Habìamos regresado de una fiesta, junto a Corina
y Sandra, tan extenuados como alegres, y sin embargo, nada impidio que sigamos bebiendo un poco màs, lo que incrementò esa alegrìa y las ganas de que la noche no terminara allì. Pero supongo que los tres lo intuìamos. Entonces me tirè sobra la cama a tratar de descansar un poco, lo que Corina imitò segundos despuès. Las luces tenues apenas se sobresaltaban por un televisor còmplice que nos devolvìa imagenes a las que no le prestàbamos atenciòn.
Instantes mas tarde, Sandra que venìa de la heladera con algo màs para beber, pidio un lugar en esa cama a mi derecha, lo que me colocaba en el medio de dos mujeres, tal cual unno siempre
habìa soñado....
Abrì mis brazos para que los mismos fueran las almohadas que ambas necesitaban, al tiempo que
casi de la nada empezè a acariciarlas lentamente
lo que fue respondido de a poco y con mucha ternura por ambas. Lo de ternura lo digo porque la situaciòn daba para algo asì, dulce, suave, lento, que nos permita disfrutarnos.
Dejenme observarlos - susurro Corina -,
Entonces me dedique a acariciar a Sandra por debajo de su remera, buscàndo directamente sus pezones, los que rodee con mis dedos. En ese momento su mano izquierda busco mi brageta para apretar fuerte sobre el pantalòn que subitamente tomo altura, dando a entender que debjo habìa algo
que pugnaba por salir. Al tiempo su mano derecha
se metio entre sus piernas, lo que de a poco, dìo
a la situaciòn un tinte ideal. Segundos despuès
sus pezones eran rocas, su mano se sumergia en su
concha y salia tan humeda como apetitosa ys su
aliento era fuego puro. Busque su boca con mi lengua la que literalmente fuè tragada por ella,
y ambas lenguas disfrutaron de una orgia propia.
Por un momento me aleje de sus labios, para dejarme caer por su cuello en el que dejè rastros inequivocos de mi paso por allì, hasta estacionarme en sus pechos los que juntè apretàndolos, hasta unir los pezones lo suficiente para que ambos tengan lugar en miboca que abierta a mas no poder, empezò a succionarlos
de manera que parecian querer meterse dentro mìo
para siempre. Tan compenetrado estaba que habìa dejado de lado a Corina, quièn sin que casi me diera cuenta,introdujo su lengua en mi oreja izquierda lo que me sobresalto sobremanera. A esta
altura Sandra habìa rescatado mi pija, que le ocupaba su mano desde la dureza y la humedad. Entonces se incorporò para apoyarme la lengua y
jugetear sobre ella de manera muy suave. Y como
si fuera una competencia entre ellas, Corina tomo mi mano para depositarla en su concha que sentì hervir, pero eso no impidio que la masturbe con
frenesì. En ese momento la escena era casi ideal
Sandra tenia mi pija ocupàndole la boca plenamente
y Corina apretando sus tetas sentia mi mano entrar y salir de su concha casi con rabia. Sentì
en mi mano el orgasmo de Corina, y su relax posterior... Segundos màs tarde fue directo a mi
pija, con su boca, a disputarle el cetro asu amiga
y entre ambas se dicaron a un trabajo casi de orfebreria, lamiendome al unìsono, de ariba hacia abajo y visceversa, con pequeños besos entre ellas donde confundian mi jugos con sus salivas.
Hice lo imposiblepara mantener esa situaciòn todo lo posible, pero fuè inutil, ya que instantes mas tarde, mi leche emergio casi con violencia, derramàndose dentro de dos bocas que ahì si competìan por ver quien se quedaba con màs. De todas maneras la tregua fuè cuando viajaron desde mi pija en un ida y vuelta que llego a mi ombligo y bajo hasta mi huevos, por donde dibujaron un camino con mi propia leche, una y otra vez recorrieron, hasta que ocualquier vestigio de
lo que habia pasado, habìa desaparecido....
El corolario fue el beso entre tres perosnas que
habìan disfrutado, casi de la nada, de lo màs hermoso que un hombre , y en este caso dos mujeres
pueden compartir: Sus cuerpos plenos de pasiòn y erotismo, ajenos a las culpas y àvidos de sexo.
Ojalà hayan disfrutado la historia..
Dr. Seductor