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Categoría: Masturbación

La amiga de mi madre

Este relato a llegado a mi correo de un ciber amigo que me lo a pasado llamado Adrian y espero que os guste. Según me ha dicho es todo real.

La historia que les voy a cuentar sucedio cuando tenia 23 años, y estaba finalizando mis estudios de arquitectura. Y bueno para ir a mi universidad tenia que tomar un bus que pasaba a unas cinco cuadras de mi casa, asi que todos los dias tenia que caminar hasta ese paradero.

Una noche regresaba a casa cansado luego de dar un examen, era de noche, estaba un poco soñoliento (casi me duermo en el carro). Las calles tenian poca iluminacion, pero habia una libreria que estaba abierta, y la luz de esta tienda iluminaba la acera, me encontraba sumido en mis pensamientos, cuando de pronto, a traves de esa luz se dibuja una silueta femenina, a lo lejos aprecie unas curvas que me sacaron de mi abstraccion, me parecio que estaba soñando, pero a cada paso me acercaba mas a descubrir si era real o no lo que estaba viendo. Si se trataba de una mujer, pero lo mas curioso, mejor dicho lo que mas me llamo la atencion, lo que me saco de mi letargo, fue el fenomenal trasero que se dibujo entre las sombras, me dejo cautivado, era firme, redondeado, atletico, encerrado por una malla deportiva color negro que iba de su cintura a sus rodillas.

Luego mi vista, ahora despierta ante tal revelacion, fue bajando y note que tambien poseia unas magnificas piernas, unos muslos y pantorrillas bien formados, seguro ira al gimnasio, me dije. Sus pechos por el contrario eran pequeños, como los de una niña (en unos instantes sabria porque), pero no me importo el tamaño de sus senos porque ese jugoso trasero recompensaba cualquier otra cosa.

No deje de mirarla y cuando estuve a menos de dos metros de esta colosal figura, ella volteo la cara, se habra dado cuenta que la estoy mirando, pense. Mi sorpresa fue mayuscula al descubrir que semejante cuerpo pertenecia a una niña de unos 14 años, tenia un rostro infantil, tenia los ojos verdes, su piel era blanca, sus mejillas eran rosadas, su cabello lacio y castaño le llegaba hasta el hombro. Al ver mi cara sorprendida esbozo una timida sonrisa, yo pase de largo sin decir nada, casi arrepentido de todo lo que habia pensado en hacerle a esa pobre chica. Como puede ser posible que una niña tenga ese tremendo trasero, me repetia una y otra mientras llegaba a casa, no podia creerlo, que diablos le daran de comer.

Esa noche no pude dormir recordando su cuerpo, y en los dias siguientes me asalto su recuerdo varias veces, y yo trataba de reprimirlo, es una niña por Dios, olvidala, me decia mi conciencia, claro que el destino no me ayudaria. La semana siguiente regresando esta vez mas temprano, a eso de las tres, reconoci nuevamente esa figura, ahora llevaba un short pequeño, que no lograba disimilar sus curvas, y un polito corto. Calcule que media 1.60m , estaba acompañada por una señora guapa, seria su madre, bueno a alguien tenia que salir la niña. La señora (al contrario de su hija) usaba ropa conservadora, y yo no se como permitia que esa muchacha saliera vestida asi, no le habia visto el cuerpo que tiene... pasaron por mi lado, me volvio a sonreir como si me conociera.

Llegue rapido a mi casa y me di una masturbada como hace tiempo no lo hacia, termine cansado, habia logrado desfogar algo de mi deseo reprimido.

Durante la cena mi madre me comento que habia conocido a una simpatica señora en el mercado, su hija que aun estaba en el colegio tenia dificultad con las matematicas, mi madre le conto de mi y le dijo que si queria yo le podia dar clases. Al principio no me gusto la forma en que mi madre me ofrecio ante esa señora, practicamente no podia rehusarme. Pero bueno, ya antes le habia enseñado matematicas a unas primitas, asi que no tendria dificultad, por otro lado si le caia bien a la señora tal vez me llamaria mas seguido, y mis servicios podrian ser recompensados economicamente... y Dios sabe que a un universitario un poco de dinero extra nunca le cae mal.

Al dia siguiente en la tarde fuimos a la casa de la señora, quedaba en la misma recta por la que yo transitaba todos los dias para ir a la universidad, su casa quedaba cerca a la libreria donde habia visto a esa niña-mujer. Cuando la señora nos abrio la puerta su rostro me parecio familiar, entramos a su sala y estuvimos conversando un rato, escuche un ruido en la escalera, hasta que por fin bajo la muchachita que necesitaba de mi ayuda.

- Cinthya ven para aca, llamo su madre, hija te presento a Adrian, el te va ayudar con tus tareas, va a ser tu profesor.

Gire la cabeza en direccion de la escalera, pense que estaba alucinando, que tenia una vision... no podia creerlo era la niña cuya silueta me habia vuelto loco, es el destino, me dije, o debe ser una prueba para que yo haga lo correcto. LLevaba una blusa roja y unos pantalones vaqueros apretados, no se como esa tela podia contener semejante rabo sin rasgarse.

Al verme su se le ilumino y sua labios dibujaron una alegre sonrisa.

- Hola, me dijo con su dulce voz.

Se me acerco y me dio un beso en la mejilla, un calido beso que en parte rosaron mis labios, yo me quede mudo un instante, aun sorprendido de verla, sali de mi trance y me sonroje un poco, trate de disimular, ella se sento frente a mi y no me quitaba la vista de encima, yo me sentia algo incomodo, acalorado. Su mirada se paseaba por todo mi cuerpo, se daba cuenta que me ponia nervioso, pero al parecer era un aliciente para ella, y no dejaba de mirarme con esa sonrisa entre curiosa y coqueta. Yo soy alto (1.80m), delgado, algo musculoso, habia estado haciendo ejercicios ultimamente para intentar sacarme a esa niña de la mente y ahora la tenia frente a mi. Me entere que tenia 14 años y que era hija unica, debe ser una niña mimada, caprichosa, pense, de esas que estan acostumbradas a obtener todo lo que desean.

La mire, sus claros ojos verdes le brillaban, parecia fascinada con mi prescencia, o tal vez estaba fascinada como lo hacen las niñas al percibir, al darse cuenta que causan algun efecto en el sexo opuesto.

Ya no sabia de que estaban hablando las señoras, lo cierto es que al poco rato mi madre se retiro, y me dejo a merced de esa pequeña fiera.

Subimos a su cuarto, era una habitacion tipica de una adolescente, con afiches de cantantes pegados a las paredes, muñecos de peluche, algunas muñecas. Nos sentamos en su cama y jalo un mesa donde hacia sus tareas... le explique lo mejor que pude lo que sabia, ella estaba a mi lado y sentia como buscaba constantemente el contacto fisico con mi cuerpo, sus pequeños pechos contra mi brazo, sus caderas rosaban mis muslos, trataba de disimular la calentura que su cuerpo me provocaba, no se como pero resisti, termine de enseñarle y me despedi, ella me dio otro beso casi en los labios, mi pene estuvo a punto de pararse, asi que me fui casi huyendo de esa casa, al llegar a la mia me di una ducha fria que de poco me sirvio.

Las siguientes semanas continue dandole clases, ella usaba ropa mas corta, entramos un poco mas en confianza, pero ella se daba cuenta de que su presencia, sobre todo su fisico, me sacaban de cuadro a veces, eso alimentaba su joven y aun inocente coqueteria, al menos eso creia yo.

No puede ser que una niña me ponga de cabeza tan facilmente, me dije, asi que decidi seguirle el juego, yo tambien buscaria el contracto fisico, trataria de acostumbrarme a ella, volverme inmune a sus encantos, tarea dificil, pero logre controlarme mejor, ya no me enrojecia, ni me acaloraba, no tenia tantos amagos de erecciones al sentir el roce de su cuerpo. Al parecer ella se dio cuenta que sus timidos coqueteos, ya no surtian efecto en mi, asi que decidio dar un paso mas en su pequeño e inocente juego de seduccion.

En una casion que nos vimos se puso un falda corta y suelta que dejaba ver sus blancas piernas, yo la miraba de reojo, al final de la clase antes de despedirnos, me dijo:

- Mira que descuidada que soy se me cayo un lapiz y no lo recogi.

Efectivamente habia un lapiz frente a nosotros, en el suelo, cerca a la mesa, ella me dio la espalda se dirigio al lapiz, e inclino completamente su tronco hacia adelante para recogerlo, me quede atonito, con mi mmirada recorri de abajo hacia arriba sus bien formadas piernas; sus pantorrillas carnosas, sus muslos firmes, la pequeña falda se habia levantado un poco y dejandome ver algo de su pequeña braguita blanca y sobre todo parte de sus nalgas, estas no eran enormes, pero eran mas grandes y mejor formadas de lo normal sobre todo para una chica de su edad, muchas chicas de 20 años quisieran tener unas asi.

Se quedo un momento asi, como para que yo la apreciara en todo su esplendor... esta no es chica no es una niña es el tentacion en persona, pense. Ella desde su posicion seguramente me vio, yo seguia helado, con la boca abierta, casi babeando. Se incorporo nuevamente sonriendo picaramente, sabiendo que su jugada habia surtido efecto en mi, y me dio el habitual beso de despedida en la mejilla, si se puede decir asi, porque cada vez nuestros labios se tocaban mas.

La siguiente vez traia puesta aquella malla negra con que la habia visto por primera vez, esa prenda que no dejaba nada a la imaginacion y resaltaba nitidamente sus atributos. Esta vez al finalizar la leccion decidio acompañarme hasta la puerta, pero estando en las escaleras que dan a su sala, no se si se le cayo o ella deliberadamente solto su gancho de cabello, yo voltee al darme cuenta, ella estaba un escalon mas arriba que yo, asi que nuestras cinturas quedaron casi a la misma altura. Yo hice un ademan de recoger el gancho y me acerque un poco, ella repitiendo la misma operacion de la ocasion anterior se inclino completamente, dandome la espalda, pero esta vez sus nalgas tocaron de lleno el bulto entre mis piernas, no supe que hacer. Ella levanto un poco la cabeza al sentirme pero no se movio de su posicion, yo tampoco lo hice, mi polla ahora le daba de lleno en la raja de su trasero, no se cuanto tiempo estuvimos asi, mi pene ya estaba casi erecto tratando de salir de mi pantalon.

Dejandome llevar por mis instintos, me anime a acercarme mas, a empujar un poco mas mi ingle contra sus nalgas y sentir mejor aquella raja donde se separan tan hermosas nalgas. Asi lo hice, empuje un poco mas y ella no se alejo de mi, sino que siguio firme en su posicion a pesar de mi torpe embestida. Casi podia sentirle su conchita a traves de esa delgada malla que llevaba, ella no decia nada. Por fin pude sentir todo su tierno y virgen trasero, me dieron ganas de romperle la malla y clavarle mi verga, mis 21cm hasta el fondo... pero escuche el ruido de una puerta, supuse que seria su madre, asi que me aleje un poco, ella se reincorporo algo ofuscada.

Inmediatamente me tape con un libro que llevaba en la mano, ya que no podia disimular de otra forma mi ereccion. Cinthya se percato de ello porque lanzaba miradas furtivas a mi entrepierna, camino a la puerta ninguno de los dos dijo nada. Yo me sentia abochornado por la situacion, un poco culpable; En que estuve pensando para hacer eso, esta vez se me paso la mano... (bueno tal vez el pene), me decia. Decidi disculparme antes de irme, pero estando en el umbral de la salida, justo cuando iba a hablar, ella me dio un beso de lleno en los labios, un corto pero calido y jugoso beso que me tapo la boca y me dejo sin palabras.

- Nos vemos... me dijo con una sonrisa complice.

Al parecer yo no era el unico al que habia excitado estar en esa situacion...

Continuara...

Adrian

Datos del Relato
  • Categoría: Masturbación
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