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Industrial

Otro día más, la rutina había vuelto después de las vacaciones de verano. Ya estábamos todos en nuestros puestos, con buen humor como siempre. Trabajo en una industria que hace piezas para coches de distintas marcas, llevo 10 años trabajando y en todo este tiempo he visto como la empresa ha ido creciendo, con los dueños nunca ha habido mal rollo, los sueldos son dignos y el trabajo aunque duro se hace bien.

Aquella mañana el dueño de la empresa, un señor de unos 60 años trajo a su hijo y nos lo presentó a todos:

―Esteban, le presento a mi hijo Rubén, ha estado estudiando en Estados Unidos y a partir de hoy se incorpora a la empresa ―

―Mucho gusto ― dije simplemente

―Igualmente ― comentó él y siguió ― Mi padre me ha hablado mucho de usted.

―Cuando subamos al despacho quiero hablar con usted ― comentó don Luis

Cuando observé que estaban en el despacho, fui para ver que quería el jefe. Don Luis me pidió que enseñase a su hijo el funcionamiento de todo lo relativo al tema técnico a lo que accedí gustosamente.

El joven, nos miraba sin hablar mucho. Era un chaval guapo, de facciones muy marcadas con la piel muy cuidada, se puede decir que es lo que solemos decir, un pijo en toda regla, vestido de traje impecable, se le notaba bien formado físicamente.

―Mi padre tiene razón, debo aprender todo y cuanto antes mejor, vengo con muchas ideas pero hay que ponerlas en práctica y para eso tengo que saber el funcionamiento de todo. Espero no ser una carga para usted Esteban

―No lo será don Rubén, para mi es un placer ayudarle en todo lo que pueda.

―Por favor, llámeme simplemente Rubén y de tu.

―Le pido lo mismo entonces.

Seguimos hablando un rato, quedamos en empezar al día siguientes, se presentaría a las 7 de la mañana como el resto de los trabajadores y se dirigiría directamente a los vestuarios comunes. Mi impresión en pocos segundos sobre el chaval cambió de forma radical. Su forma de hablar, decidida, sabiendo lo que quería sin ser desagradable mi hizo verle e otra manera. Ya no veía al pijo del principio, sino a un joven emprendedor con la cabeza bien puesta y con ganas de comerse el mundo. Me gustaba.

Al día siguiente, me estaba cambiando con el resto de compañeros cuando apareció Rubén, traía una mochila, venía vestido más informal que el día anterior, unos vaqueros y una camiseta. Me saludó y le presenté a los compañeros que tenía mas cerca. Abrió la mochila y sacó un mono de trabajo exactamente igual que el de todos. Me quedé mirándole y sonreí. Me explicó que le parecía lo mas lógico, vestir como todos y ser uno mas, me pareció normal. Se quitó la camiseta y el pantalón y se quedó en slip, unos Calvin Klein blancos de corte clásico. El cuerpazo era impresionante, perfecto, no pude dejar de mirarle aunque trate de disimularlo, creo que él se dio cuenta.

Dediqué el día entero a enseñarle todo, así durante más de un mes. Entre charlas técnicas y de trabajo nos íbamos contando nuestra vida. Le dije que a pesar de mis 38 años, no había encontrado aún mi pareja perfecta, que mi vida era muy monótona y que las tardes las dedicaba a machacarme en el gimnasio y poco más. El por su parte me contó todo lo que había estudiado por distintos países del mundo, que durante su periodo universitario en Boston estuvo en un equipo de piragüismo y que gracias a eso había podido llevar su estancia allí lo mejor posible. Puedo decir que nos hicimos buenos colegas, era un encanto, muy tímido, extremadamente educado y no puso nunca ninguna pega a cualquier trabajo que hubiese que hacer. Se ganó el respeto y el cariño de todos.

Esto pasó hace unos días, hoy es viernes, día de relax y de dejar llevarme por mis mas bajos instintos, necesito sexo, y además del bueno. Muchos fines de semana voy al "CRIMINAL", local donde se necesita entrar con determinada ropa, industrial, militar, deportiva etc. Me va este rollo, de hecho los viernes no me ducho para ir con toda mi esencia a este sitio, así me aseguro un buen macho.

Me pongo el suspensorio, el pantalón y las botas militares y una camiseta blanca de tirantes, encima un jersey de corte militar también, es octubre y ya hace fresco. No me afeito, me miro al espejo, mi aspecto para la mayoría de la sociedad sería el de un ser repugnante pero en el local soy el rey.

11 de la noche, la música a todo trapo, muchos tíos bailando en la pista, me tomo el primer cubata casi de un trago. Cueros, olor a sudor, segundo cubata, ya empezaba a ponerme en mi punto. Me dirijo a los cuartos especiales, la música por esta zona baja de volumen, se oye gente gimiendo, gritando, el olor es mas intenso, he notado que alguien me sigue. Voy a los servicios a mear, se pone a mi lado el tío que me sigue desde hace un rato, nos miramos de arriba abajo, lleva un pantalón de cuero y nada encima, no esta mal, tiene mucho vello, puede valer. Termino de mear, pasó por detrás de él y le tocó el culo con las dos manos, le paso la lengua por el cuello, huele a hombre. Le rodeo con mis brazos y pongo mi paquete junto a su culo, le cojo la polla y se la pajeo, gime, mueve su culo para sentir mas cerca mi bulto. Al poco rato se corre, se da la vuelta, me besa y se larga, no ha aguantado nada, que decepción.

Tendré que seguir la caza. Me hace falta otra copa, voy a la barra principal. La gente en aquella zona baila, se roza, muchas miradas, primeros contactos, por los distintos pasillos se van escondiendo tíos solos, parejas, grupos enteros. Los cuartos ya deben estar ha reventar, voy a dar una vuelta, el alcohol hace su efecto y se me esta poniendo morcillona solo de ver cachitas semidesnudos bailando y dejándose tocar.

En la primera sala, la sesión ya ha empezado, un hombre desnudo esta atado de pies y manos colgado mientras otro le intenta meter una mano por el ano, otro con un pantalón de cuero negro tiene la cremallera bajada y la polla fuera y obligando al atado a comérsela, dos un poco mas alejados se pajean.

En otra sala, dos skins se morrean mientras se tocan el paquete mutuamente, los dos con el pelo muy rapado, uno de ellos con un piercing en la ceja obliga al otro a lamerle las botas mientras se va desabrochando el pantalón y sacando su flácida verga. El otro deja de lamerle las botas para pasar a comerle la polla con deseo. El del piercing me mira y me hace un gesto para que les acompañe mientras yo me toco el paquete con una mano, tengo demasiada curiosidad por ver lo que hay en otras salas para quedarme en esta ya.

Sigo la visita al "criminal" en la sala de duchas, donde suele haber tíos que les va el rollo deportivo, también hay gente. Veo tres tíos como mean a otro que está tirado en el suelo retorciéndose de placer mientras le cae el pis caliente encima. Un chorro le inunda el pecho, otro le cubre toda la zona del paquete mientras se pajea y otro le da en la cara, abre la boca para tragar. Tengo ganas de mear y que mejor sitio para descargar. Me acercó, aún no he visto la cara del tío que se lo está pasando tan bien siendo regado y me apetece.

¡¡¡¡Hostia puta!!! Es Rubén, el hijo de mi jefe, el tímido y educado Rubén. Se me queda mirando, yo a él, ¿Qué hago? Joder que corte.

―Venga, ¿a que esperas, no tienes ganas de mear? ―

Me mira con ojos de salido y veo como se pajea mientras me mira y con la otra mano se toca por debajo de los huevos y se lleva un dedo al ano, abre la boca y bebe pis. Me excita, recuerdo la primera vez que le vi semidesnudo con aquellos Calvin Klein, olía bien, nada que ver con lo de ahora. Me gusta más el aspecto que tiene hoy, allí tirado, chorreado de meadas, con el pelo todo pegajoso. Mi meada va directamente a su cuello y a su cara. Le meo también en los pezones y noto como esto le excita aún más si cabe.

Se pone de rodillas y uno a uno va limpiando con su boca la polla de los tres tíos, llega a mí, me la coge con las manos y se la mete en la boca entera, de un trago. Le agarro de los pelos y le obligo a seguir allí, comiéndomela un rato. Los otros tíos empiezan a desnudarse del todo, uno de ellos se arrodilla junto a Rubén y se alterna en la comida de mi polla.

Los otros dos se ponen detrás de mí y me empiezan a desnudar, me quitan la camiseta y me bajan el pantalón hasta dejarme desnudo. Me siento como un dios, ahora mismo no sabría sin follármelos a todos o dejar que uno a uno me la metiesen hasta reventar…

Rubén ahora esta en el suelo revolcándose junto a uno de los tíos, yo estoy de pie, tengo a uno de los dos que quedan frente a mi, recostado en la pared y le beso mientras me contoneo para hacer rozar nuestras vergas, el tercero esta de rodilla detrás de mi comiéndome el agujero…

Rubén me mira mientras está de rodilla siendo sodomizado, a la vez que besa al que me estoy tirando yo. La cara de puto barato que pone me calienta mas, quiero follármelo pero sé que no será aquí, demasiado fácil, su mamada de antes ha sido suficiente por el momento.

No aguanto más, me voy a correr dentro del desconocido, el que se ha encaprichado de mi agujero va hacer que me vaya, me lo está trabajando tan bien que al tocarme con sus dedos la próstata se me escapa un chorro de leche. Mi machote siente como le inundo el vientre y se mueve. Es fantástico, estoy en dulce tensión durante unos segundos en el que al cerrar los ojos por el éxtasis veo el cielo y todas las estrellas juntas.

Dura poco, lo que debe durar un orgasmos, más sería mortal de necesidad, al volver a la realidad me doy cuenta que Rubén no está, se ha ido, el que estaba con él se está duchando y ha empezado el juego con los dos que estaban conmigo, me miran para que me una a la ducha pero ya no me apetece seguir. Me he desahogado y la marcha de Rubén me ha dejado triste. Me visto y salgo del local, en la pista siguen bailando, cada vez con menos ropa, la orgía comienza, noto que me miran, alguien me toca el culo pero no hago mucho caso. Me largo a casa, tengo sueño…

Sábado por la mañana, después de una noche llena de sorpresas, la mañana puede ser aún mejor, más guarra y con más sexo.

Miro el despertador, son las 12 de la mañana, lo bueno que tiene el whiskey es que no deja resaca importante, pero me duele todo, la noche anterior me ha dejado machacado. El sol entra por la ventana, estoy desnudo y bocabajo en la cama, no tengo prisa, hoy toca limpiar la casa y no me apetece nada. Sigo en la cama un rato más medio dormido.

Suena el timbre de la puerta ¿Quién será? No me apetece ver a nadie, no me levanto. Vuelven a llamar, que pesado. Decido ir a ver quien es, me coloco una sábana como puedo y abro la puerta sin mirar por la mirilla.

―Rubén, que sorpresa, ¿que haces aquí, pasa algo? ―

―Que tal Esteban, tranquilo no pasa nada, me he levantado hace poco y no sabía bien que hacer así que he pensado que te apetecería ir a dar una vuelta. Llevo poco tiempo en la ciudad y no conozco a casi nadie, recuerda que llevo desde que era casi un crío estudiando fuera.

―Entiendo, pasa y siéntate, preparo algo enseguida.

Uff, esto si que no me lo esperaba, después de lo que pasó anoche Rubén en mi casa. Y yo con estas pintas, pero que digo, estoy tonto, si anoche le mee encima, ahora me va a dar corte que me vea así, pues si, me da.

―Perdona que te reciba con estas pintas, estaba en la cama

―Vaya, lo siento, creo que a sido mala idea, mejor me voy

―No, tranquilo, si estaba despierto pero estaba tan a gusto y… bueno, después de la noche que hemos… perdón, que he tenido.

Estaba muerto de la vergüenza y lo peor es que no se por qué, nunca me he mostrado así por mis comportamientos sexuales, pero Rubén parecía tan diferente ahí, sentado en mi sofá, al guarro salido de anoche.

―Esteban que era yo el de anoche, no te preocupes, no vengo a dar explicaciones ni a pedir ni tu consentimiento ni tu perdón.

Me quede inmóvil mirándole. No sabía que decir, aquellas palabras parece que unieron en mi cabeza a las dos personas, al hijo del jefe y al putón de local. A partir de ahí me relaje y actué con mas naturalidad

―La verdad es que me llevé una sorpresa, eres el que menos podía esperar encontrarme en un sitio como aquel

―Ya imagino, yo sin embargo voy buscando tíos como tú a sitios así. Ayer era la primera vez que iba a ese aquí en la ciudad, pero no es el primero que frecuento. Me da mucho morbo y me encantan.

― ¿tíos como yo?

―Cuando era pequeño mi padre me llevaba a la fabrica para que viese las maquinas, siempre me atrajo el olor, mezcla de grasa de las maquinas y sudor de los empleados pero de niño no sabes darle una explicación a ese gusto tan extraño. Mis compañeros de colegio se reían cuando se lo contaban, a ellos les gustaba jugar con videojuegos y cosas así.

―Rubén tú mismo has dicho que no me ibas a dar explicaciones, y de verdad que no me hacen falta.

Mientras le digo esto voy hacia la habitación y me colocó unos calzoncillos, los primeros que pillo, los que me quité anoche que están al lado de la cama, no están sucios, y además quién sabe, a Rubén quizás le guste la idea y… en fin. Para ir del dormitorio a la cocina a preparar el café pasó inevitablemente por el salón.

Rubén se me queda mirando, reconozco que para tener cerca de 40 años me conservo muy bien, me gusta mantener un aspecto varonil lejos de lo que hoy parece estar de moda entre la nueva era de tíos, todo cremitas y depilación sin control.

―Veo que te has puesto los mismos calzoncillos de anoche.

― ¿Te molesta? Son los primero que he pillado

―Tranquilo, me gustan.

Vuelvo de la cocina con una bandeja, Rubén no está, dejo en la mesa el desayuno y miro para todos lados, el baño está con la puerta entre abierta y la luz apagada. Solo puede estar en el dormitorio.

Al entrar lo encuentro tirado en la cama, totalmente desnudo y boca abajo, tiene un cuerpo perfecto, ya lo dije antes, sus 24 o 25 años florecen ante mis ojos y bajo la luz del sol que entra por la ventana. No puedo evitar que mi polla se levante.

―Me gusta como huele tu cama, huele a tu sudor.

Se mueve oliendo cada centímetro de la cama, deja ver su entrepierna tímidamente, no tiene vello por ninguna parte de su cuerpo a excepción de la zona del pubis. Se detiene y olisquea durante un rato…

―¿Apuesto que esta zona que huele tan bien es justo donde pones la polla para dormir?

No puedo resistirme, estoy a punto de reventar el slip. Me la tocó mientras sigo mirando los movimientos del joven. Se sienta en la cama dejando su cabeza junto a mi pelvis.

―Seguro que tú hueles mejor aún ¿me equivoco?

Huele el calzoncillo rozando con su nariz mí, aún, embutida verga dentro de él. Me lo arranca con fuerza. Su expresión vuelve a ser la misma de anoche, se le encienden los ojos mientras se mete toda la carne en la boca, puedo olerme los sobacos mientras con los ojos cerrados siento el calor de su boca devorando mi miembro. Ya va para dos días que no pruebo el agua, mi olor es fuerte, a mi me gusta, a él mucho mas, me lame con su lengua el vientre, el pecho, los pezones. Noto sus dientes acariciando la axila después de olerla, parece que me fuese a morder. Me lame también el cuello, se roza con mi perilla su barbilla antes de besarme con pasión en la boca, me mete la lengua. Coge con sus manos mis nalgas y me aprieta hacia él con fuerza. Me susurra al oído:

―Fóllame.

Es momento de que tome la iniciativa. Desde el primer día que le vi sabía que me lo acabaría tirando, nunca imagine que de esta manera, ni en mis mejores sueños podría pensar que tuviese gustos parecidos a los míos. Se ha puesto de pie tirado hacia delante en la cama, roza con su culo mi aparato, ha cogido mi calzoncillo y lo huele.

Le cojo de las caderas y me lo acercó, mi polla le atraviesa la entrepierna hasta tocar sus huevos por un lado, me meneo adelante y atrás notando el roce de su vello y mi pene. Se abre de piernas, deja su agujero tan al aire libre que dan ganas de comérselo, ¿Por qué no? Pienso, y me agacho y lo lamo, le escupo y vuelvo a pasar la lengua…

―Oh Esteban, métemela, por lo que mas quieras. Necesito una polla dentro de mí cuanto antes o me moriré del incendio que me quema por dentro.

―Calla guarro, ¿no te gusta que te lo coma antes o que?

―No me vale, quiero una buena verga. O me la metes o me largo fuera y me tiro al primero que pille.

Antes de terminar la frase se la he clavado, sus nalgas se endurecen al sentir mi embestida. Esas nalgas lisas como las de un niño pero prietas como las que solo un hombre de su edad puede tener. El esfínter, bien adiestrado, se dilata para dejar pasar todo el miembro para contraerse después sujetándome bien, el placer que me está dando es indescriptible, nunca me he follado a nadie que juegue tan bien con su culo. El muy cabrón es un autentico puto que sabe hacer bien su trabajo.

Se la saco para darle la vuelta, me coloco encima de él y antes de volver a metérsela se la meto por la boca para que recoja el líquido pre seminal que me sale. Lo hace, chupa como un loco desesperado, me lame todo el tronco de la polla hasta llegar a los huevos, se los mete con igual destreza en la boca. Coloco mi culo encima de su cara para que me lo coma un rato, no pone ninguna oposición. Me lo chupa con la misma habilidad que hace todo, su lengua se introduce en mi agujero, mmm que rico, hace que se me endurezcan los pezones del placer.

Lo vuelvo a follar, no ando con rodeos, le clavo la polla de una vez hasta dentro, mis huevos llegan a sus nalgas y el grito de Rubén es de los de llegar al éxtasis, tanto es así que se corre encima de su vientre con mi polla dentro, dos vaivenes y yo me voy dentro de él, al sentir como mi leche le inunda su polla sigue chorreando semen, yo sigo descargando a la vez que él, es como si todo lo que yo le meto dentro lo sacase él por su polla.

Ha sido increíble, reconozco que para no ser mi tipo de hombre Rubén me ha sacado mas leche que nadie. Se levanta de la cama, desnudo, y va al baño. No pasa un minuto y me llama, lo encuentro en la bañera, se está meando encima…

―¿no te apetece una meada?

―La verdad es que si.

Mi polla ya algo flácida lanza un chorro de pis encima del joven, le riego de arriba abajo, se traga lo que le echo. Me invita a pasar a la bañera, me tiró encima de él, me restriego llenándonos los dos del líquido amarillo que poco a poco se va secando y resulta pegajoso. Allí me lo vuelvo a tirar. Nos volvemos a correr juntos.

Ya son las 2 de la tarde, hemos estado 3 horas y hemos echado dos polvos maravillosos. Yo ya me he duchado y ahora lo está haciendo él, vamos a comer juntos fuera. El fin de semana no ha hecho más que empezar. Me dice desde la ducha que solo se lavará con agua, no quiere oler a nada esta noche cuando vayamos al "criminal", yo tampoco me he dado con ningún gel…

Datos del Relato
  • Categoría: Gays
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