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Categoría: Confesiones

I - Mis experiencias

¡Hola!
Permitir que me presente: Mi nombre es Parvita. Tengo 16 años. Vivo en Glendale, ciudad cercana a Los Angeles, en California. Desde hace un año estoy estudiando español, que me enseña Roberto, un 'boy', quiero decir un joven, de 18 años, que reside en casa como estudiante becado. A través de él he conocido este 'Rincón', que leo con gran deleite para aprender bien el español. Debo confesar que algunos términos que vosotros empleáis no llego a saber su significado, por ejemplo 'polla', pero Roberto, mi profesor de español me aclara que es lo que habitualmente en casa llamamos linga. Igual me sucedía con coño, que en familia le damos el nombre de la yoni y follar, que conocemos como 'function'.
Linga y yoni, en puridad, no son nombre americanos. Mis padres los importaron de la India, en donde, formando parte de la Secta de la Abnegación, estuvieron una gran temporada y en donde yo nací.
Para hacer práctica del español, deseo escribir muchas cosas, en el caso de que a vosotros os guste leerlas, y vais a perdonar que emplee un léxico excesivamente académico, pero es que, por desconocimiento de este idioma, normalmente tengo que valerme del Diccionario español-inglés que me ha prestado Roberto, quién, también, me corrige mis muchas faltas. ¡Gracias, Roberto!
Mi madre, a sus trece años, conoció en Nueva York donde residía, al Padre Máximo de la Secta de la Abnegación, que pregonaba el sacrificio y renuncia de la propia voluntad y de los afectos familiares e intereses materiales, en servicio de una vida superior en el paraíso donde reinaba la felicidad eterna, y del cual él era el Mesías. El mundo idílico que supo describirle era tan hermoso, que aquél mismo día abandono el hogar para unirse a la secta.
Al integrarse ambos a la casa abandonada, donde residía la comuna, el Padre Máximo reunió a todos los prosélitos que formaban la secta en una habitación destartalada, para proceder a la iniciación de la neófita. El ritual, que luego contemplé en multitud de ocasiones y que yo misma pasé por esa experiencia, consistía en que dos muchachas jóvenes, desnudas de pies a cabeza, procedieron a extraer las ropas del líder, mientras dos jóvenes, igualmente desnudos, lo hacían con las ropas de la iniciada. Las asistentas del Mesías, al terminar el trabajo de desvestirlo, se hincan de rodillas a ambos lados de su cuerpo, y cogiendo con la diestra de cada una el largo y grueso linga se lo meten alternativamente en la boca, donde lo succionan como si fuese un dulce. Mientras, con la izquierda, cada una, masajea un testículo, hasta que la piel que los cubre se pone tersa y fina por razón del volumen que aquellos adquieren
Entretanto, los que han desnudado a mi madre, no restan inactivos, también situados cada uno a su costado, la hacen girar hasta situarse paralelo a cada uno de ellos, y mientras el uno le pasa la lengua por la yoni, el otro se la pasa por el ojete del culo, procurando ambos introducirla todo lo más que pueden en los respectivos agujeros.
Esta operación combinada, que aproximadamente dura unos diez minutos, y que obedece a lubrificar las distintas piezas que van a intervenir en la function, acaba cuando el Padre Máximo da una palmada, en cuyo momento los cuatro oficiantes cesan en sus lamidas, y cogiendo a la neófita por ambas extremidades y separándole bien las piernas la sitúan encima de él, y bajándola poco a poco, hacen que coincidan la yoni sobre el linga. Ya descansando el cuerpo de ella sobre el de él, una de las asistentas abre los labios de la yoni de mamá, mientras la otra con el pulgar y el índice encamina el linga sobre ese agujero que aun se halla virgen de intromisiones. Para facilitar la rotura del himen cada acólito, uno después del otro, en periodos de medio minuto cada uno, se sitúan en la espalda de mamá, y sin preparación para que le embestida sea más contundente y la fuerce a la rotura de aquella barrera, se la introducen por el culo. Según me cuenta mamá, al segundo golpe, el linga del Mesías se coló todo entero hasta el interior de la vagina, y si bien ella soltó un grito de dolor, al que nadie le prestó la menor atención, al notarse taladrada por ambos agujeros le produjo un placer tan inmenso que llegó a pensar que ya había llegado al Paraíso anunciado.
Cuando la function hubo acabado,las asistentas se dedicaron a limmpiar el linga inroduciéndolo en sus bocas y pasándoles la lengua y los dos acólitos ayudaron a mi madre a levantarse. Y de pie, todo el que quiso fue tomándola bien por la yoni o por el culo, y en ocasiones dos a la vez, cada uno por un sitio distinto, hasta que la infeliz se desmayó y tuvieron que acostarla enferma, tardando más de una semana en reponerse, pues fueron machismos los que gozaron con sus carnes.
Al cabo de nueve meses nacía yo en la ciudad de Jaipur, capital del estado independiente de Rajasthan, en donde enseguida de adherirse mi madre a la secta huyó la comuna para eludir las responsabilidades por el rapto de una menor.
Por lo que os he contado, sin ninguna duda sé quién es mi madre, pero en absoluto quién resultó ser mi padre de los muchos que dejaron sus espermatozoides en la vagina de mamá. No obstante, siempre he presumido ser la hija del Padre Máximo por ser el primero que la 'folló'. Mi nombre de Parvita me lo pusieron en honor a la mujer de Siva, dios que entre sus varias cualidades contradictorias, poseía la de sensual. Y según me lo repiten constantemente, yo, además de aparentarlo, lo soy.
Os he dado cuenta de mi nacimiento. Caso de que os guste lo que os cuento, seguiré explicando las mil y una cosa que me han ocurrido hasta ahora.
Hasta pronto. O hasta... nunca más. De vosotros depende.
Datos del Relato
  • Autor: Parvita
  • Código: 1805
  • Fecha: 25-03-2003
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 5.82
  • Votos: 114
  • Envios: 2
  • Lecturas: 3545
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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5 comentarios. Página 1 de 1
Martita
invitado-Martita 03-07-2004 00:00:00

No me explico como siendo tan niña eres tan cachonda, que me has puesto a cien con tu historia tan real.

Paco Lozano
invitado-Paco Lozano 14-05-2004 00:00:00

y con gran extrañeza me pregunto porque dejastes de escribir si lo hacías tan bien. Poco sabes lo caliente que me ponen tus historias. Cuéntame más de tu vida. Un beso muy fuerte Paco

Pedro
invitado-Pedro 25-03-2003 00:00:00

No te imaginas lo que disfruté este cuento, por supuesto me gustaría saber mucho más de ti saludos

Juan Andueza G.
invitado-Juan Andueza G. 25-03-2003 00:00:00

Muy bien, Parvita, te preocupaste de la ortografía y está mejor escrito que muchos. Gracias por compartir tus historias. Oye : ¿ dónde se mete uno a monje de esos ? Y la pregunta que falta : ¿ Contarás después tu propia iniciación ? Muy bueno de verdad. Saludos.

Oscar Contreras Salcedo
invitado-Oscar Contreras Salcedo 25-03-2003 00:00:00

No cabe duda que cuando uno quiere logra poner a los lectores al filo de la butaca, te felicito y espero seguir contando con tus relatos y vivencias , te mereces un diez

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