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La abuela ( Tercera parte )
Pasé toda la noche pensando en lo sucedido hasta que vi el amanecer. Solo ahí me quede dormido un rato. Desperté y no quería salir de mi cuarto. A las finales, obligado por mi cuerpo fui al baño y me di cuenta que mi abuela no estaba.
Aproveche para levantarme y salir de la casa. Pasé todo el día en la calle y llegue cerca de las 7 de la tarde a la casa. Mi abuela encerrada en su cuarto.
Salí en la noche y mi abuela aun permanecía en su cuarto. Me junte con mis amigos y bebí mas de la cuenta tratando de ahogar mis culpas. Llegue muy avanzada la noche a mi casa. Apenas pude abrir la puerta de calle y chocando todo lo que había a mi paso llegue con gran esfuerzo hasta mi cuarto. Mi abuela en ningún momento salio en mi auxilio.
Desperté casi al medio día, vestido sobre mi cama, había vomitado y no estaba el lavatorio de costumbre. Luego de pasar un buen rato en la cama, me levanté y mi abuela no estaba. Limpie mi desorden y me quede solo en casa. Mi abuela llego a eso de las 6 de la tarde y paso directo a su cuarto sin siquiera mirarme.
Esa noche no salí. Me sentía muy deprimido y no quería que mis amigos se dieran cuenta de que algo me pasaba. Vi televisión hasta tarde y me acosté a tratar de dormir, sin embargo no podía conciliar el sueño con mil ideas de culpa pensando en lo que había sucedido.
No se que hora eran, me encontraba de lado tratando de dormir, cuando escucho la cama de mi abuela sonar. Escucho que entra al baño y luego sorpresivamente se abre la puerta de mi cuarto.
Sentía la mirada de mi abuela, pero yo, dándole la espalda no me atreví a voltear. Pasó un largo rato y sentía la presencia de mi abuela en mi cuarto, sin decir nada, de pie en la puerta. De repente siento que se mete a mi cama. Siento su mano en mi espalda, luego en mi cabeza , acariciándome suavemente con ternura y por ultimo su cuerpo apegado a mi espalda.
Pero algo raro pasaba, siento sus pechos desnudos sobre mi espalda y al darme vuelta noto que mi abuela se había metido completamente desnuda a mi cama. Comenzamos a acariciarnos y besarnos como dos enamorados. Con suaves caricia tocábamos el cuerpo del otro sin decir palabra. Busque sus pechos en la oscuridad, dos grandes masas de carne, deliciosos que fueron a parar a mi boca, chupándolos desesperadamente escuchando los gemidos de placer que arrancaban de la boca de mi abuela. Verdaderamente estaba ocurriendo esas tetas que tantas veces desee tener ahora estaban ahí, entre mis manos deseosas de ser chupadas. Apenas cabían en mis manos y se escapaban hacia los lados por su gran volumen.
Mi abuela acariciaba mis cabellos suavemente, tomándome de la cabeza y llevándome de una teta a la otra. Mi mano bajo por su vientre y se encontró con su mata de pelos, los que acaricie suavemente, esta vez ella no ponía resistencia, es más, separaba las piernas para darle mas espacio a su nieto para tocarla. Su sexo abierto y mi mano tocándoselo, sintiendo su humedad, llevando un dedo a su intimidad y comenzando a masturbarla, mientras ella ya soltándome la cabeza, con las manos hacia atrás gemía de placer sintiéndose manoseada de esa forma.
Por largo rato me deleite con su cuerpo, tocándole las nalgas, su sexo, chupando sus grandes tetas, todo su cuerpo, hasta que sentí la mano de mi abuela bajando hasta mi entrepierna y aferrándose a mi verga, masturbándome suavemente.
Ninguno decía nada, solo nos entregábamos al placer, sincronizados en nuestros movimientos como un morboso y filial baile de caricias. Deje que mi abuela me tocara, colocándome de espaldas deseando sentir nuevamente su boca entre mis piernas, cosa que no demoro mucho, ya que al darse cuanta de mis intenciones, mi abuela se apoya en uno de sus brazos, y baja hasta colocarse a la altura de mi verga y suavemente con sus manos la toma y la lleva a su boca dándome un placer indescriptible.
¿te gusta como lo hago?
Me encanta
A mi me encanta hacerlo
Saboreo por primera vez mi polla con todo mi consentimiento, deleitándose con sentir esa dura masa de carne entre sus manos y su boca, chupando con fuerza. Ver a mi abuela a esa altura me parecía muy excitante y me movía metiéndole el pene a su boca. Al cabo de un rato, prácticamente me la estaba follando por la boca, noté que los movimientos bruscos no hacían más que excitarla aun más, y con mucha fuerza se la metía y se la volvía a sacar gimiendo de placer.
Casi a la fuerza tuve que alejarla de ahí, ya que de haber continuado , mi eyaculación hubiese sido inminente. Me coloque sobre ella, entre sus piernas y apuntándole la verga a su peludo sexo se a metí sin contemplación. Mi abuela expulsó un fuerte grito al sentir como la verga de su nieto entraba en su intimidad, llegando hasta lo mas profundo de su ser. Quizás cuantos años habían pasado desde la última vez que sintió un pedazo de carne en esa zona y ahora era su propio nieto el que llevaba a cabo tal misión. Mis manos aferradas a sus grandes nalgas se apretaban con fuerza para seguir enterrándosela una y otra vez sacándole fuertes gemidos de placer que se escuchaban por toda la casa
ahhhhhhhhh . sigue . no pares . dámelo … dámelo …
ahhhhhh abuelita ……
todo .. lo quiero todo .. hasta adentro .. déjame sentirte …
ahhhhh
sigue . sigue .. por favor no pares
De mas estaban sus palabras ya que no quería que esa sensación se detuviese. La tenia toda para mi, ese cuerpo que tantas veces había visto a través de la pared, ahora estaba bajo mi cuerpo, desnuda, con sus piernas abiertas, alojándome en su peluda concha que estilaba de jugos .
En un rápido movimiento Salí de su interior y bajé hasta su concha metiéndole ahora la lengua , sintiendo su abundante pelambrera en mi cara y sus manos en mi cabeza .
¡Que haces! . ¡NO LO HAGAS!
Pero sus palabras se las llevo el viento, ya que posesionado con esa concha que tantas veces me había echo acabar en mis masturbaciones, ahora estaba ahí y no desaprovecharía la oportunidad de saborearla. Hábilmente entregue un placer que mas tarde mi abuela me termino por confesar que nunca había sentido. Mi abuelo había sido el único hombre en su vida y jamás había echo algo parecido.
Sus caderas se levantaban haciendo que el contacto fuese mayor , revolcándose en la cama de placer , pidiéndome que me detuviera que ya no aguantaba mas , pero no le hice caso, continué con mi boca en su sexo, ahora apoyado con dos de mis dedos que la penetraban rápidamente tratando de que mi abuela alcanzara su orgasmo en mi boca.
No pasó mucho rato hasta que siento sus jugos calientes salir expulsados de su vieja concha y terminar por llenarme toda la boca. Jamás había echo acabara a una mujer de esa forma y con gran esfuerzo continué saboreando sus jugos tratando de no acabar.
Mi abuela se queda tendida en la cama, muerta de placer tocándose ella misma diciéndome lo muy delicioso que había estado. Me acuesto a su lado y acariciando mi pecho me dice que ella quería hacer lo mismo conmigo. Nuevamente se acomoda entre mis piernas y con su gran culo levantado me comienza a chupar la verga. Mis manos acariciaban sus tetas pidiéndole que la colocara entre ellas . Mi abuela tomas sus grandes tetas y comienza a frotarlas contra mi verga. Luego vuelve a chuparme por largo rato hasta que avisándole que acabaría, me comienza a masturbar fuertemente, con su boca abierta, esperando mi leche.
Mi descarga fue impresionante sintiendo como mi abuela recibía y se tragaba mi leche, para llevarse nuevamente mi verga a su boca y disfrutar de esta bañada en leche. No se detuvo hasta que mi verga comenzó a perder un poco su dureza. Sube y se acuesta a mi lado , dándome la espalda, dejándome jugar con sus tetas suavemente.
Ella con su mano echada hacia atrás , me acariciaba los huevos y mi verga suavemente hasta que pasado un rato volvió hacer que esta creciera. EN la misma posición que estábamos, le separe sus gordas nalgas y le penetré por detrás sin dejar de manosearle las tetas. Mi abuela disfrutaba, pero no al punto de hacerla acabar. Por mucho rato me deleite con sus carnes, hasta poniéndola boca abajo y subiéndome tras de ella se la enterré una y otra vez hasta volver acabar entre sus nalgas.
Desde ese día , follabamos con mi abuela casi todos los días. Nunca me decía que no, aunque no todas las veces lograba hacerla acabar, su cuerpo siempre estaba dispuesto para satisfacer las necesidades carnales de su nieto. Me confesó que lo que mas placer le causaba era recibir mi leche en su boca, cosa que sucedía muy a menudo. Las veces que llegaba ebrio a la casa, mi abuela no desaprovechaba la oportunidad de hacerme sexo oral, dejándome mas muerto de lo que venia.
A veces llegaba a la casa y como quien le pide una taza de te a su abuela, yo le pedía que me sacara mi leche, cosa que mi abuela no tardaba en hacer. Sentados en el sofá, mi abuela ponía un cojín en el piso y se tragaba la verga de su nieto hasta obtener su preciado tesoro. Prácticamente se hizo una adicta a mi leche ya que los días que yo no la buscaba, ella misma me pedía hacerlo y yo sentado viendo televisión le entregaba la leche diaria que necesitaba mi abuelita.
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