…Lo primero que hice fue irme directamente al balcón, abrir la puerta y oler el mar, sentir el aire fresco después de un largo viaje. Sólo eché un vistazo a los demás hoteles y me di cuenta que el de a lado estaba en construcción, pero no me fijé detenidamente, quizá esa fue la primera vez que me vio…
Entré a la habitación, me cambié de ropa y me puse mi traje de baño, un bikini de tanga color negro, me recogí el cabello, tomé mi toalla, el bronceador, unas sandalias y regresé al balcón, pensando en que con tan solo unos pasos disfrutaría de las olas, el sol, la arena…
De hecho, fue lo único que hice ese día, ya después el cansancio del viaje me venció y me dormí.
Al día siguiente, quizá por el clima o la altitud o de por sí el cambio de clima, hizo que amaneciera muy bien, de nuevo me levanté, y por el calor tan fuerte que hacía sólo dormí con una playerita, y mi ropa interior, una tanguita delgadita, que solo deseaba como mi bikini, que se tatuara con el sol en mi cuerpo, volví al balcón para ver la vista, ahora si, más detenidamente, vi. cómo en algunos balcones estaban las recamareras, cambiando sábanas, toallas, en otros balcones había una pareja abrazándose y besándose apasionadamente, supongo que eran recién casados, sin embargo yo sentía una mirada, que alguien me observaba, pero no encontraba esa mirada, recorrí poco a poco las demás habitaciones, los hoteles contiguos y nada, hasta que vi que en el hotel donde estaban construyendo estaban los albañiles, sin camisa, solo unos pantalones ligeros y unas sandalias, supongo que de cuero, y atrás de las hojas de una palmera, me estaba observando, yo fingí que no lo veía y empecé a lucirme, a estirarme muy discretamente, yo sabía que si estiraba mis brazos hacia arriba mi playerita dejaba asomar mis chichitas doraditas, bronceadas, delineadas por el sol, con solo un triangulito que quedaba exacto al rededor de mis pezones, luego me volteé como disfrutando del aire, y el desde abajo me veía la tanguita, embelesado de aquella actuación, después volví a ver el mar, y por último me metí a la habitación…durante el día estuve pensando en el, en el cuerpo que se había formado por el trabajo arduo del material, y bronceado perfectamente logrado. En la tarde subí a cambiarme de ropa para ir a bailar a una disco, eran como las 6.30 de la tarde, todavía tenia que comer y después a bailar, estaba a mitad del baño cuando tocaron a mi habitación y era el mozo que supuestamente me entregaba un recado que habían dejado para mi, supongo que el hecho de estar ahí trabajando a un lado del hotel donde me hospedaba sabía que número de habitación era donde yo dormía…el recado escrito solo decia “asómate al balcón”. Cerré la puerta y me dirigí al balcón, pensando en la persona de quien se trataba, no sabia quien era, llevaba el cabello mojado y solo con una mano me cubría el cuerpo lo largo de la toalla, me asomé y era el, el que me miraba desde abajo, pero ahora estaba en el jardín de mi hotel, levantó los brazos como queriendo alcanzarme y me decía que si podía subir, yo acepté, y en un dos por tres estaba arriba, tocando la puerta, le pregunté (extrañada según yo) que se le ofrecía y me dijo que me había visto y que le había gustado, al grado de animarse a preguntar si aceptaba una invitación para tomar algo o pasear, vestía una camisa sin mangas muy delgadita y fresca, le contesté que en ese momento pensaba quedarme en la habitación (cambiando mis planes) puesto que tenía tan quemada mi espalda y hombros que prefería quedarme en la habitación para untarme algún medicamento o pomada para las quemaduras, casualmente el se ofreció y yo acepté, pasó a mi habitación y mientras lo veía pasar frente a mi, noté los músculos de sus brazos, su espalda dorada, e imaginé que seguramente tendría un abdomen perfecto, se dirigió al balcón, para recordar cuando me vió desde abajo, vió la vista que tenia desde ahí, y se metió de nuevo a la habitación, en ese momento yo estaba mas caliente y excitada de solo pensar lo que yo tenia planeado hacer, tomé una crema y le dije que esa era la que me untaría, me acosté en la cama boca abajo, y el se sentó en la parte baja de mi espalda y comenzó a untarla, yo fingía ardor, pero realmente estaba lista mi panochita para una buena tarde inolvidable, me decía muy quedito que eso me aliviaría, que aguantara un poquito, sentía cómo resbalan sus manos fuertes, grandes, sobre mi espalda, por momentos me masajeaba los hombros y yo cerraba mis ojos, queriendo prolongar ese momento, después se sentó a un lado de mi cama, estaba completamente desnuda y me dijo cuanto le gustaba mi cuerpo, cuanto le había excitado verme y cuantos deseos tenia de poseerme, me volteé para verlo a los ojos y le dije que también estaban quemadas mis piernas, las miró y empezó a ponerme la crema…
Empezaba desde mis pies e iba subiendo muy despacito para no lastimarme según el mis piernas bronceadas, y cada vez se acercaba mas a mi panochita, delineada por el bronceado, y escurriendo por sus caricias, empezó a meter uno de sus dedos, y yo empezaba a encorvarme de placer, lo sacó y se lo chupó, se desnudó y se montó en mi, solo se oían las olas, se sentí la corriente del aire contaminado de pasión, deseo, desesperación por empezar a sentir placer, acostumbrado alas fuertes jornadas tenia mucha fuerza en los brazos, me tomó de la cintura y sin más me ensartó en tu pene, duro, listo para mi, lagrimeando por mi conchita, ni siquiera era necesario detenerme con mis brazos colgando de su cuello, el me sometía con tanta facilidad, adivinando mis deseos, lo metía una y otra y otra vez, fuerte, y a veces rápido, sudaba tanto que nuestros cuerpos resbalan perfectamente, llevando el ritmo entre nosotros y sin mas ruidos que los lamentos de placer, la respiración acelerada y el ir y venir de coger tan repentinamente, me dijo que no quería olvidar ese dia y me pidió que fuéramos al tan adorado balcón, pensé inmediatamente que todavía habia luz, habia gente que paseaba por ahí, pero solo lo pensé… y acepté.
Nos fuimos al balcón, yo me sostenía del barandal viendo hacia el mar y en ocasiones echaba un vistazo para las demás habitaciones, el me penetraba por atrás, después se salió y me empezó a besar mi ano, a abrirme las nalgas para que entrara mas su lengua, lo lubricó con su saliva…lo preparó…y así, sin más, me cogió, yo grité al mismo tiempo que cerraba mis ojos, y me olvidé por un momento de aquel maravilloso paisaje, ya ni me importaba que me vieran, al contrario, me excitaba más la idea de que alguien por ahí se estuviera masturbando al vernos, quizá hasta creer que éramos nosotros los recién casados y no que era algo ocasional, entre el dolor y el placer noté que efectivamente en otro balcón habia alguien que con binoculares nos veia y se masturbaba con una mano, yo le sonreí y me lamí los labios para antojarlo mas y darle envidia.
El empezó a moverse mas rapido, sin perder el ritmo, se detenia de mis pezones duros y los jalaba al frente, parecía que derribaríamos el barandal con ese ir y venir, me decía que estaba por terminar y empezó a venirse, lo saqué me di la vuelta, me hinqué y me puse de frente a ese pene tan rico, tan suculento que se veía, abrí la boca y me tragué su leche tibia, rica, sabrosa, el se detenía de la puerta del balcón, se le doblaban las rodillas, no sabía que podía darle esa estocada, yo también podia matarlo de placer…
Después de haber terminado, me levanté, vi hacia atrás para despedirme con la vista, al mismo tiempo que limpiaba mis labios con la lengua del otro balcón, sonreí, y me metí a la habitación. Cuando el entró, yo estaba en la regadera, y me alcanzó, me pidió que no me moviera que el me bañaria, asi fue, recorrió con el jabón mi cuerpo y después el se bañó.
El se salió primero y esperaba a que yo saliera para cubrirme en un abrazo con la toalla, me abrazó y me pidió mi teléfono, mis datos, todo lo posible para no perderme de vista, yo solo le tapé la boca con un beso, y entendió que lo vivido aquella tarde ahí habia nacido y ahí habia muerto, ya no hablo mas nada, se vistió y salió. Yo terminé de arreglarme, y al asomarme de nuevo al balcón el estaba ahí, solo con la mano me dijo adios, conteste de igual forma, me di la vuelta y atrás de mi espalda cerré la puerta.
me parece muy interersante tu formade escribir, realmente son historias eróticas eu dejan a la imaginación caminar por los tortuosos rincones de placer y hacer más agradable el ir y venir kronos