Hace dos años, antes de casarme, acostumbraba a trabajar con mi amigo Luis instalando gabinetes de cocina (empotradas). Luis era un tipo de muy buen aspecto, cuerpo atlético y usaba un cabello largo, negro. Su esposa era una rubia muy joven llamada Karina. Siempre nos reuníamos en casa de ellos.
Cierta mañana me sentí muy sorprendido cuando fui a recogerlo para irnos al trabajo y Karina salió a hablar conmigo ya que él estaba ocupado en el baño
- Necesito un favor- me susurró en voz baja.
- Lo que necesites, Karina.
Encuentra una excusa para dejar a Luis sólo en el trabajo y vienes aquí porque necesito decirte algo.
Yo esta muy sorprendido y debido a esto seguramente lucía muy nervioso mientras hablaba con ella. En realidad mas que todo me llamaba la atención lo que Karina tenía puesto y ella se dio cuenta. Como era muy temprano (7:00 a.m.) tenía puesta una bata de dormir transparente y bien apretada. Se dio cuenta de que yo disimulaba para no ver sus bonitas caderas y miró hacia atrás para ver si la puerta del baño estaba cerrada. Bien segura de esto, se desabotonó la bata para mostrarme sus bonitos pezones.
- ¿Y qué? ¿Te parece que valió la pena venir?- susurró con voz cálida.
- Definitivamente- dije, colocando la mano sobre uno de sus senos. Pude sentir la dureza de su pezón en la palma de la mano. Rápidamente se abotonó la bata cuando Luis salió del baño, listo para que nos fuéramos.
No habían transcurrido ni diez minutos cuando le dije a Luis que se me había quedado el taladro en el taller de la casa. Contestó que seguiría trabajando mientras yo iba a buscarlo, pero a los diez minutos de viaje yo ya estaba de nuevo en su casa con Karina.
Cuento traducido por Marcos Urbina
Muy buen relato....buena progresion de los hechos y muuuy provocativo en contenido.....me gusto, no suelo leer cuentos eroticos pero soy una mujer adulta y decidi leerlo. Gracias por compartirlo y felicitaciones espero los estes coleccionando y los publiques en un libro un dia futuro. Un abrazo, Ashley