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Historias De Oficina -7-

Capítulo 7 (Confianza)

 

—Te lo juro Mariza… echaron a Lorena, lo se… los rumores no se equivocan —susurró Eva —un amigo que trabaja en seguridad me lo contó, Víctor echó a Lorena ¿cómo explicas que hace tres días que no se presente a trabajar?

—¿Por qué lo habrá hecho? —susurre a su vez —Lorena era la persona más leal que Víctor tenia… cuidado ahí viene.

—Buenos días… Mariza pasas a mi oficina por favor.

—Claro Sr. Vask estaré ahí en tres minutos —respondí sonriendo.

—En tres minutos no, AHORA DIJE.

 

Dejé los papeles que estaba archivando y lo seguí hasta tu oficina, estaba muy alterado, no me miraba, me quedé parada en medio de la oficina esperando una instrucción que tardó mucho en llegar, el tiempo se me hacía eterno mientras él seguía con su notebook, solo tecleaba algo que ignoraba.

 

—Sr. Vask… Sr. Vask —seguía sin levantar la vista — ¡Sr. Vask! —dije elevando la voz cosa de la que me arrepentí inmediatamente, la mirada que me enseñó me dio miedo.

—A partir de hoy te conviertes en mi secretaria, tendrás que llevar mi agenda, contestar todas mis llamadas, encargarte de los problemas administrativos que pueden llegar a surgir, revisar los estados de las distintas entregas a todas partes del mundo, nos encontraremos cada mañana para revisar los detalles y controlar los números de la bolsa, ¿Alguna pregunta? —Contestó volviendo a concentrarse en la notebook.

—Yo tenía entendido que ese era el trabajo de Lorena. ¿Dónde está?

—Está de vacaciones.

—¿Que pasara con Eva? ella era su asistente. —pregunté curiosa.

—Ahora es tu asistente, tienes mucho trabajo sería mejor que empieces.

—No quiero ser jefa de mi amiga. Tal vez podría reubicarla hasta que Lorena vuelva.

—Perfecto ¿no la quieres tener como asistente? Despídela.

—No la pue…

—Entonces no queda más remedio que la tomes como tu empleada ahora si me disculpas tengo muchas cosas que hacer —dijo perdiendo la poca paciencia que tenía.

 

Salí de la oficina deprimida y le conté todos los detalles a Eva quien solamente se reía y decía que el puesto se debía a mis amoríos con el jefe, no me explicaba cómo era que Lorena podía llevar a cabo todo ese trabajo, cuando la noticia se esparció por la compañía todos vinieron a pedirme indicaciones a mí, me informaban problemas, exigían respuestas, entregaban presupuestos… todo al mismo tiempo, los atendí de la forma más organizada posible pero tuve que admitir mi fracaso cuando la hora de salida había llegado y nosotras todavía estábamos en un mar de papeles, pedidos y exigencias.

 

—Bueno dejemos todo por hoy jefa —dijo Eva bostezando —no vamos a terminar de todos modos.

—Quiero terminar de organizar todo para mañana ¿Ordenamos algo para cenar y pasamos la noche juntas trabajando? —Sugerí en cambio —Mañana tendremos todo acomodado y será menos trabajo si me ayudas —Dije haciendo un puchero viendo que no la convencía.

—Perdón de verdad, pero no puedo tengo algo muy urgente que hacer —se excusó mirando al suelo.

—¿Qué puede ser más importante que ayudarme cuando más te necesito? —Pregunte enojada

—Mañana te cuento por favor por favor no te enojes nena linda —dijo al momento que me daba un beso en la mejilla y se marchaba.

 

Nuevamente estaba totalmente sola, revisaba los papeles una y mil veces, si quería que esta compañía sea tan eficiente como cuando Lorena se encargaba de esto tenía que concentrarme, me había preparado para esto, pero sencillamente era demasiado, ella se encargaba de todo, cualquier problema que surgía era corregido, Víctor no tenía preocupaciones porque realmente no las tenía, no era el quien las resolvía, no era el quien se encargaba de llamar a los bancos los proveedores, poner las condiciones de los distintos contratos y aprobar los presupuestos para los proyectos que surgían todos los días, nada de eso todo lo resolvía Lor… bueno a partir de ahora lo tendría que resolver yo, este trabajo me terminaría matándome. Mi celular sonaba por tercera vez consecutiva hasta que finalmente lo encontré tirado debajo de un montón de carpetas, pero cuando iba a contestar se cortó, no sabía que necesitaba Eva y ahora francamente no me importaba, me había dejado sola y lo peor era que no me tuvo la confianza de decirme que era ese compromiso tan urgente que tenía, la horas pasaron y pasaban y pasaban y yo… yo seguía en el mismo lugar, cuando por fin termine de archivar todos los papeles, los documentos y envié todos los mails pendientes eran las dos de la mañana…estaba totalmente exhausta, no podía ir a casa  tenía solo unas horas para descansar y lo más probable era que no escuche mi despertador, tras pensarlo varios minutos decidí ir a al departamento de Eva, la llame muchas veces pero en ninguna ocasión respondió seguro estaba dormida, como siempre llame a Lucas para decirle que me lleve, fuimos todo el camino haciendo bromas y riéndonos a carcajadas al llegar tuve la suerte que unos  adolescentes iban a entrar al edificio, solo tuve que mostrarles mi mejor sonrisa para pasar tranquilamente mientras a ellos la baba comenzaba a colgarles, les seguí la corriente hasta que el ascensor llego al piso de Eva, golpee varias veces hasta que por fin totalmente despeinada y con una bata mi amiga se dignó a abrirme.

 

—Uff no sabes lo que me costó terminar de ordenar todo, esa empresa es un desastre sin Lorena no sé cómo voy a hacer… —Dije al momento que entraba en su departamento sin darle tiempo a que dijera nada, caminé unos cuantos metros y pude observar todo revuelto, en el centro del salón estaba el suave sillón donde tomamos ese exquisito whisky con Eva la primera noche me quede a dormir, solo que esta vez en el estaba el Sr. Alex Vask durmiendo totalmente desnudo apenas tapado por algo de ropa— ¿Qué… que es…?

—Ven por favor que te explico —dijo Eva al momento que salíamos del living —perdón, perdón… te llame tres veces para avisarte que no vengas, pero no atendiste.

—¿Era esto… ese compromiso tan urgente? —le dije molesta mientras salíamos del departamento— ¡pero claro que estúpida!

—Para para no te vayas Mari… no te vayas enojada por favor… —me pedía ella lamentándose.

—No puedo creerlo… —dije mientras me dejé caer contra la pared escondí mi cabeza entre mis rodillas y empecé a llorar desconsoladamente.

—¿Ey ey que pasa? Por favor no llores más… ¿Es porque te pasaba algo con Alex? Si es eso solo dímelo y ya está… se terminó, si tengo que elegir me quedo contigo…por favor no llores más. —decía ella con voz quebrada.

—No estoy llorando por eso —dije sin levantar mi rostro de entre mis rodillas. —estoy llorando porque me dejaste sola para venir a revolcarte con Alex, pero lo que más me dolió es que no me tuviste confianza para decírmelo cuando yo por mi parte te conté absolutamente toda mi historia y cada cosa que me paso con Víctor.

—Tienes razón perdón, perdón, perdón… me siento una estúpida… perdóname —dice ella empezando a soltar algunas lágrimas —déjame decirle que se vaya y te quedas a dormir conmigo.

—No, no quiero, deja que se quede. —dije levantándome y presionando el botón del ascensor.

—No te vayas por favor, déjame que me cambio y te llevo.

—No, no quiero… déjame —dije oprimiendo un botón del panel del ascensor, las puertas se cerraron.

 

Llamar nuevamente a Lucas me pareció muy humillante, saque mi teléfono y marque el número de otra compañía de Taxis, pero… ¿dónde iría… a casa? Ese fue el problema inicial, tristemente Eva era mi única amiga ¿a dónde ir?… un solo nombre vino a mi cabeza, tarde como quince minutos en tratar de recordar la dirección que había visto escrita en los papeles, al llegar me encontré con una gran propiedad, una de sus luces todavía permanecía encendida, me acerqué despacio hacia la entrada principal pero cuando iba a golpear un muy característico sonido lleno mis oídos y mi cuerpo se paralizo, el sonido volvió a repetirse un espasmo de miedo sacudió mi cuerpo, al voltear un hermoso pero intimidante Pastor Alemán me observaba furioso sus colmillos blancos reflejaban la luz que iluminaba la calle de ese vecindario.

 

—Por favor… tranquilo perrito, soy tu amiga —el sonido se repitió por tercera vez mientras se acercaba, parecía que estaba acechando a una presa —no estoy haciendo nada… por favor perrito —suplicaba con hilo de voz.

—Lorenzo… sitzen —dijo la voz de la persona que acaba de abrir la puerta, el perro obedeció y se sentó frente a nosotras esperando una orden que nunca llegaría —Pero ¿qué es lo que haces acá niña? Pasa por favor…

 

La casa era una belleza tanto por dentro como por fuera, pasamos al living bellamente decorado, todo tenía un hermoso toque hogareño, junto a una gran chimenea de la cual colgaba un retrato de Lorena junto con un hombre y una pequeña niña, había dos enormes sillones con unas pequeñas mesas ratonas, nos sentamos ahí pudiendo sentirse una gran tensión.

 

—¿Un whisky, niña? —preguntó cortésmente.

—Claro… “¿Claro?... debe ser el segundo whisky que tomo en toda mi vida” —pensé risueña —Lorenzo es un lindo nombre para un perro.

—Era el nombre del padre de Víctor… de echo fue el quien lo bautizo, dos años más tarde su padre falleció llevándose para siempre un trozo de mi niño, fue el mejor hombre que conocí en toda mi vida —Contestó tranquilamente.

—Te preguntaras porque estoy acá ¿No? —intenté cambiar de tema.

—Calculé que venías para que te ayude con tu nuevo puesto, reemplazarme no es tarea fácil mi niña.

—¿Cómo sabes… como sabes que ahora…? —estaba realmente sorprendida.

—Era lo más predecible, se cómo piensa Víctor por eso era buena en mi trabajo siempre estaba un paso adelante del resto. —dijo para después guardar un minuto de silencio —imagino que ya notaste la pintura que cuelga sobre la chimenea, son mi familia… él es francisco y ella es mi reina… Ana, hace ya muchos años que no nos vemos, aunque mi niña a veces me llama, tiene tu edad… me recuerdas mucho a ella. —dijo tristemente.

—¿Por qué me estas contando todo esto? —pregunté sintiendo su dolor.

—Porque… perdí a mi familia por no tener tiempo, yo le di a industrias Vask todo de mi por una razón… Amor, un amor que no pudo ser, el punto es que no debes poner tu vida al servicio de la compañía, cumple tus responsabilidades, pero no dejes que la compañía te absorba, Vive, ama, llora, sufre, ríe, goza… vive la vida no termines sola… como estoy yo niña.

 

Me quedé el resto de la noche con ella, escuchando sus palabras, me ayudo a que supiera como organizarme, como debía afrontar los negocios y me dijo que si tenía cualquier tipo de problema solo tenía que llamarla para recibir ayuda.

Más temprano de lo normal llegué a las oficinas, tomé mi puesto y empecé a responder una serie de mails, mientras revisaba cuales eran las cosas previstas en la agenda de Víctor, pasadas apenas dos horas de mi llegada la oficina era un caos, llamadas de todo el mundo, presupuestos que debían ser revisados y aprobados, quejas del personal por este o aquel motivo. A media mañana estaba preparando un discurso que Víctor tenía que dar en un programa de televisión en el que debía presentarse esta noche cuando una exquisita torta de frutillas apareció sobre mi escritorio.

 

—Tiene mucho trabajo que hacer Simmons ¿Por qué no se pone a trabajar?

—Por favor, deja de estar enojada. —dijo haciendo un puchero— vas a hacer que la torta se ponga triste.

—Lo único que esa torta prueba es que yo tengo razón en lo que digo, sabes que la torta de frutillas es mi preferida porque yo te lo conté, yo si confió en ti.

—Lo sé, lo se… pero yo no quería decirte nada hasta no estar segura que era algo serio…es por eso que estaba distraída en estos días. —Dijo mirando al suelo —¿Me perdonas?

—Si. —respondí sin sacar los ojos de la pantalla.

—Eso es trampa no me estas mirando, no eres sincera.

—Si te perdono de verdad Eva, que bien que las cosas se hayan empezado a dar con Alex —dije tomando su mano y mirándola a los ojos —ya creía que eras… bueno tú sabes

—Jaja eres una nena tonta, no soy lesbiana o gay o como pueda a esa cabecita tuya decirle, yo soy una chica que disfruta del sexo, eres la primera amiga con la que me pasaron estas cosas, no creas que ando por ahí, acostándome con todas mis amigas y amigos —dijo mirándome divertida —¿seguirías siendo mi amiga si fuera lesbiana?

— Claro que sí.

—Claro que no, te avergonzarías de mi es más te avergüenzas de mí y de lo que paso entre nosotras. —dijo desafiante.

—Eso es mentira yo no me arrepiento de… eso

—¿Eso? Te das cuenta, te avergüenzas de haber estado conmigo. —dijo mirando a suelo.

—No me arrepiento de nada —dije levantando su rostro— no me arrepiento de haber tenido sexo con mi mejor amiga. —una clara sonrisa se dibujó en su rostro.

—Uyy… hola… Alex... no, no es lo que tú crees… —dijo al momento que miraba a alguien atrás mí, me congele al momento dándome vuelta con gran lentitud, lo que causo el estallido de las carcajadas de Eva. —No puedo creer que te la hayas creído, te pusiste pálida. —dijo con el poco aire que tenía.

—Eso no es divertido, no me paree divertido eso ni que me mientas, me ocultes cosas… yo a ti te cuento todo.

—¿Cómo tu sueño con Víctor? —dijo juguetona

—Si exacto como mi sueño con Víctor no creo que sea algo

—¿Sueñas conmigo? —dijo Víctor no me di cuenta en qué momento se había acercado tanto a nosotras como para poder oírnos.

—Este… yo… —de que manera le iba a explicar a mi jefe esta situación… solo quería que me tragara la tierra.

—Lo que mi amiga torpemente quiere decir es que esta exhausta… anoche no durmió, estaba preparando todo para que Ud. Pueda dar un maravilloso discurso frente a millones de personas. —interrumpió mi amiga al ver mi lastimera reacción —tonteábamos con que terminaría hasta soñando con el trabajo… está muy agotada señor.

—Ohh Discúlpame si estoy presionándote mucho… es que la falta de Lorena... en fin perdón —Dijo mirándome a los ojos, su mirada tan tierna logro calmar mi corazón en tan solo unos segundos. —Estaré en mi oficina… tráeme el discurso cuando termines necesito practicarlo varias veces. —Dijo retirándose.

—En seguida Señor. —Dije sonriente mientras se alejaba. —y… gracias amiga, gracias por salvarme siempre que me… me…

—¿Siempre que tu jefe logra hacerte tartamudear?... Somos mejores amigas, siempre estaré cuidándote y… a partir de ahora también te contare todo, siéntate te contare todo lo que paso con Alex… una muy larga noche hasta que una amiga celosa irrumpió descaradamente en mi Dpto.

 

Mi seño se frunció, su sonrisa apareció, su actitud como siempre era contagiosa y divertida, nuevamente esta chica demostraba lo fácil que era confiar en una persona… “mejores amigas” era la primera vez que tenía algo así.

**********

 

“Sueña conmigo” por un momento me emocioné, hablar con Mariza se había convertido en un cable a tierra ahora que Lorena ya no se encontraba conmigo. Mis estúpidas decisiones me habían alejado de ella, pero era algo que sentía que tenía que hacer para que ocultarlo tenía miedo.

 

—Sr. Vask disculpe la interrupción, pero su cita de las diez llego. —interrumpió mis pensamientos mariza entrando a mi oficina.

—“Que linda te ves hoy” —pensé mirándola con una sonrisa —que pasé… ¿Quién es por cierto?

 

Fue entonces cuando una hermosa mujer entro a mi oficina su larga cabellera dorada y sus ojos celestes me resultaban conocidos… Si, era parecida a Mariza, pero sentía que la conocía

 

—Gracias Mariza puedes retirarte. —Dije amablemente, aunque la mirada que mariza me devolvió era de enojo… ¿Estaba celosa de esta bella mujer? —Víctor Vask… un gusto, tome asiento por favor.

—No me recuerda ¿no es cierto? —dijo con una fuerte mirada —no es la primera vez que nos vemos Víctor.

—Lamento mucho eso, si pudiera orientarme un poco, talvez… —claro que no tenía idea quien era ella, nunca me preocupe en aprender los nombres de ninguna de las personas que se acercaban a mí para eso la tenía a Lorena.

—Nos conocimos en la fiesta del Gral. Aigner… “jugamos” en uno de las oficinas que rodeaban al salón principal. —al oír eso se me escapo una sonrisa —ya recordaste quien soy ¿verdad? —dijo al momento que se levantaba de su asiento.

—Ángela… te llamas Ángela ¿Qué te trae hasta mi de nuevo?  —dije al momento que ella se sentaba sobre mis rodillas mirándome atentamente.

—Negocios claro… aunque eso no quiere decir que no podamos mezclarlos con el placer —dijo al momento que se sacaba su delicada blusa dejándome ver el fino corpiño de encaje negro —¿Le gusta mi juego Sr. Vask?

 

Nuevamente nuestros labios volvían a encontrarse tal y como había sucedido en ese improvisado evento, mis manos apretaban sus carnes mientras sus dietes se encargaban de maltratar mi cuello, solo hizo falta un azote para que entendiera que debía levantarse, rápidamente di una vuelta de llave a la puerta para que nadie moleste, al voltear me quede sin aliento al verla inclinada sobre mi escritorio con sus hermosas nalgas apuntándome, rogándome, exigiéndome que una vez más las maltrate, simplemente me senté en uno de los sillones aledaños y observe como se impacientaba por mi falta de interés.

 

—Ahora quiero que bailes para mi… muy lentamente. —una pícara sonrisa se dibujó en su rostro.

 

Comenzó moviendo sus caderas lentamente sonriéndome cada vez que nuestras miradas se cruzaban, desabrocho la fina prenda que cubría sus exquisitas piernas, bajo delicadamente la prenda revelando a su vez que esta vez no llevaba ropa interior, me dejaba observar su suave y hermoso cuerpo totalmente depilado, dio media vuelta inclinándose una vez más sobre el escritorio, solo que esta vez se notaba la húmeda que se estaba poniendo, me acerque con paso decidido y colocándome tras de ella tome control de su cuerpo, ella continuaba con su suaves movimientos de cadera, alterando más mis pervertidos pensamientos, uno, dos, tres azotes en su piel fueron suficientes para hacerla ronronear, se refregaba contra mi cuerpo incitándome a que cumpliera mi parte, mis dedos revolvieron su cabello, mi puño se cerró atrapando una gran cantidad de ellos, un quejido salió de sus labios, me miro con deseo con lujuria, mis manos comenzaron a recorrer su cuerpo, a recorrer cada centímetro de su piel, libere mí ya duro miembro y sin ningún cuidado comencé a penetrarla de forma violenta.

 

—Uff… ¿no puedes ser un poco más delicado conmigo? —dijo al momento que intentaba recuperar el aire.

—¿para qué? Si lo que a ti te excita es que te trate de esta forma ¿No es así? —sus gemidos comenzaban a escapar de su boca. —Dime… ¿No es así? —dije al momento que soltaba un azote más contra sus nalgas

—AYY sii me encanta que me trates así… mmm hasta el día de hoy no sabía en quien pensabas la noche que nos conocimos… peroo… pero ahora si… en tu empleada… mmm tu asistente… Mariza se llama ¿no?

—¡Ya basta cierra la boca! —dije al momento que comenzaba a penetrarla violentamente.

—Mmm sii jefe… poor faavor no se detenga Sr. Vask —decía sonriente con su rostro sobre mi escritorio mientras su cuerpo comenzaba a despertar mi lujuria —Si siga penetrándome Sr. Vask quiero que cumpla su fantasía… Dime Mariza

 

Una vez más sus gemidos ahogaban mis sentidos, mis manos apretaban fuertemente sus senos mientras que mi miembro llegaba a lo más hondo de sus entrañas, coloco una de sus manos en mi pecho y con el poco aliento que tenía me detuvo para que saliera de ella, me observo con una picardía tan característica de ella mientras se arrodillaba ante mi tomando mi miembro con sus manos nuestros ojos se encontraron…una enorme sonrisa  se formó en sus labios, recorriendo lentamente su extensión dándome una idea de cuan habilidosa podía ser su lengua, me estaba volviendo loco definitivamente era una experta, me relaje dejando que ella hiciera tranquila tan placentera tarea me masturbaba lentamente mientras jugaba con mis testículos en su boca, nuevamente volvió a introducírselo en la boca aumentando considerablemente la velocidad, mis manos sujetaron su cabeza y comencé a penetrar su boca mi miembro llegaba a su garganta haciendo que se ahogue mientras su saliva resbalaba por su barbilla dándome una imagen tan perversa y morbosa, se me hacía muy difícil no eyacular en su boca sobre todo si me llamaba Sr. Vask imitando descaradamente a Mariza, cuando termino de torturarme se levantó y se sentó sobre el escritorio  abriendo sus piernas nuevamente para mí solo que esta vez sus manos rodearon mi cuelo nuestras labios volvieron a unirse y nos separamos del escritorio, estaba prácticamente colgada de mi…subía y bajaba sobre mi miembro llenándose por completo, alcanzando lo más profundo de sus entrañas mientras me seguía pidiendo que le diga “Mariza” era un juego terriblemente morboso, nuestros cuerpos sudados eran la prueba fiel de eso.

 

—Quiero sentirte en lo más profundo de mi ser... —Dijo subiendo y provocando que mi miembro salga de ella —Quiero… ser “Tu Mariza” —dijo mientras ponía mi miembro en su ano para dejarse caer nuevamente, recibiendo gustosa tan placentera penetración

 

Sus gemidos no se hicieron esperar una vez mientras comenzaba a subir y bajar de forma frenética, nuestros besos lograban reducir en gran medida sus quejidos de placer y dolor mientras continuaba exprimiendo mi verga con tan traviesa colita, no podía detenerme no podía dejar de poseer a tan maravilloso ser, sus curvas eran perfectas y esa forma tan sexy que tenia de gemir me hacían poner loco, castigue su ano a gran velocidad mientras sus senos revotaban en mi rostro mientras eran asediados por mis dientes obsesionados con morderlos, había llegado a alcanzar un maravilloso y largo orgasmo que ahora resbalaba delicadamente por sus piernas mientras que yo todavía no.

 

—Voy a acabar... —apenas con un hilo de voz totalmente cansado, tratando de salir de su interior.

—Noo… termina adentro mío como en Alemania… por favor Sr. Vask… si jefe termine adentro mío

—“no eres Mariza… ni nunca lo serás” como quieras… —dije al momento que comenzaba a llenar su golosa colita.

 

Terminamos completamente exhaustos y sudados apoyados contra uno de los enormes armarios que se encontraban en mi oficina…una sonrisa mutua y un rápido beso sello nuevamente esta amistad.

 

—Disculpe Sr. Vask tiene una llamada del Gral. Báez… ¿Lo comunico? —dijo mariza a través del intercomunicador.

—“Mierda que inoportuno Gral.” No Mariza… dile que estoy… ocupado inventa algo no se —Dije recuperando algo de aliento para contestar de la manera más normal que me era posible

—Le hubieras dicho que se una a nuestro jueguito —agregó sonriente.

 

Nuevamente solo saco un par de pañuelos descartables y comenzó a limpiar su pecaminoso cuerpo, la junta de trabajo no había finalizado todavía quedaban diez minutos en los que seguramente averiguaría cual era el precio de tan maravilloso entretenimiento.

¿Por qué había venido de Alemania? ¿Cuáles eran los negocios que estaba dispuesta a hacer? Sin lugar a dudas su presencia indicaba algo y solo era necesario que Víctor Vask logré descifrar que era lo que indicaba.

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