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Instruyendo a Emily

Este relato debería comenzar por el día que empezó todo, el momento justo en el que algo cambió y lo hizo para siempre con todas sus consecuencias… Era por la tarde y como siempre había ido a un parque enorme que se encontraba en mi barrio, paseaba a mi perro por la parte alta del mismo, cuando abajo junto al sendero pero apartado de este por unos arbustos había un banco y en él una parejita tonteaba y se metían mano, atraído por la escena me apoyé en un murete y como no, el morbo me pudo. No esperaba ver tanto pero un par de minutos después pude ver como la chica poniéndose en pie, se quitaba las bragas, mientras el chico se bajaba los pantalones y aparecía blandiendo un buen cipote para un chico de unos 17 años. Al momento ella se montó sobre él. Me pareció de lo más erótico ver a esa chiquilla menear las caderas mientras él con la cabeza apoyada en el respaldo del banco se dejaba hacer casi impasible… Cuando tan solo tres minutos después vi a la chica levantarse, lo sentí por ella dándome cuenta que todo había acabado demasiado pronto para la ella. Con mal sabor de boca por el temprano final volví al sendero y empecé a descender acompañado de mi fiel compañero. Para mi sorpresa al llegar a la altura de donde debía estar el banco apareció la chica, supe que era ella por la chaqueta roja en la que había guardado sus braguitas, pero lo sorprendente era que la reconocí. Era Emilia una chiquilla del barrio a la que conocía desde pequeña, la había visto mil veces saltar con la cara sucia y las coletas deshechas en el parque pequeño de abajo de mi casa. Sus padres al igual que yo mismo llevaban en el barrido toda la vida y allí mismo sus padres se conocieron y se casaron…
-“Hola señor García”, saludo la chica sin sospechar que había sido testigo de su encuentro íntimo.
-“Buenas tardes Emilia”, intenté que no notara mi incomodidad.
Retomamos cada uno nuestros caminos, ella ajena a todo lo que había visto, y yo dándole vueltas al paso del tiempo. Volví a casa pensando en que todo cambiaba, no solo esa chica, incluso mi vida, sobre todo los tres últimos años. A los treinta y ocho en la multinacional donde estoy tengo una buena reputación como analista de estructuras, me ofrecieron un buen sueldo y hasta me hicieron fijo en plantilla como encargado de la sección de análisis virtual de proyectos…total y ahí cambio mi vida, pasaba cada vez más tiempo en casa con el trabajo a distancia mientras mi mujer pasaba cada vez más tiempo entre el trabajo y las salidas con las amigas. Solo tres meses después me dijo que teníamos que hablar y la cosa se resume en que se aburría conmigo y que quería el divorcio. Se largó sin mirar atrás dejándome tirado tras más de trece años de matrimonio. Al principio la odié por ello pero poco a poco me acostumbré a la soledad y ahora dos años después estaba totalmente adaptado y hasta la disfrutaba.
Habían pasado dos días de lo del parque cuando volví a cruzarme con Emilia, esta vez le sujeté la perrita que se le había escapado y había venido a jugar con el mío. Sin embargo al contrario de otras muchas veces cuando esa chica se agachó para atar a su perrita, le miré su redondo culo, que se marcaba con esos ajustados vaqueros que llevaba…
-“Lo siento esta pesada siempre está igual”.
-“No pasa nada”, dije mirando sus turgentes tetas bajo la también ajustadísima camiseta.
Así fue desde el día del parque, cada vez que me cruzaba con ella no podía evitar el repasó a su cuerpo y sin apenas ser consciente ella pasó a ponerle cara y cuerpo a mis más oscuras fantasías sexuales. Seguí cruzándomela a diario y como buen observador incluso vi algún que otro momento íntimo con algún chico, que antes hubiera pasado desapercibido para mí…, un par de achuchones en su portal e incluso una vez en el aparcamiento hubo un poco más que simples achuchones. Todo ello me ponía a cien por más que intentara pasar del tema por absurdo de poder tener algo conmigo debido a nuestra diferencia de edad…, yo solo podía ser un viejo verde asqueroso para ella. Sin embargo mi cuerpo parecía tener vida propia ante esa chiquilla de poco más de quince años. Unas semanas después por caprichos del destino al regresar de una cena con unos amigos vi a Emilia hablando con un policía, estaba bastante lejos de casa y me sorprendió verla hablar acaloradamente, paré el coche y me bajé…
-“¿Qué pasa con esta chica agente?”
-“¿La conoce usted?”
-“Sí”.
-“Es que una vecina dio un aviso de escándalo público y estábamos procediendo con unas preguntas”.
-“Es mi sobrina”, le dije metiéndole lo mejor que supe dándole veracidad.
Tras unos minutos los agentes decidieron que podía llevármela y se fueron. Entramos en una cafetería y los dejé a solas unos minutos para que se despidieran, habíamos quedado en que la llevaría a casa. Al volver pude oír lo último que estaba diciendo…
-“Intentaré convencerlo para que no diga nada, le conozco desde siempre…es un vecino de la finca”.
-“Ahora ve con cuidado a ver si te pide algo a cambio de su silencio”.
-“No seas peliculero, es un señor mayor… ¿crees que es un viejo verde? Es muy respetado por todos”
-“Claro, sino por qué crees que se ofrece a ayudarte, te mira con ojos golosos. ¡No me fio Mily!”.
Carraspeé tras ellos y ella se avergonzó de la conversación que había oído…, él como un cobarde se despidió citándola para mañana y la dejó con el pastel de dar explicaciones. –“Lo siento, no quería insultarle”.
-“No pasa nada, creo que es preferible ser un viejo verde, que un cobarde que deja a su chica ante ese viejo verde para que acarree con todo ella. Deberías plantearte si te interesa seguir con un tío así que no piensa en ti ¡Eres demasiado lista y hermosa para un sujeto como él!”.
-“Eso no es cierto, está nervioso, pero es un buen chico…”
-“¿Y en el parque también lo estaba?” Se me escapó cabreado al ver que ella no quería ver la realidad.
-“¿En el parque?”
-“Será mejor que nos vayamos, estoy cansado”, le dije furioso.
Supe durante todo el camino que estaba dándole vueltas a lo que le había dicho, pero lejos de aclararle nada la dejé en el portal de la finca diciéndole que ya hablaríamos. Aparqué en el garaje y me dirigía en ascensor a mi piso arrepentido de haberme inmiscuido más de la cuenta, nada más cerrar la puerta sonó el timbre….
-“Soy Emilia, por favor necesito hablar con usted”. Le abrí y esperé en la puerta a que subiera.
-“Pasa o mañana todos los vecinos hablaran de esto. ¿No te da miedo ir a casa del viejo verde en mitad de la noche?” Le lancé esa pulla mientras cerraba la puerta.
-“Yo no dije que lo fuera, y he venido para hacerle una pregunta”.
-“Que sea fácil niña”.
-“Nos vio en el parque “haciéndolo” solo he estado ese día con él en el parque”.
-“Pues lo siento pero la respuesta es sí, os vi “haciéndolo” y por eso dije que no se preocupa por ti. Eso de despacharte sin apenas hacer nada en dos minutos ¡¿Cuándo piensa en ti, en tus necesidades?!”
-“Al final tenía razón… y sí es un viejo verde que mira a las parejas a escondidas”, dijo rabiosa.
-“No tuve que esconderme y si no hicieras esas cosas en público no lo habría visto”, contesté furioso
-“Cierto, pero eso no le da derecho a opinar sobre él”.
-“Soy libre de opinar lo que quiera y si me parece que tu noviecito no tiene ni idea de satisfacer a una mujer puedo decirlo, es mi opinión…, en tu mano esta creerlo o no”.
-“Claro que el señor se cree por encima del bien y del mal”, seguía enfadada.
-“Te cabrea porque sabes que es cierto nena, no es conmigo con quien deberías cabrearte. No me siento mejor que nadie, simplemente se lo que vi, si eres capaz de admitir la verdad…”
-“Se equivoca lo pasé genial en el parque”, dijo mirando el suelo, se avergonzaba pero no quería dar el brazo a torcer.
-“Claro, si todos los chicos con los que has estado son como ese, no tienes mucho donde comparar”, seguí picándola. “Un día cuando sepas lo que es “hacerlo” de verdad me darás la razón”.
-“Y quién sería el indicado en enseñarme a “hacerlo” ¿usted?” Quiso picarme ella a mí.
-“Seguro que podría ofrecerte más, de eso puedes estar segura”, le seguí el juego…
-“Y ¿hay que pedir cita para ello?” Dijo retándome.
-“Nena si te atreves a sentir de verdad lo que es un buen polvo estaré en el salón…, si como creo eres una gallina clueca como él y te conformas con lo que sentiste en el parque puedes largarte sin preocuparte de que nada de lo sucedido esta noche salga de mí”.
Fui a sentarme a mi sillón dejándola en el recibidor, esperando oír la puerta de la calle. Oí sus pasos y no fue la puerta de la calle sino la del salón la que oí a continuación.
-“No soy una cobarde”, dijo plantándose ante mí. “La primera vez me hizo ver la estrellas, no fue tan rápido…” Me dijo indignada ante mi indiferencia, la miré intentando ver en sus ojos el deseo que tiene toda hembra que lleva dentro una putita desvergonzada…
-“¿Así? Si tienes tiempo siéntate y cuéntame cómo pasó esa primera vez…” Emilia se sentó a mi lado en el sofá y durante unos segundos no dijo nada, quizás arrepentida de llegar a ese punto sin retorno con un casi desconocido…al cabo de una dudas carraspeó y comenzó a narrarme su primera experiencia. Nunca me habían contado una historia como esa en la que la misma protagonista describiera como la desvirgaron…
Mi primera vez fue a los 13 en una excursión a un bosque dentro de la ciudad, comenzó diciendo un tanto insegura de revelar su secreto más enclaustrado…, recuerdo que fuimos a recolectar helechos y como es costumbre llevamos el uniforme de la secundaria, en mi caso falda tableada en azul y rojo, blusa blanca, chaleco azul con una franja blanca en el cuello. Solo nos acompañaba la maestra, que resulta no se daba abasto para cuidarnos, en un momento se agruparon casi todos en una área pequeña para recoger algunas hojas, yo como era de las más bajitas, por entonces solo alcanzaba un 1’30 metros, no pude acercarme para participar, así que decidí ir a buscar por mi cuenta alguno de los otros helechos que recolectaríamos para la clase de ciencias…, nadie se dio cuenta de mi ausencia cuando me aparte de grupo, caminé sin rumbo casi 20 minutos cuando me di cuenta que ya no escuchaba los gritos de mis compañeros. Sentí un poco de miedo al quedar tan sola en aquel bosque, pero a punto de regresar, escuché unas voces que venían de entre unos matorrales frondosos…, la verdad la curiosidad pudo más que la prudencia y me fui acercando para ver quién era. Alcancé a distinguir la voz de una chica que decía que no era buena idea porque sabía que los de secundaria estábamos recolectando hojas y
helechos por la zona.
Aquello me llamó más la atención logrando descubrir a dos chicos y una chica de espaldas, ellos le decían que no importaba, porque solo se quedarían en la parte común del bosque donde se encuentran los guardias… que no fuera tan mala con ellos. Les recordó que la hermana de uno de los chicos iba en ese grupo de excursión, así como su propia hermana, esa información me hizo despertar la curiosidad rodeando para ver las caras de los tres. La chica era hermana de mi amiga Claudia, que en ese momento cursaba 2°, el otro chico era el hermano de una niña con la que no hablaba por entonces, pero que después pasamos a ser muy buenas amigas. El Chico se llama Diego y el ultimo era mi vecino…, un chico muy apuesto que siempre me gustó desde que lo conocí en primaria, el estaba en 3°… se llama Carlos, hermano de una niña llamada Gina que siempre está en mi casa jugando conmigo porque su hermano siempre está haciendo tareas o jugando a la PS sin tiempo para ella haciéndose con todo el espacio, por lo que se suele marchar de casa a la mía.
Bueno el caso es que desde mi atalaya se divisaba perfectamente al trío, así como la conversación que mantenían, y en un momento dado fue que Diego quien se acercó a levantarle la falda a Claudia y Carlos le comenzó a frotar las tetitas con bastante descaro y fortaleza mientras la besaba. Claudia solo decía…
-“¡Chicos por favor no!” Sin embargo no lo hacía con convicción… le gustaba.
Después de estar así unos 5 minutos Carlos le desabrochó la blusa a Claudia y se la quitó dejándola en puro desnudo solo con el sostén mientras Diego ya le había desbrochando la falda, al tiempo que le manoseaba el culito sobre sus bragas, Claudia ya no protestaba solo suspiraba con los ojos cerrados interiorizando cada devaneo de ambos machos descosidos, dándole placer por cada rincón de su cuerpo, pero lo cabrones disfrutaban de lo sumisa y fácil que les estaba resultado meter mano a Claudia… Carlos me descubrió, me miró sonriendo y se empezó a quitar los pantalones al igual que Diego, cómplices de la sugestiva situación a la que la chica se ofrecía sin paliativos… en ese momento pude ver por primera vez una polla erecta real y en vivo. Me comenzó a dar calor (en ese tiempo no sabía nada sobre la sensaciones que te imprime el sexo… antes, durante y después de follar o simplemente ver los genitales sugerentes de un macho atractivo)
Por la escena que veía frente a mí, el sofoco era incontenible y la curiosidad ni mucho menos. Comencé a acercarme más para ver mejor lo que hacían con ella, fue cuando Carlos desabrochó el sostén a Claudia y Diego le bajó las bragas a Claudia despelotándola sin nada. Habían logrado dar el siguiente paso regocijándose en su éxito… sin decir nada iniciaron a manosear y chupar a Claudia por todas partes, Carlos le chupaba los pezones de sus tetitas, y Diego le besaba el culo mientras Claudia solo se quejaba o jadeaba sin poder distinguir bien ambos sonidos. Yo para ese momento ya respiraba agitada y sentía que me picaba el coñito, además que era tanto el calor que sentía que no pude evitar remangarme la falda y desabrochar la blusa con cuidado para no hacer ruido. No me daba casi cuenta de mis acciones quedando en ropa interior, observé mis braguitas empapadas de mi flujo vaginal, en un principio pensé que era solo sudor así que no le di importancia. Claudia completamente entregada les dijo que se adentrasen más al fondo donde la piedra grande y los arbustos más crecidos, estarían más seguros de la vista ajena, recogieron la ropa sin descuidar de sobar a la chica caminando los 20 metros que les separaba. Yo seguía agachada en los arbustos, pero cuando vi que se iban lejos comencé a gatear entre los arbustos así como estaba, cuando llegué lo suficientemente cerca pude ver como Diego y Carlos jugaban a piedra papel o tijeras y Carlos ganó. Claudia se hallaba a la expectativa de ver cuál era la resolución de ambos sementales para con ella, entonces comprobó que solo Carlos se acercaba a ella y sin decirle nada le dio un beso en la boca mientras la abrazaba envolviéndola, ella se dejo besar…
-“¡¿Estás lista nena?!” Dijo Carlos muy seguro de sí mismo. Claudia levantó una pierna, pero en eso Carlos le explicó que no llevaba consigo condones. -“Te follaré sin condón, y antes de correrme te rociaré la cara con mi leche”, le espetó
Claudia parecía que diría algo cuando Carlos le metió de golpe la polla en su vagina aprovechando la posición de ofrecimiento del coñito al empalado, ella se quejó mucho al no estar lo suficientemente dilatada, pero el exceso de lubricación quitó un mal peor que le produjo el cabrón, al tratarla como un mal follador… se reía…
-“¡Lo siento!” dijo. “Es que estabas tan indefensa y apetecible Claudia… soy un tonto”, pero lo besó y se abrazó a su cuello como respuesta a la acometida salvaje, en definitiva ya tenía todo el pedazo incrustado en su conejito hambriento y había que aprovecharlo.
Pude ver como Carlos metía y sacaba su polla de la cerrada raja teniendo a Claudia solo gemía como una putita desconsolada recibiendo los pollazos sin compasión del energúmeno que se la hundía hasta el corvejón una y otra vez sin remisión. Durante unos cinco minutos los huevos de Carlos rebotaban como en un frontón en la vulva de la chica, pero el invitado de piedra de Diego le animó a que apurara porque él también quería meterla en caliente, en ese coñito tan húmedo y tragón. Yo para ese momento ya estaba tocando mi rajita por encima de mis braguitas, y sentía todas aquellas sensaciones tan ricas que me obnubilé, olvidando estar escondida y sin querer al moverme rompí un ramita que crujió lo suficientemente fuerte para despertar la atención de los fornicadores. Carlos fue el primero que miró a donde me hallaba, quedé quieta casi paralizada por el miedo, así con las piernas abiertas y sin respirar. Carlos Sonrió y siguió con su trabajo follándose a saco a Claudia unos segundos más, la clavaba con ira desde el glande hasta enterrar toda la verga a la raíz, entonces para mi desolación y vergüenza le dijo a Claudia…
-“¡¿Sabes, ahora que recuerdo tenía algo que hacer…?!” Te dejaré solo para Diego.
Le extrajo el cipote de su estuche apretado, y le comentó a Diego algo al oído, éste sonrió dando su aprobación…
-“No iremos a jugar a la cueva de siempre”.
Diego le dio un beso a Claudia indicándole la marchar a unos metros más al fondo porque Carlos creía haber oído voces, Claudia accedió y se perdieron en los matorrales tal como estaban desnudos. Yo estaba inmóvil creyendo estar a salvo, y cuando pensaba que ya se había terminado el espectáculo, siento una mano que me toma de la muñeca y me dice…
-“¿Mily te ha gusta lo que has visto, nena?”
Me giré, y ahí estaba Carlos, totalmente en pelotas con su verga erecta cual mástil de velero apuntando a mi cara y sonriéndome como si no le importara nada. Quise decir algo pero solo balbuceé unas vocales inconectas, me ayuda a ponerme de pie con esa sonrisa de canalla que tanto me pone…
-“¡Mira que niña tan mala eres! ¡Sabes! Ya había notado que estabas mirando desde hace rato pero cuando te vi tocándote tu coñito, me enterneció que fuera por ver cómo me follaba a la hermana de tu amiga…, pero te diré un secreto… Cuando le ensamblaba mi polla, pensaba que te la metía a ti, ¡Solo pensaba que te follaba!”
Cuando terminó de decirlo me abrazó y sentí como acariciaba mis nalgas por encima de las bragas, y como tocaba mi rajita repasando con dedo índice de abajo arriba… suspiré y temblé de emoción al sentir sus manos. En su cara seguía dibujada la sonrisa socarrona del canalla que lleva dentro y que pronto se aprovecharía de una niña inocente y con muchas ganas de conocer el otro lado del sexo… -“Eres muy tierna, me gusta cómo te portas conmigo dejándote tocar tu coñito…” Le resultó tan fácil como cuando lo hizo a Claudia
Me quitó de un tirón el sujetador deslizando los tirante por mis brazos dejándome hacer, por inercia tape mis tetas con las manos y el aprovechó para tomar mis bragas del elástico, y tras darme un empujón jalo fuerte sintiendo como se descosían aireando mi conejito enjuto. Se quedó observándome ahí desnuda con mis prendas en sus manos, sonríe…
-“Este tesoro me lo quedaré de recuerdo, pero te haré ser una mujercita hoy aquí mismo”.
Lo miré de manera ambigua… con ganas de ser mujer y con miedo de que fuera tan salvaje como lo fue con Claudia y me ajara el coño con un pollazo sin compasión. Me dio un beso en los labios, sin recursos bajé mis manos a los lados haciéndose conmigo, me metió la lengua en mi boca comiéndomela sabiéndose ganador, convencido que haría lo que pidiera. Frotó mis nalgas un rato llegando a tocar mi rajita y se recostó en el pasto abrazándome, luego tomando su pija empalmada, la empezó a restregar por mi rajita diciendo…
-“Todo esto es lo que tu coñito va a disfrutar, te lo tragaras por completo con las dos boquitas… ¿Quieres probarlo antes o después de romperte tu coñito de niña mala?”.
Yo no supe que decir así que él eligió, bueno primero lo primero me tomó de la cintura y levantando mi cadera hacia su boca me lamió la rajita…gemí como una perrita y temblé de lo rico que se sentía, el se rio diciéndome
que era una rajita preciosa sin pelitos aun. Balbuceando le dije que era porque mi madre me los había depilado para que estuviera un coñito limpio siempre, él se rió…
-“Le daré después las gracias a mi amada suegra”.
Seguido chupó mi clítoris y yo no aguanté mucho antes de que todo me diera vueltas en mi cabeza sacándome un orgasmo como nunca había tenido, lo que me produjo extrañeza pues no sabía de qué se trataba… ahora ya sé bien qué es esa sensación (Carlos fue quien me produjo por primera vez en mi vida un orgasmo y eso nunca se olvida).
Carlos sonrió indicando… “Bien Mily ahora seamos uno… Voy a acoplar mi verga a tu coñito”.
Tomó mis piernas, acomodó una a cada lado de su cuello. Después con cuidado apuntó la cabeza de su verga en mi entrada y dándome un beso se dejó caer sobre mi cuerpo entre mis piernas. ¡Zas! Sentí como su ariete se abría paso por dentro de mi estrecha hendidura, expandiendo mis paredes vaginales internas y un dolor que si no hubiera sido por el beso que me estaba dando hubiera gritado tan fuerte que seguro me hubieran oído mis amigas y maestra. Mis ojos lagrimosos se vidriaron resbalando una lágrima de dolor y gozo, mientras él me besaba compensado mi tragedia… me había roto el himen de una sola estocada sin clemencia, pero eso yo en esos momentos no lo sabía con certeza. Me besaba y acariciaba mi clítoris sin moverse, después de un rato el dolor se iba diluyendo notándose menos y menos.
-“Bien bien nena, es hora de que goces como la putita que siempre has sido y que me demuestres que valió la pena no follarme a Claudia a cambio de hacerte mujer…” me dijo Carlos iniciando el balanceo de su cadera.
Dicho esto empezó un mete saca despacito yo sentía una mezcolanza de dolor placentero, su ritmo iba in crecento haciéndolo más rápido, solo suspiraba hiperventilando golpeada por miles de sensaciones nuevas… me besaba penetrándome todo el badajo que ya enterraba casi entero en mi recién estrenado conejito hambriento de polla. Pasando sus brazos por mi cintura me levantó haciéndome que me sintiera como si estuviera en un columpio, esto produjo que definitivamente el cipote se colara hasta mi más profunda intimidad notando sus pelotas aporreando mi coñito cada vez que la hundía a fondo. Luego sin sacarme su verga me dice…
-“Mily te giraré, quiero que tomes mi ropa, y mis trofeos porque caminaremos un poco”.
Obedecí, junte todo y así como estábamos camino un buen tramo de camino, entramos a una cueva y en la entrada estaba Diego, el cual le dijo le espetó…
-“Cerdo cabrón, al final te la has follado… ¿Y cómo se siente?”
-“De lujo mamón, como si fuera un guante”
Diego le preguntó que si lo dejaría que me follase él también, quería jugar conmigo un rato. Carlos como colega de este no se podía negar a ello, al fin y al cabo lo compartían todo en la vida, a su putita también…
-“Pero tendrás que esperar a que Yo la rellene de lefa… esta gachona tiene un conejito muy tragón”.
Los dos se rieron como bien hacen los hijos de puta que se aprovechan de niñas con muchas ganas de polla. Le preguntó por Claudia
-“Ella está dormida en el fondo como siempre ya sabes que se cansa mucho follando. Ahí la tengo con el coño relleno de leche y rezumando de tanto que le descargué”.
-“Si desde primero de secundaria hace eso”. Dijo Carlos… “Es tan buena hembra que desde los 12 años nos la follamos sin reparos, con condón o sin él. Siempre se deja follar fácil la muy perra”.
Carlos en medio de la conversación no dejaba de follarme de la misma manera que un semental se folla a su perra, de una manera mecánica metiendo y sacando sin parar su badajo en mi coñito adaptado al tamaño del cabrón. Ya pasaba más de diez minutos y la cuenta de mis orgasmos se perdía en mi cabeza… lo noté que aceleró el ritmo metiéndome la polla con mayor desazón, sus jadeos se incrementaron y mis gemidos resonaban en todo el lugar como si me estuvieran matando a pollazos…
-“Bueno Mily ya no aguanto más te rellenare de leche bien espesa… ¡Prepárate ahí va!”
Me la metió toda hasta el fondo y pude sentir como me llenaba por dentro con un liquido caliente que yo sentí que quemaba… y sin poder aguantar la presión de su esperma me corrí al notar cómo se corría dentro de mi útero (Termine mi corrida junto con él). El hijo de puta no tuvo reparos en vaciarse los huevos a base de lechazos en lo más profundo de mi útero, joder como sentí los dos primeros aldabonazos de lefa, los siguientes no los percibí de la misma manera, pero el chaval continuó desechándose dentro de mí emitiendo jadeos de verraco a cada convulsión, al tiempo que clavaba más hondo en mi vaginita receptora. Una vez rellenado mi chochito, y aún con la verga ajándome el chocho dijo…
-“Desde hoy serás mi putita y solo mía o de quien yo te diga, pero salvo por este idiota de aquí no quiero que nadie más te goce… ¡¿Está claro?!” me lo pregunto metiendo y sacando su polla muy fuerte y violento yo solo pude decir…
-“Sí cabrón, pero no tan rudo”
Carlos se quedó así dentro de mí un rato más asegurando la inseminación, del mismo modo que un semental hacer con su perra. Después de sacarla, pude ver como tomaba mis bragas rotas para limpiarse la verga, luego me limpio mi rajita y formó una bolita para guardarlas en su pantalón.
-“Bien Diego toda tuya pero su culito es mío no quiero que se lo rompas”. Carlos se sentó un rato y vi como Diego se acercaba con su cimbel completamente tieso como un tronco como hacía rato…
-“Bien putita guapa y cachonda, ahora te voy hacer mía”.
Me sentí la pelota de un partido de tenis, aquel par de hijos de puta me deseaban follar en mi primer día como mujer, y a pesar de que Diego ya se había deslechado con Claudia, parece que aún conservaba fuerzas para darme una buena batida a base de pollazos en mi ajado coñito recién estrenado. Me abrió de piernas y yo sin saber muy bien cuál era mi deseo en ese momento, me dejé despatarrar para que el chaval de turno se posicionara entre mis piernas con el rabo bien duro como un garrote, y sin decir nada más enfiló a mi entreabierta rajita rezumante de lefa para meterla de golpe hacia lo profundo de mi vagina. Nada sirvió mi queja, le sujeté para que no avanzara tan fuerte contra mi coño…
-“Qué bien suena tu voz de putita, ahora quiero verte suplicar que te folle como a una puta perra”.
Comenzó a meter y sacar su bálano a toda marcha de manera muy violenta, joder como me dolía cada clavada desde el glande hasta los mismo huevos sin dejar nada de su polla fuera de mi coño partido… la metía hasta la raízo pero al mismo tiempo se sentía súper rico ¡Me encantaban los pollazos del nuevo invasor!, este inquilino no la tenía tan grande como Carlos, pero manejaba su miembro viril con mayor destreza, pese a no llegar al fondo
-“¿Cómo te llamas putita guapa?”
-“Emiliaaa pero mis padres y mis amigas me dicen Mily”, conteste entrecortadas mis palabras.
-“Bien Mily ponte de rodillas como la perrita y puta que eres”
Obedecí, ya comenzaba a tener asumido que era la puta perra de esos dos cabrones que habían desvirgado y me daban un placer que jamás pensé fuera de tal manera. Desde atrás acomodó su polla, percibí su capullo abrir mi rajita y una vez toda la cabeza dentro la dejó ir violentamente. Grité desconsolada, me dio una nalgada y como grité de nuevo hincando su cipote con valor y poco raciocinio. Mi cuerpo se balanceaba adelante y atrás gracias a que me agarró del cabello para que no cayese hacia delante por sus contundentes empujones, haciéndome sentir todo el rabo dentro de mi coñito y hasta los huevos los percibía golpeándome el culito, el muy cabrón me dijo…
-“Suplica que te folle con más fuerza o no soltare tu cabello… juro que te haré llorar sea como sea porque el otro día que te salude cuando recogí a mi hermanita me miraste y me ignoraste… ¡¡Así ahora esta es mi venganza… Toma toda mi verga hasta tu útero!! Al mismo tiempo que la hundía completamente, me dio un azotazo tan fuerte que me hizo llorar… -“Perdóname no lo volveré a hacer”, dije sollozando.
-“Bien putita eso quería oír… ahora vas a tomarte todo lo que me queda de mi leche, pero como Carlos te relleno el útero, yo te lo echaré en la boquita de puta que tienes… abre bien la boca. ¡Más te vale que no tires nada o te llevarás unos buenos azotes”.
Sacó la verga a punto de reventar de mi rajita y lo metió en mi boca, luego tomando mi nuca empezó a meter y sacar percibiendo que se le ponía más dura y gorda… no paró hasta que noté como unos chorros espesos de lefa me llenaban la boca. Por más que quise no pude evitar que se derramara en mi panza y mis tetas anhelantes de adolescente salida. Diego sonrió satisfecho con el ego rebosante de haberse follado a dos nenas consentidas y haberlas llenado en ambos agujeros respectivamente… mi boca y su coñito. En toda esa algarabía se oyó la voz de Claudia llamándolos, ellos se pararon y se metieron, Carlos me dijo…
-“Mily ya es tarde mejor regresas con tus compañeros o te buscaran y si te encuentran así será un escándalo”.
Me mando un beso y se metió en la cueva, yo como pude me levanté y con dificultad caminé hasta el primer lugar donde Carlos me había hecho su mujer y gateando recogí mi falda y mi blusa, luego comencé a caminar de regreso al lugar donde se hallaban mis compañeros y la maestra, pero antes de llegar había un arroyo y me lave la cara, levanté la vista y observé unos helechos algo más llamativos que los habituales por aquel lugar, los recolecté. Al llegar a donde estaban los demás la maestra estaba enojada conmigo, me habían buscado pero no me encontraron por las cercanías del lugar y me regaño por haberme ido sin avisar, luego me preguntó que porque estaba tan acalorado con la cara roja, le dije que porque había regresado corriendo…, y antes de que me regañara más le dije que le había encontrado un helecho un poco extraño, se puso muy feliz dijo su nombre y me abrazo diciendo que era el más raro de encontrar, me pidió sentarme y que no me alejara más.
Todo ese día y hasta regresar a casa por la noche, me quede sin bragas, y más de una vez fui al baño porque sentía como se salía la leche de Carlos por mi rajita, además me dolía mucho culo por las nalgadas de Diego. En mi casa cuando llegué me di un baño y pude ver en el espejo que tenia aun la mano de Diego marcada en mi culo, pasé mi dedo por mi rajita llegando a mi clítoris sentí una descarga eléctrica muy rica que me erizó todo la piel enturbiándome la mente… seguí tocándome hasta conseguir un orgasmos brutal con una corrida copiosa de una gran cantidad de flujo transparente y pegajoso mezclado con la lefa blancuzca de la inseminación de Carlos. A partir de ese día no me pareció tan malo pajearme, y no he parado de hacerlo un solo día. Claro que Carlos no fue la única vez que me buscó, como él había dicho mi culito era de su propiedad. Después me lo rompió, pero esa es otra historia… en esa ocasión fui yo la que deseaba probar la sensación de que me dieran por el culo, naturalmente es esa ocasión también fueron los machos… Carlos y Diego.
 
CONTINÚA...
 
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Golfo
invitado-Golfo 15-12-2018 16:30:30

Me parece un relatos excelente... sigue así

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