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Categoría: Maduras

La abuela Rosa

Todas las mujeres de la familia de mi señora, son tetonas, sin escaparse ni una. Mi suegra tiene unos tremendos pechos, que gracias a Dio se los heredó a mi esposa y también a mi sobrina. Pero todo parte desde la abuela de mi señora, que ya el tamaño de sus pechos es descomunal.



 



Si bien es cierto siempre me gustaron los pechos de mi señora, los de mi suegra me gustaban aun mas, pero los de la abuela, ni que hablar. A los hombres que le gustan los pechos tremendos, la abuela tenía para dar y regalar. Cada uno de sus gigantescos pechos deben pesar unos 3 a 4 kilos me imagino. A veces la miraba cuando barría o hacia algo, como esos tremendos pedazos de carne se movían de lado a lado al compás de sus movimientos. La abuela a sus 70 años, no era como el común de las abuelas, achacosas y llenas de dolores, no, la abuela Rosa, se mantenía muy bien para su edad, incluso podemos decir que sufría menos achaque que mi suegra que siempre se pasaba quejando de dolores de hueso.



 



De carácter muy ameno, simpático e incluso picarona, la abuela Rosa era el centro de la atención de toda la familia. Sin embargo aun con ese carácter ameno igual tenía su genio la viejita y cuando se enojaba o daba una orden, todos la respetaban, inclusive mi cuñado que nunca le hizo caso a mi suegra, pero la voz de la abuela, era una orden que no podía quedar sin respuesta.



 



Como vivía a un par de cuadras de la casa de mi suegra, era habitual encontrarla ahí, casi todos los días. Una tarde, que estábamos tomando once en la casa de mi suegra, la abuela se quejó que su calefón no estaba calentando el agua y que necesitaba de algún técnico que se lo fuera haber. Como yo siempre fui ágil con las manos y ya le había arreglado el calefón a mi suegra, mi señora me preguntó si no podía echarle una miradita al de la abuela, cosa que no tuve ningún problema en hacer, a si que le dije, que al otro día, iría con mi caja de herramientas a revisarle el calefón.



 



Por ese lado comenzaron las bromas de todos, incluso de la misma abuela diciendo que "ya le hacia falta que le revisaran las cañerías"… mi señora que "yo tenía buenas herramientas"…. Mi cuñado dijo "para mi que la abuela tiene la cañería tapada por falta de uso" etc. En fin. Al otro día después de tomar una buena siesta, me fui a la casa de la abuela con mis herramientas.



 



 



Ya abuelita , vengo a destaparle las cañerías



Ya po’ mijito, que falta me hace



 



 



Fuimos a la cocina y después de abrir el aparato, e ir a comprar un repuesto, estaba terminando de instalarlo cuando la abuela me ofrece un vaso de cerveza y se sirve otro para ella. La conversación se centró en mi matrimonio, en mi relación con mi señora, que justamente estaba pasando por un pésimo momento. La abuela que ya sabía que estábamos mal, por que incluso mi señora meses atrás se había ido de la casa a pasar unos días a la casa de mi suegra. Al fin terminamos hablando que el matrimonio se vuelve a veces un poco monótono, y que por eso se generan los problemas en la pareja.



 



Oiga abuelita .. y usted como duró toda la vida, con un solo hombre



¿Y quien dijo que fue un solo hombre?



¡Mírenla! .. ¡A si que picarona la abuelita!



Si `pues .. a si como me vez, toda vieja, tuve mis buenos amores en mis tiempos mozos



Pero usted no esta vieja abuelita, le queda cuerda para rato



A si creo yo … en todo caso no me pienso morir luego



Oiga .. ¿a si que le ponía los cuernos a don Pancho?



Si pues .. cada vez que podía



Mírenla , quien lo iba a pensar del la abuelita Rosita



Lo que pasa es que mi Pancho, que en paz descansé, era muy fresco , y lo pille en varias caídas… hasta que un día me aburrí y decidí pagarle con la misma moneda … y después me quedó gustando .. ja ja ja



Ja ja …que buena … ja ja … salud por eso



¡Salud por eso!



Oiga abuelita … y desde cuando que no ….. usted sabe



¿hace cuánto que no me destapan las cañerías? … puuuuuuuuuuu hace rato ya … unos buenos años



Y por que no se busca alguien por ahí que se las vea



Ya no … tengo que conformarme …



Pero nunca es tarde abuelita



Ya no … ya paso … no quiero un viejo que no se le pare … y a donde voy a encontrar a un hombre joven que me pueda llevar el ritmo



Ja ja .. a si que era buena para el catre …¡Mírenla!, quien lo hubiese dicho



Uuuu , una profesional … los hombres andaban como mosca atrás mío



¿Y ahora? .. ¿alguno por ahí?



Aunque no me crea … igual tengo mis admiradores por ahí … pero puros viejos ….y .. ¿para que voy a querer un viejo que solo me pueda dar lengua y dedos?



Ja ja ja .. que chistosa es usted abuelita



Pero es verdad ¿o no? … si sobre los 60 ya no pasa nada con ustedes … ya no sirven



Bueno … a mi me quedan 25 años todavía



Y tienes que aprovecharlos mijito …seguro te llueven las mujeres



No tanto , pero también tengo mis admiradoras por ahí



Ya lo creo .. eres buen mozo, tienes un auto bonito, un físico que ya me lo quisiera en mi cama



Mire abuelita … no me tiente , mire que siempre mi fantasía a sido estar con una mujer mayor



¿De verdad?



Si .. lo reconozco



Mírenlo el fresco .. con sus fantasías también



¿O acaso usted ya no tiene fantasías?



Yo .. no .. ya las hice todas



¡Oiga abuelita usted es de temer!



Ja ja ja …



Oiga mijito … si quiere, yo le consigo a una de mis amigas para que cumpla sus fantasías …



Ya po’ …. Y yo le busco una amigo mío, para que se saque las ganas



No es mala idea … aunque tengo otra mejor



¿Cual?



¿Y por que no nos sacamos las ganas los dos mejor?



Oiga abuelita , no me tiente , mire que yo .. con esos pechos que tiene …. Me lo puedo tomar en serio



Y si te digo .. que no estoy bromeando



Lo dice en broma



La verdad …no … te confieso algo … haber .. ¿te lo digo o no? …es que la conversación … ehh…. me puso medio cachonda .. ya , lo dije ….



¿Que me esta diciendo abuelita?



Eso … no te hagas ….y como me he fijado que estas .. tampoco te ponen indiferentes … pensé que quizás podrías ayudarme ahora a … destaparme las otras cañerías.



Oh abuelita .. no me diga eso que me tienta .. si no fuera la madre de mi suegra ..



Mmm nos seas tonto .. nadie tendría que saberlo …



Abuelita … me esta tentando



Vamos … esto muere acá , entre nosotros .. además, ¿quien va a sospechar?



Sabe abuelita .. de solo escucharla , me puso caliente …



Y yo estoy igual … ven ..



 



 



Me fui detrás de la abuela Rosa, hasta su dormitorio. No podía creer lo que estaba pasando. La abuela de mi señora me estaba llevando a su dormitorio, estaba caliente y se desquitaría conmigo. No pensé que a su edad sintiera ese tipo de ganas, pero como me equivoque.



 



Me senté en la cama y la abuela Rosa, sin ningún pudor, luego de sacarse un chaleco, se comenzó a desabrochar su blusa. Ante mis ojos aparecieron sus dos gigantescas tetas, amarradas por un gran sostén, de acuerdo a sus medidas. Me preguntó si me gustaba y creo que no es necesario escribir lo que respondí. Con una mirada completamente diferente, morbosa, se llevó las manos hacia atrás y se desabrochó esa prenda.



 



Como una avalancha de carne, sus grandes pechos cayeron ante mi vista, por el peso y la fuerza de gravedad. No aguanté ni un segundo sin colocar mis manos ahí y solo otro segundo más para llevar sus grandes pezones a mi boca. Mis chupadas era degeneradas, metiéndome todo lo que podía a la boca, chupando fuertemente, como queriendo sacar algo de leche de esas tetas ya secas, pero no menos exquisitas.



 



Con la abuela ahí, de pié delante mío entre mis piernas, con las tetas mas grandes de mi vida en mi boca, la tome de las caderas y la atraje mas a mi. Comencé manosearle el culo y a bajar el cierre de su falda. Esta cayó y quedó la abuelita, con unos nada sensuales calzones, grandes, color carne, mientras mis manos apretaban esas grandes nalgas ya completamente sueltas.



 



La abuela se quejaba y se movía de lado a lado, restregándome sus tetas en la cara. Me dijo que no era justo que solo ella estuviese así, a si que mientras ella me desabrochaba la camisa, yo mismo me desabroché el pantalón.



 



 



Al verme solo con ropa interior y la cabeza de mi verga asomándose, la abuelita, tomo un cojín de la cama y colocándolo en el piso me dijo .. - esto si que no me lo pierdo – y arrodillándose en el cojín, me sacó la verga y la comenzó a chupar. Se notaba que estaba con ganas la viejita, por que sus chupadas eran fabulosas. Sus tetas chocaban contra mis rodillas y su boca no paraba de succionar mi duro miembro. La chupada era exquisita, pero quería darle lo que la viejita buscaba, a si que la hice levantarse y la recosté en la cama.



 



 



Me abalance sobre ella y sin dejar de chuparle fuertemente sus tetas, dirigí mi verga entre sus gruesas y la penetré sin piedad una y otra vez. Me sorprendió como la abuela follaba como cualquier mujer de menos edad. En ningún momento se quejo de dolor, al contrario, me pedía más y más. Ella misma me dijo que quería probar otra pose, y colocándose de boca en la cama, me monté sobre ella y la empecé a penetrar por detrás.



 



No paso mucho rato, cuando la abuela alcanzó su orgasmo, apretando las almohadas fuertemente con sus manos, entre grandes gemidos de placer. Pensé que acabaríamos ahí, pero ella me hizo colocarme de espaldas en la cama y bajando hasta la altura de mis caderas nuevamente me empezó a chupar, pidiéndole que por favor acabara en su boca.



 



Las mamadas de la abuela eran las de toda una profesional, y luego de un rato terminé descargando toda mi leche en su boca. La abuela no desperdició ni una gota y tragó como si fuese el más delicioso néctar. Después de acabar, me quedo acariciando la verga ya sin fuerza, completamente lacia, diciéndome que la tenia muy rica y que hace años que no probaba semen de un macho y que le hice recordar los bellos momentos de su juventud.



 



Luego de un rato volvimos a follar en varias posiciones, acabando en un maravilloso 69 con la abuela arriba de mí.



 



Desde ese día, la abuela Rosa se convirtió en mi amante. Una o dos veces al mes, pasaba por su casa, a la hora que fuese, y follábamos como si fuéramos dos adolescentes, nos desnudábamos completamente y follábamos en cualquier parte de su casa. Lo que mas me gustaba, era cuando lo hacíamos en el sillón, cuando la abuela se sentaba sobre mi y tenía acceso completo a sus grandes tetas, mientras ella subía y bajaba enterrándose en mi verga. Incluso una vez, llegó mi cuñado, y tuvimos que vestirnos rápidamente, pero en ningún momento se le debe haber pasado por la cabeza, que minutos antes, la abuela estaba completamente ensartada en mi verga y así por meses, sin despertar la sospecha de ninguno de los integrantes de esa familia.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 10
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