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La apuesta

~~Trabajo de camarero en un conocido Púb de Alicante, soy el que siempre cierra el ultimo y entra el primero, ósea, el pringao…pero eso no es obstáculo para que de vez en cuando me lleve una alegría al cuerpo. Esto es un hervidero de tías en verano, algunas vienen a pasarlo bien, otras a follar, exclusivamente, a contar cuando vuelven a cuantos se han ventilado en las vacaciones, y es que, seamos sensatos, las que mandan son ellas en cuestión de sexo. Poner copas me ha servido para conocer a mucha gente, la simpatía, la música, el saber que muchas te miran el trasero y te desean, hace que me sienta el rey de la noche, por cierto, me cuido bastante y mi físico agrada, cosa que me cuesta horas de gimnasio. Pero vayamos al grano, este episodio de mi vida ocurrió el 12 de agosto del 2005, en un local en el que trabajaba, en la conocida Ruta de la Madera de Alicante, solían venir un grupo de chicas, algunas inglesas y la mayoría españolas, rollos de intercambio en la universidad. No entraban a primera hora, sino que llegaban sobre las 2 de la madrugada de la zona de ocio del puerto, encocadas y cachondas, a veces un poco pasadas de revoluciones, me las hacían pasar putas, se fijaban en mi, reían, se cuchicheaban entre ellas, me ruborizaban tirándome los tejos sin cortarse una cala, cuando iba al otro lado de la barra podía oírlas decir lindezas como “me lo follaba vivo”, “ese no puede con las dos”, “le voy a invitar a una raya, a ver si se anima”… en fin, noche tras noche con la polla tiesa como un palo cada vez que aparecían por la puerta. Todas estaban buenas, o eso me parecía a mí, al fin y al cabo se pintaban, se ponían poca ropa para exaltar sus “armas de mujer”, joder, iban de caza. Pero una de ellas resaltaba entre las demás, era inglesa, alta, su pelo pelirrojo y liso le llegaba por la cintura, piel muy blanca, ojos verdes, unos pechos descaradamente operados, pero grandes y redondos como pocos, un culo respingon, perfecto, y su cara era simplemente divina, lo primero que te venia a la cabeza cuando te fijabas en sus labios era las fantásticas mamadas que le tenia que hacer a algún afortunado en Londres. Y su forma de vestir no era provocativa, era lasciva. Botas hasta media pierna, medias de rejilla que terminaban en un micro pantalón de licra que hacia que su trasero fuera de otro universo, corpiño que realzaban sus ya de por si enormes tetas, y ese carmín rojo en su carnosa boca…era la mas golfa de la pandilla, eso seguro, y la que manejaba el cotarro también. Hablaba perfectamente castellano, y solo con oír esa voz aguda, aniñada y algo rota por los excesos de la noche te ponías a mil. Entable amistad con todas ellas, las invitaba a copas, las dejaba elegir la música, las invitaba a beber y las besaba en la boca cuando me lo pedían, a veces cerraba amanecido, acompañado de las supervivientes del sábado, entre las que siempre se encontraba mi musa pelirroja, de nombre Carol…

En una de esas noches, la noche que he señalado, Carol entro con dos amigas a las que no había visto antes, también inglesas, también con ganas de polla. Era entre semana, por lo que no había mucha gente. Carol empezó yendo al aseo con una de sus acompañantes a “empolvarse la nariz”, mientras que una tercera no me quitaba el ojo de encima, estaba buena, pero no tan espectacular como Carol, pelo corto, rubia, buen cuerpo…aunque me llamaba la atención el hecho de que no llevará sostén, por lo que los pezones se le marcaban hasta parecer taladrar la blusa. Fumaba un cigarro con una inusual sensualidad, le brillaban los ojos, se notaba que estaba caliente…Cuando Carol y su amiga salieron ya no quedaba gente en el local. La música la tenia baja, pero se dejaban sonar los acordes de la canción de nueve semanas y media interpretada por Joe Cocker, se oian risas, me gire y vi que se marcaban un baile erótico medio en broma, medio en serio, se empezaban a desabotonar las blusas mientras se contoneaban sin parar de reír, sin parar de mirarme. Les roge entre sonrisas que no siguieran o me daría un infarto, además la puerta del Púb estaba abierta, por lo que podría entrar algún cliente y pillarlas de marrón. Luisa y Ceci, que así se llamaban sus acompañantes, tras horas de pasarlo bien y contarnos todo tipo de guarradas, se despidieron de nosotros en cuanto el sol, tímidamente asomaba por entre las rendijas de la puerta de entrada, las acompañe fuera y una vez allí cerré la persiana desde dentro, por lo que no nos molestaría ningún zombi en busca de la “ultima”. Carla me pidió otra copa, yo se la puse, estaba animada, no borracha pero si lanzada, le hizo gracia tener el bar para nosotros solos. Me propuso un juego, algo atrevido para acabar la noche. Me pidió un baso vació, cogio una servilleta, mirándome con ojos de devoradora de hombres, se mojo el dedo, sonrió picadamente y repaso el borde del vasito para fijar la servilleta. Tras esto puso un euro en el centro y se encendió un cigarro, dio unas caladas y me explico que el juego consistía en agujerear el papel con la punta del pitillo, pero haciéndolo de manera que la moneda siguiera en el mismo sitio, al que se le cayera el metal perdería y seria pasto de los deseos del ganador. Yo le pregunte si le podía pedir cualquier cosa, ella me dijo que si…pero si ganaba ella, yo tendría que pasar por el mismo trance. Así que seguí preguntando acerca de que tendría que hacerle para satisfacerla, ella me dijo que subir con ella a su habitación para tomar un “ultimo pelotazo”, estaba claro que iba a triunfar esa mañana. Carol me pidió saber mi deseo en caso de ser ella la perdedora…de repente sentí una sensación de vértigo en el estomago, notaba como mi rabo reventaba la bragueta, estuve a punto de desfallecer…y se lo solté, le dije que si se le caía el euro tendría que terminar lo que empezó con sus amiguitas, le pondría una música insinuante, un blues estaría bien, se subiría al tapete de billar y me haría el mejor strip-tease que a un servidor le hubieran hecho en su vida, le comente que no tenia valor para ello…tras esto, imagine que me daría un ostión o algo así, pero se adelanto a decir que le encantaba la idea, que ya había hecho numeritos stripper a novios salidos y se mojaba solo de pensarlo. A cuadros me quede. Tuve que tomarme un agua mineral del tirón para no desmayarme. Empezó el juego ella, un agujerito muy pegado a la moneda, parecía que quisiera perder, yo seguí su rollo y bordeé el asunto, ella, yo, ella, yo…y de una pasada, va y se me cae a mi…“¡me cago en la puta, a que me quedo sin show!” pensé yo… Carla se descojonaba y saltaba de alegria…me miro y dijo “bueno, como el martes me voy a Londres de vuelta, voy a ser buena contigo y te concederé tus deseos…prepara la música.
 Puse un tema al azar de John Lee Hoocker, un blues lento, ideal para que una chica como ésta se desnudara para un hombre. Se descalzó sus largas botas de cuero marron, y subió a la mesa de billar. Mientras, yo, preparaba el video para grabar en el circuito cerrado de TV del local este maravilloso momento, sin que Carol tuviera ni idea de mi perversión. Me puse un cubata, me senté frente al improvisado escenario y Carol empezó a bailar. Dios. Como se movía. Es una autentica puta en todos los sentidos. El morbo que desprendia…su media sonrisa…su melena pelirroja…sus tetazas…todo en ella parecía ir en la misma direccion…FOLLAR. Tras unos minutos de calentarme como nunca lo había hecho nadie, se fue desprendiendo de su ropa. Se desabotono muy lentamente los botones del corpiño, todo sin dejar de contonearse lascivamente. Una vez fuera la prenda, me tira está a la cara, y sigue danzando para mi. Con una inusual elegancia, llevó sus dedos al pantalón de licra, desprendiéndose de esté poco a poco. Ya la tenía en ropa interior. Conjunto negro con mayas de red incluidas, que le transferían un aspecto de zorra que tiraba de espaldas. Suavemente bajó las medias hasta deshacerse de ellas. Llegó el gran momento. Su sujetador. Que tortura. Que empalme. Quise echarme mano al nabo, pero ella me lo prohibió con un gesto. Me dijo que ya se encargaría de aliviarme. Muy sinuosamente dejo resbalar los tirantes del sostén por los hombros y sin parar de moverse, se puso de espaldas, desabrochándose el tetero y lanzándomelo también. Se puso frente a mí con los brazos tapándose sus melones, y los fue mostrando despacio mientras bailaba…QUE TETAS DIOSSSSSSSSSS. Sus pezones eran rosados y erectos, estaba caliente, que silicona más bien puesta, no me importó que fueran implantes, porque simplemente eran los mejores pechos que había visto en toda mi existencia. Jugó con sus braguitas, las estiraba, las apretaba contra su coño, y con su culo en pompa, se las bajo muy lentamente. Noté que la parte oculta de sus muslos brillaban, estaba resbalándole el flujo por ellos, estaba empapada y cachonda. Con estilo y elegancia, bajo del billar para acercarse hacia mi. Seguía moviéndose de una forma sensual. Bailaba para mí a escasos centímetros. Puso su culo justo en mi bragueta y empezó a frotarlo con fuerza, todo sin dejarme tocar su perfecto cuerpo. Me dijo en su país, esta parte del baile se denominaba “lap-dancing”. Tras unos minutos de tortura física y mental, se agacho para, sutilmente, morder la cremallera de mi pantalón y soltar el botón de mi bragueta, algo difícil en apariencia, pero que Carol resolvía con la solvencia que da el haberlo hecho antes…con sus manos me bajo los vaqueros. Los calzoncillos tenían la forma de una tienda de campaña, mi niña empezó a besarme la punta de la polla sin quitármelos. Me estaba volviendo loco. Me masajeo los huevos hasta subir por toda la entrepierna, momento en el cual ella aprovecho para desprenderme del slip. Miró mi pene con ansias de chupármelo, no le defraudo el tamaño, eso seguro, ya que abrió la boca y puso los ojos como platos. Estiró lentamente el prepucio con la mano para contemplar mi glande en toda su extensión.
 En ese momento se abalanzo a mi boca y me dio un morreo que me alivio unos segundos del dulce sufrimiento al que estaba expuesto, Carol me confeso que quería humedecerse los labios para lo que venia a continuación. Me pidió que no dejara de mirarla a los ojos. Y bajó su cabeza para hacerme la mejor y mas morbosa mamada que me habían regalado nunca. Sentí el calor de su boca alrededor de la punta y fue bajando suavemente, subiendo para a continuación efectuar el mismo movimiento, todo entrelazando nuestras miradas, y que miradas…la suya era la viva imagen del vicio, de quien sabe lo que se hace, de la que disfruta follando, de la que vive follando y se expresa follando…Con el empeine de mi pie, comencé a frotar su coño, inundado de ese liquido viscoso que nos vuelve locos, y con la boca llena de mi, ella empezó a emitir gemidos de placer, tímidos al principio, y gritos en toda regla despues…tras esto, la lleve de nuevo a la mesa de billar. De una forma algo ruda, la subí al tapete, la abrí de piernas y hundí mi cabeza en su rasurado coño, lamiéndolo con ternura, pero fuera de mi, loco por comérmelo enterito. Carol acariciaba mi cabello mientras chillaba de gusto, de vez en cuando me guiaba con la mano y me decía “ahí, ahí”, sobre todo cuando la estimulaba el clítoris. Se lo comí con ansia, morreándolo incluso, hasta que le note como se le arqueaba el cuerpo a punto de estallar, me apretó la cabeza con sus muslos y de su vagina salio disparado un chorro de liquido tibio hacia mi cara. Fue un orgasmo bestial, chillo y se retorció hasta quedar extenuada.
 No pude aguantar mas…le pedí que se pusiera de rodillas en el tapete, apoyando el resto de su cuerpo con la palma de sus manos hacia abajo para seguidamente dirigir su precioso culo lo mas fuera posible…que visión tíos, que visión, mientras me cubría el rabo de látex observaba su espalda, era perfecta, sus enormes tetazas rozaban la tela del billar y su coño me lo estaba pidiendo a gritos, le metí la polla sin titubeos, hasta el fondo, con rabia y sin pensar si le haría daño o no. La sensación fue de estrechez, húmeda estrechez, tenia la vagina como un placentero guante que se adaptaba de manera increíble, creí correrme a la primera pero seguí follandola con unas ansias de las cuales nunca antes había hecho gala. Ella gritaba como una perra en celo, pase de cogerla de la cintura a estirarla suavemente del pelo, le daba cachetes en esa obra de arte que tenia por culo hasta ponérselo rojo. Carol a su vez me gritaba guarradas en ingles, se corría una y otra vez, sentía sus orgasmos como si fueran míos. Carol me sorprendió de nuevo, esta vez en medio de su excitación me convenció para que la follara en el water, son lugares que según ella la hacen sentir mas sucia y guarra, y eso la pone como una moto. Se bajo de la mesa, me cogio la polla como si de un asa se tratara y me llevo hasta el cuarto de baño. No estaba de lo mas limpio pero eso a esta puta le daba igual. Se arrodillo y me chupo el nabo con ganas, yo la agarraba del pelo con desprecio, como si hubiera comprendido que el juego se trataba de eso, de hacerla sentir una zorra vulgar, le gustaba, de eso no hay duda. Sentí como su lengua degustaba mis pelotas. Las chupaba con suavidad, con cierto mimo me atrevería a decir. Subió de nuevo hasta la polla y de nuevo me pajeo con sus labios, vi como se pellizcaba los pezones. Le apasionaba mirarme a los ojos. A mi me ponía cardiaco por que aparte los tenia preciosos. Se incorporo lamiéndome desde el vientre hasta el cuello para después darse la vuelta, apoyarse con las manos en la pared y poner su maravilloso culo en pompa. La oferta estaba clara. Me embadurne el falo de jabón liquido, con los dedos abrí poco a poco su ano para la penetración. No paraba de jadear como una perra. Se la metí. Lo tenia menos prieto de lo que yo había imaginado, lo que me llevo a pensar que le gustaba mas de la cuenta que le dieran por el culo. Era delicioso. Nunca antes lo había probado y fue de las mejores experiencias sexuales que he tenido en mi vida. Puro placer en mayúsculas. Me temblaban las piernas, ya me venia ese cosquilleo en la punta que desemboca en la inevitable corrida, y esta iba a ser la hostia. Me atraía la idea de correrme en su cara, lo he visto tantas veces en las películas x que siempre he deseado hacerlo, por saber que se siente, y aunque con otras chicas me ha dado vergüenza hacerlo, con esta desde luego no, es tan puta que podría haberle pedido cualquier cosa y no hubiera puesto ninguna pega, maestra y alumna, de las que no paran de experimentar, yo desde luego no estaría a su altura en cuanto a conocimientos sexuales se refiere. La agarre del pelo, saque la polla y se la puse cerca de la boca. Ella empezó a tocarse el coño y a gemir. Note el placer mas inmenso que he podido sentir jamás, tanto que se mezclo con el dulce dolor de tanta fricción, el chorro de semen le baño la cara, el pelo, entro en su boca y goteo sus preciosas tetas. En ese momento comenzó a rebañarmela muy delicadamente, centrándose en el capullo, lo lamió con mucha lentitud, estaba empapada…ahora se lo que se siente, es la sumisión de la mujer lo que se busca cuando se arrodilla y espera tu corrida. No podia creerlo. Creo que esa fue la mejor y mas morbosa situación sexual en la que pude participar, aunque lo mejor estaba por venir. Se dejaba asomar la luz del sol por la rejilla de la persiana metalica, eran las 7’10 de la mañana. Acababa de follarme a una de las mejores chicas de toda mi vida. Nos vestimos mientras recuperabamos fuerzas bebiendo un red bull frio. Ella entro de nuevo al baño con la puerta abierta. Se peino y se maquillo un poco. Me volvi a empalmar viendola con la boca entreabierta repasandose los labios de carmin rojo, que me puso el “mini-yo” de nuevo como el cerrojo de un penal. Salimos del pub agusto, cansados pero con un aura de felicidad que nunca habia experimentado. Me pidio que la acercara en coche hasta su residencia, acepte. Me esperaba otra aventura…pero si quereis, os la relatare en otra ocasión, solo os dire que fue la primera vez que me meteria en un trio con dos chicas…pero os lo relatare en la proxima entrega. Saludos de vuestro camarero favorito.

Datos del Relato
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