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Estábamos en casa de unos amigos de Omar, en una barbacoa, la casa era grande, y había gente repartida por todos lados, no era tanta gente tampoco, nosotros estábamos en la sala, sentados en el sofá hablando con otra pareja, yo llevaba puesto un vestido corto, y unos shorts debajo. En un momento se corta la luz, y la gente que estaba dispersa se comenzó a reunir al lado de la barbacoa en el jardín de atrás, mientras otro grupo decidió salir a comprar. Nos quedamos, pero regresamos al interior de la casa.
Una vez dentro Omar se sienta en el sofá y subí sobre él, estirada, casi acostada, dándole la espalda, con mi estómago sobre sus piernas, y comencé a revisar el teléfono, mirando unas fotos que nos habíamos tomado en la tarde (Una divertida foto de él mordiendo uno de mis pezones, otra de un primer plano de mi vagina, siendo penetrada por su miembro, y una del momento exacto, en que su miembro lanza un chorro de semen directo a mis pechos).
Omar al ver que revisaba esas fotos, y teniéndome en la posición en la que estaba, comenzó a tocar mis nalgas con sus manos, Yo me hacía la desentendida, mientras seguía revisando las imágenes de nuestro encuentro sexual. Y él seguía masajeando mi enorme culo.
En plena oscuridad, sin ninguna luz más que la del brillo de la pantalla del teléfono, y sabiendo que el grupo que había salido a comprar, tardaría su tiempo y que el otro grupo se encontraba reunido junto a la barbacoa y el carbón que recién comenzaba a prender. No había riesgo de que nos vieran, así que aprovechó al subir mi vestido, desabrochar el botón del short, y bajándomelo, lo suficiente como para dejar al descubierto mi culo, solo cubierto por una sensual tanga negra, diminuta como a él le gustaba.
Con sus manos comenzó a masajear y apretar mis nalgas, y solo las soltaba para azotarlas con su mano en suaves palmadas al principio, y más potentes después, algunas tan sonoras que si el grupo junto a la parrilla no hubiese estado conversando animadamente, las habrían podido escuchar sin ningún problema, yo me quejabas de los golpes, pero no parabas, la verdad era que me gustaba que me azotaras; después de una docena de palmadas, seguramente con mis nalgas completamente rojas, Omar aprovecho el impulso que mis quejidos le daban, para meter su mano entre mi entrepierna, para comprobar con sus dedos que mi vagina se encontraba completamente húmeda, y empapada en mis fluidos.
Omar humedeció sus dedos todo lo que pudo y los llevo a su boca para saborearlos y probar mis jugos. Repitió el mismo movimiento, pero esta vez fue mi boca la que recibió sus dedos empapados de mis fluidos, primero un dedo, luego otro, y finalmente un tercero llenaron mi boca.
Ambos estábamos muy calientes con toda esa situación, algo que sin duda podíamos sentir, sentía como su erección golpeaba mi vientre, Omar aprovecho la excitante mezcla de mis jugos y mi saliva, para lubricar sus dedos y dirigirlos hacia mi ano.
Con la otra mano, corrió mi ropa interior dejando ante él mi apretado culo, y calculando prácticamente a ciegas, dejo caer un hilo de saliva de su boca sobre él, con tan buena puntería, o suerte, quien sabe, que este cayó justo lubricando mi ano. Inmediatamente introdujo mis dedos dentro. No lo hizo suavemente, lo hizo de forma rápida y hasta brusca, lo que provoco que lanzara un excitante sonido entre dolor y placer.
Omar comenzó a penetrarme el culo con sus dedos, rápida y profundamente, mientras con otro penetraba mi vagina, y usaba su otra mano para nalguearme.
Comenzó a dolerme, por las nalgueadas previas, pero me gustaba, y él lo sabía porque no habían pasado más de 3 minutos y ya tenía sus dedos introducidos completamente en mi apretado ano. Y mi vagina cada vez se mojaba más y palpitaba más.
Me masturbo por el culo, un buen rato, y solo se detenía para cambiar de lugar sus dedos, desde el culo a mi vagina, o para dármelos a saborear, y su favorito, solo los sacaba, para abrirme las nalgas con sus dos manos y dejar caer su saliva sobre mi culo.
Me hice un poco más atrás, aún en la misma posición, pero ahora, mi cara quedaba a la altura de su miembro, que para ese entonces estaba dura, y exclamaba mi atención, algo que rápidamente aproveche al sacarlo de su pantalón, y meterlo en mi boca, Omar retiro sus dedos dentro de mi, pero continuo masajeando mi culo con su mano derecha, y con la izquierda tomo su teléfono y comenzó a grabar la escena. Mientras yo le comía su polla de arriba abajo, sin dejar ningún centímetro por lamer. Los dos estábamos demasiado calientes, lo que produjo el inevitable momento, producto de mi deliciosa mamada, eyaculo 7 chorros de semen en mi boca, y a pesar de que mi pene estaba prácticamente en mi garganta, trague todo sin ningún problema. Continué chupando un par de segundos más, hasta que levante la cabeza y me sentaste a tu lado.
Estuvimos así un momento breve, pero que para nosotros parecía toda una eternidad, y acercándome a tu oído, te dije “¿Te gusta lo putita que soy?”. A lo que Omar respondió “Eres mi perra y me encanta”. Nos besamos, me acomode la ropa interior y me saque el short, lo guarde en mi cartera, y nos fuimos a conversar como si nada hubiese pasado junto al resto de la gente alrededor del fuego de la barbacoa. Aunque yo quería más, y algo en su voz me decía que él también.
Continuará...
Hola, espero les guste, leo sus comentarios y sugerencias.
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