Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Relato
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Relato
Categoría: Confesiones

Jamaica.

¡Hola!, soy Marianna, quiero contarles lo que me sucedió en mis vacaciones, estaba pasando por una depresión enorme, tres años atrás por un cáncer muy agresivo, me extirparon el útero y todo mi sistema reproductivo, todo mi mundo acabó ahí, ya no era una mujer completa, gracias al deporte logré reponerme, conseguí continuar con una vida bastante aceptable, seis meses atrás fui operada de meniscos y ligamentos, además, me aconsejaron de disminuir algunos esfuerzos físicos, me limitaron en los deportes que más me gustaban y otra vez caí en una profunda depresión, mi psicólogo me aconsejo evadirme y viajar a relajarme y distraerme a algún sitio veraniego.

 

Bajé en ascensor de la consulta del terapeuta, saliendo a la calle, en el local de al lado, había una agencia de viaje que publicitaba un viaje de quince días a Jamaica, no estaba razonando mucho en ese momento, pero me pareció natural entrar en el local y comprar el paquete turístico a Jamaica, una vocecita me decía que era lo que debía hacer.

Llegando a casa me anduve arrepintiendo, porque no avise nada a mi novio y el viaje era para mi sola, estaba complicada para comunicárselo y no sabía si él entendería toda la situación, afortunadamente él estaba con exceso de trabajo y me dijo que, si era por mi salud, que viajara sin problemas y que me acompañaría al aeropuerto.

Llegó el día de mi vuelo y Gerardo gentilmente me fue a dejar, tomé mi vuelo a Jamaica sin escalas, pero como no tenía ningún conocimiento del lugar me había comprado un par de guías y libros que hacían referencia a Jamaica y sus entornos, así que, entre dormir y leer, las largas horas de vuelo pasaron sin agobio.

Fui recogida en el aeropuerto por un muchacho de color, la población de Jamaica es multirracial, pero hay una prevalencia de la raza negra, lo importante que el color de la piel aquí no tiene ninguna importancia.

Tony, un morenazo joven de la agencia de viajes me contactó para ofrecerme tours a lugares interesantes del complejo de islas, también me confeso que había turismo sexual, que si estaba interesada podía mostrarme algunos “escorts”, estaba tomando su maletín para mostrarme el catálogo, lo alcanzó a abrir y vi un negrote con una pija kilométrica, inmediatamente lo detuve porque precisamente no era ese el motivo de mi viaje, Tony me miró de arriba abajo y su rostro se tornó un tantito desencantado, pero yo le aseguré que si estaba interesada en un tour, pero no de esos, me volvió a sonreír con esos dientes cándidos, sacando otros catálogos y comenzó a explayarse sobre las bondades de cada uno de ellos.

Me interesó un tour a un islote santuario, solitario y deshabitado, según Tony ese era un islote embrujado, pertenecía a las ninfas de la laguna y las ninfas del bosque, según la leyenda, había un rey que reinaba sobre las ninfas, pero su castigo era no poder copular con ellas so pena de perder su reinado y ser desterrado al submundo de los infiernos.

Me pareció tan aventurero e intrigante el relato de Tony, que acepte por doscientos dólares de contratar el tour al islote.

Salida al tour, a las 07:00 a.m. – a las 06:45 a.m. del día siguiente, ya estaba en el embarcadero que me había indicado Tony, un muchacho alto y enjuto llegó en una barqueta con un motor fuera de borda, se presentó y me dijo que el me llevaría al islote hechizado, lo note un poco atemorizado, pensé que serían las supersticiones que en todo lugar la gente alimenta con cuentos ancestrales, yo era la única turista a transportar, casi me arrepiento, pero el muchacho me explicó que era un lugar muy bello y apacible, como para alejarse del mundo civilizado y practicar yoga o meditación en completa paz.

Me relaje bastante con sus comentarios y zarpamos, mi miedo regreso cuando la barqueta comenzó a golpear las olas y parecía que de un momento a otro nos volcaríamos y quedaríamos a merced de las fauces de tiburones famélicos que nos harían trizas, Gerald me aseguro de que en ese sector no había tiburones, solo mantarrayas y otros peces inocuos para el ser humano.

Llegamos a una playa de un centenar de metros, arenas blancas, aguas color turquesa y un ambiente realmente de paz, Gerald me indicó que en el bosquecillo de palmas cercano había una laguna de agua dulce, yo le mostré mi mochila donde tenía dos botellas de agua mineral, junto con una colación que la misma agencia me entregó antes de salir, Gerald me recordó que debía esperarlo ahí en este mismo lugar a las 17:00 hrs. saludando con su mano, giró la barqueta y se perdió girando al final de la playa.

Tenía diez horas para disfrutar de la tranquilidad del islote, era todo para mi solita, lo primero que hice fue sacarme mis shorts amarillos y mí polera blanca, quedé en mi bikini viola que le gusta tanto a mi novio por ser el más pequeño que poseo, entre unos arbustos me acuclillé y oriné, sonreí cuando me di cuenta de que estaba yo sola, no había anima viva que pudiese fisgar mientras mi chocho descargaba líquido sobre esas blancas arenas, no había necesidad de ocultarme.

Busqué la sombra acogedora de unas palmeras y dejé mi mochila y mis vestidos al reparo de los rayos del sol, luego me encaminé por la orilla del mar donde suaves olas bañaban mis pies, estaba explorando las inmediaciones.

Repentinamente sentí ruidos, como el chapoteo de alguien en el agua, pensé que podía ser algún animal salvaje que me devoraría y que mis restos jamás serían encontrados, cautelosamente mi dirigí hacia donde provenían los ruidos, mi sorpresa fue mayúscula al ver tres muchachas muy jóvenes, adolescentes, estaban chapoteando en la laguna de aguas celestes y transparentes, no vestían bikinis sino unas túnicas blancas cándidas, me acerqué y al percatarse de mi presencia me hicieron señas para acercarme, me hicieron acomodarme en las tibias aguas, me di cuenta que ellas bajo la túnica estaban desnudas, sus senos adolescentes se veían claramente como se cimbraban con sus movimientos y sus pezones oscuros y túrgidos a ratos enredaban la tela de sus vestidos, probablemente ellas no hablaban mi idioma porque solo me sonreían y se acercaban más a mí, su comportamiento era muy amigable y sus sonrisas francas me tranquilizaban, había pureza en sus rostros juveniles.

Me rodearon y comenzaron a bañarme y tocar mi piel, sus manos me hacían sentir bien, era como un relajo, el top de mi bikini lo vi que colgaba de un arbustillo … ¡ops¡ … mi tanga también … abrí los ojos impresionada, ¿pero en qué momento me desnudaron? … la sensación de sus manos en mi piel era simplemente maravillosa, era una cosa balsámica que inyectaba energías a mi cuerpo, me deje masajear y acariciar por estas chiquillas con sus interminables sonrisas, no había malicia ni obscenidad, aunque involuntariamente mi chocho se sentía vivo.

Me hicieron alzarme y secaron mi cuerpo con paños sedosos, mi sexo rasurado esta mañana, mostraba la hendidura de mi vagina, se miraron entre ellas y sonrieron, luego me calzaron una túnica similar a la de ellas, apareció una mujer joven y las chicas se retiraron haciendo una reverencia a la recién llegada, la mujer tomó mi mano y me llevó bajo las palmeras en un claro donde habían esparcido hojas y flores, me hizo acomodar y recostarme, luego se arrodillo a mi lado y comenzó una especie de trino y susurros sus ojos cerrados y sus manos se extendieron sobre mi cuerpo sin tocarme, sentí que los pelos de mi vagina me causaban picazón, pero me abstuve de rascarme, una ola cálida comenzó a recorrer mi cuerpo, desde mis pies hasta ni cabeza, esa ola me hizo estremecer, sentí ganas de ser follada.

La joven se alzó como si flotara, luego dio unos pasos y arrodillando una de sus rodillas hizo una reverencia a otra mujer, se miraron como comunicando algo entre ellas, en ningún momento escuché el ruido de sus voces, pero la mujer mucho más mayor asentía con su cabeza, aproveché la ocasión para rascar mi pubis, mi triangulo vaginal estaba cubierto de rubiecitos y abundantes rizos dorados … no tuve tiempo de indagar como había crecido mi bello pélvico tan de prisa, ella se giró hacía mí y su mirada irradiaba paz, una adoración hacía mí que yo no entendí, como si yo fuera una deidad.

Ella paso sus manos sobre mis ojos y me borré, me fui en una oscuridad surreal, sentía mis respirar y mis latidos del corazón, pero no tenía control sobre mi cuerpo, el mundo entero había desaparecido, estaba consciente de ser yo de estar en algún lugar, pero estaba suspendida en el tiempo, había un calor casi insoportable en mis entrañas en mis muslos, en mis brazos, mi cuerpo entero en ebullición, no sentía ningún tipo de dolor, pero no podía escapar del limbo tenebroso, mi vagina estaba en ascuas, sentía mis labios vaginales pesados como kilos y mis entrepiernas hinchados como globos.

Tuve un despertar paulatino, no podía abrir mis parpados, pero percibía la luz del sol, sentía el trino de la mujer y de los pájaros, podía distinguir hasta la dirección desde donde venían, olía diferentes aromas y podía distinguir entre olores, como si todos mis sentidos se hubiesen aguzados.

Finalmente vencí el peso de mis parpados y logré abrir mis ojos, la luz del sol casi me enceguecía, mis ojos estaban muy sensibles, miraba maravillada la posibilidad de distinguir claramente los colores de todo lo que tenía a la vista, el rostro de la mujer estaba todavía con sus ojos cerrados, había un halo entorno a ella, lo podía ver con claridad, también se había apoderado de mi una sensación de bienestar, algo placentero se sentía en mi bajo vientre, unas ganas irrefrenable de follar, la mujer abrió sus ojos y me miró con dulzura y regocijo, como si fuera la primera vez que me veía.

Quise levantarme, pero no pude, me encontraba rodeada de flores, pero en una especie de altar, el lugar era el mismo, pero esta tarima había sido agregada, la mujer me sonrió cubrió su cabeza y se retiró, en mi interior sabía de no correr ningún peligro, pero había muchas interrogantes sin respuestas, como por doscientos dólares de tour, podían organizar semejante espectáculo, era alucinante todo lo que estaba experimentando, además, mis ganas salvajes por follar, quería ser follada no importa por quien o quienes, necesitaba un pene ahora ya.

De pronto se hizo un silencio tétrico, todo se detuvo solemnemente, un hombre, un macho alto y atlético de aspecto nórdico, cabellos rubios y piel blanca, vestía una túnica blanca con bordes dorados, una chica adolescente entró con la cabeza baja y se arrodilló ante él, su cabeza desapareció bajo la túnica de él, sus movimientos eran obvios, se la estaba mamando, mi chocho se contrajo repetidas veces, después de unos minutos, el hombre con una gigantesca protuberancia delante a él, se aproximó a mí, extrañas fuerzas me acomodaron al borde de la tarima, quizás automáticamente me moví para acercar mi chocho anhelante a ese bestial miembro.

El hombre no me miraba, miraba solo mi chuchita, posó su pene sobre mi vientre, era como mi antebrazo e igual de grueso, pensé … esa cosa jamás entrará en mí … pero mi vagina increíblemente se abrió sin resistencia a ese monstruo, solo a sentir la invasión de ese cálido pene me hizo convulsionar, lo miré y ya no era un hombre, era un cisne blanco de cuello negro que movía sus alas y enterraban una polla en mi chocho, luego tuvo otra transformación, era un corcel blanco gallardo con su verga enorme que perforaba mis carnes rosadas, después sentí el gruñido de un animal y vi un lobo que ensartaba su pene rojo con venas azules en mi coño, pero no había terminado ahí mi locura, tratando de recomponerme, vi las fauces enorme de un tigre y sentí su verga espinosa arañando las paredes de mi vagina, jamás había tenido tantos orgasmos, me follo salvajemente por una veintena de minutos, pasando mi lengua para humedecer mis labios temblorosos me enderecé en mis codos y vi que el nórdico apretaba sus dientes y se descargaba dentro de mí, fue tal el ímpetu de sus embates que me desvanecí en una nube de lujuria y placer.

No sé cuánto tiempo estuve en ese estado de semi inconciencia, mi cabeza pendía de la tarima y mis piernas abiertas, todavía temblaban, el hombre percibió mi respirar más normalizado y sin decir agua va, enterró su miembro en mi de un solo golpe, mi chocho recibió esa intrusión con complacencia y comenzó a vibrar, sentí una garra en mis pechos redondos y sentí la verga gigante del lobo que junto con sus bola se habían adentrado en mi vagina, un gruñido feroz me hizo sentir la espinada polla del tigre que rasgaba los pliegues de mi coño, luego el cisne majestuoso daba alivio a mis paredes vaginales, los cascos del corcel golpeando los lados de mi tarima, me hicieron sentir el poderoso miembro del caballo que copulaba mi coño estrecho, era esquizofrenia completa, mis piernas en el aire pedían más, luego sentí el pene humano que exploto en mis entrañas y por enésima vez mi cuerpo convulsionó con sus chorros palpitantes descargándose en mi matriz.

Cuando abrí mis ojos, mi chocho goteaba semen y sentía un calor fogoso que me hacía implorar por más verga, me levanté como de un salto, mi cuerpo estaba ligero y lleno de energías, miré hacia el alto y el sol en su zenit, me indicó que estábamos cerca del mediodía, me giré entorno y no había nada … estaba desnuda y necesitaba follar urgentemente, caminando hacia la playa, divisé un tronco liso con un palo a forma de pene, quizás mi lujuria lo hizo ver así, me encaramé en ese tronco y comencé a restregar mi coño contra esa verga de madera, hasta que la incrusté en mi chocho, la follé por largo rato, sentí una resina que llenaba mi chocho, alucinante, el viejo tronco acababa dentro mi vagina, restregué mi inflamado clítoris hasta que obtuve el anhelado orgasmo, caí sin fuerzas desde el tronco y me arrastre exhausta hacía la playa.

Alcance mi mochila y bebi mucha agua, mi chochito todavía ardía y mi clítoris una vez más estaba durito como un pequeño pene, me metí en el agua hasta mi cintura para lavar el semen y la resina de mi vulva, todavía no me explicaba el crecimiento vertiginoso de mis vellos pélvicos, pero lucían pegajosos y sucios, me lavé bien y restregué mis labios vaginales y mi clítoris hasta hacerme temblar, me acuclille en el agua para meter mis dedos en mi ano, eso fue suficiente para regalarme un enésimo orgasmo.

Descansé por un rato largo, luego me encamine hacia el bosque para reunirme con esas personas que me habían hecho sentir tan bien, pero no logré ver a nadie, de regreso me fijé que hasta el tronco había desaparecido, era como si hubiese traspasado algún portal de otra dimensión, no había nada, me sentí un poco atemorizada y volví hacia la playa a esperar la barqueta.

La barqueta llegó puntual y sentí un poco de melancolía de dejar el islote encantado, ahora comenzaba a creer que sí estaba embrujado, cuando me reuní con Tony le conté lo de las muchachas, me miró suspicaz y me dijo … ¡oh! sí claro … y cambio de tema, sacó de su maletín el catalogo de los escorts, me dedique a recrearme con esas pijas fantásticas que pendían entre las piernas de estos muchachos, mi chocho era el mas contento de todos cuando acordé con Tony tres tours con escorts por el precio de dos, pero esa historia se las contare en otra oportunidad.

Lo que no puedo dejar de contarles es que me tuve que rasurar de nuevo mi chochito, regresé a mi ciudad y comencé a hacer deporte sin ningún malestar, me extrañé porque no lograba ni siquiera encontrar las cicatrices de mis operaciones, fui a una cita medica con mi doctor y este tampoco pudo encontrar mis cicatrices, me ordenó una radiografía y la sorpresa mayúscula era que mis tendones y meniscos estaban regenerados y sanos como si jamás me hubiesen operado, mi doctor no daba crédito y no aceptaba las evidencias.

Con esos resultados programé enseguida una cita con mi ginecóloga, ella me miró como para decir … ¡estás loca¡ … si te sacaron todo, como puedes pedirme que te ordené un examen radiográfico, insistí con tal vehemencia que finalmente con cara molesta me firmo la orden médica para el examen.

A los dos días volví donde ella con las placas, me dijo … están equivocadas … no son tuyas … le mostré el sobre con mi nombre y mis datos personales … no se convencía … entiendo que tú quieras creer que son tuyas, me dijo … pero no es posible … debe tratarse de un error … la amenacé con cambiar de especialista si no se daba a la razón ante la evidencia … me dijo, te ordenare una resonancia … y después veremos quien está equivocada.

Me hice el examen y volví donde ella … no lo puedo creer me dijo, tu útero, tus trompas y todo está perfecto … no hay señas de operación alguna … estas normal como cualquier mujer … eres fértil … se me cayeron las lagrimas … no lo comprendo, pero estás bien, estás sana y vigorosa.

Dejé la consulta llorando, pero esta vez lloraba de felicidad …

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 0
  • Votos: 0
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1443
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.15.229.191

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Relatos: 38.521
»Autores Activos: 2.282
»Total Comentarios: 11.907
»Total Votos: 512.098
»Total Envios 21.927
»Total Lecturas 106.079.833