Juan era un buen hombre. Su profesión era taxista. Edad mediana pelo moreno, ojos oscuros y barriga saliente. La temporada de verano tenía su parada en la playa. Y Juan se sentía feliz, pues por su problema en el brazo derecho(casi de estética), no se había casado. De niño se cortó el dedo índice con una sierra y esto hizo que a Juan le daría mucha vergüenza buscar una novia por miedo a que se riese de ese pequeño defecto.
Él estaba ilusionado, en cambio, con su parada de taxis en la playa. Diariamente esas inglesas, alemanas, rubias, morenas.., con ropas ceñidas a sus cuerpos, con esas tangas y minitangas le producían placeres que sólo un hombre afortunado podría admirar.
Esas rubias bañándose en topless, incluso cómo se daban por todo su cuerpo las cremas y lociones solares.
Veía cómo las parejas se comían unas a otras, cómo allá, al fondo, en el reservado, junto a las rocas, incluso chicos con chicos, se metían mano por debao de la raya de sus minieslips, o chicas con chicas se mordían enteras...
Incluso se reía cuando algún hombre o mujer con espíritu joven y no tan jóvenes, se ponían en top y enseñaban sus "colgajos" ó aquellas colitas ya imposibles de enseñar.
Juan bromeaba con sus compañeros de profesión y lo cierto es que cuántos sueños tenía al acabar su trabajo o cuántas veces echaría mano a la perchera de su pantalón.
Juan no era un mal tipo por disfrutar así de sus sueños o sus ilusiones sexuales. Tan sólo.., era un hombre. Tan sólo era ¡Juan!
la verdad que es malo, pero que cachondo me as puesto, ahora mismo estoy a reventar, te repito es malo pero me gusto