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Karina, lo que más me gusta es de perrita, Gua Gua

Me encanta comportarme como perra deseosa.



Me llamo Karina Saucedo y esto pasó hace unos días, en la Universidad, estudio Psicología.



Yo, soy una pelirroja muy atractiva, con bonito rostro, ojos miel, buen cuerpo grandes tetas, con pezones cafés muy sabrosos, mi vagina y ano son estrechos y muy sabrosos. Me gusta mucho que me cojan, Tengo grandes nalgas, culona, dicen que estoy muy buena.



El un compañero de la facultad, que me había insistido tanto para salir y por tanto tiempo que acepte, justo antes de las vacaciones.



Fui con una falda súper corta y pegada, un escote abierto, sostén apretado para resaltar mis senos, me encanta mostrarlos.



Dejamos de vernos unos días para causar deseo.



Después de la salida y los paseos me llevo a casa, comenzamos a besarnos y sus manos acariciaron todo mi cuerpo, tocándome toda, me gustó tanto que no hice nada para impedirlo y así fuimos calentando el ambiente, me propuso entrar a mi casa.



Pero mis padres estaban así que nos fuimos a la suya, en el taxi me acaricio mi vagina y masturbar mi rico clítoris, no podía evitar ese placer, tenía unos dedos muy ágiles, el taxista por el retrovisor miraba como un tipo que insistió tanto me tenía rendida gimiendo y deseosa de ser cogida.



Llegamos a su habitación y sin dudar me empujó la cama y me desnudó, empezó a succionar mis senos y morderlos, cuando me hizo sexo oral no podía creerlo, lo hacía tan bien, fueron muchos orgasmos seguidos y eyaculaciones, yo estaba totalmente poseída, parecía un exorcismo ya que me movía como nunca lo había hecho.



Se paró delante mío y lo que vi era sorprendente.



Un pene delicioso, muy limpio y por sobre todo muy muy largo, empecé a succionarlo, morderlo, me tomo del pelo y follo mi boca una y otra vez, una y otra vez, Dios mío, era súper rico como se me escurría la saliva de la boca, babeando como una perra en celo, jamás alguien me había tenido así.



Me puso en cama y me abrió totalmente para él, tomando mis piernas de mis tobillos, me metió de un solo empujón su rica verga, la apuñalada más rica de mi vida, estaba tan empapada que la rapidez de sus embestidas sólo provocaba gritos, gemidos y mi espalda arqueada por el placer de ese pene provocaba.



Cuando lo monté, lo hice como una loca, una perra en celo.



Él me decía cosas sucias como: “solo sirves para ser cogida, eres una perra barata, eres mi zorra desde hoy, eres una puta barata" y esas cosas que extrañamente me gustaban oír y hacían que lo cabalgue como nunca.



Entre en varios orgasmos y eyaculaciones, no sentía las piernas, me temblaban y sentía que ya no podía más, me puse de rodillas y succione ese pene que me había causado el dolor más placentero de mi vida, cuando me tomo del pelo sentía que ya se venía y empecé a trabajar más rápido, masturbe ese pene tan rápido que mi mandíbula y mis manos estaban adormecidas.



Sentí un primer chorro de semen en mi garganta, el segundo y el tercero se me salían de la boca, era tanto semen muy rico.



No exagero al decir que eran como nueve chorros de semen en la cara y el cuello.



No podía creer que era tan perra, probé tanto semen que me dejó la cara empapada.



Me tomo del cuello y dijo: "cuando quieras putita" me vestí y subí al taxi.



Adolorida llegando a casa a las cinco de la mañana, no pude dormir solo de recordar lo que pasó.



Me masturbe ya que no aguantaba los pensamientos.


Datos del Relato
  • Categoría: Hetero
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