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~hola soy miguel, tengo 19 años, mido 1,79, pelo negro, piel morena tirando mas a blanco, un cuerpo en buena forma por que hago algunos deportes, tengo dos hermanas, una mas grande que yo por 1 año, actualmente con 20 años Celeste, y la otra mas chica que yo por 2 años Keila, actualmente con 17 años, muy unidos los 3.
Todo comenzo hace unos 8 años, como todo niño lo único en que ocupaba mi tiempo libre era en jugar, con amigos, con videojuegos, con mi imaginacion y tambien con mis hermanas. Una tarde-noche estabamos muy aburridos los 3 y decidimos jugar a algo, por votacion ganaron ellas, y jugamos a “Las escondidas”. Viviamos en una casa grande y habia muchos lugares en donde esconderse, asi que era perfecto.
Pasaron los minutos y empiezo a notar que cada vez que Keila cuenta, Celeste me sigue a todos los lugares a los que voy yo a esconderme, pense que era un buen truco para que no nos encuentre Kei.
En una de las ultimas escondidas, por que ya se acercaba la hora de cenar, me voy a esconderme en el armario de mi madre, como venia sucediendo Cele me siguio, entro al armario y cerro la puerta, estaba oscuro y un poco apretado de tantos vestidos y cajas de zapatos.
– jajaja aca no nos va a encontrar nunca (le dije en voz baja)
– jaja shh callate para que no nos encuentre (me dijo ella con una dulce voz bajita).
Pasaron un par de minutos entre risas y comentarios de lo bueno que era el escondite, y sentimos que la puerta de la habitacion se abre, no podia ser mi madre porque ella estaba preparando la cena.
– shh seguro que es Kei. (le digo a Cele con voz muy bajita)
– acercáte más a mí, para que no nos vea por si abre un poco la puerta. (me dice ella)
Me acerco tanto como puedo, hasta quedar uno delante del otro, cara a cara.
Ella se pega a mi, abrazandome y me dice al oido:
– así no nos va a encontrar, incluso si abre un poco la puerta del armario.
mmm ese calorcito que irradia su cuerpo, sentir su perfume y su pechito en desarrollo, despertaban sensaciones en mi que nunca habia sentido antes, cierro mis ojos y en mi mente decia:
¿qué sera ésta sensacion tan linda que recorre mi cuerpo?
Y escucho en mi oido que ella me dice:
– por qué estás agitado? Y que es eso entre tus piernas que está apretando mi vientre?
Me quede helado en absoluto silencio, no habia notado que mi pene habia cresido y se habia puesto duro, como cuando despertaba por las mañanas con ganas de orinar.
Y de repente sentimos que se cerraba la puerta y un ratito despues la voz de mi madre llamandonos a cenar.
Ella se despega de apoco de mi y sale del armario y me dice:
– esto te exito?
Avergonzado, bajando la mirada y tartamudeando le digo:
– nono, no lo se.
Sonrojada y con una sonrisa ella me dijo:
– está bien, no pasa nada, ganamos!
Me levanta la cara con sus dos manos y me pega un gran beso en el cachete y se va a cenar.
Al día siguiente, seguimos jugamos a las escondidas, y con Celeste nos escondiamos en nuestro escondite preferido, y como el día anterior nos abrazabamos, yo un poco avergonzado trataba de estar lo menos pegado posible, pero ella hacia lo contrario, y asumi que a ella tambien le gustaba ese jueguito de estar pegados y sentirnos el uno al otro, y no opuse resistencia.
Cada vez que nos encontrabamos en nuestro escondite, aumentabamos el grado de exitacion, con roces, con movimientos suaves, mas pegados, mas calientes, pero no pasaba de eso…
Los días pasaban y nuestros jueguitos ya no eran solo en ese escondite, lo haciamos en todos los escondites, y tampoco era solo en ese juego, eran en todos los juegos que se nos ocurrian para quedarnos solos Celeste y yo, con mucho cuidado de que no nos descubrieran, porque si nos descubrian, seria el fin, ademas de cientos de problemas, asi que juramos tener muchisimo cuidado y no decirle a nadie JAMAS.
Un dia jugando a “La Familia”, yo era el Padre, y Celeste era la Madre, y Keila era la hija que estaba en la escuela (en una pieza al lado entretenida dibujando).
– Hola esposa (le digo yo) recien llego del trabajo y estoy cansado.
– Hola esposo, yo estoy cocinando.
Me acerco a ella por detras y me apollo contra su cola y su espalda imitando a mi padre cuando llega de su trabajo.
Ella se da vuelta rapido un poco asombrada por ese acto, sin dejar que diga nada, yo le agarro la cara y le doy un beso en la boca.
– Que haces? (dijo Celeste abriendo grande los ojos)
– Soy tu esposo, no puedo darte un beso? (le digo)
rapidamente me acerco y le doy otro beso, ella abre más todabia los ojos y de apoco los va cerrando.
Fue un beso un poco torpe y largo, sus labios son lo mas rico que probe hasta ese momento, nos abrazamos besandonos y con nuestras manos recorriamos nuestras espaldas.
Yo aproveché que tenia mis brazos por debajo de los suyos fui bajando hasta su cola y me detube un momento.
Derepente se abre la puerta!!, Celeste y yo quedamos helados, miramos para la puerta, era Keila.
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