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Categoría: Confesiones

Juana Mary quería que la folle

Él le dio un sobre.

- ¿Qué es esto? Preguntó Juana.

- Míralo en tu casa, contestó Rick.

Ella si entender mucho, dijo gracias y se fue.

Ya en la casa, estando sola, Juana le dio curiosidad. Salía de su ducha y miró el paquete, al abrirlo vio lo que era: un cachetero fucsia, de randa.

- Este Rick es un loquillo, se dijo mientras se reía.

Ya que estaba desnuda, decidió probárselo. Se puso la sugestiva prenda y se vio al espejo. Realmente el interior le armaba muy bien, su hermoso culo resaltaba con la prenda, mientras Juana pícaramente se miraba y miraba.

- Este loco seguro me lo dio para imaginarme con él y pajearme. Pensó.

Mientras ese pensamiento recorría su Cabeza, Juana inconscientemente comenzó a acariciar sus pezones rosados.

La idea de que su amigo y amigo de su esposo la deseara la puso cachonda. En pocos minutos, comenzó a masturbarse con el interior puesto.

Mientras lo hacía, se imaginaba a Rick metiéndoselo...

En pocos minutos, Juana se vino tan fuerte que mojó la braguita por completo.

Pero lo mejor estaba por venir...

Días después, Juana se encontraba en casa
Solo cargaba una batita de dormir, sin sostén y el cachetero.

Su esposo había salido y ella andaba con ganas, pero con pereza. De repente sonó el timbre...

-Quién es?

- Soy yo, Rick.

Lo pensó Juana, pensó en irse a cambiar, pero algo en su interior le dijo q mejor no.

- Pasa.

Rick ingresó y la vio como estaba. Su bata era tan viejita que transparentaba la braga y los pezones. La recorrió con la mirada de pies a cabeza y sintió como su verga se puso dura de inmediato.

Él tomó asiento y ella se fijó en su paquete. Notó cómo el bulto se veía grande, se mordió el labio y le dijo:

- José salió un momento, pero si quieres espéralo. Voy a ducharme.

- Ok listo aquí me quedo, dijo un excitado Rick.

- Juana se metió a la ducha, pero no cerró con seguro la puerta. Rick, que sentía que la verga le iba a explotar, sigilosamente se acercó al cuarto, ingresó y por la puerta entreabierta vio cómo se bañaba desnuda completamente.

Rick no pudo más, se sacó la verga del pantalón y comenzó a pajearse mientras la veía. Luego, noto cómo en la cama estaba el cachetero fucsia. Se acercó, lo agarró y lo olio profundamente.

El aroma del sexo de Juana lo volvió un animal, seguía con su paja intensa y no notó que Mary había salido del baño...

- Rick, qué haces, dijo una nerviosa Juana.

Pero ella sabía lo que pasaba, y no sacaba su vista del miembro de Rick, era tan grueso y cabezón, que sus ganas se incrementaron.

- Dis... Disculpa Juana. Pero no pude aguantar. Te deseo mucho y lo sabes.

- Rick, porque tienes que hacer eso... Cuando yo estoy aquí para ti.

Juana se sacó la toalla y mostró su cuerpo glorioso a Rick. Era tal cual la imaginaba, blanca y deliciosa. Rick se soltó el pene y corrió a besarla, sus lenguas se unían frenéticamente mientras con las masajeaba esas nalgas deliciosas. Juana en cambio con su mano continuaba la paja a Rick.

De repente Juana se agachó, se puso de rodillas y comenzó a mamarle la verga a Rick. Se la tragaba toda, ella sentía como ese pedazo de carne latía dentro de su garganta y eso la arrechaba más, le pregunto toda extasiada:

- Que quieres, dime.

- Hazme la rusa.

Ella puso el pene entre sus tetas y las apretó fuerte, comenzó a sobajearlo mientras Rick se contorsionaba del placer. Alternaba Juana la paja con lametones al glande, una y otra vez.

Juana sabía que no había mucho tiempo, pero quería verga. Se paró, se puso en cuatro en el filo de la cama y respingó el culo. Rick sintió que se venía solo de verla así, el culo que siempre deseó y jamás creyó cogería.

Se acercó por atrás y con la verga hecha un fierro la embistió cual toro.

- Eso, culéame, yo sé que lo quieres...

Rick no respondió, estaba en otro mundo. Solo atinaba a taladrar la vagina mojada de Juana. Los gemidos eran cada vez más fuertes. La agarró del cabello largo que tenía (se lo había pintado de rubio hace poco) y le halaba la cabeza hacia atrás mientras la verga la clavaba.

Juana se sintió dominada y extasiada. Comenzó a mover su culo en círculos para sentirla toda. En pocos minutos más, ambos se vinieron descontroladamente.

Rick alcanzó a sacarlo y Juana se puso cual perra para recibir la leche. Rick la roció con su esperma en la cara y tetas. Juana le limpió el pene con la lengua saboreando hasta la última gota...
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