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Juguete sexual 4 (de colegiala).

Juguete sexual 4 (de colegiala).

Aquel sábado después de la fiesta en casa de mi amigo el Negro, él y su primo me habían cogido en la madrugada. Luego todos en la casa se habían ido a la playa y el Negro se las arregló para convencerlos que no podíamos ir con ellos, pues teníamos mucho que estudiar. Su primo también se quedó con nosotros y a pesar que tuvimos una breve discusión, pues él se mostró muy arrogante conmigo, finalmente hicimos las paces con una buena mamada con la que terminó corriéndose en mi boca.

Me fui bañar nuevamente, hacía algo de calor y la cabalgata al Negro me había hecho sudar. A pesar de la buena cogida me sentía aun con deseos. No me masturbé, preferí quedarme así (algo deseoso) para estar mejor dispuesto a complacerlos en cuanto quisieran.

Pensando en lo que me había pedido el Negro, (vestirme de Colegiala) me rasuré totalmente, piernas, ano, testículos, todo, quede como una puta bien afeitada. Nunca había hecho algo así, lo hice pensando en que me vería mejor con la falda. Nunca tampoco había vestido ropa de mujer, sólo la bata que un par de semanas antes me habían obligado a usar el Mandingo y sus amigos.

Con la rasurada pasé un buen rato en el baño, no sé exactamente cuánto tiempo, pero creo que fue más de una hora. Cuando salí del baño, encontré al Negro dormido en su cuarto, ya había pasado el mediodía, su primo, también dormía en el estudio. Pensé en irme, pues la idea de estar todo el día llevando pinga puede parecer muy excitante, pero con dos chicos tan impetuosos sabía que en realidad podía ser algo muy agotador, en especial, porque cuando se tiene tanto tiempo disponible, pues un tipo ya no se conforma con una buena cogida y mamada, si no que comienza a inventar ociosidades, en ocasiones difíciles de sobrellevar. Sin embargo, yo no me había masturbado, por lo que me sentía deseoso de seguir sirviendo de juguete sexual.

Comencé a masajear la polla del Negro aún dormido. El se despertó y me dijo, que le diera un beso justo en el glande, así lo hice, me dijo entonces que si quería vestirme como me lo había pedido, yo asentí. Regreso con una falda de colegio de su hermana, yo era entonces bastante delgado, así que la falda me quedo aunque muy corta. También me hizo poner unas pantaletas muy sexys de su madre.

Me hizo caminar por el cuarto para ver cómo me lucía el conjunto, su cara denotaba deseo y aunque su machismo le impedía halagarme me dijo, te rasuraste, te ves mucho mejor así. Se puso de pie y me abrazo, agarrándome el culo por debajo de la falda, pero de frente a mí. Dijo, te ves rica, pareces una putita. Pareciera que por un momento dejó de verme como un marico y pasó a verme como una mujer. Entonces intentó besarme en la boca.

Hasta ese momento, increíblemente, nunca un hombre me había besado en la boca, un par me había besado las nalgas, pero no más, y de mi parte, los besos se habían limitado a sus vergas, en especial solía besarles la cabeza de la polla y las bolas, pero nada más. Hasta ese momento, había probado el semen de siete tipos, pero nunca me habían besado. Supongo sería porque en aquellas relaciones no había nada de afecto, sólo sexo como los animales.

Mi amigo era bastante feo, al igual que casi todos los que me había zarandeado. No me gustó la idea y aparte la boca. El me beso apasionadamente en el cuello y luego me postré de rodillas ante él para quedar con el pipe a la altura de mi rostro. Comencé a lamerlo y chuparlo con mucha pasión, lamía las bolas como si se me fuera la vida en ello. Quise compensar mi rechazo a su deseo de besarme.

Luego, estiró su mano, tomó un bate de beisbol infantil, que estaba al lado de la mesa de noche. Comenzó a untarlo con abundante vaselina. Yo miraba de lado mientras mamaba. Cómo dije, no era un bate de los grandes, si no de niños, cálculo tendría unos 3 centímetros de diámetro y poco más de medio metro de largo.

Sabía que me lo quería meter por el culo, le dije, me lo voy a dejar meter, pero no lo empujes demasiado adentro. Sentí temor de que en su euforia me lastimara con aquello, pero estaba tan caliente que quise complacerlo. El dijo, no te preocupes, te voy a meter lo mismo que mi pipe. Entonces pregunté, hasta dónde me lo vas a meter.

La marca del fabricante del bate estaba escrita en el mismo. Aunque de esto hacen bastantes años, recuerdo el bate como si fuera ayer. Entonces el señaló con su dedo y dijo, hasta aquí, hasta la T (una de las letras de la marca). Comparé rápidamente el bate con su pinga y de clavarlo hasta donde él decía, hasta la T, serían incluso varios centímetros más que el largo de su verga, que como ya he comentado me costaba mucho tolerar completamente dentro de mí.

Respondí, oye no, es mucho, hasta aquí, hasta la M. (Había una letra M unos 3 ó 4 centímetros antes) El dijo está bien, ponte. Antes le dije, Negro estoy confiando en ti, por lo que más quieras no me hagas daño.

Me puse en 4 patas, el hizo las pantaletas a un lado, para dejar el ano al descubierto. Luego introdujo el bate lentamente, era más grueso que su pinga, pero muy tolerable, yo que estaba tan abierto y tan excitado lo recibí de lo mejor, muy placentero. Luego sentí que ya me llenaba, que llegaba al tope, volteé a mirar al Negro y el dijo, ya, mira, hasta la M como acordamos. En verdad en esa posición yo no podía ver hasta donde había introducido el bate, pero le creí.

Luego comenzó a moverlo lentamente, pero movimientos largos, a penas dejando un par de centímetros dentro de mí, para luego empujarlo hasta adentro. Así varías veces. Con cada mete y saca mi culo se lubricaba más, el bate resbalaba mejor y mi placer aumentaba.

Si bien yo me había masturbado con objetos, no es lo mismo que el control lo tenga otra persona, puede en verdad ser una locura. Después el aceleró el ritmo, pero con el mismo estilo, recorridos largos. Mi recto se contraía para luego relajarse ante aquel ocupante. Yo sollozaba abrazado a la almohada. Mi placer aumentó exponencialmente, enseguida acabe analmente, pero el continuaba dándole, me vine una y otra vez, no sé cuantas, parecía interminable. Gemía, jadeaba, me quejaba sin parar de tanto placer.

Al rato me relaje, seguí experimentando placer pero no tan intenso. El Negro comentó, bárbaro, te comiste hasta la T. Mi culo se había abierto permitiendo la entrada un poco más allá. No sé mucho de anatomía, pero algo sucedía en mi recto cuando estaba muy excitado que permitía tolerar algunos centímetros más, era algo temporal, luego, al aflojarme me era muy difícil lograr que “tragármelo” tan adentro.

Entonces él se sentó en la cama, yo quedé de rodillas, con el bate metido en el culo, dando su otro extremo hasta el colchón que estaba en el suelo, con lo que evitaba que se saliera. La falda de colegiala apenas cubría mi culo, del cual se veía salir aquel mazo. Me dijo, se te ve de lo mejor esa falda, muy excitante tenerte así.

Comencé a mamar verga, succionaba fuerte esa pinga, quería que gozara esa mamada como nunca.

Dime si te gustó para seguir contando. Gracias por leerme.

JP
Datos del Relato
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