Miosotis y yo nos inscribimos en un programa para parejas, de celebración del día del amor y la amistad, nos pareció una muy buena idea, yo pensaba que las parejas iban en plan de amor y sexo y ella me insistía que no, que iban en plan de noviecitos nada más. Al parecer la mayoría iban en otro plan, parecían más amigos que otra cosa, pero de todas maneras yo NO.
Entramos en la piscina, yo sin saber nadar pero con ganas de compartir juntos un rato dentro del agua ella, ella empezó a nadar y de pronto frente a mi, muy lentamente empezó a bajarse el vestido de baño y dentro del agua dejo ver sus pechos grandes redondos blancos y me los dejaba ver por momentos, luego se subía el vestido de baño, se reía y volvía a la superficie como si nada pasara y volvía a repetir la operación, esos jueguitos eran muy excitantes, y mas por que a pesar de que estábamos en un lugar público no se daban cuenta de nuestros jugueteos.
Luego pasamos a la cena romántica, una cena muy rica y acompañada de una botella de vino, ella apareció con un vestido negro escotado, ajustado a su cuerpo, sus senos se notaban más y las curvas de su cadera y su colita se hacían más evidentes. Eso ya me excitaba.
En la mesa empezamos a besarnos y a escondidas de la gente empecé a acariciar sus piernas a subir lentamente su vestido, a ver sus lindas piernas blancas y tocarlas lentamente con mi dedo meñique.
Luego llevamos cerveza y nos fuimos al cuarto el cual que tenía un balcón, allí empezamos a tomar cerveza, nos sentamos frente a frente, empezamos hablar y a besarnos, la gente pasaba de vez en cuando por el frente y nos tocaba quedarnos quietitos como si estuviéramos conversando.
Ella empezó a subir lentamente el vestido por sus piernas y yo al frente mirando, le propuse que siguiera, que continuara que subiera así lentamente pero sin detenerse y que se quitara los pantis, ella muy coquetamente y despacio empezó a despojarse de unos pantis negros, bajaban despacio, muy despacio por entre sus piernas, y resaltaban en su blanca piel, hasta que quedaron en el piso.. Quedo sin cucos, sentada frente a mi, le pedí que abriera un poco las piernas lo cual hizo despacito, muy despacito, eso era muy, muy excitante.
Luego con el vestido hasta la cintura, le pedí que empezara a acariciarse y ella muy suavemente empezó con sus dedos a rodear su sexo, a acariciar su concha, mientras yo de frente expectante, ella estaba muy excitada y sus movimientos y gemidos me hacían excitar mucho más, sus dedos seguían jugueteando alrededor de su conchita y lentamente empezaron a introducirse a traspasar la humedad que la rodeaba, ante la mirada mía y la emoción que invadía todo mi cuerpo. De pronto alguien paso y nos interrumpió abruptamente, nos asustamos pero luego volvimos a quedar como si estuviéramos conversando.
Ella volvió a empezar el juego lentamente y sus manos empezaron de nuevo a subir el vestido suavemente, y sus dedos volvieron a juguetear con su conchita y a hacer pequeños círculos a su alrededor y a entrar lentamente por entre su humedad y sus piernas, y esos movimientos y sus gemidos y esa emoción. No me pude quedar quieto yo empecé a tocarme también lentamente y a sacarme mi miembro y a mostrárselo ella lo miraba con una miradita entre picara e inocente y su lengua empezó a juguetear y rozar sus labios rojos, sensuales de una manera muy provocativa, luego se chupo el dedo índice y muy despacio me lo acerco a mi miembro, me coloco la humedad de su boca sobre la humedad de mi punta y empezó a jugueteas con su dedo sobre mi miembro, muy lentamente, yo sentía que ya no podía, sentía que llegaba se me dificultaba respirar, entonces le pedí que por favor se sentara encima de mi, a lo cual accedió de inmediato, se puso de pie, apagó la luz del balcón y se me acercó lentamente. Al pararse el vestido se le bajo pero ella de nuevo lo subió lentamente y poso su concha sobre mi miembro, que ardía en calor, se ubico de tal forma que mi miembro empezara a entrar suavemente, empezó a moverse hacia arriba y hacia abajo, a serpentear sobre mi y yo apenas sentía, sentía, no me movía, sentía como empezaba a penetrar sobre su sexo y como la empezaba a invadir. Estábamos muy bien, de pronto alguien apareció y nos toco desacomodarnos y volvernos a sentar como si nada.
En ese estado entre nerviosos, emocionados y aplazados retomamos el juego en la habitación.
En medio de su piernas blancas, estuve jugueteando un buen rato, probé el delicioso néctar de su sexo, ella estaba como loquita jadeaba incesantemente, estaba a punto de enloquecer, me empujaba la cabeza hacia sus piernas, para que la saboreara toda, para que probara toda su humedad, para sentir toda la suavidad y humedad de mi lengua sobre su concha, que se movía cada vez mas rápido sobre mi lengua y sobre mi cara.