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Ir al bar

~~Era ya media tarde y había salido del trabajo un poco cansado. Aunque estaba acostumbrado a llegar a casa y follarme a mis dos vecinitas sedientas siempre de polla (ver mis relatos anteriores) esta tarde me apetecía tomar algo en un bar.
 Entre en un bar al lado de mi casa que estaba bastante vacío. Me senté en la barra mirando hacia el frente y pensando en mis cosas. De repente alguien me dio un pequeño golpe y me pidió fuego. Le di fuego y le miré. Se trataba de una chica:
 Hola, soy Raquel. No te he visto por aquí antes.
 Hola me llamo Alfonso. No suelo venir
 Yo tampoco, pero no podía estar en casa.
 ¿Qué es lo que te pasa? Si se puede saber.
 Nada. es que he tenido que salir de casa. Es por culpa de mi novio. no sabe como tratarme, en ningún sentido. ya me entiendes.
 Yo la miré y me extraño. Se trataba de una chica medio rubia medio castaña, 1.70 de altura, un pecho de talla 90 (o más) y unos ojos marrones muy seductores. Se trataba pues de una chica muy guapa, llevaba una minifalda y un top ajustado en el que se notaba que no llevaba sujetador. Estaba pensando en como podía ser que una chica así se me estuviera confesando que no estaba bien follada. cuando me dijo si mi casa quedaba lejos ya que le apetecía seguir hablando pero en el bar había demasiado humo yo no me lo pensé y le dije que me acompañara ya que estábamos al lado. Yo ya no disimulaba las miradas a su cuerpo y ella tampoco se escondía para mirar el bulto de mis pantalones y morderse el labio. No pude separar mis ojos de su trasero y como se movía, contoneándose mientras la seguía por hacia el ascensor de las escaleras de mi edificio. Entramos en el ascensor y antes de que pudiera extrañarme, se echo contra mi y me beso salvajemente, agarrando mi cabeza entre sus brazos y acariciando mi cuerpo con su pierna, mientras el ascensor nos acercaba a mi piso y a la gloria. Su lengua no abandonó mi boca ni sus manos mi cuerpo hasta que el ascensor llego a su destino. Abrí la puerta de mi casa y ella me dijo ve recogiendo y comenzó a entrar en la casa, echo a andar por el pasillo principal, sin dejar de contonear ese trasero tan perfecto, yo la seguía embobado, ella se paró y aun dándome la espalda se quito el top y lo dejo caer al suelo. Las penumbras de la casa me dejaron ver una espalda sensacional y la promesa de unos senos mas que apetecibles. Mientras me agachaba a recoger la prenda pude ver desde abajo como unas piernas larguísimas se juntaban para dejar que sus manos llevaran su minifalda al suelo al tiempo que me dejaban ver un tanga de color negro. Ahora la seguía por la casa que se me hacia interminable, deseo de atraparla así, solo con su tanga y sus sandalias, se paró, y poniendo un pie en una silla y sin mirarme comenzó a desatar su sandalia, allí pude apreciar como su pelo caía sobre su hombro hasta su pecho, la firmeza de sus nalgas, la piel de su cuerpo que brillaba con la poca luz que atravesaba la casa. Una vez acabo me susurro un: quizás quieras ponerte mas cómodo y dejar tus cosas en esta silla, mientras entraba en la habitación contigua. Yo aproveche para dejar mis cosas y equiparar mi ropa con la suya, así, tan solo en unos slips que apenas atrapaban mi erección, pase tras ella, me esperaba ya totalmente desnuda, podía ver su pubis perfectamente recortado mientras la admiraba de rodillas, sentada sobre sus almohadas. Podía ver el brillo de lujuria en sus ojos al acercarme, me puse a su altura de la cama e inclinándome hacia ella puse mis labios en los suyos en un beso tierno y cálido, mientras notaba como sus manos acariciaban mis piernas. Nuestras lenguas fueron transformando ese bese cálido en uno mas húmedo y pasional, mientras sus uñas se clavaban en mis caderas e iban descendiendo llevando mis slips al suelo y dejando libre mi pene. Ella se incorporo hasta quedar nuestros ojos a la misma altura para un ultimo beso, mientras su mano comenzaba a trazar limites entre mis muslos y mis huevos, los acaricio con una mano firme, hasta que paso a agarrar con fuerza mi aparato, subiendo y bajando levemente la mano, se separo de mi levemente y sonriendo se puso a 4 para poder acariciar mi capullo con su lengua, yo no pude evitar un gemido de placer mientras sentía su humedad en mi pene y como sus manos acariciaban el resto de mi verga y mis huevos. Era una locura ver como se movían sus caderas acompañando su movimiento general del cuerpo, a la vez que sentía como su boca me succionaba la cabeza de mi pene , como su mano masturbaba la parte de mi instrumento que no se alojaba en su boca y como la mano restante acariciaba mis huevos, mis piernas y pellizcaba mi trasero. así pasamos un tiempo que para mi fue una eternidad de placer, sin embargo, no quería solo disfrutar, estaba allí y quería saborear a esa mujer de todas las maneras y formas. La obligue a soltarme y con cierta fuerza la tire contra la cama, me eche sobre ella y la bese con pasión, ella respondió abrazándome y estrechando mi cuerpo con sus piernas, a la vez que yo me restregaba contra el suyo y sentía como la punta de mi pene rozaba la calidez de sus labios. En un esfuerzo de contención, fui bajando mi boca por su cuerpo, saboree sus pechos, chupando cada pezón mientras amasaba el otro y sentía como ella se movía y gemía en mi oído, bese su vientre plano, mientras jugueteaba con el arete de su ombligo con mi lengua y finalmente mis dedos marcaron surcos en sus piernas mientras mordisqueaba sus muslos. Ella jadeaba muy rápido, sus caderas se movían con desesperación, buscando son su sexo mi boca mientras la torturaba con mi aliento sobre su clítoris ya hinchado, mis dedos separaban sus labios mientras ella gemía y me miraba apretando sus pechos y susurraba que me la comiera YA. Cuando por fin mi lengua recorrió su sexo, ella se estremeció y pego sus caderas a mi cabeza, sus manos me atrapaban contra su sexo, mientras mi lengua la perforo saboreando su interior y notando como la humedad se desbordaba. Ella empezó a gemir y a decirme que se iba a correr mientras me apretaba contra su sexo. Se corrió de forma brutal, gritando como una posesa. Estuvo más de un minuto gimiendo como una perrita hasta que se calló exhausta después de correrse.
 Yo me puse a su altura y le besé con cierta dulzura. De repente oí la puerta de mi casa abrirse y aparecer mi vecinita Lidia que me miraba con una cara llena de celos.
 ¿Quien es esta puta?
 Se llama Raquel y no es una puta como tú. dije yo
 Eso! Déjanos tranquilos dijo Raquel
 Tú te callas zorra. Alfonso es mío y de mi hermana y tú no tienes ningún derecho. Ahora como castigo me vas a comer el coñito y si no me corro me puedo enfadar.
 Raquel me miró con cara de sorpresa pero al mismo tiempo de deseo. Yo esperé a ver como reaccionaba, pero supuse que si se había venido a mi casa 10 minutos después de conocerme ahora no se iba a hacer la estrecha. Efectivamente se puso a 4 patas mientras Lidia se ponía en la otra punta de la cama abierta de piernas. Ella se acercó y le dio un morreo de lujo a mi vecina que respondió comenzando a acariciar todo el cuerpo de Raquel. Ella gemía y poco a poco se acercó al sexo de Lidia y empezó a lamerlo y besarlo. Yo desde mi lugar podia ver el culito de Raquel contorneandose mientras le coño a mi vecina. Lidia iba diciendo:
 Zorra!! Que bien te comes mi coñito!!! Sigueeeeeee
 Yo empecé a empalmarme y viendo que Raquel y Lidia estaban muy concentradas en darse placer, me levanté con sigilo y me acerque a ese culito de mi nueva amiga. Antes de que ella se diera cuenta empecé a lamerle el coñito y su culito. Ella miró hacia atrás como para decir algo, pero Lidia le agarró del pelo obligándole a seguir comiendose su coño. Tras humedecerle su culito me decidí a romperselo y sin demasiado reparo le fui metiendo mi polla en ese culito prieto. Ella alternaba los grititos con los gemidos, pero no paraba de comerle el coño a Lidia. Cuando se la metí entera ella pegó un grito que se acalló cuando empecé a meter y sacar mi polla de su culo. Ella gemía y entre gemido y gemido iba comiendole el coño a Lidia. Yo estaba en el cielo enculando a Raquel, esa putita que acababa de conocer hace más o menos una hora. Estaba cerca de correrme e iba a decirselo a las putitas que me estaba tirando pero se adelantó Lidia gracias al buen trabajo de Raquel. Lidia se corrió como una zorra y después se quedo mirando como seguía enculando a Raquel. Ella gemía, sudaba, gritaba y estaba cerca de correrse de gusto la muy putita. Antes de que yo acabara explotó como una perrita y se corrió agarrando las sabanas para no salir volando. Entonces se dio la vuelta y sin que yo dijera nada se metió la polla en la boca y empecé a follarle la boca casi a punto de acabar. Le avisé que me iba a correr, pero ella en vez de sacar mi polla cerró bien la boca alrededor de ella para que no se escapara ni una gotita. Me corrí y ella se fue tragando mi leche mirándome fijamente a los ojos con esa carita de zorrita que me había impactado en el bar. Acabé exhausto y los dos caímos en la cama sin aliento. Nos quedamos los tres en la cama, yo en medio y Lidia y Raquel a los lados acariciándonos y lamiéndonos.
 Al día siguiente me desperté y las dos chicas se habían ido. sin embargo Raquel me había dejado su teléfono y a Lidia sabía donde encontrarla. ¿Volvería a tirarme a Raquel o esta habría sido la primera y última vez?
 Este relato está dedicado a Raquel.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
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