Katherine Riveros Mi padre es obligado a violarme,
El sábado estaba yo dormida cuando escuché ruido afuera de mi recámara; pensé que tal vez mi Papá estaría cazando a alguna rata que se hubiera metido o algo así; vi que ya eran más de las 12 de la noche; así que me puse una camiseta blanca y un short azul, porque como hacía mucho calor yo me había dormido solo en tanga y entonces salí de mi cuarto para ver que pasaba y si podía ayudar a mi Papá.
Apenas iba saliendo de mi recámara cuando sentí que alguien me sujetó desde atrás, rodeándome con un brazo mis brazos y la cintura y tapándome la boca; una voz masculina me dijo al oído: “¡Quieta!, No te resistas mamacita porque te va a ir muy mal, mejor coopera”. Yo aún no entendía que pasaba, pero vi que había varios hombres afuera de la recámara de mi Papá; uno de ellos se acercó y le dijo al que me sujetaba: “Tráela, ya mero se despierta el Papá”; en ese momento empecé a forcejear tratando que el infeliz me soltara, pero él era muy fuerte y no me dejaba ni moverme; me apretó con más fuerza y me dijo: “¡Que te estás quieta te digo, si no quieres que te ponga unos madrazos!”; como seguí forcejeando, él le dijo a su amigo: “¡Pellízcale una chichi a ver si entiende esta puta!”; el que estaba frente a mí lo hizo; me pellizcó el pezón retorciéndolo y me provocó tal dolor que grité con todas mis fuerzas, pero la mano que me tapaba la boca no permitió que se oyeran mis quejidos, solo se oía algo así como “¡mmmmmgggggg!”.
“¿Te vas a estar quieta?” me dijo el que me sostenía y yo asentí con la cabeza, entonces le dijo al que me pellizcaba que me soltara y él lo hizo, pero de inmediato comenzó a tocarme los pechos, a acariciarlos con una mano diciendo: “que ricas tetas mamita, necesitan una chupadita”, la otra mano la bajó y la metió en mi short, colocando un dedo en mi clítoris empezó a moverlo y me dijo: “Y este chochito también necesita su lamidita”. El que me sujetaba le dijo: “¡Espérate cabrón, que dijo el rana que hasta que despertara el Papá!”; el otro, no muy convencido quitó sus manos de mí y me dijo: “pero ya me tocará mi turno putita y verás cómo vamos a gozar tu y yo”. Sus palabras me asustaron mucho pero no podía hacer nada; comencé a pensar que eran unos maleantes que se habían metido a robar y tenían capturado a mi Papá; pero me dio mucho miedo que me fueran a violar. Empecé a llorar, pero no les importó.
Después de varios minutos en que me tuvieron inmovilizada afuera de la recámara de mi Papá y que vi que ahí había varios tipos y se oían voces de otros adentro escuché que alguien dijo: “miren ya despertó” y otra voz mencionó: “si, ya despertó; traigan a la chava”. Entonces entre dos me obligaron a caminar y me metieron a la recámara de él y lo vi amarrado a una silla y amordazado; ellos me aventaron al piso, lastimándome las rodillas al caer hincada frente a mi Papá. Uno de ellos, dirigiéndose a mi Papá le dijo: “ahora verás cabrón, lo que les pasa a los que se meten con nosotros”. No sabía a qué se refería, pero entendí que era algún tipo de venganza contra él.
Acto seguido se dirigió a mí y me gritó: “A ver pinche puta, desvístete”. Mi Papá trató de reclamar y patalear en la silla, pero le pegaron en la cara y le dijeron: “¡Quieto perro, o te calmas o le ponemos una madriza a la putita de tu hija!”; entonces él se calmó un poco.
Yo estaba muy nerviosa y no quise obedecer al tipejo este; con fuerza le dije: “¡No haré nada, lárguense de aquí y déjennos o se las verán con nosotros!”; entonces él me dijo: “Si nos vamos a ir putita, nada más que le enseñemos a tu papi lo que sabes hacer y cómo te haremos gozar; ¡encuérate o te madreo y luego de todos modos te encueramos nosotros y te cogemos!”.
No quise obedecer al tipo, lo miré retadoramente; entonces él le dijo a sus compañeros: “¡Como esta puta no obedece, madréense al Papá mejor!” y de inmediato empezaron a golpear y patear a mi Papá; tuve que gritar para que lo dejaran en paz, porque si no lo iban a matar: “¡No, deténganse, no, ya, está bien, haré lo que quieran pero ya no le peguen!”. El líder les dijo que dejaran de golpearlo y obedecieron, entonces el líder me dijo: “Muy bien puta, así me gusta, que seas obediente y de una vez te digo que si vuelves a desobedecer madreamos a tu Papá hasta dejarlo muerto mientras te violamos, ¿entendiste?” No respondí, solo moví la cabeza afirmativamente; me levanté y lentamente me quité la blusa mientras pensaba como salvarnos; me di cuenta que los desgraciados me veían morbosamente y comenzaban a bajarse los pantalones, sacando sus miembros erectos y empezaron a masturbarse sin dejar de verme.
Vi que uno de ellos le dio una patada a mi Papá, iba a reclamarles cuando escuché que le dijo: “¡No puedes cerrar los ojos, la próxima vez que te vez cerrándolos le rompo el hocico a tu muñequita pendejo!”.
Me quité la camiseta y el short, quedando solo con mi tanga blanca, me detuve unos segundos y el líder me ordenó continuar, lo hice pensando en que no dañaran más a mi Papá; me quité la tanga y quedé totalmente desnuda; varios de ellos ya estaban también desnudos y no dejaban de masturbarse viéndome. Sentí mucho miedo y solo atiné a cubrirme con los brazos los pechos y la entrepierna.
El líder se colocó detrás de mí y me jaló los brazos, haciendo que todos pudieran verme; me sujetó las muñecas con fuerza y pasó uno de sus brazos para adelante y empezó a acariciarme los pechos y me dijo al oído: “Que sabrosas tetas mamacita, están para darles una chupadita”. Luego bajó su mano por mi vientre hasta colocarla en mi entrepierna y me ordenó: “Abre las piernas”; obedecí y él comenzó a acariciarme el clítoris mientras me hacía dar vueltas y me decía al oído: “Estás bien sabrosa, desde la primera vez que te vi te me antojaste y supe que serías mía y hoy la vas a gozar con nosotros como nunca perra, sé que te gusta coger, sé que eres una puta cabrona y que vas a gozar lo que te vamos a hacer y si no lo gozas pues es tu pedo jejeje”. Comencé a sollozar por el miedo y por sus burlas, solo le dije: “No, por favor, déjeme, no me hagan nada por favor”. Él solo me ordenó callar y siguió humillándome. Luego metió un dedo en la vagina y lo empujó con fuerza, haciéndome brincar un poco, al tiempo que me decía: “Anda puta, esto te gusta, y mi verga te va a gustar más, ya lo verás”. Vi que todos me veían y que me estaban tomando fotos y video y mejor cerré los ojos.
Durante varios minutos el tipejo me estuvo acariciando las tetas, las nalgas y todo el cuerpo, también metiéndome dedos en la vagina y el culo y me seguía diciendo cosas al oído como: “Hoy vas a tragar tantas vergas que serás feliz todo el año, vas a ser nuestra puta hasta que nos hartemos de ti y te dejemos la pucha y el culo bien aguados”.
De repente dejó de tocarme, se detuvo y me tomó del cabello, obligándome a hincarme frente a mi Papá; en ese momento abrí los ojos; el tipo le dijo a mi Papá: “¿Todavía crees que esta puta es virgen cabrón?”. Mi Papá no respondió y entonces el infeliz le dio una cachetada y le ordenó: “¡contéstame cabrón!, ¿crees que esta pendeja sea virgen o no?”. Mi Papá movió la cabeza diciendo que sí y entonces el líder me preguntó: “¿A poco todavía eres virgen pendeja?”. De reojo vi a mi Papá y decidí no contestar; el tipo ese me dio un empujón que me hizo caer casi encima de mi Papá y me dijo: “¡Eres una puta, que vas a ser virgen!”. Luego le dijo a él: “De seguro ya te cogiste a la puta de tu hija, ¿verdad cabrón?”, mi Papá movió la cabeza negando y el tipejo le dijo: “No te creo, si no, ahorita vas a ver lo que le gusta hacer a la puta esta y a lo mejor hasta te concedemos tu deseo de cogértela, porque bien que se te antoja, ¿verdad pendejo?”. Mi Papá seguía negando con la cabeza.
(En este momento interrumpe el agente que hace el interrogatorio preguntando: ¿De verdad Usted y su Papá nunca habían tenido sexo? Indignada Mariana contesta con un NO rotundo y pregunta al agente ¿Pero qué le pasa?)
Entonces el desgraciado me sorprendió con su siguiente orden: “¡Saca la verga de tu Papá y mámasela!”; no supe cómo reaccionar, me le quedé inmóvil, viendo al tipo pasmada, entonces él le dijo a uno de sus compañeros: “¡Dale con el cinto pa’ que obedezca!” El otro tipo rápidamente se quitó el cinturón y sin darme tiempo a nada me soltó un cintarazo en mi espalda desnuda, lo que me hizo retorcerme de dolor, gritar y llorar. El líder me tomó del cabello, se agachó, puso su cara frente a la mía y me gritó: “¡Cuando yo te ordene algo me obedeces pinche puta!”; llorando de dolor y rabia y le respondí: “si, si está bien, ya, haré lo que diga”; “¡Y cuando te dirijas a mí dime Señor, ¿oíste puta?!¡Eso también va para ti imbécil!” dijo, señalando a mi Papá con un dedo. “Si señor” respondí para evitar más golpes.
Entendí que no me quedaba más que obedecer, entonces bajé el pants y los boxers de mi Papá y saqué su pene flácido, pero aun así se veía grande; tragué saliva nerviosa y asqueada y lo tomé con la mano derecha, empecé a acariciarlo y me volteé para no verlo, pero el líder me dijo: “¡Te ordené que la chuparas, no que lo masturbaras; mámasela puta!”. Entonces cerré los ojos y dirigí el miembro de mi Papá hacia mi boca y lo metí despacio, aguantándome las ganas de vomitar; de inmediato se le paró, ocupando toda mi boca, pues era muy grande y entonces abrí los ojos para ver a mi Papá, tratando de reclamarle que se aguantara y lo saqué de mi boca, entonces los tipos se rieron al ver su miembro parado y alguno dijo: “¡mira este cabrón, ya le urge cogérsela, ¿no que no?”. Noté que el líder me iba a gritar de nuevo, por lo que volví a meter su miembro en mi boca y comencé a chupárselo, metiéndolo y sacándolo de mi boca; de nuevo cerré los ojos y traté de olvidar que era el pene de mi Padre y tratando de imaginarme que era el de alguno de mis amigos… eh, no, digo, perdón, no me imaginé nada.
Seguí metiendo y sacando el pene de mi papá en mi boca, también lo lamía con la lengua y me ordenaron que le chupara los testículos; lo hice mientras lo masturbaba con una mano; pero el líder me dijo que no la usara, que solo con la boca; obedecí y volví a meter el pene en mi boca, pero unos momentos después a mi Papá le empezó a salir líquido del pene y me aparté un poco, sentí como el líquido me escurría por la orilla de la boca y me limpié con una mano mientras con la otra seguí masturbando a mi Papá para que no se enojaran los tipejos; entonces el líder les dijo a sus compañeros que no quería que yo usara las manos y que me las amarraran; entonces me tomaron los brazos y me los colocaron atrás, me las ataron con cinta mientras el líder me empujó de nuevo hacia el pene de mi Papá y me gritó: “¡Sigue mamando puta, nadie te permitió parar!”.
Yo estaba hincada, pero ellos me tomaron de la cadera y me hicieron levantarme, pero me sostuvieron la cabeza de tal manera que no podía dejar de chupar el miembro de mi papá; sentí como pasaban una mano mojada por mi vagina y en ese momento supe que me iban a penetrar, por lo que cerré los ojos y apreté las nalgas; incluso sentí la punta de lo que parecía ser un pene a punto de entrar, pero en eso el líder dijo: “Espérate, tengo una mejor idea; vamos a hacer que su papito la desvirgue, ¿cómo ves?” Sentí como el otro tipo sonrió me soltó y se hizo hacia atrás; al escuchar lo que nos iban a hacer supliqué: “¡No, no, eso no, no por favor no lo hagan; Papá, no dejes que nos hagan eso!”. Mi papá se retorcía y trataba de gritar, pero solo se oían gemidos desesperados; el nada podía hacer; su pene estaba en toda su extensión y estos desgraciados ¡pretendían que me lo metiera!
El líder me dio una fuerte cachetada que me tiró al suelo y me gritó: “¡Nadie te pidió tu opinión puta y nadie te dio permiso de dejar de chupar pinche puta!” me quedé tirada en el piso con la mejilla ardiéndome, pero sin poderme sobar por tener las manos atadas y entonces entre dos me tomaron de las axilas y me hicieron levantar; me acercaron a mi Papá casi arrastrándome, porque puse mucha resistencia y enojada les decía: “¡No, no, malditos desgraciados, no lo hagan!”, pero a ellos les valió; cada uno me tomó de una pierna y me levantaron en vilo haciendo que las abriera y dirigieron mi panochita al pene de mi papá; por más que me retorcí tratando de evitarlo, ellos me obligaron a clavarme en él. El enorme falo de mi padre se metió en mi pobre vagina que se encontraba totalmente seca; en ese momento si grité de dolor: “¡Aaaaaaaayyyyyyy!”; no quise moverme por el profundo dolor que sentía, de mis ojos brotaron las lágrimas sin poderlas contener. Ellos me gritaron: “¡anda puta, muévete, goza a tu papito!” y a él le decían varias estupideces como: “¡Esto te gusta, bien que querías cogértela, ¿verdad cabrón?!” o “A ver, ¿desde cuándo tenías ganas de cogerte a la putota de tu hija cabrón?, deberías agradecer que te estamos ayudando, pendejo jajajaja”.
Noté que mi papá se enojaba mucho, porque en verdad nunca hubo nada más entre nosotros que la relación padre-hija y siempre me trató como debe hacerlo un padre y me aconsejaba acerca de los muchachos e incluso era muy duro conmigo. Él apretaba los labios y fruncía el ceño, pero nada pudo hacer y más cuando dos de los tipos me tomaron de las axilas y los muslos y me hicieron moverme para que su pene entrara y saliera de mí mientras me decían: “¡Muévete cabrona, gózalo, eres una puta que coge con su propio padre, pinche zorra; muévete o los madreamos a los dos!”. Me soltaron, cerré los ojos y apreté los labios y por el temor a sus amenazas seguí moviéndome; yo sentía mucho dolor al ser penetrada sin lubricación, pero el dolor interno era más fuerte, al saber que lo estaba haciendo con mi propio padre.
Pero ellos no se conformaban con vernos, le quitaron a mi papá la cinta que tenía en la boca y le ordenaron: “¡Lámele las tetas!”; yo seguí moviéndome y pensé que él se negaría y al ya no tener la boca tapada reclamaría o les diría algo, pero cuál fue mi sorpresa cuando mi papá sin chistar sacó su lengua y empezó a lamerme los pechos, yo lo miré con reproche y él se dio cuenta, creo que quiso dejar de hacerlo, pero un tipejo que estaba atrás de él le empujó la cabeza y le dijo: “¡lámele las dos tetas cabrón, no te hagas pendejo!” y mi papá continuó haciéndolo, me las lamía, chupaba mis pezones y mordisqueaba un poco, pero sin verme a la cara y aunque no puedo negar que la caricia de su lengua me provocaba placer y que eso mitigó un poco el dolor de estar cometiendo incesto obligada con mi padre, me sentí asqueada, un poco decepcionada y desesperada al ver que estos desgraciados iban a hacer con nosotros lo que quisieran.
Ellos me ordenaban seguir moviéndome: “¡No pares puta!” y a mi papá seguir lamiéndome: “¡trágate sus tetas cabrón!”, pero lo que más molestaba eran sus burlas: “ahora si se le hizo al güey este cogerse a la puta de su hija”, “¿a poco crees que no se cogían todas las noches?, con una vieja así, yo me la cogería aunque fuera mi hija, mi hermana o mi madre y si no quisiera, hasta la violaba”; “debería de agradecernos, hasta le estamos haciendo un favor al güey”, “me cae que esta vieja puta también está encantada de cogerse a su papi, se ve que le gusta, mira”, “ojalá se apure, porque ya me anda por cogerme a esta vieja sabrosa”; esto último me dio miedo, pues era evidente que querían violarme todos. Mi papá me distrajo, porque mientras ellos hablaban, se oía que destapaban cervezas y demás bebidas, mi Papá se me acercó al oído y me dijo muy bajito: “cuando yo grite que me voy a venir, te quitas para no venirme adentro”; entendí que le preocupaba culminar el incesto adentro porque no fuera yo a quedar embarazada de un hijo ¡de mi propio padre!
Seguimos teniendo sexo bajo las órdenes y la vigilancia extrema de los infelices estos, yo me movía y el seguía lamiéndome todo el cuerpo; unos minutos después mi papá gritó: “¡aaaahhhh, aaaaahhhh, aaaahhhh me vengo, me vengo, me vengoooooo!” y yo intenté levantarme, pero uno de los tipos reaccionó y me sostuvo de los hombros, evitando que el pene de mi papá se saliera de mi vagina mientras me decía: “¡hey, hey, a donde putita, trágate toda la leche de tu papá!”. Sentí los grandes chorros que mi papá expulsó dentro de mí y que incluso empezaron a escurrir por dentro de mis piernas y grité: “¡noooo, noooo, yaaaa, suéltameee, noooo!”, pero sucedió lo inevitable; tuve que descargar mi frustración llorando.
“¡Ya acabó el cabrón!” dijo alguien y entonces me jalaron del cabello hacia atrás, apartándome de mi papá; entonces el líder dijo: “¡ahora si vas a ver cómo nos cogemos y hacemos gozar a la putita de tu hija; se va a comer tantas vergas como para varios años!” Y soltó una carcajada acompañado de sus compañeros.
Las burlas de los tipos me dolieron mucho, pero más me preocupaba que yo estaba por sufrir una violación masiva y que mi papá vería todo sin poder defenderme.
Ellos siguieron burlándose: “¡mira cabrón, la puta de tu hija no era virgen!, nada de sangre ¿ves? Jajajaja” dijeron señalando mi vagina, bajé la cabeza para no ver la mirada de mi papá, que de seguro era de reproche, me volteé hacia otro lado llorando.
El líder, jalándome del cabello, me ordenó: “A ver puta, límpiale la verga con la lengua a tu Papá,”; cerré los ojos y me dispuse a obedecer cuando escuché la voz de mi papá gritando desesperado: “¡ya estuvo, déjenos en paz, llévense lo que quieran, pero ya déjenla a ella y lárguense!”. Su arrebato fue detenido con un fuerte golpe en la cara y luego el líder, sin soltarme el cabello, se agachó poniendo su cara frente a la de él y le dijo con tono muy serio: “mira pendejo, nos vamos cuando se nos pegue la rechingada gana y cuando terminemos de cogernos a esta puta las veces que queramos, a ver si así aprenden a no meterse con nosotros y mejor cállate si no quieres que te cojamos a ti también”. Luego volteó a verme y me dijo: “¡te di una orden puta, límpiale la verga a este cabrón!”; empinándome hacia él; tuve que obedecer, empecé a lamer su pene otra vez para limpiarlo.
Mientras lo hacía me imaginé el grane espectáculo que estaban presenciando estos desgraciados, porque al estar desnuda, atada y empinada mi vagina y mi culo quedaban expuestos hacia ellos; así que intenté hincarme, pero antes de que lo hiciera alguien lo impidió tomándome de las caderas y de repente sentí como me clavaba salvajemente su miembro hasta el fondo, sentí como que me partía en dos y grité: “¡Aaaaaaaggggghhhh!”, pero uno de ellos me volvió a tomar de los cabellos y con fuerza desmedida me hizo que volviera a chupar el pene de mi papá, al mismo tiempo que me decía: “¡cállate y chupa!”.
Escuché la voz del líder que le decía al que me violaba: “No te vayas a pasar de gandalla, el culo se lo voy a estrenar yo”, a lo que el tipejo respondió: “si rana”. Ese mote me hizo temblar, pues el rana y su banda eran conocidos en todo el rumbo por ser delincuentes sin escrúpulos, que asaltaban, golpeaban y violaban salvajemente cada que podían y la policía nunca les hacía nada. Me sentí perdida.
Me tuvieron así empinada durante varios minutos, un tipo me violaba empujando con toda su fuerza, metiendo y sacando su pene con ambas manos en mis caderas, mientras otro me obligaba a limpiar bien el pene y los testículos de mi Papá con la lengua: “Hasta que quede reluciente putita”, me dijo y me jalaba de los cabellos moviéndome la cabeza a un lado y al otro, provocándome mucho dolor los dos.
Después de un rato, el tipo que me obligaba a lamer a mi Papá me jaló del cabello levantándome, lo cual hizo que el miembro del sujeto que me violaba se saliera; el primero me dijo: “Ya acabaste aquí perra, vamos a seguirle”, mientras el otro le reclamaba que no había terminado, pero al primero no le importó, me obligó a caminar jalándome del cabello y me aventó sobre la cama de mi papá; yo les grité: “¡Ya desgraciados, déjenme en paz o llamaré a la policía!”. Ellos se echaron a reír y el líder me dijo: “Que bueno que nos avisas, así después de cogerte todos por todos lados, los matamos a ti y a tu papi”. Noté que yo había cometido un tremendo error y entonces decidí mejor suplicar: “¡no, por favor, no, deténganse, ya no haremos nada, por favor, por lo que más quieran, ya déjenme, no le diremos a nadie!”, pero esto al parecer los excitaba más porque uno de ellos dijo: “eso es, me encanta cuando suplican, sigue así mamacita”.
Sin importar mis súplicas me colocaron boca abajo en la cama, yo no podía hacer nada porque aún tenía las manos atadas atrás; me levantaron por las caderas, obligándome a abrir las piernas y entonces el líder me puso una almohada bajo mi vientre, haciéndome levantar el culo y mientras se subía a la cama dijo: “¡Es hora de estrenar este culito, espero que de ahí si seas virgen putita!”. Tratando de evitar la penetración, pues era virgen de ahí y sabía que me dolería mucho, me agité y grité:”¡No, noooo por favor, noooo, soy virgen de ahí, no lo haga, no, se lo suplico por favor”, pero no pude seguir gritando porque un desgraciado me metió su gran falo en la boca y me dijo: “¡cállate y chupa puta!”; en eso el líder de los desgraciados colocó su enorme miembro en la entrada de mi apretado culo virgen e intentó meterlo. El que me obligaba a mamárselo me tenía de la cabeza y no me dejaba mover más que para meter y sacar su miembro de mi boca, mientras me decía: “¡aaaahhhh que rico chupas puta, eres una experta mamadora!”; el líder trataba de metérmelo por atrás pero no podía, incluso creo que escupió en mi ano, pero no sé si yo estaba muy apretada o su pene era muy grueso y entonces dejó de intentarlo, dentro de mí me sentí aliviada porque creí que ya no intentaría metérmelo por ahí; pero pronto se me acabó el alivio y me entró la angustia cuando él muy enojado gritó: “¡Chingada madre, está demasiado pequeño, pero vas a ver cómo vamos a hacértelo gigante puta y verás que luego hasta un camión te va a entrar por ahí desgraciada!”.
Abrí muy grandes los ojos y empecé a agitarme y patalear tratando de soltarme, pero era imposible; además el que me tenía del cabello me daba unos tremendos jalones para que yo lo siguiera chupando.
Luego sentí que me metían algo en el ano, parecía un dedo, brinqué un poquito y él empezó a meterlo y sacarlo de mi culo mientras les decía a otros tipos: “Ve al cuarto de esta puta y tráeme lo que encuentres que le pueda meter en el culo”, luego le dijo a otro: “tu busca en otras partes de la casa que le podemos meter a la pendeja” y a un tercero le dijo: “tu busca en este cuarto a ver que encuentras”. Me agité y moví las manos, en parte porque quería liberarme y en parte porque no quería que fueran a mi recámara, pues lo que encontrarían ahí no iba a gustarle nada a mi Papá.
El líder empezó a mover con más fuerza el dedo, lo metía y sacaba, lo movía en círculos y luego metió dos dedos y me dijo: “ahí la llevo puta, ya va creciendo, jeje no te la vas a acabar, este culito será mío y luego de mis amigos”. Mi desesperación ya era mucha, además de que empezaban a dolerme el cuello y la quijada por la forma en que me obligaba el otro tipo a seguirlo chupando sin parar.
En eso escuché que alguien le decía al líder (supongo que alguno de los que mandó a traer cosas para meterme en el ano): “¿Está bien esto?” y él le respondió: “excelente, esto servirá”, entonces él sacó los dedos que me metía e intentó meter algo en mi culo sin lograrlo, traté de voltear, pero el tipejo no me soltaba y me dijo: “¡sigue mamando puta!, ¿Qué quieres ver? De todos modos te vana chingar, jajaja!”. Entonces el líder intentó meter algo más y esta vez tuvo éxito y me dijo: “ándale cabrona, ya te cabe esto, dentro de poco será mi verga”; no conforme, metió algo como un pepino en mi vagina y empezó a mover ambos adentro y afuera, provocándome mucho dolor, pero el divertido dijo; “esto te encanta, ¿verdad puta?”; Yo había cerrado los ojos y empecé a llorar; traté de gritar, de quejarme, de soltarme, de detener la humillación, pero mis gritos no se escuchaban por la tremenda verga que tenía en mi boca. Y precisamente en esos momentos, el tipo que me obligaba a mamársela se vino gritando: “¡aaaaaaahhhhh, así puta, asíiiiiiiii, aaaaahhhhh me vengoooo me vengoooo aaaahhhhh siiiiiii, si putaaaaa siiiiii!” y metiendo su pene hasta mi garganta me obligó a tragar su cochino semen, al cual salía y salía a chorros; era tanto que me le escurría por las comisuras de la boca hasta los pechos; tuve que aguantarme el asco y las ganas de vomitar que sentí en ese momento.
Cuando él sacó su asqueroso miembro de mi boca, traté de escupir su semen, pero fue inútil, me tragué la mayor parte.
Al ver mi boca libre de nuevo supliqué tratando de que se compadecieran de mí: “¡Por favor ya déjenme, les prometo que no diré nada, pero ya no sigan por favor, se los suplico por lo que más quieran, yaaaaaaaa!” Pude ver que el líder me metía una zanahoria y un pepino y grité al sentir que me los volvía a meter con fuerza: “¡Aaaaaaayyyyyygggghhhhh!”, pero luego ya no pude decir nada, porque un tipo grande y muy gordo me tomó del cabello con una mano y con la otra puso su pene gigante erecto frente a mí y me ordenó: “¡ahora mámamela a mí putita!”; apreté los labios con fuerza para que viera que no estaba dispuesta a dejar que me siguieran humillando; entonces el tipo me dijo: “¡ah con que rejega la niña ¿eh?, ahora verás!” y entonces metió una mano debajo de mí y me pellizcó una teta; me dio muchísimo dolor y me quejé pero no abrí la boca: “¡Mmmmmnnnnn!”; el tipejo gordo empezó a retorcer mi pezón y no me soltaba; yo lloraba del dolor, pero no cedí, entonces él me dijo: “¿Ah sí? Con que te crees muy lista pinche puta, pues a ver como haces para respirar” y entonces, sin dejar de pellizcarme el pecho, me apretó la nariz, impidiéndome respirar y por más que quise, ya no pude aguantar y tuve que abrir la boca para poder tomar aire y entonces el puerco me metió su miembro hasta el fondo de mi garganta, casi ahogándome y me dijo: “¿No que no, perra?, ¡ahora trágatela toda cabrona y ni se te ocurra morderme porque te corto la lengua desgraciada!”, entonces me tomó con ambas manos de la cabeza y de nuevo me obligó a chupársela. Pero el desgraciado infeliz se divertía tapándome la nariz para que no pudiera respirar y luego me soltaba riéndose o simplemente me tomaba la cabeza y me hacía meter y sacar su gordo pene de mi boca.
Mientras todo eso sucedía, el líder seguía metiendo y sacando la zanahoria y el pepino de mi ano y vagina, me dolía mucho porque y me agitaba desesperada, estiraba los brazos para tratar de detener las penetraciones, pero estaba tan bien amarrada que ni siquiera alcanzaba y además él me sostenía los brazos.
El maldito desgraciado empezó a girar las verduras dentro mí un buen rato; de repente sacó la zanahoria de mi ano y lo abrió y dijo, creo que a mi papá: “Ya está lista tu putita para que me la coja por el culo y tu verás como la estreno y que le va a encantar” e inmediatamente después le ordenó a otro tipo: “agárrale bien la cabeza y que no cierre los pinches ojos, si los cierra le pones una patada en los huevos” y luego, sin ningún acto previo, me penetró salvajemente, de un solo golpe metió todo su largo miembro hasta el fondo de mi pequeño, y hasta ese momento virgen, culo.
Me dolió tanto que pude sacar el pene que tenía en la boca y pude gritar con fuerza: “¡AAAAAAAAYYYYYYY NOOOOOOOOOO, NOOOO POR FAVOOOR, ME DUELE, DUELE MUCHOOOOO AAAAHHH!”. Pero mis gritos fueron interrumpidos porque de nuevo el maldito que me obligaba a chuparle el pene me agarró con fuerza la cabeza y me lo metió hasta la garganta otra vez.
Las embestidas de los dos eran salvajes, uno me lo hacía por la boca y el otro por el ano sin compasión, además de que alguien movía el pepino que me habían insertado en la vagina; la humillación era terrible, pero era aún peor lo que me esperaba.
Fueron muchos minutos los que me tuvieron así; pero de repente ambos se salieron de mí y me sacaron el pepino; me levantaron de la cama tal cual, desnuda y amarrada; sentí como empezaba a escurrir líquido entre mis piernas, en eso, el líder se acostó boca arriba en la cama de mi papá y pude ver que tiene un miembro muy largo, más que los que yo había conocido… eh, no sé qué estoy diciendo, yo era virgen hasta entonces.
El caso es que volteé a ver a mi Papá que lloraba desconsolado, estaba muy rojo y con los ojos muy hinchados; me dio tristeza por él también, porque era evidente que estos tipos se estaban vengando contra él y le daban en lo que más le duele, que soy yo.
Pero no tuve mucho tiempo para lamentaciones, pues ya los bandidos me habían tomado y entre varios me cargaron, poniéndome en el aire boca arriba y así me bajaron de tal manera que el desgraciado de su líder me penetró salvajemente de nuevo por el ano, grité; pero ellos rápidamente me taparon la boca con una mano y me amenazaron: “¡Ya cállate pinche puta o le ponemos una madriza al pendejo de tu Papá!”; en eso, otro desgraciado se colocó entre mis piernas abiertas y sin miramientos me clavó salvajemente su miembro hasta el fondo; de nuevo provocándome un tremendo dolor, pero ya no pude gritar, porque solo me quitaron la mano de la boca para que el desgraciado que me había obligado a chupárselo antes me la metiera de nuevo en la boca diciéndome: “anda puta, termina lo que empezaste”.
Jamás me había sentido tan indefensa, humillada y utilizada; mi cuerpo curvilíneo y bien formado estaba totalmente desnudo, con las manos atadas en la espalda, sin poderme defender de aquellos puercos, que uno me la metía por la vagina, otro por el culo y un tercero por la boca. Ellos estaban felices entrando y saliendo de mí por los tres lados y se burlaban con frases como: “sabemos que te encanta putita, se nota que lo estás gozando”; «de seguro después nos irás a buscar para que te demos más”; “siempre te me antojaste mamacita, con esas pinches falditas que usas, hasta que se me hizo”; “hoy cogerás hasta hartarte y que te duelan los hoyos puta”; “ah que buen culo tienes, se me antoja cogerte por ahí varias veces”; “por fin tu Papá va a ver lo putota que eres”, etc. Yo lloraba de dolor, coraje e impotencia por lo que me hacían y por lo que me decían los puercos, pues mientras hablaban seguían metiendo y sacando sus vergas de mi pobre cuerpo mancillado.
Después de no sé cuánto tiempo, el marrano que me obligaba a mamársela sacó su miembro y se vino, soltando todo su semen en mi cara, mi pelo y mis pechos, haciendo más grande mi humillación.
No sé por qué, pero el líder, que hasta ese momento me cogía por el culo, me empujó y el que me cogía por la vagina se tuvo que salir también; quedé tendida en la cama boca abajo y apenas pude ver que el líder le decía algo al que se había venido encima de mí, supongo que lo salpicó o algo así, porque se fue muy enojado limpiándose la cara.
Pero a los demás cerdos no les importó su jefe, al que me estaba violando por la vagina se acostó boca arriba en el lugar que antes ocupara su líder y dijo: “¡a ver, échenmela!” y entre él y otro desgraciado me hicieron que abriera las piernas y me montara en su pene, yo traté de resistirme, pero no pude hacer nada otra vez; de nuevo el tipejo me la clavó hasta el fondo salvajemente, de nuevo haciendo que me doliera muchísimo, pero a él le valía, solo me dijo: “¡anda muévete puta, hazme gozar!” y me obligó a brincar clavada en su miembro. De repente otro de ellos se subió a la cama frente a mí y me hizo abrir la boca y me metió hasta el fondo su pene nuevamente; también sentí que de un empujón otro me clavó todo su miembro en el culo. Me quejé, pero de nuevo el falo que tenía en la boca hizo que solo se escuchara un gemido, algo así como: “¡Mmmmmnnnngggfffff!”. Ellos solo empezaron a moverse adentro y afuera de mí, gozando con mi dolor y humillación.
Porque además de gozar de la violación, parecía que gozaban más humillándome, con mi sometimiento y mi dolor; pues además de hacérmelo, el que me lo hacía por el culo me daba unas tremendas nalgadas que creo que me dejaron rojas las nalgas; el que estaba debajo de mí no cesaba de morderme y pellizcarme los pechos y el que me obligaba a mamárselo me tenía bien agarrada del cabello y me lo jalaba hacia atrás con fuerza, de tal manera que hasta el cuello me doblaba, lastimándome.
Mientras ellos me hacían esto, escuché la voz del líder, que dijo: “muéstrale a este güey los juguetes que encontraste en la recámara de su princesa”; abrí los ojos tratando de ver a que se refería y deseando que no fuera mi maleta secreta, donde guardo cosas íntimas; el tipo que me obligaba a chupárselo no me dejó voltear, pero por el rabillo del ojo pude ver que efectivamente era mi maletita que siempre tenía escondida y me sentí morir cuando empezaron a sacar las cosas que en ella guardaba; empezaron por un consolador grande que yo uso… bueno, a Ud. no le importa cuando lo uso, el caso es que lo agarraron y no tenían por qué hacerlo ni porqué enseñárselo a mi Papá. Escuché como el líder le decía a mi Papá: “¡Imagínate güey, cuando tu princesita se mete esto en la noche, como la goza mientras tu duermes en el cuarto de al lado!”.
Volví a cerrar los ojos avergonzada, jamás creí que mi Papá se enteraría de mis secretos y peor cuando escuché que sacaban toda mis demás cosas, recordé las esposas que uso con mis amigos, digo, no, borren eso; me refiero a unas esposas que una amiga me dio a guardar y que de seguro creerían que eran mías , además de que guardo ahí varios juguetes sexuales de mis amigas; pero ellos se burlaban de mí y de mi Papá, le decían que yo soy una puerca, que de seguro usaba todo eso con mi novio cuando mi Papá se va a trabajar, etcétera.
No pude hacer nada, yo en ese momento seguía siendo violada por tres al mismo tiempo, aunque afortunadamente sentía menos dolor, tal vez por los líquidos derramados en mi ano y en mi vagina sus penes entraban y salían con más facilidad, pero no dejaba de sentir una gran humillación.
Lo que sí me dolía mucho era la quijada de tanto mamar, no estoy acostumbrada a hacerlo tantas veces.
El infeliz que me violaba por el culo se vino dentro de mí; sentí como me arrojaba grandes chorros de líquido dentro de mis entrañas, empujando hasta el fondo, luego lo sacó y se limpió en mis piernas; quise reclamar, pero no pude debido al pene gigante que tenía en la boca, solo se escuchaban mis gemidos: “¡MMMMNNNNGGGHHHH!”
Entonces el líder dijo: “a ver puta, vamos a darte lo que te gusta” y de repente sentí como me metía el consolador gigante en el ano; me quejé, pero otra vez el falo que tenía en la boca me calló; el líder me dijo: “cállate, cállate, pinche puta, no te hagas la inocente que bien que te gusta esto, si no ¿por qué lo tienes en tu cuarto?, has de pasar horas jugando con esto”. Yo quería decirle que eso era asunto mío, pero el pene en mi boca no me dejaba articular ninguna palabra.
El líder empujó el consolador hasta el fondo y me dijo: “¿Ves puta?, ¡ya tienes el culo gigante y ahora vendrá lo mejor!”. Y luego, sin sacar el consolador, intentó meter su pene también en mi ano, al principio le costó trabajo, sus esfuerzos me provocaron mucho dolor y de nuevo me quejé, y de nuevo solo se escuchó: “¡Mmmmnnngggghhh!”, pero después de varios intentos, él fue logrando su objetivo y al final pudo meter su duro falo en mi culo con todo y el consolador adentro y comenzó a meter y sacar su gordo miembro; luego le ordenó a uno de sus compañeros que moviera el consolador y este lo hizo, por lo que sentí como si me fueran a romper el culo, era demasiado dolor y ardor; volví a llorar.
Creí que me desmayaría al sentir tanto dolor en el culo; el que me lo hacía por la vagina también me seguía mordiendo las tetas y el otro me jalaba el cabello con tanta fuerza que creía que me lo arrancaría; me tuvieron así un largo lapso de tiempo y siguieron diciéndome cosas humillantes: “¡Ja, mira ya todo lo que te cabe puta; de seguro te metes todas esas cosas al mismo tiempo, puerca!”; “¡Has de ser la más puta de la escuela y por eso tienes todo preparado, ¿verdad?!”; “¡Ya estás acostumbrada a que te amarren y de seguro te coges a varios al mismo tiempo o si no, te lo haces tú sola por todos tus agujeros pinche putota!”.
Luego me sacaron el consolador y el tipo que me lo había estado metiendo se subió a la cama, le dijo al líder: “a ver si le caben dos vergas” y trató de meterme también su verga por el culo, pero no se acomodaron; en eso, el tipejo que me lo hacía por la vagina se vino también adentro de mí, yo traté de evitarlo, lo que menos deseaba era un embarazo de alguno de esos desgraciados; pero por la forma en que me tenían sometida fue imposible; casi al mismo tiempo el que me obligaba a chupárselo terminó también y me obligó a tragar todo su semen, el cual casi me ahoga y se me escurrió por los lados de la boca.
Me sacaron todos los penes y el líder se tumbó en la cama; entonces me cargaron y me voltearon y antes de que pudiera hacer o decir algo, me obligaron a clavarme en él, por el ano; apenas empezaba yo a gritar cuando otro de ellos que ya estaba sobre la cama con las piernas abiertas y frente a mí me metió su miembro en la boca, clavándolo hasta mi garganta y haciendo que casi me ahogara; en eso sentí como otro de ellos me clavaba también por el culo con fuerza.
Tenía dos miembros en el culo y el líder me decía al oído: “puta, tienes un culo fenomenal, te lo voy a meter por ahí hasta hartarme y también mis amigos; vamos a acabar contigo, te vamos a violar hasta reventarte y tu papito va a ver todo”. Ya me dolía la boca, el culo, la vagina y los brazos de tenerlos amarrados; llegó un momento en que deseé que solo terminaran pronto para que se fueran y me dejaran en paz.
Ellos siguieron entrando y saliendo de mí salvajemente, provocándome mucho dolor en el ano, además de pellizcarme las tetas y las nalgas; me rasguñaron, me nalguearon y yo no podía hacer nada.
El infeliz que me obligaba a chupárselo sacó su miembro y se vino en mi cara y mis pechos; aproveché para gritar suplicando: “¡Ya no, ya no por favor, ya basta, se los suplico, ya déjenme, ya no más, por piedad!”, pero eso no los conmovió, al contrario, el líder me dijo: “Apenas estamos empezando puta, deja de quejarte que no servirá de nada, mejor flojita y cooperando para que tu papi vea lo puta que eres”. Desesperada le supliqué a mi Papá: “¡Papi, por favor, ayúdame, diles que me suelten, dales dinero o lo que quieran pero ya que me dejen por piedad, no puedo más papá, haz algo!”, aunque sabía que él no podía hacer nada, estaba atado y amordazado fuertemente, me dio tristeza ver que bajaba la cabeza rindiéndose, pero el tipo que estaba a su lado lo tomó del cabello y lo obligó a levantar la cara y le dijo: “¡No puedes dejar de ver, pendejo!”.
Los dos que quedaban seguían violándome por un solo agujero me dijeron: “¡anda, muévete puta, que vea tu papito como la gozas cerda!”; empecé a moverme más que nada por sus amenazas y esto les provocó mucho placer, el líder dijo: “¿Ves cabrón, como le encanta a esta puta?, ¡mira cómo se mueve la cabrona!”; el tipo que se vino en mis pechos regresó con un pene de plástico y me lo metió en la boca; empezó a meterlo y sacarlo y me dijo: “anda, traga puta, ya que tanto te gusta”, otro de ellos me metió el consolador gigante en la vagina y lo encendió para que vibrara, entonces empezó a meterlo y sacarlo de ella y mientras el otro me seguía metiendo en la boca el pene de plástico y los otros dos me cogían por el culo; entonces me dijeron: “¡Trágatelos puta, es lo que te gusta, con esto te has de consolar todas las noches, ¿verdad puerca?!”
El líder me desató las manos y me ordenó que masturbara a los tipos que me metían los consoladores en la vagina y la boca; traté de resistirme y al sentir mis manos libres traté de empujarlos, pero no tuve fuerza y un par de cachetadas y unos pellizcos en los senos me hicieron obedecer. Me tenían sometida, con dos tipos violándome por el culo, un consolador en la boca y otro en la vagina y con mis manos masturbando a dos desgraciados y encima de todo, tenía que seguir moviéndome, porque si me detenía empezaban a pellizcarme las tetas y a nalguearme.
Después de mucho tiempo, el que me violaba por delante terminó sacando su pene y echándome el semen en el vientre; yo me agité tratando de evitarlo, pero no pude y ellos dijeron: “¡Mira la puta, creo que hasta un orgasmo está teniendo!”
No puede decir nada, pero casi al mismo tiempo el líder se vino dentro de mi ano y los dos a los que masturbaba también, soltaron todo su semen encima de mí, humillándome y llenándome de su puerco líquido. Tenía mucho asco, pero tuve que aguantar.
Me aventaron sobre la cama como un fardo; pensé que había acabado la pesadilla, pero aún faltaba mucho para ello.
Casi de inmediato el líder me jaló del cabello y me tiró al piso; me sacó el consolador que tenía en la boca y me ordenó: “¡Anda puta, chupa la verga que estuvo en tu culo, hasta que me la dejes reluciente!”; no opuse resistencia porque supe que si lo hacía solo me golpearían y de cualquier manera tendría que obedecer; así que tomé el miembro del tipejo con una mano, abrí la boca y la metí en ella. El líder puso sus detrás de su cabeza y dijo: “¡aaaahhhh que rico me la chupas puta, sabía que eras una gran mamadora!”; luego más tipos más se acercaron y dos de ellos me obligaron a tomar sus penes con las manos y me obligaron a masturbarlos; otro tomó el consolador grande, lo prendió y me lo metió en el culo hasta el fondo. Luego este último tipo también se paró delante de mí y me obligaron a chupar las dos vergas al mismo tiempo; luego me hicieron que se las mamara a los que primero estaba masturbando y que masturbara a los que primero se las había chupado; no sé cómo, pero otro infeliz se metió debajo de mí y me metió su miembro por la vagina, me tomó de las caderas y me obligó a moverme de nuevo.
Uno a uno terminaron y todos soltaban sus grandes chorros de semen sobre de mí; me llenaron de su puerco líquido todo el cuerpo, el cabello y la cara. El que me cogía por la vagina se vino otra vez dentro de mí sin importarle mi angustia.
Ellos seguían y seguían, en cuanto uno terminaba, otro ocupaba su lugar y me obligaron a seguir chupando, masturbando y soportando que me violaran por la vagina sin parar. El consolador seguía en mi ano, si se caía, alguno lo recogía y me lo volvía a meter.
Me di cuenta de que algunos que ya habían pasado volvían por más, por ejemplo, si los había masturbado, me hacían que se las mamara o me la metían por la vagina, si me habían cogido por la vagina me hacían que se las mamara o masturbara y así. Pensé que nunca acabarían, ellos seguían violándome, uno tras otro; gozando con mi humillación.
Poco a poco, después de mucho tiempo, ellos quedaban cansados y tumbarse por todos lados, hasta que ya solo quedaba uno.
Pero ese uno era el más grande y fuerte de todos, un tipo muy alto, fuerte, pelón y con mucha barba estaba debajo de mí; el me movía con sus grandes manos en mi cadera y me decía: “¡anda puta, muévete que sé lo mucho que te gusta!” Yo me movía más por miedo que por cualquier otra cosa, pero le supliqué: “¡ya por favor, ya déjeme, me arde y me duele todo, por favor, se lo suplico!”; pero mi voz era acallada por los gritos que los demás desgraciados le decían a su amigo: “¡Acábatela Chango, dale, dale, dale, métesela toda, pártela en dos!”
El maldito tipo al que apodaban “El Chango” me agarraba de las caderas y me obligaba a brincara sobre su pene, metiéndolo todo hasta el fondo; sentía que me iba a partir a la mitad y como yo tenía ya las manos libres intentaba meterlas para detenerlo, pero él fácilmente me las apartaba, solo me decía: “¡síguete moviendo puta que no he acabado!”.
Él seguía y seguía, parecía que no acabaría nunca; de repente con un rápido movimiento se levantó sin sacarme el pene y cargándome con sus fuertes brazos me recargó la espalda en la pared y el quedó frente a mí entrando y saliendo de mi vagina sin compasión; yo me sentía rozada y lastimada, solo le pedía que me dejara: “Ya por favor, ya no”, pero él no se detuvo, solo me tapó la boca con su gran mano, dejándome apenas espacio para respirar; se acercó a mi oído y me dijo: “cállate puta, voy a dejar de cogerte cuando yo quiera y si quiero luego te cogeré otra vez y si te resistes te madreo y luego te ahorco, pendeja; ahora cállate y muévete”.
Tuve que hacer lo que él decía, aunque realmente no podía moverme mucho porque él me sostenía casi en vilo, yo tenía un pie apenas tocando el piso con mi pierna estirada y la otra totalmente levantada, con su brazo debajo de ella y con esa misma mano estrujándome los pechos y así continuaba violándome.
Mucho tiempo siguió cogiéndome en esa posición mientras algunos de sus compañeros ya dormitaban. De repente me dijo: “ya me cansé” y entonces rápidamente me lanzó al piso, haciéndome caer de rodillas, las cuales me golpeé muy fuerte, tuve que detenerme con las manos para no golpearme la cara y quedé en cuatro; apenas iba a levantarme para sobarme las rodillas cuando, sin verlo, sentí como el Chango me clavó salvajemente su miembro en mi adolorido culo y grité de dolor: “¡¡¡AAAAAAYYYYYYYY!!!”; entonces el líder, tirado en el piso dijo: “Tápenle el hocico a esa pinche puta o alguien la va a oír”. De inmediato entre dos de los desgraciados me metieron un trapo en la boca y encima le colocaron cinta, la cual hicieron rodear mi cabeza varias veces.
El Chango empezó a meter y sacar su gran miembro de mi culo, yo trataba de golpearlo, pero solo podía intentarlo con una mano, pues con otra tenía que detenerme del piso para no caer de cara al suelo; de repente él me detuvo de la muñeca derecha, entonces intenté golpearlo con la izquierda, pero también me la sostuvo y las juntó detrás de mí, sosteniendo ambas con solo una de sus grandes manazas; yo me seguía quejando, pero en lugar de gritos solo se oían quejidos apagados: “¡MMMMMNNNGGGHHH, MMMMMMFFFFFF!”. Mientras tanto, él decía: “Tenías razón, esta puta está muy sabrosa y el culo le va a quedar súper aguado jajaja”; “te lo dije” respondió el líder de los infelices y se rió.
Para los demás era un espectáculo ver como el Chango me violaba por el culo, él seguía entrando y saliendo sin compasión, y me seguía quejando y ellos sonreían y hablaban entre ellos divertidos.
Ya me ardía el ano de tanto coger por ahí, el tiempo pasaba lento y él no acababa y para mi desgracia, pude ver que varios de los tipejos empezaban a recuperarse y sus miembros de nuevo estaban erectos. Era seguro que volverían a violarme. Eso estaba yo pensando y tratando de soportar el ardor del culo cuando el Chango sacó su miembro y de repente sentí como me agarraba de la cintura y prácticamente volé por el aire cuando me aventó hacia la cama, y quedé boca arriba. No tuve tiempo de reaccionar, apenas intentaba levantarme cuando el Chango ya estaba sobre mi vientre, con su pene aun duro descansando en medio de mis senos; el pidió las esposas que yo tenía en mi maletita secreta; alguien se las dio y entonces procedió a esposarme a la cabecera de la cama de mi Papá, dejando mis brazos arriba de mi cabeza. Yo me agitaba tratando de soltarme, pero no pude, solo se escuchaban mis quejas tapadas: “¡MMMMMGGGGHHHH; MMMMNNN!”
El Chango tomó mis senos con sus manotas y los juntó para masturbarse con su pene en medio de ellas; su tremendo falo llegaba casi hasta mi boca, el me miraba y sonreía burlonamente; me dijo: “te encanta, ¿verdad puta?”; ni pude pensar, porque en eso sentí como otro desgraciado sin ninguna consideración me penetró por la vagina; yo no pude verlo porque el Chango me tapaba toda la visibilidad y solo pude quejarme de nuevo: “¡MMMNNNGGGGGHHHBBBB!”; entonces ambos empezaron a moverse, el Chango se masturbaba feliz con mis redondos pechos y el otro infeliz me cogía y nalgueaba al mismo tiempo, este último se vino primero, sin sacar su pene; luego sentí como se salió y el parecer otro estaba a punto de violarme cuando alguien dijo: “¡Miren, este cabrón está excitado!”; levanté un poco la cara para ver de quién hablaba, pero suponía que varios de ellos ya estaban excitados otra vez; de cualquier manera no pude ver a quién se referían porque en ese preciso momento el Chango se vino, soltando grandes chorros de semen en mis senos y mi cara; tuve que cerrar los ojos para que no me entrara el semen pero un poco entró en mi ojo derecho y me ardió tremendamente. No podía ver que sucedía, pero escuché la voz del líder que decía: “¡ándale cabrón, con que te sigue gustando lo que le hacemos a tu hijita!, si bien que te la has de coger cada que viene, ¿verdad pendejo?, no te hagas güey”.
Me asombré y me asusté mucho al entender que hablaban de mi Papá; no podía creer que se estuviera excitando con lo que me pasaba, que no viera mi dolor y sufrimiento, me dio mucha tristeza.
Apenas pude ver con el ojo izquierdo que los tipejos traían a mi Papá hacia la cama a fuerza, él trataba de soltarse de ellos, pero eran varios y no lo dejaban; yo empecé a agitarme tratando de quitarme las esposas y gritaba muy fuerte por debajo de la mordaza para pedirles que no hicieran lo que tenían en mente, pero de nuevo mis gritos eran callados por la mordaza: “¡¡¡GGGGGGGGHHHHH!!! ¡¡¡¡NNNNNNNMMMMM!!!”
Obligaron a mi Papá a colocarse entre mis piernas mientras dos de ellos me obligaban a tenerlas separadas y el líder le ordenó: “¡Métesela cabrón!”. Él se resistía, aún con su pene largo y delgado erecto, trataba de echarse hacia atrás, pero ellos lo empujaban y solo lo hicieron calmarse cuando el líder le dijo: “¡mira cabrón, o te la coges en este momento o le cortamos los pezones y el clítoris a la puta de tu hijita y luego hacemos que el Chango te coja a ti!”.
Mi Papá se detuvo un instante y luego con una mano dirigió su pene hacia mi vagina totalmente expuesta; poco a poco empezó a meterla sin verme a la cara, yo lo veía fijamente tratando de que no lo hiciera y empecé a reclamarle y a llorar y gemir por el dolor que me estaba provocando: “¡MMMMGGGG!”, solo así el volteó a verme, se notaba el arrepentimiento en sus ojos, pero en eso el líder de los desgraciados le ordenó: “¡Órale cabrón, muévete, cógetela bien o ya te dije lo que le pasará!”.
Mi Papá empezó a entrar y salir despacio de mí, con sus brazos al lado de mi cuerpo. Ellos le quitaron la mordaza y le ordenaron: “¡Chúpale las tetas!”. Él obedeció sin chistar, empezó a lamer mis pezones con su lengua; debo confesar que esto mitigo un poco el dolor que en ese momento sentía; los tipos estaban felices, le ordenaban a mi Papá que se moviera más fuerte y él obedecía; luego uno de ellos me quitó la mordaza y el líder nos ordenó: “¡bésense!”. Mi Papá se detuvo, yo abrí mucho los ojos y solo alcancé a decir: “no, por favor”; mi Papá se quedó como mudo, solo balbuceaba algo así como: “pe…ro”…
“Pero nada, ¡bésense en la puta boca o…!” empezó a amenazar el líder; mi Papá no dejó que terminara la frase, de repente me sorprendió con un beso en la boca; su cuerpo quedó encima de mí con sus brazos quedaron alrededor de mis axilas; seguía moviéndome adentro y afuera de ella cada vez más fuerte. Metió su lengua en mi boca; yo trataba de evitarlo, pero nada podía hacer, ahora sentía que estaba sometida a mi propio padre.
Cerré los ojos decepcionada de que él me hiciera eso y más cuando escuché las burlas de los infelices que disfrutaban con lo que él me hacía: “Mira este cabrón, bien que le gusta cogerse a su pinche hija puta”; “se me hace que los fines de semana bien que le entran al mete-saca los pinches incestuosos jajajaja”.
Poco tiempo después, sin dejar de besarme, mi Papá se vino dentro de mí, provocándome aún más rabia, coraje y decepción.
Apenas se levantaba él cuando le ordenaron: “¡con la lengua quiero que limpies todo el cuerpo de tu hijita cabrón!”; mi Papá obedeció, empezó a lamerme por todo el cuerpo, empezando desde las pantorrillas y subiendo por los muslos; esto no se sentía tan mal, pero de cualquier manera me molestaba por la situación que estábamos viviendo.
Luego siguió subiendo y le ordenaron que me metiera la lengua en la vagina; yo quería cerrar las piernas, pero no podía. No pude evitarlo, empecé a sentir placer en mi maltrecho cuerpo; cerré los ojos y me mordí los labios para no gemir de placer.
La lengua de mi Papá jugueteaba con mi clítoris y luego se metía a mi vagina; escuché que alguno de los tipejos dijo: “¡Mira la puta, le encanta, a hasta se está moviendo!”, no supe si era verdad, pero en ese momento decidí quedarme totalmente quieta y abrí los ojos.
Frente a mí estaba el tipo que nos filmaba en video, muy cerca de mi cara, no sé qué pretendía, pero en eso se me acercó el líder y sin más ni