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La Cama De Hierro Forjado

Pasan los años y no te das cuenta, que con ellos los besos y el sudor,oído en una bonita canción
Que parece contar lo que pasa en tu vida, parece que habla de ti
Noches de deseos a su lado
Deseos que no se encuentran y solo se ponen de acuerdo para cruzarse y desaparecer
Él la desea… cuando ella no
Ella le desea… cuando él no
Y así pasan los días, los meses, los años, encontrándose ambos deseos rara vez
Él busca otras camas que solo alivian su ansiedad
Ella ya sin darse cuenta, se levanta de noche y escribe relatos de amor
Llenos de deseos, de besos, de caricias y de sudor
¡Cómo se sorprendería él, si supiera que la mujer que está a su lado derrocha tanta pasión!

Un fin de semana se fueron al campo, dejando toda la familia atrás
Se encontraron frente a frente sin esas excusas que ayudaron tantas veces a obviarse los dos.

Nunca supieron el por qué
Quizás fue por la complicidad de las velas encendidas después del apagón
Dejando la tele sin ton ni son
O quizás porque el fuego de la chimenea excitó ambos deseos para que explotaran a la vez, poniendo ese brillo especial en sus caras y en sus ojos que hace tanto tiempo no recordaban ver
Ellos nunca supieron porque
Pero se descubrieron de nuevo esa noche como dos amantes que se miran por primera vez.

Subieron desnudos a la planta superior, después de reencontrarse haciendo el amor

Él se dirigía a la habitación de sus padres que tenía una cama grande…Nunca fueron allí
Ella le cogió de la mano y lo guió llevándolo a otra, en la que durmieron tantas noches cuando iban a pasar unos días festivos con la familia
Aquella que tenía dos camas de hierro forjado, que a ella tanto le hicieron hervir la imaginación
Deseos y fantasías, que como siempre plasmaba de noche en sus relatos de amor y pasión, llenos de deseos, besos, caricias y sudor
Barrotes delicados y finos en forma de tallos acabados en flor

Él la siguió en silencio y sorprendido a la vez
El deseo que seguía sintiendo por ella, le empujaba a abrazar su cuerpo desnudo de nuevo, al que parecía acababa de descubrir
Hicieron de nuevo el amor apasionadamente
Como si fuese la última vez
Temiendo los dos no encontrase de nuevo nunca más

Después de yacer abrazados, charlando y riendo los dos
Ella se acercó a su bolsa y sacó tres fulares de seda
Formando una parte inseparable de su vestimenta habitual, que no trajo con segunda intención

Se acercó a la cama y paseó esa tela suave, fina y delicada
Rozando todo el cuerpo de su amante, desde la cabeza bajando lentamente hasta los pies
Los otros dos alrededor del cuello cubriéndole los pechos
Que no escondían los pezones erectos, viéndose a través

El deseo que él sentía por ella en ese instante, no podía ser mayor
La miraba atónito y hechizado, preguntándose con emoción
¿Es esta mi mujer?
Ella leyendo el mensaje de sus ojos se fue acercando cada vez más
Y besándole con ardor, le fue cogiendo las manos guiándolas hacia atrás, a cada lado de su cabeza hasta rozar los finos barrotes de esa cama de hierro forjado, que tantas fantasías le provocó
Hierros cómplices de esos deseos, de esos sueños que se vieron tantas veces prisioneros en sus relatos de amor y sudor
Mirándole a los ojos y con una sonrisa pícara en forma de provocación
Empezó a atarle una mano a ese barrote de hierro que dibujaba un tallo acabado en flor
Después en el lado opuesto, le tocó a la otra mano, ocupar su lugar
No satisfecha con ello, deslizó despacio por su cuello la seda roja restante
Descubriendo su cuerpo de nuevo ante él
Suavemente, recorrió a su amante con esa tela fina, jugando con la línea de su sexo erecto que explotaba de placer
Para luego besar sus ojos
Y cegarlos anudando la seda roja alrededor

Explotaron miles de fantasías en la mente de los dos
Él susurrándole al oído palabras llenas de sorpresa y pasión
Ella fue explorando todo su cuerpo con besos, lamidos, caricias que él sentía profundamente exacerbados los sentidos, al no poder ver
Ella sintiendo como cada vello se erizaba del cuerpo de este marido que se tornó esa noche en amante
Y él sintiendo cada caricia que llegaba inesperada, ahí donde menos la esperaba…
No podía dejar de gemir, embargado en un mundo que le alucinaba
Cada beso, cada lamido, arqueaban su cuerpo, como ese barrote envuelto esa noche en seda roja testigo de tanta pasión y sudor
Su sexo buscándola cada vez con más urgencia… lujuria en su corazón

Y esa noche de posesión, esa noche de fusión, rebuscó en el fondo de todos los deseos escritos, surgiendo otros nuevos
Y ella en lugar de hacerlos prisioneros con su pluma en el papel, los puso en práctica uno a uno, ofreciéndoselos a du amante, obviando el pudor
Brotaron incluso fantasías que nunca creyó tener, que fue aplicando en ese cuerpo deseoso de recibir
Encendiendo todo el cuerpo de su amante, con cada roce, unidos los dos,en ese deseo salvaje sin fin, cumpliendo los soñados y llegando más allá
Envolviendo la erección de su sexo con su boca, ella
Sintió el gozo de su amante que ya no podía retener
Oyendo sus largos gemidos de placer

Le quitó la venda roja que tapaba sus ojos y sentándose sobre él, provocó con largos movimientos de sus caderas, que esa inundación que de él emanaba, se adentrara en su interior
Y mirándose a los ojos, sellaron un nuevo horizonte en su relación
Horizonte, lleno de besos, de caricias, de deseos y sudor

Esa noche no durmieron… temiendo despertar
Y hoy, ella al recordar, siente como su sexo le clama, volver a vaciarlo unida a él

Fue un fin de semana lleno de salvaje pasión trazando un antes y un después
Sentimientos y deseos que nunca los dos imaginaron pseer en su interior
Cumplidos en esa cama de hierro forjado, en la que nunca más pudieron dormir, sin antes pasar infinitas noches de ardor
Esa cama de hierro forjado, dejó para siempre de existir en sus relatos llenos de besos, caricias, deseos y sudor
Cerrándose así el cuaderno para siempre con un último relato, al que ella le puso por nombre
La Cama De Hierro Forjado…

Ese cuaderno que ya solo abría ahora en la vejez
Después de visitar la tumba de su hombre que aquella noche se tornó en amante
Sentada a la sombra de los pinos, mirando hacia la ventana donde seguían las dos camas de hierro forjado, de finos tallos acabados en flor
Rememorando al leerlo de nuevo, aún con pasión
Aquellas noches de besos, de caricias, de deseos y sudor

ARACNE
Datos del Relato
  • Autor: Aracne
  • Código: 6846
  • Fecha: 29-01-2004
  • Categoría: Hetero
  • Media: 4.85
  • Votos: 39
  • Envios: 1
  • Lecturas: 1636
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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4 comentarios. Página 1 de 1
aracne
invitado-aracne 30-01-2004 00:00:00

Simplemente deciros que no tengo palabras para agradeceros vuestros comentarios. Sé que aquí no se hace, pero veng de un foro en el que jamás dejo un comentario sin contestar, me siento profundamente halagada... Gracias ARACNE

anonimo
invitado-anonimo 29-01-2004 00:00:00

este relato es...., no hay palabras que lo califiquen.

Fernando
invitado-Fernando 29-01-2004 00:00:00

Aracné, estoy llorando. Tu relato es el mas bello, tierno, emotivo, romántico y sensual que jamás haya leído aquí. Tienes materia para escribir. Cuéntanos mas cosas así, con ese estilo fresco y humano. ¡felicidades!.

cesarin24
invitado-cesarin24 29-01-2004 00:00:00

Me gusto tu relato , para mi es el mejor que as escrito , te felicito..........

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