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Capítulo 8 (Esto Es Guerra)
Llevaban varios días viéndose… ¿y ella recién ahora decidía contármelo? En verdad nunca me había sentida atraída por Alex, me parecía bien parecido ¿a qué chica no podría gustarle alguien así? Encantador, buen mozo, bien parecido, rico, con un cuerpo trabajado… bla bla, no era mi estilo. A lo mejor no me gustaba porque desde el primer momento me di cuenta que Eva había quedado totalmente perdida con él.
—Me siento feliz de verdad, Alex… me hace bien lo sé.
—Me alegro por ti amiga —dije mirando la puerta de la oficina de Víctor.
—Sí, estoy contenta… seremos cuñadas
—Que bien Eva —mi vista estaba clavada en esa puerta.
—Si… además tal vez renuncie al trabajo y vaya a pedir monedas a una plaza.
—Que bien Eva…
—Esa mujer que se reunió con Víctor tiene la clásica apariencia de una ramera —soltó de repente.
—Viste… Pero por favor que clase de mujer va a una reunión de “negocios” vestida así… además entró haciéndole ojitos… que descarada y Víctor peor sonreía como un estúpido… ¡¡agghh, pero por favor que tipo de mujeres le gustan!
—Lo que veo es que no me estas escuchando —dijo tirano una carpeta frente a mí de mala manera, solo se sentó frente a su computadora y comenzó a escribir algo.
—No es verdad… si escucho, cenaron en tu departamento y estuvieron juntos hasta que yo llegué —dije muy apenada, era verdad no la estaba escuchando… —estaba celosa perdón Eva.
—Te conté eso hace media hora —dijo sin sacar los ojos de la pantalla… pero al darse cuenta que me había puesto mal soltó un suspiro y se acercó —ya se, ya sé que estás celosa, habla con Víctor cuando esa mujer salga de su oficina vas y marcas territorio dile algo… ya sé que tienes miedo, pero debes hacer algo a menos que quieras que ella te lo saque sin ni siquiera tener que pelear.
Una vez más tenía razón, tenía que decirle algo, hacer que me mire, aunque sea… lo único que hacía era pasar mis días pensando en él y mis noches… también. Las puertas se abrieron y ella salió parecía que desfilaba intentando llamar la atención de todos, antes de irse mi miró sonriente…” no me vas a ganar a Víctor” sonreí de la mejor forma posible mientras me dirigía a la oficina de Víctor con su discurso en mis manos entre sin siquiera golpear decidida y…. y…. me quedé congelada, que cobarde habla de una vez Mariza.
—Ahh no me di cuenta cuando entraste… perdón —dijo mientras miraba la pantalla de su celular.
—Traje el discurso… tenemos que ir a las diez en punto. —me limité a decir.
—No hace falta no voy a ir… Lorena me escribió un mensaje recién me dijo que ese es un programa que no vale la pena asique tienes que llamar y suspender.
—Ese se supone que tiene que ser mi trabajo… no lo estoy haciendo bien, se supone que debo chequear todas las cosas —dije sentándome en una de las sillas enfrente al escritorio y apoyando mi rosto entre mis manos.
—Ey ey… tranquila eres nueva en esto —dijo levantándose de su sillón y arrodillándose a mi lado.
—No lo estoy haciendo bien —dije mirándolo a los ojos… esos hermosos ojos que parecían que podían leerme como a un libro me ponían nerviosa —quizá no sir…
—¿Quieres venir a cenar a mi casa hoy? —me quedé en silencio no sabía que decir, mi boca estaba abierta pero las palabras no se decidían a salir… —disculpa a lo mejor estas ocupada o tienes otros planes… olvídalo —dijo levantándose desanimado.
—“¿Que? Que digo que digo… rápido piensa que no quiero…” ¡SII QUIERO!… —lo grité, que estúpida… va a pensar que soy rara o algo así… trágame ahora tierra. —Perdón… si me gustaría —agregué sonriendo.
—Bien pasaremos una linda noche.
La hora estaba acordada, la noche era perfecta, no tenía planes ni darle explicaciones a nadie…estaba feliz, Salí despacio de la oficina y corrí hacia donde estaba Eva… estábamos las dos tan felices que parecíamos las típicas adolecentes… que emoción voy a cenar esta noche con Víctor… las esperanzas se cayeron al suelo como una tonelada de concreto…. ¿Qué me pongo? Voy a cenar con uno de los hombres más ricos y poderosos del país… estaba devastada… Eva solamente se reía y me decía que ella se encargaba. Al llegar la hora de salir fuimos directo para su departamento nos dirigimos al enorme guardarropa y comenzamos a elegir… “esto, esto no, esto… no esto… esto te dije” me retaba Eva, estaba tan nerviosa…
—No se Eva… me siento muy nerviosa… —decía mirándome al espejo —¿y si mejor llamo para cancelar? Le digo que nos juntamos otro día.
—Si te atreves a hacer eso te juro por nuestra amistad que te arranco esos cachetes que tanto te gusta ruborizar a cachetadas… ¡¡estas hermosa!!
—No lo sé Eva, no me siento seg… —mi celular comenzó a sonar… tono de llamada “Víctor Vask” —Víctor… no no no, toma contesta vos —dije dándole el teléfono a Eva.
—No seas infantil Mariza… contesta… contesta… MARIZA.
—Sr. Vask… está bien, estaré ahí a las nueve en punto… está bien adiós.
—Eres una romántica nena linda… ¿Por qué le sigues diciendo Sr. Vask?
—No lo sé… —me quedé mirándome unos segundos más en el espejo —Todavía no estoy lista… sigo sin llegarle a los talones a esa… no soy suficiente para Víctor. —me senté en el suelo de guardarropa lamentándome
—No seas tonta —dijo sentándose al lado mío —estás preciosa, te aseguro que Víctor no podrá resistirse a ti, te lo aseguro —dijo acodando un mechón rebelde y mostrándome una bella sonrisa.
—Gracias amiga, te quiero —dije abrazándola.
—Yo también… eres mi nena linda —dijo mientras me abrazaba.
El tierno momento lo arruino Lucas para avisarnos que estaba esperando en el estacionamiento del edificio, las dos bajamos a recibirlo entre risas y comentarios tontos, cuando el me vio hizo un escándalo diciéndome lo hermosa que estaba y otras tonterías más…. claro que iban a decir algo así eran mis amigos, le pedí a Lucas que me lleve a la casa de Víctor al llegar realmente quede sorprendida, era una fortaleza, un enorme portón se erguía frente a nosotros al abrirse un pequeño grupo con armas automáticas nos recibió, apuntaron a Lucas y nos pidieron todos los papeles, tras comunicárselo a Víctor solo hizo falta que el de una orden por teléfono para que nos dejaran en paz, atravesamos un amplio jardín, pude observar vigilancia por todos lados, en el centro de aquel hermoso solar se encontraba una piscina olímpica y al otro lado se elevaba una construcción imponente con un estilo europeo creo que era inglés, la verdad no le di mucha importancia, estaba maravillada mis ojos no sabían en que fijarse primero, si en la piscina, en la arboleda de frutales que nos rodeaban, en las ligustrinas que estaban colocadas en el perímetro de la casa… que maravilla, todo era hermoso.
—Ahora puedo ver porque ni siquiera tuve una oportunidad contigo, tu novio sí que vive con estilo —dijo con humor Lucas una vez que se detuvo frente a la puerta principal de la enorme casa
—No es mi novio, es mi jefe —dije bajando
Subí lentamente las escaleras podía, divisar perfectamente cómo se alejaba Lucas, atravesaría nuevamente el control de seguridad, mis ojos admiraron la maravillosa puerta que se erguía frente a mí, la cual se abrió de par en par dándome paso al interior, el ama de llaves me saludo respetuosamente y me guio hacia una el comedor de la hermosa mansión “Buenas noches y espere aquí” fueron las únicas palabras que le escuche pronunciar, no podía quedarme en mi lugar, estaba fascinada la hermosa decoración, pinturas, muebles, alfombras todo era tan suntuoso que no tendría nada que envidiarle al palacio de un rey, sobre una de las paredes pude apreciar unas fotos al acercarme me di cuenta que en efecto era Víctor de niño a su lado se encontraba Lorena y en todas se encontraba Lorenzo Vask, quien fue el fundador de la compañía…
—Sí, soy yo… —Víctor sonriente apareciendo detrás de mí —me alegro que estés acá.
—Bunas noches Sr. Vask … —nuevamente su mirada, volvía a ponerme nerviosa, esos ojos que sé que podían leer mi interior, mis dudas… mis miedos. —Quiero pedirle perdón por no haber chequeado el programa yo la verdad creo que me esta cost..
—No hablemos de trabajo —dijo interrumpiéndome —vamos a cenar… te ves hermosa, como dada día —volvía a sonreírme mientras se acercaba.
—Gracias… —sentí que el calor me subía seguramente está poniéndome colorada nuevamente —¿Qué vamos a cenar?
—Algo simple… Lasaña, ven acompáñame —dijo tomándome la mano.
Nos dirigimos hacia el comedor principal de aquella hermosa propiedad, nos sentamos en la cabecera de una gran mesa a nuestro alrededor el lujo era inmenso, una hermosa alfombra roja decoraba el suelo bajo nuestros pies sobre nuestras cabezas una hermosa araña de cristal iluminaba la velada, frente a nosotros se presentaba una gran pintura que ocupaba una de las paredes en ella se observaba a Víctor a su lado se encontraba Alex y atrás de ellos sus padres, según me conto esa pintura la había pintado su madre y era lo único que el conservaba de ella, no porque su madre lo pintara sino por la imagen de su padre. Tres empleadas se encargaron de servir la comida cenamos tomando una copa de un excelente vino, aunque al no tomar sabía que me iba a hacer efecto.
—¿Qué pasa, no te gusta el vino? Es francés por cierto… lo compré en un viaje que hice con Lorena hace algunos años, estaba guardándolo para una ocasión especial. —preguntó al notar que apenas si lo había probado.
—“nunca tomo vino… no se la diferencia” Si es excelente, es que… no soy de beber.
—Tranquila, todo está bien… realmente estoy contento estés acompañándome —dijo al momento que toma mi mano, la aparte con la excusa de tomar algo más de vino.
—¿tienes a alguien en tu vida Mariza? Como Alex, por ejemplo. —dijo bajando la mirada.
—No, Alex sale con Eva —dije sonriente, su mirada era triste e insegura —ey no, no hay nadie más… es solo que… Víctor yo no tengo nada que darte, no tengo ni un piso en algún edificio de la ciudad, ni auto, ni una “Intratable” que no sé si es un barco, un avión o…. un elefante no sé, mi casa se traduce a un alquiler de un pequeño monoambiente que encima pago siempre atrasado, mis vacaciones son trabajos de medio tiempo soy un mundo totalmente diferen… —interrumpió con un beso, nuestras lenguas danzaban y se recorrían la una a la otra, se ensaño en morder mis labios.
—No quiero que me des nada, no necesito nada de vos, solo te quiero a vos nada mas —acomodó ese clásico mechón rebelde tras de mi oreja —Me hechizaste desde el primer momento que te vi, tu sonrisa me vuelve loco y no paro en todo el día de pensar en ellos en tus ojos, en la forma en la que te ríes en cómo te sonrojas cada dos minutos, me gustas demasiado.
—“Woww… ¿qué esperas que responda Víctor?” Yo… “YO TAMBIEN” a mí también me pasan cosas… —dije algo nerviosa.
—Podemos intentarlo —dijo tomando mi mano, nuevamente nuestros labios se acercaron y nos dimos un nuevo y espectacular beso.
Seguimos conversando mientras tomábamos vino, me comencé a sentir mal por lo que apoyé contra él mientras nuestra charla seguía, sus palabras se escuchaban lejanas… distantes… muy a lo lejos. Me desperté de repente, los rayos del son entraban por los enormes ventanales iluminando un hermoso cuarto a mi lado se hallaba una hermosa mesa de luz y sobre ella una foto de Lorena y Víctor en un paisaje nevado, ambos sonreían mirando hacia la cámara abrazados. De un salto me levante frente a mí se hallaba una puerta que daba al pasillo, camine lentamente por el intentando no hacer ruido, baje por una gran escalera confundida al llegar al comedor donde la noche anterior había cenado la noche anterior me encontré a Víctor solo que ahora estaba desayunando.
—Buenos días bonita… ¿Cómo dormiste? —preguntó con una sonrisa.
—¿Qué paso? —pregunté extrañada de estar todavía ahí —decime que pasó.
—Te dormiste, estábamos conversando cuando dejaste de responder cuando te observe me di cuenta que estabas profundamente dormida, te lleve en brazos hasta mi cama y te tape para que no tengas frio.
—Ayy por favor que vergüenza… te juro que nunca me había pasado, no sé qué decir… estoy muy muy avergonzada… Perdón… —dije yo totalmente avergonzada con mi rostro ocultándose tras mis manos, seguramente estaba completamente roja.
—Mariza… —Sentí como se acercaba a mí, tomando mi cintura entre sus manos — por favor aparta tus manos quiero verte
—No, no quiero…estoy muy apenada. —me sentía mal ¿Cómo era posible que me durmiera después de beber menos de una botella? —me dormí por estar ebria, me siento mal, tonta y fea… —dije todavía con mis manos cubriendo mi rostro.
—No tomaste nada, es solo que no estas acostumbrada a tomar alcohol, no me moleste en lo más mínimo, me fascina todo de vos eres la cosita más hermosa que conozco, me tienes hechizado, ahora podrías apartar tus manos o tendré que morder tu oreja —susurró en mi oído lo que causo que comience a reírme y al sacar mis manos de mi cara volvió a besarme.
Rechazando todas y cada de las invitaciones de Víctor llame a Lucas para que me fuera a buscar para llevarme a la compañía, nuestra despedida fue larga no podía alejarme de él… me perdía entre sus brazos, sus besos, sus ojos… me perdía.
Al llegar a la compañía todo comenzó a salir mal, comencé a recorrer los pasillos entre susurros y risas, se burlaban de mí, me miraban riéndose o hablaban entre ellos, comenzaba a sentirme muy mal, al llegar a mi piso Eva fue la primera en recibirme.
—Ven conmigo —dijo tirando de mi brazo apenas las puertas del ascensor se abrieron. — apúrate mariza dale…
—Ayy pero porque tanto apuro que pasa… para Eva suéltame me estas lastimando. —Eva solo ignoró todos mis comentarios y me llevo hasta nuestros escritorios, en su notebook se reproducía un informe periodístico que me petrifico.
El informe recién estaba empezando los reporteros hablaban entre ellos con complicidad y picardía comenzaron a explicar la trama que se generaba dentro de las Industrias Vask, detrás de ellos aparecía una foto de Víctor y yo dándonos un beso antes de subir al auto de Lucas… ¿cómo había llegado esa foto ahí?
—Ya cuéntame de una vez pablo… ¿Qué significa esta foto? —preguntó uno de ellos riendo.
—Estamos viendo a la flamante primera dama del mundo armamentístico Esteban, esta sería la nueva pareja de Víctor Vask… es hermosa ¿no te parece?
—Impresionantemente hermosa… ¿a quién tenemos que matar para conseguir una “Novia” así? —Dijo haciendo comillas con sus manos en un gesto repugnante
—Supongo que a Víctor Vask ya que esta bella mujer según nuestras fuentes es su secretaria personal.
—Es una secretaria de “tiempo completo”, el dinero no compra la felicidad según dicen, pero alcanza para comprar juguetes caros como est… —cerré la notebook sin poder aguantar más.
Toda la oficina estaba viendo la misma noticia los cuchicheos y risas empezaron a escucharse de nuevo las burlas los comentarios fuera de lugar, esos reporteros habían dejado bien claro que solo era una “Puta Vip” o como dijeron un “juguete” como podían ser tan crueles… así no eran las cosas… sentí ganas de llorar de desaparecer de la faz de la tierra, pero en lugar de eso solo me puse a llorar sobre mi escritorio mientras Eva trataba inútilmente de consolarme, ¿Cómo era posible que mis compañeros se rieran y dijeran las cosas que decían? Estaba destruida pero las cosas estaban a punto de cambiar, las puertas del ascensor se abrieron y una voz fuerte, autoritaria impuso el orden en apenas segundos.
—¿QUE SIGNIFICA TANTO ALBOROTO, NO TIENEN TRABAJO PARA HACER? QUIERO VER A TODO EL MUNDO TRABAJANDO EN SILENCIO YA, ANTES QUE LOS HAGA ECHAR A PATADAS A TODOS… ¿QUEDA CLARO?
Levanté la cabeza inmediatamente reconociendo esa voz la oficina había quedado en un silencio casi sepulcral, avanzaba con paso decidido hacia mí, sus pasos eran el único sonido que podía escucharse con total claridad, mi mirada pequeña y devastada se cruzó con la suya tan segura, tan fría, tan poderosa.
—Te espero en la oficina de Víctor en dos minutos… ¿Entendiste niña? —solo respondí asintiendo con la cabeza.
—Lorena esta de tu lado es fantástico —dijo sonriendo contenta, apenas se hubiera ella retirado.
—Si… eso parece, pero me siento mal ¿escuchaste todas las cosas que dijeron de mí? No sé qué voy a hacer amiga necesito que me ayudes —digo al momento que la abrazo, a lo que ella se removió con un quejido —¿Qué pasa, te duele algo?
—No me pasa nada, deberías ir a ver ya a Lorena no la hagas espera —dijo dándome la espalda.
—Me estas mintiendo… —la conocía suficiente, como para darme cuenta que me estaba ocultando algo —muéstrame ese brazo, Eva… tienes algo ahí
Forcejee con ella unos pocos segundo antes de poder levantar una de las mangas de su camisa ante mi apareció un enorme hematoma, era un golpe muy fuerte y por sus gestos causaba un gran dolor.
—Suéltame no es nada, antes que llegaras comencé a ordenar unas cosas y al salir corriendo para buscarte me choqué sin querer uno de los armarios, no le di importancia en el momento —dijo apartando su mano.
—“¿Es en serio Eva, tanta cara de tonta tengo?” sabes que si tienes que decirme algo puedes hacerlo ¿no es así?
—Ya se… —dijo mirando al suelo
**********
—Todavía no me dices cuales son esos negocios que te trajeron de nuevo hasta a mí. —dije al terminar de acomodar mi ropa.
—Quiero que redactes un contrato por el cual me convierta en la dueña de un diez por ciento de esta compañía. —dijo seria.
—No me digas, si si como no, y dime… ¿Qué información tan importante puedes llegar a tener para que yo te seda un porcentaje de mi compañía? —dije después de soltar una carcajada.
—El nombre de la persona responsable de tu atentado — dijo sonriente, mientras yo me quedaba totalmente serio —mis fuentes también me confirmaron que hay alguien dentro del país que está ayudándole brindando información.
—Lo que dices es algo muy serio… ¿Cómo sé que no me estas mintiendo? —pregunté interesado.
—Víctor… soy una mujer de negocios, se cuándo algo tiene el potencial como ahora por otro lado, también soy una mujer inteligente y sé que no se juega con alguien tan poderoso como vos, vendré en estos días de nuevo, si tienes redactado el contrato tal vez podamos cerrar nuestro arreglo. —dijo al momento que se retiraba de mi oficina después de darme un ligero beso en los labios.
¿Cómo confiar en lo que decía Ángela? Apenas la conocía, pero si era capaz de llevarme con el responsable de mi atentado tal vez no me vendría mal tener una nueva aliada ¿Cuántos más enemigos tengo ocultos en las sombras? Mi teléfono sonó, un mensaje había llegado
—Niño, me entere que vas a ir a un programa esta noche ¿Estás preparado? —comenzó Lorena.
—No sé si deba ir… me siento distraído, no sé qué me pasa.
—Mariza te pasa… ¿Por qué no la invitas a cenar esta noche? Cancela el programa, tienes que ser feliz niño tal vez sea eso lo que logra, me agrada mucho es una chica hermosa, con estudios, con valores morales y siempre sincera ¿Qué más puedes pedir?
Fue cuando Mariza entro a mi oficina decidí tomarlo como una señal del destino y la invite a cenar a casa, no sé ni en qué momento se fue, mi mente seguía pensando la propuesta de Ángela, fuera quien fuera el responsable daría un nuevo ataque de eso estaba seguro, la seguridad había sido reforzada no me podían atacar ni la compañía ni en mi casa sería un suicidio, recorrí la oficina tranquilo mientras tomaba un vaso de whisky del mini bar había llamado a mariza con la excusa de confirmar la hora, pero realmente había sido para escuchar su voz aunque solo me dijo dos palabras y me colgó, definitivamente no la entendía.
Había llegado a casa unas horas antes de nuestro encuentro, busqué en mi bodega una botella muy especial, la había traído de Francia hace ya algunos años, cuando por fin la encontré y subí las antiguas escaleras de madera me encontré a Mariza mirando las viejas fotos que colgaban de la pared del recibidor, se veía tan hermosa…levaba un pantalón blanco que se pegaba como una segunda piel a su cuerpo y una blusa azul que combinaba con sus ojos, de ser cualquier otra mujer seguramente terminaríamos teniendo sexo salvaje sobre uno de los sillones que se encontraban a unos pocos metros, pero ella no era “otra mujer” no era Ángela o cualquier otra, no quería eso de ella quería apostar a algo serio con ella, llevaba mirándola varios minutos hasta que me acerque, la cena transcurría tranquila aproveche cada oportunidad de besarla que tuve, me senté a su lado y tome su mano ella simplemente recostó su cabeza en mi hombro creí que solo era que se había mareado con el vino pero al observarla bien me di cuenta que estaba profundamente dormida, si le preguntan a cualquiera “llevar a la cama a Mariza” podría sonar como una noche de sexo salvaje y apasionado pero para mí solo fue recostarla en mi cama y cubrirla con una frazada, la mire dormir durante varios minutos ¿Era posible que fuera hermosa hasta cuándo dormía? Mirándola sobre mi cama iluminada solo por la luz de la luna llegué a una conclusión… estaba enamorado, profunda e innegablemente enamorado, desde que la conocí solo había vuelto a pensar en Victoria unas cuantas veces no es que la haya olvidado, sino que creo que había comenzado a superar su partida. Me había recostado en uno de los sillones de la sala, aunque no pude dormir durante toda la noche en mi mente pensaba quien sería la persona que había ordenado que me maten, los rayos del sol comenzaron a entrar por las ventanas, prepare mi desayuno y a los pocos minutos ella apareció, totalmente avergonzada de ser cualquier otra persona hubiera pensado mal de ella al momento que se durmió, pero no con ella ¿Estaba ebria dijo? Solo tomo una copa y se durmió, despedirme de ella fue algo complicado, cuando por fin acabo de irse llame a Lorena y le dije si se podía encargar de preparar el contrato para Ángela, cuando por fin llegué a la compañía me encontré con cada uno de los empleados en sus puestos, solo se escuchaba el sonido de las letras al ser presionadas, llamadas, solo trabajo, no había cuchicheos ni risas ni desorden de ningún tipo, al llegar mi oficina me encontré con la razón de tanto orden.
—Explícame… ¿por qué tengo que seguir arreglando tus problemas después de lo que dijiste?
—No lo sé... supongo que es porque sabes que es porque sabes que estaba asustado y… porque me quieres —dije acercándome a ella y la abracé —me haces mucha falta… fui la persona más estúpida.
—Si de verdad lo fuiste, no vine a quedarme solo vine a poner el orden nuevamente, mandé a Mariza a casa, llame al canal que dio la noticia de Uds. Dos y les di una intimidación, hace poco salieron a disculparse, despidieron a esos dos estúpidos noteros ya no te preocupes por eso, aquí tienes el contrato —dijo levantándose de mi silla —ahora me voy
—Por favor… Lorena sabes que sos como si fuer…
—Te espero al medio día en el bar del centro de la ciudad ¿Recuerdas donde nos reuníamos con tu padre? —solo asentí —no llegues tarde.
Solo se retiró sin mediar ninguna palabra más, siempre estaba pidiéndome que tenía que arreglar “mi situación” con Lucrecia, las horas pasaron llame a Ángela para decirle que tenía todo listo, sería mejor que tuviera pruebas de cada una de las cosas que me fuera a decir, sin mariza ni Lorena se me hizo eterna la mañana, aunque no pude concentrarme en nada de lo que tenía que hacer… subí a mi auto y conduciendo a toda velocidad recorrí la ciudad hasta llegar a mi encuentro con Lorena. El lugar era el favorito de mi padre, se encontraba en el centro de la ciudad, estaba ambientado como un clásico bar inglés, nuestra mesa siempre había sido la misma la gente de ahí tenía una gran estima a mi familia según parece fue mi padre quien puso el dinero para fundar ese bar, eran viejos amigos, me tomo solo unos segundos encontrar a Lorena solo que no estaba sola estaba junto con Lucrecia, mi madre, estaba a punto de retirarme cuando me vieron y entendí que tenía que acercarme.
—¿Me citaste para esto? —pregunté a Lorena mientras me sentaba, a lo que ella simplemente asintió.
Conversamos durante una hora más o menos, aunque no le di importancia a lo que Lucrecia decía y solo respondía de con monosílabos.
—Ahora debo dejarlos solos... hazlo por mí, escúchala —dijo al tomando mi mano para después retirarse de la mesa.
—Escucharé las excusas que tuviste después de tantos años Lucrecia —dije una vez que se fue Lorena.
—Solo escucha… hace muchos años tu padre Lorenzo Vask conoció a un hombre llamado Ernst Wikell, juntos fundaron las Industrias Armamentísticas Vask- Wikell, aunque después solo paso a llamarse Industrias Vask, ya que era tu padre quien tomo mayor reconocimiento internacional por ser el que negociaba, antes de que la compañía siquiera existiera, yo me enamore de Ernst y Lorena de tu padre…la familia de Lorenzo no aceptaría nunca que su hijo se case con alguien de clase inferior y presionaron a mi familia para que sea yo quien se casara con él, los años pasaron y tuve dos hermosos hijos, pero los sentimientos que yo tenía por Ernst seguían estando ahí, jamás estuve enamorada de tu padre pero el si se enamoró de mi olvidándose de Lorena y… al enterarse que yo…había vuelto a encontrarme con él, lo cito para encontrarse comenzaron a discutir y Lorenzo intento golpearme cuando quise intervenir… Ernst trato de tranquilizarlo, tu padre había ido armado y en un confuso episodio un disparo se escapó matando al instante a Ernst —Lucrecia hizo una pausa mientras sus lágrimas caían por su rostro —la influencia de tu padre… junto con su dinero basto para cerrar la investigación y comprar a los jueces necesarios para frenar cualquier intento de reabrir la causa, Lorena se quedó siempre al lado de tu padre aun sabiendo que ya no tenía ninguna oportunidad, con el paso del tiempo Lorena había conocido a un hombre y tenían una hija hermosa llamada Ana, pero ese hombre se aburrió de estar con una mujer que no lo amaba hizo las valijas y partió rumbo a Europa para siempre, conozco todos los detalles porque… a pesar de todo Lorena y yo fuimos, somos y seremos por siempre mejores amigas, esta es la verdad que nunca tuve la oportunidad de contarte, por favor dime algo.
—Necesito procesar todo esto… es… mucha información —dije mirándola sin saber si creer algo de todo lo que me había dicho.
—Yo sé que es mucho hijo, cuando estés preparado búscame y seguiremos hablando puedes preguntarle a Lorena, te dirá lo mismo… que te conté, te amo hijo. —al escuchar eso solo me levante para irme.
Fuera del bar me encontré nuevamente con Lorena, la abrace fuerte pidiéndole que me diga si todo lo que me había contado Lucrecia, era una verdad muy fuerte, muy amarga, nada era como yo había creído hasta el momento, sentía que había pedido el tiempo al ignorar tanto tiempo a mi madre sin dejar que cuente su versión de los hechos. Caminamos juntos hasta donde estaba mi auto estacionado.
—¿Viniste solo? déjame que conduzca yo ¿Por qué no buscas a tu madre? Iremos los tres de recorrida por la ciudad. —dijo sentándose al volante.
—Bien… tal vez tengas razón… iré a ver si sigue adentro del bar. —dije dándome la vuelta y caminando varios metros.
Estaba por entrar a buscarla cuando un estruendo espantoso seguido de una onda expansiva que me derribo se produjo, vi a mi auto envuelto en llamas apenas me levante del suelo, las alarmas de los autos aledaños comenzaron a sonar, se escuchaba gente gritando, las sirenas de policía a lo lejos, corrí para ayudar Lorena, pero no pude acercarme a la enorme bola de fuego que antes era mi auto, ahí en ese preciso lugar entre gritos desgarradores y lágrimas incontenibles de mi parte sentí que algo se moría dentro de mí para siempre.
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