientras me decía eso me pasó su mano por el vientre y por encima del vestido metió la mano entre mis piernas muy suavemente. Después se retiró y yo me fui un poco cortada hacia ti en la escalera.
 Yo note que estabas algo ida en ese momento, pero no le di mayor importancia, ha sido una mañana muy rara y por otro lado excitante. ¿Por cierto, te gustó? La curiosidad podía conmigo en ese momento y el morbo que me daba el asunto me estaba poniendo cachondísimo.
 Sandy me miró, sonrió, y tomó mi mano izquierda, la dirigió a su vestido y metió dos dedos por entre los botones de su vestido que daban a sus bragas. Estaba empapada. Decidí tomar la iniciativa y subí mis manos por encima de la ropa hasta su pecho y comprobé que sus tetas estaban duras como piedras y los pezones de punta.
 Volví a poner las manos en el volante y dije con voz autoritaria ( o al menos lo intenté).
 Dame tus bragas Ella miró hacia delante, y tras pensárselo un momento metió las manos por los lados del vestido y levantando ligeramente el culo del asiento las deslizó hacia sus pies. Se quitó las sandalias y quedó descalza sobre la moqueta del coche. Cuando volví a mirar me enseñaba unas braguitas diminutas colgando de un dedo que se acercaba a mi cara. Pude oler un aroma de terrible excitación que me puso a cien por hora. Le cogí las bragas y las tiré por la ventanilla.
 Ahora quiero el sujetador, pero no te quites el vestido.
 Antes de que ella hiciese nada, yo lleve mis dedos a los dos botones que ella me hizo visitar antes y busque su coño. Chorreaba. Masturbe su clítoris lentamente mientras conducía. Gimió y empezó a deshacerse del sujetador.
 Cuando se lo hubo quitado dejo los botones de arriba del vestido abiertos aunque se mantenían ocultos.
 Deshazte del sujetador, le dije bajando su ventanilla.
 Ella me miró y después miro hacia atrás a ver si veía algún coche cercano. No lo había y tiró su sujetador por la ventana. Yo solté mi presa, y la deje durante unos kilómetros sin hacer ni decir nada. Se retorcía nerviosa, estaba acalorada pese al aire que entraba por la ventanilla y llenaba su vestido.
 Entre en una gasolinera a repostar. Ella se cerró la parte de arriba del vestido con la mano, pero sin abotonarse. Paré el coche delante del surtidor y dije:
 Lleno, por favor. Entregué las llaves del coche.
 Ella se bajó y se fue a la parte posterior abrió el depósito y esperó a que llegara el operario. La veía moverse inquieta, mientras le decía al chico lo que quería. No paraba de mirarle el escote que ella cerraba con la mano. Cuando termino de llenar el deposito, de dijo el precio y ella se asomó a la ventanilla para coger la cartera. El vestido se abrió por los botones desabrochados y me dio un bonito espectáculo. Tenía los pezones completamente excitados y el cuello rojo de excitación. No hicieron falta palabras, se levantó y fue a pagar, esta vez sin cerrar el vestido con las manos. Entro en la oficina y paseó por los pasillos de la tienda de la gasolinera, recogiendo un par de cosas. Después se dirigió a pagar. El operario de la caja no dejaba de mirar la abertura por la que sin duda se atisbaba medio pecho, canalillo y casi hasta el ombligo. Sandy pagó y tras hablar algo con el operario salió deprisa. Llego al coche algo envarada y nerviosa, pero sonriente.
 ¿Te ha gustado? Dijo con rechifla Mira si me ha gustado y señale mi erección que amenazaba con romper la bragueta. Desde la tienda los dos operarios miraban hacia el coche, yo cogí delicadamente la cabeza de mi mujer y la hice agacharse hasta besar mi polla por encima del pantalón. A reglón seguido arranque, dejando a aquellos hombres soñando con lo que podía estar haciendo mi mujer, que no era otra cosa que darme pequeños mordiscos en el miembro.
 Cuando salimos a la carretera Sandy se incorporó:
 En mi vida había sentido tanta excitación. Es una sensacón increíble sentir el aire entre mis piernas y acariciar mi coño mientras hablo con un hombre que no lo sabe.
 ¿Qué hablabas con el gasolinero?
 Eso ha sido lo mejor, dijo sonriendo, me pagaba la gasolina si le enseñaba las tetas.
 Joder, podía habernos salido gratis, dije de coña
 Pues gratis le ha salido a él, porque se las he dejado ver después de pagar. Lo que más me ha puesto es cuando ha dicho, que pedazo de zorra . Joderrr, eso ha hecho casi me corra de gusto. Empiezo a no soportar la excitación, necesito que me folles.
 Todavía te queda por sufrir zorra, ¡Ábrete el vestido¡, ¡por entero!. Dije subiendo el tono.
 En un santiamén se abrió todos los botones, el vestido quedaba parcialmente cerrado pero se adivinaba su desnudez y su coño completamente rasurado. Ella miraba de reojo cuando por azar de la autopista adelantábamos a un camión o un autobús, pero no se movía, sus pies, su respiración rápida y el color de si cuello y cara, mostraban la excitación que soportaba. Cuando noté que aflojaba un poco en su nerviosismo le dije:
 Dame el vestido
 No lo tires por favor, suplicó
 No lo iba a tirar, solo quiero que me lo des y que todo el mundo pueda ver lo zorra que eres.
 Ahora mismo haría cualquier cosa que me pidieras, pero necesito que me folles, no sé cuanto podré soportarlo.
 Tu dame el vestido.
 Levanto el culo del asiento para pasar el vestido a u lado, y después se lo quito de las mangas. Lo doblo con cuidado y lo puso encima de mi polla. Estaba completamente desnuda y comenzó a acariciarse.
 Si a alguien le gusta este recuerdo, tiene alguno parecido, le surgen dudas del relato escribidme al e mail. Si este recuerdo gusta, escribiré la continuación de lo que pasó.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
  • Media: 0
  • Votos: 0
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1521
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.140.188.174

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Relatos: 38.527
»Autores Activos: 2.283
»Total Comentarios: 11.907
»Total Votos: 512.108
»Total Envios 21.927
»Total Lecturas 106.417.698