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Categoría: Incestos

Huelo los calzones de mi nieto

Hola a todos, espero que sean buenos días para cuando estén leyendo este texto. Soy una mujer de 72 años viuda desde hace 4 años. Sufrí mucho cuando murió mi esposo y mi hija siempre estuvo conmigo en esa época, ella tiene un hijo que actualmente tiene 23 años, está a punto de cumplir los 24 y la verdad es que desde hace un tiempo me ha alocado el corazón, es muy guapo, atractivo, inteligente y muy amable y caballeroso, más conmigo. Él ha ido al gimnasio desde hace mucho tiempo y en ocasiones lo he visto semidesnudo, aunque antes no me causaba nada eso, más que ternura, ahora siento que esa sensación se ha convertido en un deseo por tenerlo conmigo.

Cómo me había quedado sola mi hija se ofreció a llevarme a vivir con ella, pero la verdad implicaba mudarme como a 15 horas de aquí y yo no quería eso, sólo mi nieto vive actualmente aquí y platicando mi nieto me ofreció vivir con él ya que no le molestaba en lo más mínimo, (muy lindo y gentil él). Así que vivo con él. Durante estos cuatro años poco a poco su caballerosidad, su gentileza, su belleza y su físico deportista me hizo darme cuenta de que es un gran partido para cualquier mujer. Poco a poco empecé a fijarme en sus piernas, en su trasero, sus ojos son hermosos, su boca y su sonrisa, su cabello, sus brazos fuertes, todo de él es exquisito.

Cuando él se va a trabajar yo aprovecho a veces para ir a su cesto de ropa sucia, entonces busco sus calzones (el usa calzones negros tipo bikini o trusa), los agarro y los huelo profundamente respirando el dulce olor de sus genitales. Eso me lleva a un éxtasis descomunal. Así me quedo a veces por varios minutos, incluso he encontrado uno que otro vello púbico de sus testículos y los agarro y los guardo. Actualmente tengo uno de sus vellos púbicos a mi lado, lo que me ha inspirado a recoger este relato ya que no tengo con quien platicar sobre esto y necesito desahogarme, aunque sea por medio de Internet.

Mi nieto sabe que no entro a su habitación nunca, pues es invasión a su privacidad, o al menos así lo siento yo. Aunque eso sólo aplica cuando él está en casa ya que, si no, no podría ir a oler sus calzones y otras cosas como las que les contaré ahora mismo.

Una tarde él llegó con una mujer y se encerraron casi toda la tarde y amanecieron juntos, esa mañana se les hizo tarde (supongo) porque se levantaron más tarde de lo normal y se arreglaron muy deprisa que hasta ni desayunaron y se fueron al trabajo. Yo entre a su habitación y noté que había un condón lleno de semen y enredado para que no se saliera. No podría creerlo, sentí una emoción como de adrenalina como hace mucho no sentía. Estaba sobre el buró de al lado de la cama, casi cerca de un cesto de basura de papeles. Dudé un poco, pero lo recogí con mis manos, empecé a acariciar el condón, traté de olerlo, me le quedé viendo un momento y empecé a desatarlo, que, aunque me costó un poco de esfuerzo, logré quitarle el nudo e hice algo inimaginable, que yo estaba que me moría de adrenalina y felicidad, lo estiré y lo alcé a la altura de mi boca, entonces con lo incliné un poco para dejar caer un poco de aquél líquido viscoso y blanquecino en mi lengua.

Cayó un poco sobre mi paladar unos segundos y le empecé a dar vueltas en mi boca tratando de saborearlo, hace muchísimos años que no había hecho algo así, aunque la diferencia es que el de mi esposo casi no me gustaba porque sabía agrio, el de mi nieto sabía un poco más dulce, sabroso, no me disgustaba para nada. Decidí volver a tomar un poco más de semen y volví a hacer lo mismo por segunda y una tercera vez más. La verdad no me tomé todo el condón puesto que mi nieto se iba a dar cuenta de que ya no estaba lleno al regresar, me había tomado yo como un 50% del contenido del condón. Lo volví a amarrar y lo dejé en la posición casi tal cual como lo encontré. Es una experiencia que jamás olvidaré y sigo esperando que se vuelva a repetir.

Yo estaba en el paraíso, quería beberme todo el condón y más, pero por obvias razones ya explicadas no pude. También muy constantemente me gusta mirarle el bulto redondito, marcado y grande que se le hace en los pantalones vaqueros o de vestir cuando se sienta, y más con esos hermosos cinturones de hombre los cuales usa, que llama la atención a simple vista, las hebillas muy bonitas y que justo debajo de ella está un tesoro muy grande escondido en él. Se le notan comúnmente los huevos y el pene y esto me excita de sobremanera.

Bueno, eso es todo lo que quiero confesar, no piensen que soy sucia sólo que, pues así se han dado las cosas, aunque sé que no podrá pasar mucho más allá de mis fantasías. Supongo que pronto pasará esta situación y todo regresará a la normalidad. Mientras tanto pretendo seguir siendo una buena abuela con él.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Luis
invitado-Luis 23-05-2020 04:58:57

Como puedo contactarme contigo amor..

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