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Otro de mis corresponsales me platica su primera experiencia directa con un hombre en la cama.
Es increíble que en pleno siglo XXI haya personas que no tengan idea de cómo llevar a cabo sus fantasías sexuales, pero mi amigo me platica amenamente su experiencia y yo la comparto con ustedes:
"Desde hacía algunos días andaba muy caliente, quería saber qué era tener entre la boca y las nalgas una buena verga, definiéndo como buena verga no simplemente el tamaño o el grosor, sino que de verdad su dueño supiera utlizarla muy bien, porque ahora, a través de algunos amigos gays que he hecho por el interior de la república, me he enterado que la mayoría de los cuates que poseen buen armamento, generalmente no lo usan, solo les gusta que se los cojan, de manera que la traen de adorno.
Surgió la oportunidad en el trabajo de salir de viaje por cuestión de prácticas escolares, concretamente al estado de Chihuahua y para ello, viajamos cinco jefes de área, de los cuales tres se quedaron en habitación triple y mi cuate Ariel y yo en otra.
Llevé conmigo una serie de revistas que desde hace aproximadamente un año había estado leyendo sobre el tema de la sexualidad gay, incluyendo en el acervo historias super cachondas y llenas de imaginación.
En mis fantasías sexuales con un hombre, soñaba con sexo oral, caricias, y todo lo que implican los juegos previos a la penetración, solo que sin ésta. Ahora, quería que hubiera todo de todo, me gustaría besar, penetrar, sexo oral, tocar el cuerpo de un hombre, sentir en el sentido amplio de la palabra, sentir todo sin restricción y limitación alguna.
Llegamos por fin al hotel en la ciudad de Chihuahua; arribamos a un hotel cinco estrellas muy bello. Como llegamos prácticamente de noche, todos queríamos descansar y así, una vez instalados, decidimos dormir para estar listos al siguiente día.
Sin embargo, pasadas las once de la noche cuando Ariel salió de la ducha me dijo, ¿quieres ir al bar a tomar una copa?. Bueno. Acepté, fuimos y regresamos por ahí de la una de la mañana a la habitación, estábamos sobrios porque únicamente habíamos tomado dos copas y disfrutado del espectáculo que ofrecía el bar del hotel.
Para mi sorpresa, Ariel de pronto me dijo: ¿Recuerdas aquéllas charlas que hemos tenido en la escuela respecto a nuestros gustos y preferencias sexuales?, si, le dije, por supuesto, pero,¿A qué viene tu comentario?: Quiero serte honesto me dijo, desde siempre me has llamado un la atención y ahora que sé que a ti también se te derrite con los hombres, bueno, me pregunto si querrás aprovechar la noche.
Ya sabes que no tengo experiencia, así es que, sí me gustaría, pero tengo miedo, -le aclaré. Sí, me dijo, lo sé y por eso me llamas más la atención.
Debo aclarar que este cabrón es un poste delgado de 1.85 de estatura, así que menudo armamento debía cargar y eso, aumentaba mi miedo.
Entonces me preguntó: ¿Cómo quieres empezar? A continuación le comenté lo que realmente deseaba, quería besar, tocar. Sin más ni más me dijo estar de acuerdo y empezamos.
Se puso frente a mi, como retándome a que hiciera de él todo lo que deseara, le toqué los labios con mis dedos de las manos, labios tersos y carnudos, le pregunté, cuántos años dices que tienes?, treinta y cinco me dijo, ¿treinta y cinco?, la verdad no se te notan. seguí acariciándolo desde sus hombros, hasta la cintura, metí mis manos por dentro de su pantalón, por detrás, para sentir sus nalgas, ya que se veían muy ricas, redondas y paradas, enseguida me dijo, estás muy helado, tus manos están muy frías, ¿Estás nervioso?, tranquilo no pasa nada, solo relajate, mira, voy a desnudarte primero si no tienes inconveniente. No por supuesto le contesté, me empezó a desnudar, primero la camisa, poco a poco y rozando a su vez mi cuerpo con el suyo, desabrochó el cinturón y posteriormente, me empezó a bajar el pantalón, me quité los zapatos y quedé solo en boxer.
Vamos bien, me dijo, ahora, déjame desnudarme yo, bueno, como ya te diste cuenta, no uso trusa, me rozan mucho y la verdad, prefiero no ponerme nada, poco a poco fue quitándose toda la ropa hasta que quedó completamente desnudo. Anda, tócamela, hazme lo que quieras, me le acerqué, de frente, mido 1.70 de estatura y por supuesto, me sacaba un buen de tamaño, pero acepté, lo abracé y enseguida su arma rozó mi cuerpo; la sentí muy rica, tersa y de muy buen tamaño, le pregunté ¿tienes idea de cuánto te mide?, si, claro, mira, así como está ahora, dormidita, flácida, mide un poco más de 15 centímetros; en plena erección, sólo llega a 22 centímetros, es lo más grande que me crece. Esto me excitó sobremanera, sentí la urgencia de despertar al monstruo dormido; continué, le toqué nuevamente sus ricas nalgas y me dijo: Sigues muy nervioso en verdad, estás muy frío ¿¡qué pasa!?, tenme confianza, relájate por favor.
Mira, hagamos lo siguiente, recuéstate boca a bajo y te voy a dar un masaje para que elimines el estrés está bien?, Si, está bien, le dije.
Me acosté tal cual me había indicado, a continuación se puso de rodillas en la cama, y me empezó a masajear, inició desde los hombros y hasta llegar a mis nalgas, muy rico masaje, poco a poco fue frotando de manera que en algunos momentos, su verga me rozaba con las nalgas, y yo la sentía muy rica, como algo que colgaba y se me acercaba con mucho calor.
¿Puedo acostarme encima de ti?, me dijo ¡Claro!, puedes hacer lo que quieras, se recargó totalmente en mí y enseguida pude sentir como empezaba a crecerle su arma, él olía muy rico, al momento que se dejó ir en mi espalda, me dio un abrazo muy fuerte y me dijo ¿puedo besarte?, sí, le contesté, no hay problema. Ese beso fue increíble, nunca imaginé que un hombre pudiera besar de esa forma a otro hombre, ese beso fue muy, pero muy intenso.
Ya crecida su verga, ahora sí que la sentí dura y me la puso en medio de las nalgas a su vez que seguía recargado en mi espalda, decía con voz entrecortada: rico, muy rico papacito. ¿Quieres voltearte de frente?, Por supuesto, le contesté.
Con una de sus manos, muy hábil su mano por cierto, la metió entre mis piernas y empezó a propinarle un rico y delicioso masaje a mi verga, que para ese momento, estaba poniéndose dura, también masajeó mis huevos con una delicadeza, como si fueran a romperse al tocarlos.
Bien, ahora sí, ya estabamos los dos bien bien firmes, ¿Te gustaría sentir mi verga sobre la tuya?, Sí, asentí. Entonces, tomando la suya, le retiró el prepucio de manera que el glande quedó totalmente al descubierto y en seguida hizo lo mismo con la mía, las empezó a frotar ambas al mismo tiempo, las dos juntas, rico, muy rico, acto seguido y como su verga era mucho más gruesa y larga que la mía, tomó mi arma así como estaba, con el glande descubierto y la metió a la suya, recorrió su prepucio de manera que ambas, parecían una sola, al mismo tiempo que seguía masajeando, ¿Qué te parece?, ¿Lo estás disfrutando?, sí, por supuesto, claro que sí, sigue, le comenté, en seguida me dijo: Voy a acostarme encima de ti, para rozar nuestras vergas y nuestro pubis, como si estuvieramos en la posición del misionero, como si estuvieras con una mujer ¿Sabes cómo?, sí, hazlo, y yo en ese roce continuo de espadas, sentía muchos espasmos en todo mi cuerpo, no solo en el área genital.
A continuación le dije una de mis fantasías que tendría que hacerse realidad, me gustaría que me la chuparas, ¿Quieres hacerlo?.¡Claro!, Por supuesto, dime, ¿Quieres que te la mame directo, es decir, sin que te pongas un preservativo o quieres usarlo? entonces le pregunté: ¿Cómo piensas que puedo sentirte mejor? Dime tú.
Mira, la realidad es que sería mejor sin condón, pero por seguridad tuya sobre todo, te voy a poner un preservativo, de qué sabor, lo quieres? hay de plátano, jajajajajajajaja, muy sugestivo el sabor, ¿no te parece?, de naranja, de limón, de fresa, dime, de qué sabor quieres que te ponga el condón. Bueno, la verdad, pienso que el que debe decidir qué sabor utilizar, eres tú, tu me la vas a mamar, así es que decide solo tú.
Claro que no, me indicó, porque después de propinarte unas muy ricas chupadas, me encantaría besarte, que sea mi premio ¿no?.
Bien, entonces usa el de limón, y así fue, sinceramente en mi vida, jamás me había puesto un preservativo, porque nunca lo consideré necesario dado que el sexo lo realicé siempre única y exclusivamente en mis fantasías, marturbándome como un loco.
Entonces lo sacó del empaque y me lo fue poniéndo poco a poco, no puedo creer, me indicó, que a estas alturas de la vida, nunca hayas usado un condón, y mucho menos, que no sepas ni ponértelo, pero no hay problema. Ya puesto el amigo preservativo y estando acostado yo de espalda, frente a frente con él, bajó su cabeza de pelo chino y corto, y acto seguido, con sus labios solo empezó a juguetear con mi verga, la aventaba de un lado hacia otro, hasta que empezó a recibir unos ricos mordiscos muy suaves mi glande, después, empezó a engullir el tronco, hasta bajar completamente hasta los testículos, en ese entra y sale de mi arma en su boca, sentía que me venía, pero muy rico, se lo dije, espera, me contestó, aguanta un poco más, por favor.
Quiero lubricarte el ano ¿me dejas dedearte con lubricante vaginal?, si, adelante, le contesté, entonces, mientras me pongo a la altura de tu cintura, manipúlame mi juguete, juega con él, mímalo, chaquetéalo.
Ya estando él sobre de mi, de rodillas a la altura de la cintura, con su mano derecha empezó a acariciar mi ano, se ponía lubricante y a dedear se ha dicho, metía y sacaba muy suavemente el dedo cordial de su mano derecha, y qué cordial ese dedo eh?, era un dedo maestro.
Quiero ponerte mi verga en tu boca, pero solo si tu aceptas ¿está bien?, si, le dije, pero por favor, utiliza un preservativo, póntelo y claro que te la chupo. Inexperto en estos menesteres, hice más o menos lo mismo, el mismo tratamiento que él me había propinado, a excepción, que sus testiculos me llamaban mucho la atención porque hasta ellos, estaban velludos, así que los metía y sacaba de mi boca también. Oye, para no tener experiencia, qué rico, pero qué rico usas esa boca en mi reata, te felicito.
Ya estoy muy caliente, siento que reviento, por favor, déjame penetrarte. Te aseguro que no te vas a arrepentir, además, lo haré con mucho cuidado para no lastimarte, ¿Pero me vas a meter todo eso?, le dije, No.. bueno, hasta donde aguantes, si te duele, solo dímelo y te la saco, ¿Te parece bien?, volvió a dedear mi ano y en seguida, me dijo: Me gustaría penetrarte poniendo tus pies por sobre mis hombros, o te volteas boca a bajo y así de espaldas también puedo hacerlo, elige.
Enseguida nos acomodamos en esa posición y puso primeramente su glande en mi entrada, que por cierto, al roce con mi ano, sentí muy raro, no sé, no puedo describirlo pero sentí muy raro, como que la verdad, no me gustaba. Me dijo: Allí voy, relájate, y que poco a poco inicia la entrada en mi agujero. Me duele, le dije, me duele, siento muy raro, has de cuenta como si tuviera el recto lleno de excremento y quisiera sacarlo ahora, así siento, me duele. No pasa nada, solo relájate, y siguió metiendomela, dándole profundidad al asunto, ya estando toda, absolutamente toda dentro de mi, para corroborar, le dije, quiero poner mi mano entre mi ano y tu verga, déjame estirarme para alcanzar el área, quiero sentir de verdad que me la he podido comer toda, así lo hice y no podía creerlo:
Su verga dura, gruesa y larguísima que según él, medía veintidos centímetros, la tenía dentro de mi, pero seguía sintiendo un poco de molestia, se lo dije y me indicó, muéve tus nalgas, realiza espasmos ligeros, golpetéame suavemente, pega contra mi pubis, lo disfrutarás, anda, hazlo. Así lo hice y que más puedo decir, fue increible, me indicó, mastúrbate, hazlo, no puedo alcanzar tu arma por detener tus pies, pero me encantaría manuelearte yo, así que hazlo, lo hice y creo que eso le excitaba más, al ver que tenía también mi verga durísima a la vista.
Seguía él dentro de mi y me dijo, recuéstate, de lado, de lado, haz más a un lado la pierna izquierda, para que dejes espacio y te pueda penetrar, lo hice, y en esa posición, también me la dejó ir, rico, muy rico que lo hizo, creo que fue la que más disfrute, porque esta posición nos permitía tener también frente a frente nuestras caras, un poco más cerca, así que me dijo, quiero besarte, me encanta hacerlo y estás muy rico, muy apretadito, déjame besarte, si, hazlo le dije, hazlo ya, y en un ángulo de noventa grados quedaron nuestras bocas selladas con un beso muy largo y profundo, sus labios estaban muy ardientes, sentía que no quería despegar su boca de la mía.
Ponte en cuatro patas, sobre la cama ¿Quieres hacerlo así?, No, le dije, he leído y dicen que esa posición duele mucho, porque la penetración es total y tu arma está muy rica, pero considero que monstruosamente grande, si me coges de ese modo, siento que podría lastimarme
Mejor, ahora, déjame penetrarte yo y en esa posición, ¿Está bien?, Bueno, me dijo, si eso quieres realmente, adelante, no hay problema, pero antes, déjame que te ponga un gorrito con nonoxinol, que me lo pone y que se acomoda como él quería que yo lo hiciera, en cuatro patas.
Sólo me pidió que al igual que me había hecho él, le pusiera lubricante a mis dedos y primero se los fuera metiendo poco a poco para poder recibir mi arma en su culito.
Pensé que solo me estaría calando para ver si realmente quería yo cogérmelo, pero para nada, no estaba bromeando, ya lubricado su ano, empecé a meterle mi verga, y como no es muy grande, fue resbalando rápido y muy rico, de manera que prontamente ya la tenía toda clavada, se quejaba, pero se quejaba rico, con sus gemidos lograba prenderme cada vez más, movía sus nalgas de una manera muy peculiar, con certeza puedo asegurar, que ninguna mujer de las que he tenido en la cama, las ha movido tan rico como mi cuate Ariel.
Era tal el roce de mi arma con su ano, que pude sentir parte del coxis, pues estaba rico y apretado, entonces le pregunté ¿Por qué gimes tanto?, ¿También te duele, o qué pasa, te estoy lastimando?, Si te estoy lastimando solo tienes que decírmelo, paro y ya está.
No, me dijo No, no me lastimas, lo que sucede es que casi siempre soy activo, muy difícilmente permito que me penetren, pero sinceramente tu verga se me antojó. Casi estás chorreando y me encendiste las ganas ahora de que me penetraras, además, lo hago, es decir, permito que me penetren cuando después de un rato, puedo percibir que mi compañero de cama no es promiscuo y sobre todo, utilice el preservativo.
Como a los cinco minutos le dije: Estoy apunto de venirme, de terminar, por favor, sigue, sigue, muévete un poco más, solo un poco más, así, así, sigue, sigue. Continuó de tal forma que sentí como explotaba mi verga dentro de él, rico, muy rico, tan rico, que sentía como si mi leche fuera a salirse de tanta que era, me dijo Ariel, exprímete bien el tronco, a medida que vayas sacando tu pene de mi ano y detén con mucho cuidado el condón.
Así lo hice, de tal forma que saqué mi pene y lo limpié perfectamente con el mismo preservativo, mmmm qué rico, expresó Ariel. Pudiera jurar que nunca has tenido una venida tan abundante. Sólo sonreí con una super cara de satisfacción.
Bien, me dijo, no me dejes así, estoy también que tiemblo por venirme, por supuesto que Ariel estaba superfirmes, me voy a recostar boca arriba y mastúrbame, ¿Quieres?, ¡Claro amigo!,
Enseguida manos a la obra, o más bien, manos a la verga, estando él acostado de espaldas, me puse de rodillas, con las piernas abiertas encima de él, a la altura de las piernas y entonces empecé el trabajo con mis manos, subiendo y bajando sobre su arma, muy rica que se sentía tenerla en mis manos, bueno, puedo decir que de esta forma, me quedé impresionado por su tamaño y grosor, y le dije, a ver, párate, vamos a pararnos frente al espejo los dos, quiero ver qué tanta diferencia existe entre tu verga y la mía, se levanto y yo, por supuesto, no soltaba para nada su verga, nos levantamos y sí en verdad, que existía una diferencia, me dijo: El tamaño no es importante, hay que saberla utilizar, voy a darte un gran beso porque te lo mereces, tu también tienes lo tuyo.
Volvimos a la posición anterior, él recostado de espalda y yo seguí con la petición que me había hecho y después de un buen rato, me dijo, amigo, me vengo, me vengo, ya, ya, para en seguida brotarle toda su leche espesa y caliente a borbollones, como si fuera una especie de fuente, de tal fuerza y forma brotó, que salpicó por completo su tórax velludo. Qué rico, qué rico amigo, recuéstate conmigo, dame un beso, por favor. Así lo hice, accedí porque se había portado excelentemente, asistiendo en todo mi inicio homosexual.
Terminamos y estuvimos charlando unos quince minutos así, todos sucios y desnudos, y pudo percatarse que en la mesita de centro tenía todas mis revistas que había llevado para calentarme. Vienes bien armado, con todo este acervo cultural, jajajajaja, sonrió, me dijo:
¿Y no te la piensas jalar con todos estos cueros que tienes de tus revistas?, sería un desperdicio el tiempo de hotel si no lo haces, al tiempo que comentaba esto, hojeába mis revistas, la realidad es que me encantan los hombres, pero te digo, casi siempre he sido activo, pero si me gana la gana, pues me gana, jajajajajaja, pero eso si, no con cualquier güey permito que me coja, sin embargo, bueno, la verdad es que pude ver en tus ojos y la forma de actuar, toda tu inexperiencia, pero a su vez, toda la lujuria que te estabas cargando y dije, este pollito, va a mi tortilla, jajajajajaja.
Bueno, también déjame te digo que esto me excita mucho, soy muy caliente y me excita el saber que alguien de mi trabajo tenga los mismos gustos que yo, Bien le dije, y ahora qué, qué, me dijo, pues vamos a bañarnos juntos, así lo hicimos, en verdad que disfruté el baño con un hombre, nos tallamos mutuamente todo, salimos del baño, se vistió y me dijo, fue un placer de dioses coger contigo cabrón. Gracias de veras, ojalá y antes de regresar a México, volvamos a darnos un buen encerrón tu y yo.
Por las presiones de las prácticas y el agotamiento que esto implicó, sinceramente no tuvimos el tiempo para volver a hacerlo, regresamos y hasta la fecha, todo ha transcurrido con normalidad, somos grandes cuates, ambos callamos lo ocurrido y haz de cuenta que no pasó nada".
Creo que el problema no está en coger con un hombre vergudo o no, sabiendo cómo hacerlo o no, lo importante es cuestión de comenzar.
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