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Iniciándome con mi primo IV

Iniciándome con mi primo IV

Como relaté antes, entonces le había propinado una buena mamada a mí primo, entonces, me ordenó me pusiera de pie, ya quería penetrarme nuevamente.

De pie, se colocó a mis espaldas, sentí la cabeza de su pene apoyarse en mí ano. Mi ano estaba ya lubricado y abierto por la penetración de minutos antes.

Sentí como su cabeza hinchada se abría paso por mí ano, hasta tenerlo casi por completo adentro de mí. Entonces me ordenó, abre más las piernas y agáchate más. Así lo hice sin chistar. El quería estar más cómodo y penetrarme más profundo.

Luego, me abrazo rodeando completamente mi cuerpo, con mis brazos pegados a mis costados. Engancho su muñeca izquierda con su mano derecha. Era digamos como una llave de la lucha libre, donde yo no tendría ninguna oportunidad de escapar. Me apretaba fuerte. Estando así, me tenía a su merced, siendo que además era más alto que yo, tenía un excelente apoyo para penetrarme con energía y no dejarme escapar. Yo temblaba de gusto.

Entonces comenzó a penetrarme profundamente, no se movía rápido, pero si firme, lo retiraba lentamente, sólo un poco, pienso apenas sacaría una tercera parte de su miembro, lo mínimo necesario para volver a penetrar. Creo el no deseaba que se repitiera la experiencia anterior, meses atrás, donde el pene se salió de mi culo un par de veces por hacer movimientos muy largos.

A diferencia de cuanto había sucedido anteriormente, esta vez su verga llegaba muy profundo, creo también había crecido un par de centímetros en los últimos meses, cuando se es adolecente esos cambios se dan muy rápido. Si bien yo estaba gozando, me lastimaba en lo más profundo. Entonces emití un quejido de dolor.

Cuando me escuchó, preguntó te duele, sin pensarlo mucho, respondí, me duele pero me gusta. Creo el pensó que me gustaba sentir dolor o si bien no me gustaba, quedo claro que estaba dispuesto a tolerar muchas cosas, a aceptar sus abusos.

Estando a su merced, aquello lo incitó a abusar de mí. Aceleró el ritmo de penetración, lo retiraba (el pene) sólo un poco, para tomar impulso y clavarse con mucha fuerza. Su verga se convirtió en un cincel que taladraba mi pobre recto.

Aprendí esa noche, que en el sexo con un macho dominante, aquel refrán que dice “cuidado con lo que deseas” es muy cierto, a veces se desea algo y cuando se obtiene resulta ser muy distinto a cuanto nos imaginamos. Cuando me masturbaba, bien sea el pene o por el ano, fantaseaba muchas veces con ser poseído salvajemente por un macho abusivo a quien yo me sometía.

Aquella noche, yo deseaba que mi primo durara bastante tiempo antes de acabar, para llegar a ese ansiado orgasmo anal (o de próstata) tan delicioso. Pero en aquel momento, el orgasmo se alejaba, cada empujón de la cabeza de su verga en mis entrañas, parecía un martillazo, sentía cada golpe más intenso, debido a que con cada arremetida mi recto estaba más adolorido y lastimado.

Tampoco es que tuviera una verga enorme (aunque nada despreciable tampoco), estando bien excitado y relajado, creo que lo habría tolerado bien, pero me puse un poco nervioso por el dolor y el sometimiento, lo que hizo que me pusiera tenso.

Me encontraba en puntillas de pie, tratando inútilmente de elevarme para que la penetración no fuera tan profunda. El resoplaba en mí nunca, me aprisionaba con sus brazos. En repetidas ocasiones, fue inevitable que yo liberará breves quejidos ay, argg, shi. Digo inevitable porque en aquellas circunstancias no podíamos hacer ruido, entonces yo trataba de contenerme, pero no podía.

En un momento deseé algo que nunca había estado en mis fantasías, pensé “que acabe ya por favor, no aguanto más”. Sin embargo, en ningún momento proteste, me deje hacer sumisamente. Pienso que no pasó mucho tiempo en realidad, pero es que en esas circunstancias cada minuto se hace una eternidad.

Finalmente el gruño argg, argg, descargó toda su leche en mi culo. Ahora mismo no recuerdo si me dijo algo antes de irse o se fue sin decir nada.

Me acosté, comencé a mastúrbame y con tanta excitación enseguida eyacule.

Hay una tradición o mito que reza que tal como recibas el año nuevo así será el resto del año. En ese momento pensé, será que me follaran de esta manera muchas veces, pensé que manera de recibir el año.

Bueno, luego pasaron otras cosas que si lo desean les contaré.
Datos del Relato
  • Categoría: Gays
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