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Categoría: Confesiones

Hoy lo hacemos en el cine

Nosotros somos una pareja que algunas veces a tratado de salir de la rutina y esto nos ha llevado a tener ciertas aventuras que quisiéramos compartir con ustedes.

A esta historia la podríamos llamar, “Hoy lo hacemos en el cine”.

Ya desde tempranas horas del día habíamos planeado ir al cine en la noche y poder de cierta forma realizar nuestra fantasía en un teatro. Nos pusimos de acuerdo en que ella iría sin ropa interior. Esto creó en nuestras mentes un ambiente erótico desde antes de llegar a la sala de cine.

La idea era buscar un lugar peligroso en el cual pudiéramos llevar a cabo nuestra fantasía con el peligro de ser pillados.

Localizamos dos asientos en la parte más alta y allí comenzamos a ver los cortos y la película muy juiciosos. Pero duro poco el juicio, las manos corrieron rápido a buscar la tibieza del otro cuerpo, los besos y caricias llovieron por doquier.

Entre la incomodidad de las sillas y el temor a ser descubiertos nuestra pasión crecía.

Para que el lector entienda lo que sentimos cada uno a continuación escribiremos de forma individual lo que hicimos:

Escribe EL:

Comencé a besarla y acariciarla, aproveche la situación que Ella no tenía ropa interior y que había llevado una falda para acariciarle la entrepierna. Sentía sus gemidos y su humedad. Yo quería más, quería que ella gozara, que se sintiera feliz, a veces cambiábamos la forma de sentarnos para buscar una forma más cómoda de acariciar su cosita. En medio de la proyección de la película desabroche su brasier y sentí la tibieza de sus senos. La dureza de sus pezones. Quise besarlos, luego lamerlos y finalmente logré chuparlos.

De vez en cuando miraba alrededor y las demás personas observaban la película. Esto de animaba a más. Mientras chupaba sus pezones tenia una mano en su cosita. La sentía húmeda y receptiva. Tuve deseos de arrodillarme frente a ella, levantar su falda, de besarla olvidándome del lugar y las personas, pero el temor me frenó. Entonces hice como si me durmiera y coloque mi cabeza en su regazo. Claro que primero levante su falda para que su cosita quedara a mi disposición. Me dedique gran parte de la película a besarla y chuparla, Fue fascinante. Yo sentí que Ella lo disfrutaba.

Durante ese día consideré la posibilidad que Ella además de las caricias en la sala de Cine quisiera sentir mi miembro dentro. Esta parte si la vi difícil de realizar en razón del público que estaba en la sala. Como alternativa llevé un vibrador que le entregué en los momentos de mayor deseo. Vi la cara de sorpresa de Ella a ver el aparatito, pero Ella lo tomo y le dio el uso del caso. Durante esos minutos vi parte de la película y estuve a la vez pendiente de sus reacciones. Para mi fue fascinante ver y sentir sobre su falda el ronroneo del aparatito.

Escribe Ella:
Esta es una de esas cosas que nunca pensé podría pasar de la imaginación a la realidad, a pesar de que, es bastante fácil de realizar, solo es cuestión de animarse. Cuando él me lo propuso, la idea me pareció algo loca, pero después de cinco segundos sentí que sería una experiencia muy excitante; así que sin más rodeos le dije que si.

Hice los preparativos del caso presintiendo todo el placer que se avecinaba; tomé un baño largo y refrescante, depilé mi monte de Venus para que él encontrara suavidad y tersura y disfruté la caricia del agua fría sobre mi piel.

Al vestirme escogí un vestido con un gran escote y tengo que contarles que jamás había salido de mi casa sin pantys. Esto me hizo sentir pícara y feliz.

Ya en la sala de cine buscamos una buena ubicación, pero aún así había bastante gente. La idea de hacerlo en un lugar público me calentó rápidamente, y sus besos me llevaron a desearle. Sentí como sus manos buscaban mi lugar secreto y al rozarlo pude ver en la penumbra su expresión de lujuria. Yo era el objeto de su deseo, solo yo, eso me hizo sentir poderosa y bella.

En el transcurso de la proyección de la película él fue avanzando con sus besos desde la boca, a mi cuello, y después se deslizó sigilosamente por mis senos. Me brindó mucho placer al recostarse en mi regazo para explorarme con su lengua. Era increíble! No podía esperar para tenerlo dentro, y en ese instante, el me sorprende al bajar la cremallera de su pantalón y sacar de entre su ropa interior un vibrador en forma de pene! Lo prende y lo pone en mis manos y yo sin pensarlo mucho acaricio mi clítoris con el aparato, abrí las piernas y lo introduje en mi carne húmeda y solo un momento después tuve un orgasmo poderoso que me dejo sin aliento…

Les cuento que no recuerdo ni cómo se llama la película, pero lo que si se es que esta aventura no la voy a olvidar mientras viva.

Volvemos a hablar por los dos:

Al salir de la sala de cine tomamos y taxi y no dirigimos a casa. Ya en nuestra alcoba y libres de todo público dimos rienda suelta a nuestros deseos sexuales. Fueron unos orgasmos muy fascinantes, porque había acumulado el deseo que se alimentó durante el día y se intensificó durante el cine.

Les recomendamos a los lectores darle mejor uso a las salas de cine. No se limiten a ver películas. Allí se puede comer, lamer, chupar y mucho más. Es una experiencia que seguramente repetiremos.

Hasta la próxima premier!
Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 6.58
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