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Kerala

~~... No sé que es lo que me ha traído hasta aquí, a veces en la televisión escuche hablar, en unos de esos documentales de la madrugada, de sitios escondidos, apartados de cualquier hábil vista. Lugares ocultos entre grandes letras en los Atlas Mundiales que me acompañaban durante mi más tierna infancia a la escuela.

 Después de un largo viaje y algo cansada estaba en Kerala, destinada allí por mi empresa. Llevaba meses estudiando las características de este lugar, como guía turístico no se me podía pasar ningún detalle y durante meses me estuve empapando de la cultura hindú. La lectura de textos sobre ella fue haciendo que me sumergiera en un mundo tan diferente al nuestro, con tantas divergencias respecto al mundo occidental...

 Me apasionaba la idea de este nuevo reto, nada me ataba a mi ciudad natal, en mi querido país. Deje Madrid, gran ciudad ajeteadra, tanto que la mayoría de los viernes y lunes se convierte en caótica, lugar poblado por más ciudadanos del mundo, pocos madrileños natales viven alli. En ella hay colores, hay olores y sabores concentrados en pequeños espacios, la llevo en mi corazón porque tiene su propia personalidad.

 Desde la parada del autobús miró a mi alrededor, estoy en su capital Thiruvananthapuram,, aquí lo que he leido no se parece nada a lo que veo, grandes edificios que parecen oficinas con una apariencia totalmente similar a cualquier otra ciudad occidental, con la diferencia de que parece muy tranquila y pacifica. Se encuentra construida en las colinas bajas del mar. Desde la ventana de este extraño autobús veo como callejea por pequeñas vías que dejan a los lados casitas con tejados, todos ellos, embaldosados en rojo.

 La región de Kerala está situada en el extremo suroeste de la india, dentro del país resulta ser una de las zonas con mayor prosperidad. Al poco tiempo de permanecer alli, pude sentir como entraban por mis pulmones las esencias de su clima tropical...

 Estoy alejándome de la ciudad y adentrándome en carreteras rodeadas de cocoteros y arrozales, parece que tapadas por las enormes palmeras, espectadoras desde que se crearon esas tierras, se esconden pequeñas casas, me siento extraña e indefensa, la gente a mi lado habla el mayalayam, lengua empleada por más del 90% de sus habitantes. Mis jefes me comentaron que no tendría ningún problema con el inglés...

 Esta tierra es el símbolo de la tolerancia, conviven el catolicismo, hinduismo e islam día a día sin generarse ningún conflicto relevante... miró por las ventanas y observó esa gente tan diferente a mi, su piel morena contrasta con la mia, sus pelos azabaches hacen que él que yo siempre había considerado moreno pase a no acercarse casi ni al marrón oscuro, sus ojos con una profundidad especial, algo rasgados y oscuros como granos de café, la indumentaria también es diferente.

 Está región también llamada la Venecia de la India resulta totalmente romántica, ensortijada por rios y cubierta en gran medida por agua, la kettu vallam se deslizan ayudadas por una especie de gondoleros, son las barcas típicas de allí que hipnotizan y embelesan a los turistas. La montaña y el agua se mezclan en el paisaje como los colores lo hacen en la paleta de un pintor... me siento embriagada y cansada, el viaje es largo, y muy excitante, mantiene mis cinco sentidos despiertos durante cada minuto que pasa... entre el aroma a especias de la región caigo en un profundo y placentero sueño.

 Un brazo roza mi piel, a mi alrededor está todo oscuro, no sé ni donde me encuentro...

 El autobús parece vacío, solo ese delgado chico me habla en una lengua que no entiendo, intento preguntarle en inglés donde estoy y él parece no entenderme... Le sonrió y procedo a bajar del autocar... estoy desorientada, tenía que haberme bajado en un pueblecito y...

 El chico vuelve a estar detrás de mi, intento preguntarle de nuevo donde estoy y él con un bastante mediocre inglés intenta decirme algo, tras repetirlo varias veces me dice que el pueblo que busco está a unos cuantos kilómetros de allí, que él en su casa tiene sitio y que mañana me podría acercar. La verdad, que no me fiaba nada... una que viene de una ciudad como la mia jamás se iría con nadie de esta manera...

 Pero la gente de allí es distinta, ahora ya lo se, a lo lejos de donde estamos diviso unas extrañas y bonitas casas, él me señala queriéndome decir que ahí es donde me alojaría, saco de mis bolsillos unas cuantas rupias como símbolo de agradecimiento pero el reniega de mi dinero con una amplia sonrisa. Una blanca dentadura resaltaba entre su oscura piel, albergaba su expresión al dueño de un gran corazón. Me ofrecieron una cena un tanto exótica de la que lo único que puedo decir es el fuerte sabor a mezcla de especias que tenía.

 De hecho ese olor se había quedado dentro de mi, la casa, en la que había dos mujeres más estaba impregnada de este aroma. Me mostraron mi habitación y con dificultad conseguí agradecerles con algunas palabras lo bien que se habían portado conmigo. Su amabilidad era increíble. Durante la noche no podía pegar ojo, extrañaba todo, mi cama, mi casa, la temperatura, los sonidos... inquieta no encontraba posición para rendirme al sueño por mucho que el cansancio me invadiera...

 Me puse en pie para intentar calmar mi ansiedad, y recordé que en la puerta de la vivienda había un porche con una, aparentemente, cómoda tumbona... me pareció buena idea salir a relajarme...

 Sigilosamente abrí la puerta, todo permanecía en silencio, pero al fondo de ese ancho y largo pasillo, forrado de troncos de árboles tropicales ví asomar el reflejo de una luz anaranjada. Mi siempre inoportuna curiosidad me guío hacia ella, era bastante tarde y parecía alguien haberse quedado dormido con la luz encendida...

 Detrás de la gruesa madera pude ver al dueño de los dientes de marfil, el mismo que me había salvado de pasar la noche en medio de la calle sola, desnudo con su piel morena, de un marrón distinto al que nunca vi, moviendo sus manos de arriba abajo sobre la espalada, también desnuda, de una de las chicas de la casa... brillaba la piel como si hubieran extendido algún tipo de aceite, desde los hombros bajaba hasta las nalgas, y luego por los muslos. Las piernas de ellas permanecían abiertas y el acariciaba hundiendo los dedos en su carne... Unas velas se encontraban al fondo del habítaculo y un dulce aroma a incienso empalagaba el ambiente. No pude evitar fijarme en su sexo, que reposaba sobre los riñones de ella en una situación de medio excitación.

 Mi mirada quedo presa en tan hábiles movimientos, no sé el tiempo que pasaría hasta que vi como el paró y se tendió al lado de la fémina, ella se giró y permanecieron desnudos otro buen rato mirándose, sin tocarse... esa situación a mi me producía cierta ansiedad, impacientándome. Los pechos de ella eran oscuros, de aureola inflamada y pezón marcando la cima de esta, no eran muy grandes y tenían una forma puntiaguda. Él se aproximo a besarla y pasaron otro buen rato haciéndoselo mutuamente, sin ningún otro tipo de contacto... lo cierto es que todo eso me estaba excitando, Pero los troncos del suelo delataron mi presencia, un movimiento mal hecho hicieron que fuera pillada "infraganti" tras la puerta del dormitorio.

 Lo primero que se me ocurrió fue salir corriendo hacia mi cuarto y cerrar la puerta, fatigada y con una respiración muy acelerada por la subida de adrenalina de tan incomoda situación, permanecía sentada en la cama pensando como salir de esto. Unos golpes sonaron en mi puerta, abriendose seguidamente, detrás de ella aparecía el chico moreno totalmente desnudo, me sentí muy incomoda...

 Mi mirada se centro en el no muy grande miembro que asomaba entre sus piernas, cubierto por un espeso vello oscuro, tanto como la noche... casi no entendía sus palabras, pero el resumen era algo asi como que me tenía que ir a la mañana temprano... todo lo demás no le di mucha importancia, solo quería que se fuera.

 Cuando se giró para salir, pude ver su desnudez desde la espalda, era un cuerpo tan distinto a los occidentales, más pequeño, menos vigoroso... pero con un tono y unas formas, que quizás por ser lo desconocido para mi me resultaron excitantes.

 Evidentemente seguía sin conciliar el sueño, en el momento que un rayito de luz asomo por la ventana mi puerta se abrió justo cuando estaba vistiéndome, era él, totalmente vestido me decía que me acercaría al pueblo. Mi sorpresa era mayúscula, pensé que me habría dado una patada en el trasero para que me buscara la vida.

 No me dejo disculparme ni hablar, mantuvimos un viajes silencioso, mi mirada se centraba en el color verde esmeralda de los lagos del paisaje y no dejaba de recordar esos cuerpos desnudos de la noche anterior y lo violento de la situación que estaba viviendo.

 Por fin llegue a la agencia de viajes, estaba situada en una de las calles principales, baje de su autobús y me sonrió... no llegaba a entender nada de lo que ocurría. Abrí la puerta del establecimiento y allí se encontraban una chica y un chico... me saludaron en inglés y por fin me sentí casi como en casa. Les conté mis hazañas (omitiendo lo de la pasada noche claro) y charlamos distendidamente. Ambos eran guías igual que yo, ella era una chica Alemana y él era de alli, del mismo Kerala... el contraste entre los dos era más que notable.

 Tenía los brazos agotados de tanto cargar con mi equipaje de lado a lado, así que él se ofreció para acercarme a mi alojamiento, enseñármelo y cargar con mi maleta... me pareció una estupenda idea!!! Era más alto que los hindus que yo había observado, pero con los mismos rasgos, estaba claro que era totalmente autóctono de la zona, moreno, ojos oscuros, pelo brillante y abundante y delgadito, pero con una cara que desboradaba simpatia por los cuatro costados. Nos paramos a desayunar, y hablamos sobre mi, mi ciudad, sobre él, su país.... hablamos y hablamos, mientras, el reloj corría bajo nuestra total inconsciencia. Le comenté lo que me había pasado, confesé lo "mirona" que fui... él rió mucho con mi historia y con toda naturalidad me dijo que estaban haciendo el amor... con mi habitual sentido del humor intente decirle que alli eran poco pasionales, que si esa chica se queda así desnuda en el tiempo en el que ambos se estuvieron mirando en mi país ya habría tenido tres orgasmos.

 Esta broma fue haciendo que nuestra conversación se centrara más en serio en las costumbres de los hindus y los occidentales, me comentó que allí el "arte de amar se entendía de otra manera"... a lo que yo le contesté que ya conocía el kamasutra... él rió y me dijo que se refería a otra cosa que no se podía explicar, solo vivirla.

 En ese interesante momento nos dimos cuenta de lo tarde que era, me había quedado intrigada y más cuando su mirada parecía estar viéndome desnuda mientras me hablaba del tema. En el coche retome la conversación, y fue la primera vez que escuche el término de "tántrico"...

 Me empezó a comentar en grandes lineas cual era la filosofia de esta forma de vida, me comentaba que pretendía potenciar la sensibilidad humana y buscar una satisfacción mutua entre el hombre y la mujer cuando hacían el amor. La verdad que lo del misticismo ha sido una cosa que nunca fue mucho conmigo, pero yo le escuchaba con gran interés. Todo esto se materializaba a través de la prolongación del acto sexual, empleando una gran desinhibición, creatividad mediante posturas, rituales, gestos, diferentes técnicas y lo que más conocido es, un control de la eyaculación masculina y la aportación de numerosos orgasmos al sexo femenino.

 La verdad que visto desde mi genero parecía interesante, pero le manifesté que debía ser bastante frustrante para el hombre tener que contener sus orgasmos, su mirada se clavaba en mis ojos y el silencio se apoderaba del vehículo. Sentí un fuerte escalofrío por mis piernas...

 Cogió mi maleta, ya habíamos llegado la dejó en la puerta y sonriente y muy silencioso se despidió de mi, solo comentándome que no me incorporara a trabajar hasta el día siguiente y aprovechara para descansar.

 Alí me quedé, pensativa en todo el nuevo mundo que me rodeaba, como si jamás hubiese existido esa ciudad caótica, como si estuviera ausente de todo. No reconocía las cuatro paredes en las que me hallaba, y mi pensamiento lo llenaba mi nuevo compañero de nombre impronunciable. El hormigueo seguía por mis muslos, y el corazón por algún extraño motivo latía algo más fuerte, que no más rapido.

 Deshice la maleta, coloque toda mi ropa en ese mueble de estilo colonial. Me tendí en la fría cama de colchón bastante alto y quede suspendida en un profundo sueño....

 Pero solo hasta que mi timbre sonó, sobresaltada me levanté de forma repentina, de nuevo sin saber donde estaba, que día era ni nada similar. Tras la puerta se encontraba de nuevo mi compañero. La noche ya poblaba el paisaje. Me dio vergüenza abrir, iba con unos shorts muy cortito de color rojo y una camiseta de tirantes blanca, todo muy escotado y sin ropa interior... dubitativa estaba tras la puerta, hasta que insistió de nuevo con otro toque de timbre.

 Sin pensarlo dos veces abrí, sentí sus ojos taladrarme hasta lo más interno de mi ser, quizá sorprendido por el tipo de indumentaria o porque mis pechos le apuntaban como si fuera acusado del peor de los crímenes.

 Traía una gran bolsa en su mano y decía que me había dejado algo olvidado en su vehículo y venía a devolvérmelo. Yo no había echado nada de menos, y por mas que pensaba no sabía que podía ser... hasta que me sacó de dudas...

 Entonces no sabes que puede ser?- decía con un ingles casi perfecto

 Ni idea- afirmaba con cara pensativa

 Tu curiosidad!

 Me quedé perpleja, de la bolsa comenzó a sacar unas velas de nuevo de olor dulce como si fuera vainilla, y a extenderlas por toda la salita, un radio cassette y unas cintas que empezaron a sonar bajo mi atenta mirada y mi inmóvil cuerpecillo, era un sonido suave, relajante... Unos cuantos botes con diferentes liquidos dejo sobre la mesilla y todos los cojines del sofa y sillones los bajo al suelo. En menos de 10 minutos convirtió el suelo del apartamento en un entorno de gran componente erótico, que despertaba varios de mis sentidos.

 Yo no era capaz de moverme, se acerco a mi apoyó sus manos sobre mis hombros, el roce de su piel me estremecio, su voz susurrante se aproximo al lóbulo de mi oreja en el que me dijo... esto es sexo tántrico...

 Me desnudó, solo con levantar mi fina camiseta mis pechos quedaron desnudos ante su atenta mirada y al bajar mis pantalones con su dedo ya pudo rozar parte de la piel de mi pubis quedando su cabeza a la altura casi del mismo, no sé como reaccionará el cuerpo de ellas pero el mio reaccionó pidiendo guerra al instante, casi demandando caricias, besos... me excitaba muchísimo esa situación. En cambio él lento y calmado quitaba cada una de sus prendas con su vista puesta en mi...

 Ahora nos acariciaremos todo el cuerpo desnudo, con o sin aceites durante un rato, puedes tocar cada parte de mi igual que yo de ti pero no rozaremos nuestros genitales, se trata de descubrir cada milimetro de nuestra piel- lo decia bajo y lento para que no perdiera ninguna de sus palabras.

 Sentados y arrodillados en el suelo fueron sus manos las primeras en abrir un tarro de aceite, rodeados de la penumbra con las simples llamas de las velas sus manos resbalaban por mi cuello, hasta los hombros, rodeando mi espalda y moldeando mi cintura. Las mias mucho más torpes y medio avergonzadas se movían a trompicones por su piel morena.... mi vista se iba hacia su sexo (mi mente es occidental), estaba empalmado, era grueso y muy oscuro, deseaba meterlo en mi boca y ver como sabía el miembro de los hindús ... pero aquí las cosas se hacían de otra manera...

 Mis nalgas brillaban al igual que mis muslos, sé que su mirada se centraba en mis pechos en los que cuidadosamente y mirándome fijamente a los ojos había extendido el lubricante, notaba mi sexo empapado y mi corazón muy acelerado. Mi vista observaba calidez, mi oído escuchaba suavidad, mi tacto tocaba sensualidad, mi olfato olia a dulce y mi gusto saboreaba ansiedad...

 Brillábamos los dos, desde nuestra cara hasta nuestros pies, toque cada centímetro de su piel, sus redondas y pequeñas nalgas envueltas por mi mano, y todo con la mirada fija en sus oscuras y profundas pupilas...

 Ahora solo nos miraremos y besaremos, ya reconocimos nuestros cuerpos y dedicaremos el tiempo a observarnos, reconocernos y besar...- su voz era insinuante, creo que si hubiera hablado en español me hubiera vuelto loca allí mismo...

 Quietos el uno frente al otro, atentamente nos investigábamos, él fue el primero en acercarse y besar los lóbulos de mi oreja, mi cara después con pequeños besos para acabar en mis labios con una calidez jamas reconocida por mi. Un beso que me transporto en ese ambiente a una dimensión distinta...

 Después de éste su pene estaba duro, y yo muy excitada me empecé a dejar llevar, tuvo que parar él mis manos unas cuantas veces, porque por inercia iban al pan... bese su cuello con pasión, bajando hasta sus pectorales y casi bajando a la punta de su sexo, pero lo salté y me centré en los muslos. Durante largo rato nos besamos, todo me sabía a miel...

 

 Ahora ya podemos tocar nuestros sexos- decía mientras llevaba entre mis piernas su mano- pero serán circulitos suaves, de poca presión y nunca que exista penetración

 Sentí vergüenza a notar su suave piel resbaladiza entre mis piernas, mi sexo estaba más depilado que el que vi la pasada noche y no sé como estaría eso visto alli, a parte mi humedad era enorme. Yo no sabía como acariciársela, me guío en la tarea, eran caricias suaves, descubriendo al glande de la piel que le rodea, salia el liquido viscoso, mis dedos hacían círculos sobre la punta mientras él me enloquecía de placer con tan sutiles movimientos... sentí enormes ganas de abandonarme al climax... pero intente desviar mi atención por no tener claro si estaría bien que lo hiciera. Siguió acariciando y justo cuando me iba a ir paro de tocar...

 Se puso en pie y sacó diferentes frutas de su bolsa, estaban cortadas y peladas, las echó en un recipiente que traía...

 Comamos....

 Como que comamos?- no pude evitarlo, estaba nerviosa, muy excitada

 Ël introdujo dentro de mi boca un trozo grande de una fruta tropical muy jugosa, en el momento que la mordí mi boca se lleno de un dulce zumo que reboso en parte por mis comisuras... desnudos, tendidos en el suelo saboreábamos estos manjares... yo me encontraba totalmente erotizada..

 Ahora comienza la penetración tántrica, que durará un mínimo de dos hora, primero introducire mi sexo dentro de ti, solo un par de centímetros y posteriormente lo retiraré...

 No me creía nada... dos horas?? Perdona que no me ria me dieron ganas de decirle, este me quiere dejar como un donuts pensé...

 Eso 20 minutos en los que introducia la punta de su hinchado miembro y la sacaba eran el paraíso, la estimulación de la entrada de mi sexo era espectacular y tuve mi primer orgasmo que a él debio parecerle lo más normal... siempre me miraba y parecía muy concentrado. Después de esto empezó a penetrarme en posturas muy diversas, yo casi, como una muñeca hinchable me dejaba llevar por su sabiduría tantrica, era impresionante el control que tenía sobre su propio cuerpo.

 Mi lubricación parecía no acabar a pesar de la duración del acto (que no llego a las dos horas pero casi), su pene se mantenía erecto, en algunos momentos pensé que se iba pero aguanto perfectamente. Sentados cara a cara, mi cuerpo se llenaba de caricias, mis sentidos sobreestimulados convertían cada roce casi en un climax, su movimiento era acertado, permanecimos un buen rato en el clásico misionero, no dejaba de ver el contraste de su oscura piel con la mia y eso me volvía loca. Después de esta fue el quien me guió en la nueva, de cuclillas sobre su miembro me movía demasiado rápido para el sexo tantrico creo yo, por eso rápidamente cambió, poniéndose tras de mi acostado de lado... me sentía totalmente distinta a cualquier otra vez. Tres orgasmos, intensos profundos, que empachaban todo mi cuerpo y seguía ese invencible pene dentro de mi rozando cada parte de mi sexo. Sus manos en ningún momento dejaron de acariciar mi cuerpo, mis pechos envueltos como por húmedas toallas, y mi cuerpo esculpido por sus manos. Se puso encima mia y detrás, ahora cual perrito se agitaba en mi interior, solo el verme en esa situación y notar un leve chorrito resbalando por mi muslo me llevo a un orgasmo que contrajo todo mi cuerpo... pensé que se había corrido, pero esa humedad era solo producto de mi propio sexo.

 Notaba mi vulva hinchada, parecía haber aumentado su tamaño en las ultimas horas, la sentía como si fuera la parte más importante de mi cuerpo, de pie el uno de espaldas al otro volvió a penetrarme, ahora si era más rápido (un estilo más occidental), un grito fuerte, con el que amarro mis caderas pegando sus nalgas todo lo posible a si vientre, delató su por fin orgasmo... ahora si que resbalaban por mis muslos sus fluidos... mi entrepierna palpitaba... su pene salía de mi y él besaba mis labios...

 Era impresionante, la mayoría de las velas se había consumido y la cinta llevaba dando vueltas horas... observaba ese cuerpo desnudo, las gotas blancas resaltaban en la oscura piel de su sexo y yo no podía contener las ganas de lamer su placer... pero parecía no estar contemplado en el sexo tántrico... pero al fin y al cabo ...que es la vida si un intercambio de culturas??

 Sin pensarlo dos veces y con la fuerte carga de erotismo que había en mi interior....

 En el sexo occidental ahora yo abriría mis labios y acariciaría la punta de tu sexo, lamiendo las ultimas gotas de ti, con mi lengua golpearía tus terminaciones nerviosas.....- él me miraba con atención

 Entre los millones de almohadones me agache y la introduje en mis labios, medio morcillona, lami, sabía distinta, las culturas tienen olores y sabores distintos... este sabe a canela... leche endulzada...

 Su ritmo de recuperación fue casi inmediato con el contacto de mi lengua, sus dedos volvían a acariciar muy suavemente mi clítoris y mi excitación era creciente....

 Ahora a lo Occidental- le dije sonriente

 Con gran excitación y ansiedad, me subí sobre sus piernas y la introduje dentro de mi, no sin antes acariciar con todo su miembro mi sexo, pareció encantarle...

 Te puedes correr cuando quieras... – le dije para después besar sus labios

 Empecé a moverme de arriba abajo, entraba sin dificultad, gracias al tantra y a su propio placer quedé perfectamente lubricada. Se podía ver el contraste de piel entre nuestros sexos.... ya no miraba mi cara, solo agachaba el cuello para ver la fusión de los dos, mi orgasmo fue intenso, apreté con mis músculos su polla, su cara reflejaba sufrimiento, hasta que jadeo y soltó todo el aire de golpe llegando a su segundo orgasmo y el cuarto mio...

 Tendidos desnudos descansamos durante horas...

 Kerala es una región de la cual te puedes enamorar, tiene colores, tiene olores, grandes rios que decoran sus rojizas y marrones tierras, una vegetación intensa y sus gentes son maravillosas. Kerala tiene sensibilidad, es una región de la india que jamás olvidare...

Datos del Relato
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