Carlos me dejó en la puerta de la casa de Eva y el se marchó a su trabajo vespertino. Hoy no habíamos casi comido a mediodía ya que se empeñó en calentarme con toquecitos y mordiscos por el cuello mientras su mano recorría mi espalda hasta acariciar mi culito y al final, me encontré con mi coñito empapado y con unas tremendas ganas de follarme al cabrón de mi marido. Allí mismo, primero en el suelo de la cocina y más tarde en nuestro lecho, me lo follé a conciencia porqué tenía el convencimiento que este salido me estaba siendo infiel con alguna pendanga, así que lo dejé bien repasadito haciendo que se corriera dos veces y disfrutando a tope de sus habilidades. Lo malo de usar la hora de la comida para follar es el hambre que tienes después y yo, necesariamente tenía que concentrarme en repasar los temarios de las oposiciones con Eva. Mi estómago gruñía mientras pulsaba el timbre de la puerta de Eva. Mi amiga salió a abrirme con una gran sonrisa en su cara y sus chispeantes ojos rebosando alegría de verme. Nos dimos un par de besos en la mejilla y allá nos fuimos a sentarnos en el salón. Eva compartía el piso con otras dos chicas universitarias que no regresaban hasta las ocho de la tarde así que estábamos solas para estudiar a gusto. Nada más sentarnos me miró con sorna mientras me decía,
-¡ Vaya tu acabas de follar jodida!
- Bueno – acepté- pero aunque he disfrutado un montonazo, ahora tengo
un hambre que no veas.
Eva me acercó el café y las galletas y disfrutó viéndome devorarlas sin pestañear.
Cuando terminé estallé en una carcajada.
- ¡¡ tenía hambre de verdad!!
- Bueno, si el polvo valió la pena, no hay mal que por bien no venga
Aseguró Eva tratando de saber más.
- Siii, - le dijé- Ya te había contado que Carlos es muy bueno follando y hoy no fue una excepción. Bueno venga vamos a estudiar – le dije para provocar su curiosidad
- Vaya Mabel, tu siempre tan curiosa y hoy no quieres contarme nada
- J aja j aja – me reí- Tu quedaste de contarme como te había ido con Mauro y aún estoy esperando
- Fatal tía, muy guapito pero fatal en el sexo, sigo teniendo que disfrutar yo solita
Bueno, os aseguro que hasta ese momento no había pensado en “comerme” a Eva, pero estaba tan buena. Tenía un culito tan precioso y unos labios tan sensuales que un ramalazo de deseo cruzó por mi mente impulsándome a acariciar su mejilla mientras me acercaba con mirada lasciva.
- Así que sigues en ese plan, bueno Eva – le dije- esto tenemos que ponerle remedio. Mi boca se apoyó sobre la suya y la lengua se lanzó sola a por su lengua mientras mis manos desabrochan su blusa acariciando sus turgentes pechos.
Eva pareció sorprenderse pero me dejaba hacer y cuando mi mano derecha se coló por detrás de la blusa a desabrochar el sujetador abrió más su boca y comenzó a responder a mis estímulos. Liberados sus fabulosos pechos de la tela del suje, mi mano izquierda alcanzó el pezón derecho y con la palma de la mano comencé a frotarlo con suavidad mientras mi boca mordisqueaba con delectación la comisura de sus labios y la mano derecha intentaba desabrochar sin mucho éxito su pantalón vaquero. Ella decidió facilitarme la labor y en un santiamén se desabrochó y bajo ella misma sus jeans quedándose solo con un diminuto tanguita celeste que tardó tres segundos en desaparecer ya que mi mano se lanzó por el y se lo quité mientras mi boca llegaba a sus tetas lamiéndo en circulos sus pezones y la mano izquierda liberada recorría la senda del placer desde los pechos hasta su caliente y jugoso coñito.
- Mabel…. –susurraba- tienes que ayudarme que yo nunca lo hice con una mujer….
- No importa cielo, tu déjate llevar y disfruta
Sus pezones estaban erectos y durísimos. Lleve su mano derecha sobre mis tetas y me saqué la camiseta para facilitarle la labor. Eva quería lamerme los pechos pero yo deseaba comerme la delicia de su coñito. Me subí la falda larga que llevaba y la enrollé en la cintura. Me deshice del tanga negro y coloqué mi coñito satisfecho sobre la boca virginal de Eva, me incliné sobre su cuerpo y comencé a lamerle su coñito. Mis lamidas eran largas y abarcaban toda la extensión de sus labios vaginales sin detenerme en ninguna parte. El dedo índice derecho acariciaba la entrada de su culito y la lengua lo rozaba a cada larga pasada. Le pedí que me hiciera lo mismo ya que parecía bastante inexperta. Su lengua cosquilleaba mi coñito supermojado y sus dedos se colaban por mis dos agujeros. Yo decidí ir algo más allá y metí despacito el púlgar derecho en su culito mientras la lengua buscaba su clítoris y sujetándolo entre los labios lo comencé a lamer sin soltarlo mientras le clavaba el pulgar a fondo en su culo y usaba la mano izquierda para acariciar su coñito mientras lamía su botoncito. Eva trataba de imitarme y su encantadora torpeza aún me calentaba más. Mi coño chorreaba así que cambié de mano. Puse la izquierda en su culito penetrándolo rítmicamente con el dedo medio mientras metía dos dedos en su coñito y los arqueaba para rozar la parte superior de su vagina sobre su punto de placer. Lamía con tanta pasión su sexo que Eva abrió aún más sus piernas para facilitarme la introducción así que metí otro dedo más y los retorcía dentro de su caliente y chorreante cueva. Incrementé las lamidas y las caricias internas y Eva dejó de lamerme, comenzó a gemir roncamente y sus caderas empujaban su coñito contra mi cara. Le pedí que no parara de cometerme el coño y por toda respuesta obtuve la introducción de sus dedos en mi coñito. La penetré con furia y mientras la lamía ardorosamente, Eva estalló en un orgasmo increíble que le hacía retorcerse de placer. Corrí a taparle su boca con la mía ya que sus gritos se tenían que escuchar en la calle y mientras me comía la boca me susurraba que nunca se había corrido y disfrutado de igual manera.
- Muy bien Eva eso es genial, pero ahora tienes que conseguir que me corra yo cariño- le dije mientras mis manos acariciaban su pechos y boca rozaba la suya.
Me levanté e invertí nuestra posición. Eva se quedó por arriba y enseguida se lanzó sobre mi caliente coñito. Mis labios buscaron sus labios vaginales y comencé a lamerlo con suavidad para acostumbrarlos de nuevo al roce. Clavé un dedo en su culito y esto hizo que arqueara su cuerpo más sobre el mío y su lengua ávida se apretara contra mi botoncito de placer. A cada lamida mis caderas se elevaban y mis dedos se clavaban más en su culito. Poco a poco su ano se ensanchaba relajándose lubricado por los jugos de su coñito que yo llevaba complacido en mis dedos que metía alternativamente en uno y otro agujero. Eva gemía de placer y sus lametones comenzaron a hacer efecto. Un sordo placer me inundaba. Venía despacito y placentero así que decidí acariciar su clítoris con la palma de la mano izquierda mientras seguía clavándole los dedos en su culito y coñito alternativamente en el momento que vi inminente que me corría aceleré la frotación de su clítoris y le clavé a fondo los dedos en el culo como acto reflejo. No podía más, mi inexperta amiga me estaba llevando al cielo del gozo así que comencé a dejarme ir, relajé los músculos y solté un grito de guerra desgarrador en el instante que Eva volvía a correrse entre espasmos clavando su coño sobre mi boca con su culito atravesado por tres de mis dedos. Nos quedamos quietas un buen rato. Seguro que ella estaba asumiendo lo que acababa de suceder. Entretanto yo sonreía para mis adentros. “Esté Carlos, pensaba, casi siempre tiene razón, me sugirió que me lanzará sobre Eva y acertó…..bueno tendré que contarle lo sucedido como me había comprometido…..”.
Bueno, veremos como acaba todo, les seguiré contando
Mabel Traste
La verdad es que me encantó el relato. No es la típica historia aburrida y tiene una grán dósis de morbo mezclado con sexo del bueno. Gracias