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Categoría: Masturbación

Intimo

Por fin acabó el dia. No, no ha sido diferente a muchos otros, pero este deseaba en lo mas profundo de mi cuerpo que acabara. Me apetecia estar sola, relajarme, tener tiempo para mi. Ese tiempo que todas las circunstancias que me rodearon durante toda la semana no me lo permitieron. Mis amigos habian ideado un buen plan, y no sin que antes mucho me insistieran para ir yo les habia respondido las mismas veces que queria estar sola, y que otro dia los veria.

El silencio de la soledad de mi casa me susurro tranquilidad. Cerre la puerta suavemente y no pude evitar sonreir. Me sentí libre de estar entre esas cuatro paredes. Me sentí protegida. Miré a mi alrededor: miré todos y cada uno de los rincones que divisaba desde la puerta. No tenía mucho pero para mi lo era todo. Era mi rincón, mi sueño, mi refugio. Colgué el bolso y me quité el abrigo. Después y sin apenas moverme desabroché el pantalón y me lo bajé. Al inclinarme me sobresalté al sentir el tacto de la madera de la puerta sobre mis nalgas y no pude casi evitar una carcajada porque me habia asustado hasta el punto de sentir el bombeo de mi corazón acelerado. Me encaminé a la habitación mientras me desprendía de mis zapatos que rodaron sobre el suelo del pasillo. El suelo me envolvió con su frío las plantas de los pies. Entré en el baño y me alejé mientras escuchaba el agua chocar contra las paredes de la bañera.

Me entretuve unos intantes contemplando mi rostro en el espejo. Denotaba todo el cansancio acumulado, aunque en mis ojos se reflejaba la vitalidad por estar donde más deseaba...algo asi como un brillo especial. Me aparte un instante mientras me quitaba la camiseta. Inmediatamente mis manos fueron al cierre del sujetador. Cerré los ojos mientras los sentía libres, acariciados por un ambiente que me provocó un escalofrío. De nuevo abrí los ojos mientras mis manos deshacían el moño que entrelazaba mi pelo. Mi pecho se movía al ritmo de mis manos. Sentí como el frío habia endurecido levemente mis pezones.

Fuí de nuevo hacia el cuarto de baño. Me desnudé por completo mientras el agua caliente inundaba todo con su vapor. Me metí lentamente. Sentía como el agua acariciaba mis tobillos y como mientras me sentaba iba abrazando todo mi cuerpo. El chorro caía sobre mi muslo. La sensación de esa caricia del agua sobre mi piel me hizo recostar la cabeza e intentar extenderme todo lo posible en aquel pequeño espacio. Volví a cerrar los ojos y por fin te ví.

Te acercaste a mí sonriendo, con esa sonrisa maliciosa que tanto me gusta y te pusiste de cuclillas fuera de la bañera. Me acariciastes el pelo. Mi cara se apoyaba sobre la palma de tu mano mientras podia sentir a través de mi piel todo el fuego de la tuya. Tu mano bajó por mi cuello y se detuvo en mis hombros. El agua comenzaba a cubrir mi pecho y bajaste tu mano para mojarmelos. Salpicastes suavemente por encima de ellos y te detuviste en uno de mis pechos. Acariciastes dulcemente mi pezón, que reaccionó de inmediato dejándose atrapar entre tus dedos. Hicistes lo mismo con el otro pecho mientras tu mano era cubierta por el agua.

Abrí los ojos y cerré el grifo, dandome cuenta que mis manos habían pasado a ser las tuyas. Volví a cerrar los ojos y de nuevo te ví, apoyado con un brazo en el borde mientras tu mano seguía acariciándome. Ya te habías desnudado. Te inclinastes ligeramente para besarme. Nuestras lenguas se unieron y pude sentir como acariciabas mis labios con la tuya, pasando lentamente por todo el contorno de mi boca. Mientras, tu mano se deslizaba entre mis piernas y sentías como mi respiración se entrecortaba. Tu boca acariciaba mi cuello mientras mi cuerpo se estremecía por el contacto de tus dedos en mi vagina. Acariciabas suavemente mi clítoris, estimulándolo, excitándolo.

Haciendo que sobresaliera de mis labios, mientras jugueteabas separándolos. Tus dedos apretaban sobre ellos mientras bajaban para penetrar mi vagina. Podía oir mi respiracion agitada y también la agitación del agua provocada por tus caricias. Penetrastes con un dedo, mientras que con la otra mano volviste sobre mis pechos. Volviste a pellizcar mis pezones. Sentí otro dedo acompañar al primero. Tus movimientos eran lentos pero los dotabas de una enorme profundidad. La otra mano bajó sobre mi clitoris mientras el agua provocaba una fuerte marejada entre mis piernas. Parecía que iba a estallar un volcán.

Agarré tu muñeca con mi mano para no dejarte salir de mi, mientras tu otra mano acariciaba ahora velozmente mi clítoris. Pude arquear mi cuerpo hacia arriba mientras alcanzaba el orgasmo, oir mis jadeos convertidos en gemidos mientras abría los ojos...mientras te perdía...quise volverlos a cerrar de nuevo para verte, pero ya no estabas, solo estaba mi cansancio, mi respiración terminando de pausarse mientras mi cuerpo recuperaba la calma...mientras mis manos reposaban sobre el borde de la bañera y mientras el calor del agua me relajaba. te eche de menos, aunque sentí que volvería a verte al salir, al descansar sobre mi cama. Sentí que volverías y me harías el amor despacio. Mirandome a los ojos con cada embestida, con cada profunda penetración dentro de mi...

Datos del Relato
  • Categoría: Masturbación
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