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Hotel de guarras

~~Esta historia ocurrió el verano pasado, mientras estaba veraneando en Punta Umbría (Huelva). Un día, mientras estaba tomando el sol en el hotel, al lado de la piscina, pasó por delante de mí una chica espectacular, tendría unos cuarenta años, era la envidia de las chicas de allí pues todas se quedaron mirando, tenía un gran pecho duro, cintura estrechita, y la cadera justa, de altura rondaría el 1,76, morena con el pelo largo, vestía con ropa provocativa, una minifalda blanca, y un top pegado blanco, debajo se entreveía el bikini rosa, por donde pasaba todos los hombres se quedaban admirando sus curvas, estaba muy orgullosa de sus tetas, se sostenían seguro sin necesidad de sujetador, además le gustaba andar sintiendo el bamboleo de sus pechos y el movimiento de su culo. Llegó al final de la terraza, y se puso a buscar un sitio, hasta que casualmente se acercó a mi lado y se tumbó en la tumbona de mi derecha que estaba vacía.
 Tras un rato tomando el sol, empezó a darme conversación, de cosas del hotel, de las zonas de marcha de Punta Umbría, así estuvimos charlando un rato, hasta que me preguntó el nombre, se lo dije, y seguidamente ella me dijo que se llamaba Patricia. Seguimos hablando, y me empezó a contar que estaba allí de vacaciones durante una semana, que venía a pasárselo bien, que iba a aprovechar la semana, yo muerto por la curiosidad, le metía un poco los dedos, para ver porque lo decía, hasta que se dio cuenta, y me preguntó por lo que quería que dijera, yo me quedé cortado y no respondí, y ella tomó alas y me dijo que si quería saber si se refería a sexo, yo tímidamente le dije que sí, ella se rió, me miró, y me dijo que era obvio que buscaba una semana de placer, que le encantaba el sexo, que no le hacia ascos a nada si se trataba de pasar un buen rato agradable, que le encantaba pescar tíos que le hicieran suyos de formas increíbles, tas esta verborrea habladora, me miró fijamente y me preguntó que si yo le proponía algo interesante, yo me corté mucho, pero le dije que algo podría ocurrírseme, ella me dijo que la siguiera, y nos fuimos a su habitación.
 Una vez allí, ella se puso de lo más sexy, una camiseta blanca larga, que le llegaba poco más abajo de las ingles y unas bragas negras, sujetador no se puso, pues aquellas cosas se sujetaban solas. Después me miró y me dijo que iba a disfrutar mucho, pero solo si lograba hacer subir a la conserje que había en recepción, por lo visto, Patricia ya le había echado el ojo, y quería disfrutar de ella igualmente, y deseaba que yo la convenciera. Me dispuse a llamar a la chica, le pedí que subiera a ver un problema que teníamos en la habitación.
 Abrí la puerta y apareció una joven con el uniforme del hotel, castaña de pelo corto, de altura normal, con los ojos verdes, de medidas normales, aunque en verdad daba bastante morbo la cara que tenía, con una pequeña parálisis en el labio superior. Una vez que entró, me dijo que se llamaba Julia, y me preguntó por la molestia, le dije que fuéramos a la habitación, y una vez allí, Patricia estaba sobre la cama, tocándose su coñito por encima de las bragas, le dije que el problema era que mi amiga quería chupar un rato un coñito mientras yo me la follaba, la conserje se quedó sorprendida, y me repitió que cual era el problema, se lo volví a repetir, y ella me miró y me dijo que ella esas cosas no las hacia, que si no querían nada más que se iba, entonces Patricia le dijo que le daba cincuenta euros por dejarse mamar un poco el coñito, ella se lo pensó, pero nos dijo que se iba, entonces Patricia volvió a subirle la asignación, y le expuso que la última oferta eran ochenta euros, entonces Julia se lo pensó un poco más, y al momento preguntó por lo que debería hacer, Patricia le dijo que solo dejarse chupar la rajita, y la conserje nos indicó que aceptaba, pero que solo eso, que nada de penetrarla ni nada por el estilo.
 Tras esto, comenzamos a desnudarnos los tres, a Patricia le fue rápido, pues solo tenía la camisa y las braguitas, lo mío igualmente fue rápido, y lo de Julia fue algo más lento, por el uniforme y por la timidez de ella, las dos chicas estaban rasuradas, sus coños no tenían pelos.
 Julia se tumbó en la cama, totalmente desnuda, Patricia se agachó, y se puso de rodillas en la cama, y comenzó a comerle el coño a Julia, la cual ponía cara de sorpresa, e incluso un poco de asco. En esas estaban, cuando aproveché el momento, y se la fui metiendo progresivamente en el coñito de Patricia, que estaba muy lubricado, estaba excitadísima, tras llegar al final, se la saqué, para después irlo haciendo más continuamente. Patricia seguía lamiendo la rajita de la conserje, desde arriba hacia abajo y viceversa, como experta que era no dejaba nada sin chupar, se entretenía en el clítoris, en la vagina, y Julia cambiaba paulatinamente la cara para ir poniendo una de placer desmesurado ante los lengüetazos recibidos. Tras un rato, Patricia me ordenó que dejase su coño y me corriese dentro de su culo, solo el oír eso me puso muy excitado, pero la obedecí lubriqué con sus jugos su ano y mi polla, y se la clavé, su culo estaba hacia arriba, abierto, de un solo golpe entró, daño no le hizo, ya que era obvio que estaba acostumbrada a recibir por ahí. Entre tanto le follaba el culo, Julia se corrió con sus lamidas dos o tres veces antes de que yo me vaciara en su recto, llenándole el culo de espesa leche.
 Tras esto quedamos los tres rebujados y tirados en la cama, hasta que pasaron unos minutos, momento en el que Julia se levantó, y nos exigió el dinero, Patricia se levantó, fue a su bolso, y sacó lo acordado, y antes de dárselo le preguntó si le había gustado, Julia le respondió que había estado bien, y Patricia dándole el dinero le dijo que entonces podía cobrar, como la puta que era, Julia la miró y mientras se iba le decía que no era una puta, pero antes de salir, Patricia le volvió a decir que solo las prostitutas cobran por el sexo, riéndose exageradamente. Seguidamente yo me fui a mi cuarto, y se quedó sola ella en su habitación.

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