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Juguete sexual 3 (con mantequilla).

Juguete sexual 3 (con mantequilla).

La mañana avanzaba después de aquella reunión en la casa de mi compañero el Negro. Me había tocado dormir con su primo y con él en el mismo cuarto. El Negro me había dado un par de buenas cogidas y su primo se las arreglo para zarandearme también. Si quieres saber más de lo que sucedió, puedes leer mis relatos titulados “El Negro, me usó como juguete sexual 1 y 2”

Estábamos los tres acosados, durmiendo plácidamente luego de haber satisfecho nuestros deseos sexuales, cuando alguien tocó a la puerta. Era un familiar del Negro diciéndole que se levantara, que la noche anterior habían decidido levantarse “temprano” para ir todos a la playa, que si quería yo también podía ir con ellos.

El Negro se apresuró a responder, le dijo que lamentablemente no podíamos ir, porque teníamos que estudiar para una prueba muy importante que habría para el día lunes (el Negro y yo estudiábamos juntos).

Ciertamente había un examen, pero no era para ese lunes, sino el próximo. Entonces este familiar le insistió un poco más, pero el Negro, respondió tajantemente que no, que era imposible. Entonces entendí sus intenciones, no iba a desperdiciar la oportunidad de quedarnos solos en la casa.

El familiar no insistió más y se fue. El primo del Negro entonces se incorporó, para prepararse, para ir a la playa. El Negro le dijo, primo, quédate para que nos ayudes a estudiar. El primo respondió, pero es que yo no sé nada de eso. El Negro dijo, ay primo, el que quiere culito tiene que avisparse. El primo le dijo al Negro, pero me quedo si es seguro que el (es decir yo) me lo va dar, sino para qué. Entonces el Negro dijo, bueno, pero pregúntaselo a él mismo. Ambos voltearon a mirarme. Sin que yo hubiera respondido nada, el primo me dijo, pero quedemos claros, yo a ti no te voy a dar nada, a mi no me gusta esa vaina (que lo penetraran). Aunque yo no esperaba otra cosa, el comentario me cayó mal, respondí, oye, exigente el muchacho, hace rato estabas rogándome y ahora pones hasta condiciones, seguí, si quieres te vas, tú te lo pierdes.

Entonces el Negro interrumpió, primo, ya te dije, tienes que despabilarte, en lugar de convencerlo lo que haces es molestarlo. Le dije al Negro, bueno, cuando se vayan todos echamos el último y me voy. El respondió, no, no, no, qué pasa, te quedas aquí hasta que ellos vuelvan, a mi no me metas en la pelea con mi primo, yo no sé a él, pero a mí hoy me van a salir ampollas en el pipe de tanta pinga que te voy a dar. La conversación se interrumpió por su madre, quien le dio instrucciones acerca de la comida que dejaba preparada, ya que nos quedaríamos a “estudiar”.

Mientras salían, con todo el alboroto típico de un paseo con mucha gente, yo entré a darme una ducha. Me vestí con un bóxer y una franelilla que el Negro me prestó. Fui a la cocina y allí estaban el Negro y su primo, comiendo unos sándwiches, el Negro me ofreció pero yo no quise. No sé porque, pero cuando tenía relaciones sexuales de ese tipo, no tenía muchos deseos de comer, se me quitaba un poco el apetito.

Entonces el primo preguntó, y salchichón, no quieres salchichón? No dije nada, estaba un poco molesto con su primo después de su actitud más temprano. Sólo tomé un vaso de leche. El Negro dijo jugando, eso es lo tuyo, como te gusta la leche. Luego siguió el primo, tratando de hacerse el gracioso, no lo que quiere es plátano. Ambos se echaron a reír.

Me molestó que se burlaran de mí, después de todo, bien que les gustaba la cosa. Respondí, ni que fuera un mono como tú (aclaro que no soy racista para nada, pero busqué ofenderlo con eso) El respondió, seremos monos, pero como te gusta un mono.

Yo estaba sentado, el Negro de pie se acercó hasta mí. Dijo vas a decir que no te gusta la morcilla? (la morcilla es esa salchicha muy larga, gruesa y negra) le dije, qué crees tú, que me gusta o no la morcilla? El respondió, yo sé que te encanta. Seguí, si me gusta, pero no todo tipo de morcilla (lo dije lanzando una indirecta a su primo) Seguí, la tuya me la como completica las veces que quieras. Entonces él se bajó el pantalón y dejó salir reluciente su “morcilla” bien parada y brillante.

Dijo, anda deja la pelea y mámamelo. Cual putita consentida dije, si, pero dile que no se meta más conmigo. El de inmediato dijo, primo ya deja la joda que nos vamos a joder los dos. Sin esperar un segundo más, cerré mis ojos y comencé introduciendo lentamente su pinga en mi boca, su fuerte olor inundaba mis sentidos. Metí cuanto pude y luego saque lentamente y lamí la punta, para después acariciar sus bolas y volver al ataque.

El primo se quedó perplejo, volteé a mirarlo con la pinga en la boca y su expresión denotaba deseo y sorpresa. Dijo mierda, mira como mama, que bolas.

El primo estaba sentado cerca de mí. Entonces quise provocarlo, hacer que se tragará sus palabras. Comencé a acariciar la “morcilla” del Primo por sobre el pantaloncillo. Un par de sobadas y se le paró completamente. Sin dejar de mamarle la pinga al Negro, me las arreglé para sacar la verga del primo del pantalón, lo masturbé un poco. Entonces me incliné para lamerle las bolas al Negro, cuando iba a meterme el pipe nuevamente a la boca, el empujó mi cabeza, guiándola hacía el palo de su primo. Dijo, anda, mámaselo un poco.

Le di apenas una chupada y el brincó de su asiento como un resorte, quedó de pie al lado del Negro, le di otro par de lamidas y después bajé a lamer las bolas. El dijo, me vas a hacer acabar. Se alejó repentinamente de mí. Con sólo esa breve pero efectiva chupadita casi lo hago venir.

El Negro me ordenó ponerme de pie, quedé de pié apoyado con las manos en la mesa. El Negro me sacó los bóxers e hizo inclinar un poco para clavarme. Tomó con sus dedos mantequilla que estaba en la mesa, untó mi culo y la cabeza de su polla. Sin más preámbulo me penetró de pie, con mucha firmeza, su verga se anido en mis tibias entrañas. Suspiré de gusto.

A medida que el Negro me penetraba rítmicamente, mi placer aumentó, finalmente estaba de pie, con el cuerpo sobre la mesa, recibiendo aquella cogida. Estuvimos un buen rato, jadeando y gimiendo de gusto los dos. Su primo sólo observaba el espectáculo pajeándose muy suavemente. Pienso que el par de polvos anteriores hizo que el Negro controlará más su acabada.

Luego, se sentó en la silla y yo sobre él, clavado hasta las bolas claro está. Yo me meneaba de un lado a otro. El primo se acercó y su pinga fue a dar a mi boca. Después de varias chupadas me saque el pipe de la boca y lo pajeé un poco, pero sorpresa, un chorro de semen salió disparado a mi cara, enseguida introduje el pollón a mi boca y el descargó su abundante semen, su sabor dulzón inundó mi paladar mientras continuaba meneándome. Se retiró agradablemente sorprendido, al ver que yo no había desaprovechado ni una minúscula gota de su elixir.

Le dije, a mi amigo, Negro, compláceme, acuéstate boca arriba para cabalgarte (esa era una de mis posiciones favoritas) así lo hicimos y mientras yo estaba gozando tremendamente me dijo, ya te complací, más tarde quiero que me complazcas tu a mí. Pregunté qué quieres? Dijo que te pongas una falda de colegiala de mi hermana y unas pantaletas de mamá. Hasta ahora a pesar de las experiencias no me había vestido nunca de mujer. Con esa verga deliciosa dentro de mí sólo atiné a decir, lo que tú quieras Negro, lo que tú quieras.

Seguí cabalgándolo un rato hasta que acabe muy rico por el culo, me retorcí de gusto en aquella verga. El dijo, eso es, hoy voy a jugar contigo hasta que no des más. Un rato después en ese mete y saca, el acabó finalmente.

Así transcurría la mañana, cada vez más convertido en un juguete sexual a la disposición de aquel par de Negros.

Bueno, hasta acá lo dejo por el momento, dime si te gustó para seguir contando. Gracias.

JP
Datos del Relato
  • Categoría: Gays
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1 comentarios. Página 1 de 1
herber salazar
invitado-herber salazar 18-08-2009 00:00:00

sus historias son las mejores publicadas en esta seccion

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