Este cuento no es de mi autoría, pero pensé que a la señorita Beatriz le podría gustar. Es para todos ustedes, y a la vez un regalo para ella debido a su aprecio por esta página. Gracias.
Por primera vez
Lo conocí a través del Chat, Marcos, un hombre de 35 años, mayor que yo y por supuesto con mucha más experiencia de la que yo podría tener a los 20 años. Todo comenzó un domingo por la noche, era uno de esos domingos aburridos sin mas que hacer que ver la televisión o navegar un rato por Internet, entre a un Chat y allí estaba. Nos conocimos y sus palabras me hacieron sentir algo nuevo, éramos tan iguales y a la vez tan diferentes, su edad me asusto pero poco a poco se gano mi confianza hasta que llego el día en el que decidimos conocernos.
Nos quedamos de ver en un centro comercial de nuestra ciudad, era un sábado por la tarde, me sentía nerviosa no sabia si estaba actuando correctamente solo sabia que deseaba conocer a ese hombre y allí estaba yo con un jeans azul apretado que resaltaba mi culo redondito y paradito y un top blanco que ceñido a mi cuerpo resaltaba mis tetas, me senté en la banca que habíamos acordado con Marcos y analice mi entorno buscaba entre la gente a mi hombre hasta que vi a un hombre que se aproximaba hasta donde yo estaba, me sonrió y el corazón me comenzó a latir a mil por hora, me pareció eterno desde que lo vi hasta que se me acerco, era el, era Marco, un hombre alto, piel morena, fornido, se veía un hombre maduro mil cosas se me vinieron a la cabeza y entre ellas pensé que era mejor de lo que me esperaba, llego hacia mi y me miro de pies a cabeza y con su bella sonrisa me dijo:
-Hola, tu eres Beatriz?
Apenas pude asentar con la cabeza, extendió su mano y yo le di la mía, y me dijo:
-Vamos a tomar una copa.
Lo mire a los ojos y sonreí, sus manos eran grandes y un poco ásperas, me fascinaba ver como esas manos abrasaban las mías.
Marcos y yo hablamos de todo y de nada en el bar, era un hombre fascinante, y existía una atracción mutua que se hacia sentir, la tensión sexual era tan fuerte, casi no me toco mientras estuvimos en el bar y eso hacia que mi piel deseara cada vez mas la suya, mis labios perdían su humedad así que a cada momento tenia que humedecerlos, Marco no dejaba de mirar mis labios cada vez que yo lo hacia. Parecía que no existiera nadie más alrededor de nosotros.
En medio de la platica comenzamos a hablar de sexo, me sentía tan cómoda con el, que el tema era tan ameno, entre confesiones y copas, le confesé que mi culito era virgen y que siempre había querido tener sexo anal pero que los tipos con los que había estado no habían sabido como "acceder" a mi culito. Dos o tres veces había intentado tener sexo anal pero había sido tan doloroso y traumático que había desistido. Marco sonrió y me dijo:
-Vamonos
Yo le dije: "¿Que?, ¿Adonde?" -Marcos me dijo: "Confías en mi", yo sabia lo que Marco buscaba y a decir verdad era lo que yo también deseaba.
Salimos del bar y nos subimos a su auto, no sabia adonde me llevaba un cierto temor mezclado con excitación me invadía de pies a cabeza, casi no hablamos durante los diez minutos que hicimos de camino, hasta que finalmente llegamos a lo que parecía ser su apartamento, bajamos del auto y nuevamente me tomo de la mano, entramos era un apartamento lujoso, en el cual vivía desde hace unos tres meses después de su divorcio, la luz era tenue, me quede de pie y comenzó a besarme el cuello desde atrás, no recuerdo haber sentido un beso tan rico en el cuello, estaba excitada, sus manos comenzaron a recorren mi cuerpo, suave y lentamente lo que me hizo sentir escalofríos y mis pezones se pusieron duritos, sentí su pene rozar mi culo, estaba durísimo y mi vagina estaba mojadísima. Bajo sus manos a ella y comenzó a acariciarme por encima del pantalón, lo desabrocho y lo dejo caer al piso, dejándome solo con una diminuta tanga, ahora sus manos calientes acariciaban mis nalgas.
No se con exactitud en que momento se bajó el pantalón pero sentí su pene rozar mi culo, lentamente me quito el top dejando mis pechos al aire, me dio la vuelta y nos dimos un beso apasionado, me sentía desesperada, quería ser follada pero el me detenía y me llevaba a un ritmo lento, baje la mirada y pude ver su pene era mas grande y ancho a lo que yo estaba acostumbrada, me tomo de la mano y me llevo hasta su habitación, me acostó en su cama, que era enorme con sabanas suaves color ocre, quito mi tanga y quede completamente desnuda ante ese hombre casi desconocido, por la posición en la que me encontraba pensé que me iba a follar pero se acostó a la par mía y me puso de lado, separo mis piernas y recorrió mi coño con sus dedos grandes, paso toda su mano por mi vagina húmeda y de repente metió dos dedos lo que me causo placer y le dije:
-¡Aaaahhhh… por favor, quiero que me cojas ya!!
Marcos solo contestó:
-Espérate, relájate, hoy haremos las cosas a mi manera.
Respire hondo y fui como arcilla en sus manos.
Comenzó a acariciar mi culo con su mano húmeda de mis propios jugos mientras que con la otra mano acariciaba mi clítoris en círculos, el placer que me estaba dando era inmenso no tarde en correrme y poco a poco su dedo en mi culito fue entrando con mas facilidad, después intento con dos dedos y me estaba haciendo sentir algo diferente deseaba tener toda su verga dentro de mi culo, puso la punta de su pene en la entrada del mismo y suavemente ejerció presión hasta que entro la punta, sentía cierta molestia y el lo noto se aparto de mi y alcanzo una crema que tenia en el baño, se hecho en la verga y me hecho en el culo, estaba un poco fría, nuevamente metió la punta en mi culito, y empujo lenta y suavemente poco a poco su verga se abría paso dentro de mi hasta que la metió toda, no podía creer que esa enorme verga estaba en mi culo, me sentía llena, y una sensación de perversidad me invadía y me hacia sentir salvaje.
Sin sacar su verga de mi culo adoptamos la posición de perrito y Marco comenzó a bombearme y lo que había sido suave y lento se torno fuerte y rápido, acariciaba mi clítoris, estaba tan excitada que no tarde en correrme, sintiendo como una fuerte corriente de energía invadía mi cuerpo, mis pechos se tambaleaban para atrás y para adelante.
Marcos comenzó a golpear mis nalgas, y le dije: "Aaaahhh, vamos dame duro papi", "aaahhh, aaahhh".
Nuestros cuerpos estaban empapados, la cabeza me daba vueltas, sentí que me iba a desmayar no soportaba contacto alguno con mi clítoris porque me corría, nuevamente metió sus dedos en mi vagina mientras que por detrás me estaba dando duro. Marco se corrió y caímos tendidos sobre la cama, no saco su verga de mi vagina hasta que esta perdió su erección.
Me había desvirgado. Nos quedamos acostados un buen rato, hasta que decidimos ir a tomar una ducha, pasamos toda la tarde tirando y no solamente esa tarde sino que muchísimas tardes mas, aprendí de el muchas cosas y gracias a ese hombre soy adicta al sexo.
FIN