Escenifica una mujer casada en su recamara principal frente a su marido vestida con un atuendo muy lijerito como coqueteador con musica romanticona de ambiente; con luces bajas, le baila un merengue picante.
Se deslumbra con una minifalda con portaligas con medias oscuras con botas altas hasta la rodilla, con un tshirt sin mangas ajustado provista con unos múslos y glúteos majestuosos voluminosos engrosados, para reafirmar mas el baile con unos voluminosos apetitosos efervecientes y glorificantes senos excitantes, fruteros de jugos naturales y maduros cultivados por propio meritos femeninos.
Bailando como una verdadera prostituta de ocasión para satisfacer todos los deseos pensandos y llevados, a la realidad física igualmente cumplidas a toda costa como por las diversas posiciones sexuales eroticos.
De ahí, su marido le habla muestrame tus apetitosos alimentos; que estoy sumamente hambriento, en eso, acercandose le sube su minifalda se despoja inmediatamente de su truza, se quita también el tshirt sobresaliente los exquisitos senos, que se admiran como un par de mangotes tropicales puertoriqueños como lo de Charitin Goyco.
Lo acaricia abrazado sus deliciosos glúteos le dice con una sonrisa, quiero chuparlos por que estoy cediento, se los pega gustosa, para mamarlo fascinado y sobretodo lo relaja con el movimiento de sus contornos anatomicos femeninos produciendose un fogoso climax.
Se voltea doblando un poco su cuerpo, dejandole a su libre creatividad e imaginación comerse su concha exuberante de olor vaginal un poco ediondo por la secreción hormonal producto de tanta reacciones ejecutadas por su marido, para lamerlo y besarlo con todas las ganas de perro en celos por su perra cabrona mierdera prostituta.
De ahí, lo tumba paralelo a la cama para masturbarlo efusivamente; por que se encontraba sumamente excitado y eyaculante por tanta calentura por ella por más de ocho orgasmos multiples.
Continua, al cabalgar arriba de su vientre estacionado dentro de su pene erecto, le acaricia con sus delicadas, frias como tiernas manos femeninas sus genitales varoniles grandotes. Su concha ardiente con su pene erecto a temperaturas muy elevadas y candentes como un motor de un automovil de formula uno.
Le toca su turno de masajearle su pene al meterlo como chuparlo con sus labios inmaculados de alternadora sexual, al tragar le saborea de manera directa sus líquidos vaginales; utilizando como limpieza plenamente su gargante femenina.
Al transcurrir la velada emocionada, se expresa ampliamente, el marido al decirle no conocia esa tigresa salvaje como muy brava que hay en el interior de tu ser, de esposa amada, fiel, enamorada por mí hasta la muerte practicante del verdadero polvo, que me gusta recibir directamente de tí, mi poderosa mujerzuela perra cabrona.