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Categoría: Incestos

Historia fraternal (I parte)

Claudia entro a los treinta con aparente tranquilidad y resignación, aunque su rostro ya mostraba la belleza de una mujer madura, los años no pudieron robarle a su cuerpo la vitalidad de la juventud. dueña de una personalidad fuerte aunque llena de conflictos, vivía su vida decidida a encontrar el mejor estatus económico posible, más de alguna vez utilizo sus encantos para conseguir un empleo o un aumento sin ningún remordimiento, un matrimonio fallido antes de la mayoría de edad le enseño a valorar la soltería como un ave la libertad, los hombres en su vida le dejaron enseñanzas invaluables que nunca olvidaría, golpes emocionales que dejan cicatrices imborrables en lo que alguna vez fue un criatura tierna, hoy una mujer experimentada que no conocía la maternidad por convicción, la mayoría del tiempo disfrutaba de su rutina, ser una ejecutiva de ventas y utilizar su coquetería en los clientes funcionaba muy bien y sus ventas le permitieron llevar una vida cómoda, cuidar bien de su madre y no depender de ningún hombre que amenazara su independencia.



Disfrutaba de encuentros casuales y esporádicos con algún tipo que le gustara, siempre que cumplieran con el rango adecuado. Hombres entre los 35 y 50 acomodados y sin ningún compromiso, aunque este último requisito podría ser obviado si su libido se lo autorizaba, todo lo que sabía de ser mujer lo aprendió a costo de lágrimas y cicatrices. Pero como en la vida de todo ser humano siempre hay un evento que marca nuestro futuro, en el caso de Claudia fue la muerte prematura de su madre, un aneurisma cerebral le dio apenas minutos para despedirse en el hospital, pero fue suficiente para hacerle prometer algo que cambiaría para siempre con esta historia, —debes cuidar a tu hermano como si fuera yo, debes prometerlo hija!, el apenas es un adolecente y no sabe nada de la maldad del mundo.



Como iba a negarle algo como eso. Fue así como esa mujer esforzada y trabajadora se marchó en paz dejándola con la responsabilidad que había estado evadiendo por ya varios años, un poco de desesperación la embargo, su hermano tenía 16 años y era ya casi un hombre, fue concebido en una noche de marcado desasosiego cuando su madre ya una mujer mayor se dejó seducir de aquel borracho que la había engendrado también a ella, no podía entender como después de tanto tiempo de sufrimiento su madre aun amara aquel tipo que tan mala vida les dio a ambas, el vínculo con el bebe fue inmediato esos pequeños pies y una sonrisa encantadora la enamoraron, cuando lo alzo la primera vez sintió como ese aroma único a leche rancia y sudor de bebe se impregnaba en lo mas profundo de su ser. Olía a esperanza, alegría y paz. Cuido a su hermanito con dedicación mientras su madre trabajaba. Fue ella quien lo vio dar sus primeros pasos y pronunciar las primeras palabras, en verdad sintió que si algún día tenía hijos solamente podría amarlos con la misma intensidad con que amaba a ese niño. Pero la vida al lado de su padre se hizo cada día más difícil, cuando la belleza de su hija empezó a florecer, su padre comenzó a entrar a su cuarto mientras dormía, una tarde Claudia salió llorando de casa para no regresar más. Se marchó sin decir porque y un año después se casó sorprendentemente con un hombre muy parecido a su padre que curiosamente se comportaba igual, ahora que su hermanito habría crecido no sabría siquiera donde comenzar, durante el funeral fue lo más cariñosa posible trato hacerlo sentir como el ser que lo protegería como cualquier madre, pero tantos años de vida independiente la habían vuelto lejana y falta de empatía, Aníbal era su nombre, un chico como cualquier otro que sintió que parte de él se iba con su madre, trato de mostrar entereza pero sucumbió al llanto, los abrazos de su hermana fueron clementes pero insuficientes, acercaba su cabeza al hombro del joven y le decía que todo estará bien, aunque en lo más profundo de su corazón le recordaba a su padre, tenía demasiado parecido al hombre que le había destruido su niñez. Y este sentimiento la volvía un poco indiferente al sufrimiento de su hermano. Claudia solo soltó unas lágrimas en el último momento cuando el ataúd descendía a su última instancia,



—Adiós querida madre, gracias por enseñarme a ser una mujer fuerte que no necesita de nadie.



Decidió que lo mejor era que su hermano se mudara a su apartamento, dio en renta la casa de su madre y el dinero lo utilizo para pagar los estudios del chico, la parte económica la tengo controlada pensó soy una mujer pragmática, lamentablemente un adolecente necesita mucho más que un techo y comida, Aníbal era un chico enfermizo, hasta cierto punto débil, sus compañeros en el colegio le hacían la vida imposible porque no ostentaba la musculatura suficiente para ser bueno en los deportes, tampoco era exitoso con las niñas especialmente, su timidez se originó en la sobreprotección de su madre desde niño, sin embargo su hermana estaba muy ocupada con su vida para entender las características de su hermanito con quien no compartía más que un par de horas a la semana cuando visitaba a su madre. Destino una pequeña habitación que algún momento fue un cobertizo para el muchacho, coloco adornos y dibujos infantiles de” Mickey mouse” como si el chico aun fuera un niño pequeño, cuando su hermano entro no pudo disimular más que desilusión de lo que el porvenir le traería,



Aun huele a humedad y pintura fresca pensó, en este lugar apenas cabe mi cama y el ropero que mi madre me compro cuando era niño, pero vivir en un edificio no es lo mismo que en casa, en aquel lugar de bellos recuerdos tenía un pequeño jardín, donde casi podía ver a mama cuidando sus flores y especias, sonriéndole mientras él jugaba con autos de plástico que tanto amo en su infancia. Recordó algo que su madre le dijo algún tiempo antes de morir, -hijo mío además de mí, la única persona en el mundo en la que debes confiar es en tu hermana que te quiere, lleva tu sangre y jamás dejara que nada malo te pase. Así que se acomodó en su habitación y trato de ser optimista.



Claudia por otra parte se resintió al ritmo de la nueva rutina, al principio se dispuso a ser cumplida con los cuidados de su hermano, pero levantarse antes de lo habitual para preparar desayunos le robaba demasiado tiempo a su maquillaje y embellecimiento diario. Por lo que al transcurrir de semanas su hermanito ya sabía preparar el desayuno para ambos, cuando tenía suerte Claudia le daba un aventón hasta la escuela pero la mayoría de las veces se iba en transporte público. Un chico de 16 años vive fuera de control la mayoría del tiempo pero sorprendentemente el parecía ser más maduro de lo usual y hasta más que su hermana mayor en algunos aspectos. Solía lavar su ropa y poseía la misma manía por el orden que su madre inculco en él, un día Claudia entro a su habitación y encontró una biblioteca. Libros y libros perfectamente clasificados, calcetines y ropa interior planchados a la perfección y una fotografía de su madre sobre la mesita de noche, realmente se sintió incomoda y a la vez enternecida, su hermanito era todo lo contrario que ella había sido a su edad, sin duda nunca padeció lo que ella en aquellos tiempos en que su padre llegaba borracho a golpear a su madre y a ella, los insultos y las vejaciones la convirtieron en una adolecente rebelde y desordenada, apenas si termino la secundaria y se vio obligada a desempañar empleos en supermercados y gasolineras así que decidió usar otros medios para conseguir empleos decentes, Aníbal era diferente a todas luces, iba a felicitarlo cuando entro en su cuarto por la carta que recibió en la que le notificaban que una prestigiosa escuela le ofrecía una beca el próximo año por su desempeño extraordinario pero el chico no estaba allí así que decidió buscarlo en su lugar favorito, la azotea del edificio, recostado sobre una cornisa como siempre leyendo



—se te va a freír el cerebro si sigues leyendo tanto!



—Sabias que las mujeres rechazan a los intelectuales porque los músculos son un rasgo de fertilidad y así se aseguran de perpetuar la especie.



—O sea que le hago un favor a la humanidad ha jaja



—No porque aún no me has dado un sobrino.



—Ni loca suficiente tengo con un niño llorón en mi vida!



—eres una golfa!



—Cuidado con esa boquita, cerebrito tienes que respetarme.



—Eres tú la que no me respetas a mi trayendo tipos a casa, no te das cuenta que vivo en la habitación de al lado, tus gritos no me dejan dormir.



—Solo ha sido una vez, no seas ridículo y no estaba haciendo nada malo David solo vino a charlar!



—Como sea no importa



—Solo vine a decirte que estoy muy contenta llego esta carta del Collinsworth collage.



—Ya había tardado



—Y sabias que te aceptarían verdad



—Por supuesto pero lo que a ti te alegra es que es un internado y me iré un año entero



—Claro que no, te quiero cabezota que crees!



—Yo también te quiero golfa!



Apenas está comenzando el año en la escuela pública y su hermano ya tenía planes para el siguiente, ella volvería a su rutina y las cosas serían más fáciles nuevamente, pero en su interior ella estaba llena de orgullo, nadie en la familia que ella supiera había ido a la universidad y seguro que Aníbal sería el primero en lograrlo, se sentía bien por su hermano y con seguridad sabía que su madre estaría feliz si estuviera allí.



En el trabajo Claudia se sentía cómoda, conocía los productos que vendía a la perfección, todas las interrogantes que los clientes le consultaran quedaban plenamente aclarada, la seguridad en la forma de hablar y un todo de voz fuerte y a la vez juvenil, conquistaba a los compradores masculinos, y si por algún motivo alguno de estos dudara si ir a comprar a la competencia, Claudia solía levantarse y conducirlo hasta la demo, sus largas piernas en una minifalda impresionaban delante del comprador quien no tenía otro remedio que firmar el cheque, aunque al salir de la puerta sabía que compro algo que no necesitaba.



La hermosa mujer tenía por costumbre almorzar con su mejor amiga Treesha, ya juntas desperdiciaban el tiempo en alegres coloquios y chismes, conversaban de su tema favorito hombres,



-te ha llamado Peter, wow Claudia sabes que yo me moriría por una cita con el!



-no te puedo negar que me mueve el tapete pero el tiempo pasado es pasado, no olvidas que me dejo cuando su esposa comenzaba a sospechar, que cobarde y nunca me dijo que era casado!



-no seas mojigata que a ti nunca te hubiera importado eso!



-tal vez pero me siento tranquila cuando un hombre es sincero desde el principio conmigo! Nunca le perdonare que su mujer haiga venido a buscarme a la oficina, qué vergüenza!



—Si, recuerdo que te escondí en mi auto, pero ahora querida el solo tienes ojos para nuestro jefecito, no me puedes negar que te fuiste con él la otra noche!



—cállate tonta que van a oírte-



-Cuéntame que paso?



-lo que tenía que pasar!



-Lo llevaste a tu casa? Con tu hermanito allí



-si realmente me arrepiento, él ya es un chico grande se da cuenta de todo, y el otro día me recrimino eso no lo volveré a hacer!



-pero porque no fueron a un hotel?



-no lo sé la urgencia era mucha y mi casa estaba más cerca, creo que olvide que ahora debo comportarme más recatada estoy al cuidado de un menor de edad!



-y que tal,



-bien!



-solo bien!



-¡Ho no muy bien! Para ser un hombre de 45!



-está en la flor de la vida!



-nosotros más aun somos unas niñas jaja ha!



Aníbal caminaba rumbo a casa como todos los días, pero su nariz lo condujo hacia el mercado chino, quiso experimentar con una especia que no conocía pero había leído que daba un delicioso sabor exótico al pez que tenía planeado preparar para su hermana esa noche, curioseando por los locales olfateaba aquí y allá, cuando se encontró con Jennifer Chang, una compañera de clase cuyo padre tenía un puesto en el mercado, la niña tenía unos preciosos ojos rasgados que siempre le gustaron pero intimidaron al muchacho, nunca le había dirigido la palabra en la escuela y decidió pasar como si nada.



-No sabía que te gustaba la comida china!



-me encantas!, quiero decir me gusta mucho la comida oriental, estoy buscando pimienta Taiwanesa!



-mezclada con yie nan?



—si tú si sabes!



—cuanto necesitas?



-solo un par de dólares



-el mínimo es de 5 pero ten llévatelos, es un obsequio!



-Ho no por favor déjame pagarte



-No te preocupes, ayúdame en la clase de literatura y estaremos a mano!



El mundo suele ser oscuro y gris para un adolecente pero cuando se enamora todo cobra color, la percepción del mundo cambia y las fantasías son casi realidad, la cena que preparo esa noche estuvo espectacular, tal y como su madre le enseño a guisar, solamente unos pocos minutos, los peces son muy delicados como los sentimientos de los niños, tesoros intangibles que debemos proteger y valorar. Claudia se sorprendió de lo bien que la paso esa noche, su hermanito le preparo muy bien la mesa, una cena deliciosa y una charla muy amena llena de risas, hasta parecía una cita con un atractivo hombre, esa noche conoció a un niño encantador, lleno de sueños hacia el futuro, le hablo de la escuela, sus planes en la universidad, y su deseo de convertirse en médico, también le hablo de chica, un tema que nunca antes había mencionado



-aha pilluelo así que por eso estas tan contento!



Pero no pudo evitar aconsejarlo que no se ilusione, las niñas de hoy son muy vividas y puede que estés confundiendo una sonrisa amistosa con otra cosa, —no quiero que te hagan daño!



Quién lo diría, la mujer que había roto tantos corazones como arenas en el mar hablando mal de su gremio, pero Aníbal estaba muy animado, lo mejor de todo es que la lejanía que habían experimentado durante tantos años se diluía, así que al final de la noche le dio un abrazo sincero y ambos fueron a dormir felices de sentirse hermanos por primera vez en muchos años!



En la escuela Aníbal no pudo evitar sonrojarse cuando Jennifer lo saludo con un beso en la mejilla, se puso tan nervioso que beso el pómulo de la hermosa niña,



—eres un tipo simpático porque nunca me habías hablado?



-no lo sé, creo que nunca pensé que tuviéramos algo que ver el uno con el otro-



-siempre supe que eras muy inteligente pero no sabía que supieras tanto de la obra de Charles Dickens-



-Bromeas, es uno de mis favoritos desde niño-



-¡leías a Dickens de niño wow!-



-bueno mi madre me enseño el amor por los libros-



Kevin Larson no se sentía tan feliz de que su ex novia pasara tanto tiempo públicamente con otro chico, por lo que al salir de clases trato de intimidar a Aníbal con su musculoso cuerpo de futbolista, las cosas se salieron de tono y el niño flaco llego a casa con un gran golpe en el rostro, trato de ocultarlo a su hermana pero no pudo hacerlo cuando ella entro en su cuarto al ver que no salía para cenar juntos como siempre.



-¡Acaso no tengo privacidad!-



-¡Pero que te paso, porque vienes golpeado!



-No es nada, el otro chico tampoco se fue tan guapo como llego!



-pero porque te peleaste, tú no eres así-



-tú no sabes nada de mi vida, no te atrevas a decir cómo debo comportarme, no eres mi madre!-



-soy tu hermana mayor y estas bajo mi tutela, mañana mismo iremos a la escuela a hablar con el director-



-no lo hagas por favor Claudia, créeme que me solo empeoraras cosas creerán que soy un maricon y todo el año será un infierno!-



Claudia dejo pasar este evento como cualquiera en la vida de un adolecente, pues ella misma fue muy agresiva durante su etapa en la segundaria, su vida estaba llena por si misma de problemas, su encuentros con John eran la comidilla diaria en la oficina y casi no podía disimular el trato preferencial que recibía de su jefe, John Hoover, era un atractivo hombre maduro, inteligente y tenaz, tenía una encantadora sonrisa perfecta labrada con mucha experiencia en las ventas, poseía un don de mando innato, sus subalternos lo respetaban y hasta temían porque más de alguna vez se le escucho gritando y humillando al personal nuevo o inexperto, solía conducir un hermoso auto deportivo, una herramienta indispensable en sus conquistas, en cuanto llego a tomar posesión de la gerencia en la sucursal fijo sus ojos en las mujeres más bellas del lugar entre ellas Claudia Piati, una hermosa mujer de treinta años con un cuerpo espectacular, pidió su hoja de vida y pudo comprobar que era divorciada, esos pechos firmes y redondos tienen que ser míos dijo para sí, como era de esperarse Claudia retribuyo las miradas, las sonrisas, y la coquetería, siempre solía vestir esos impecables trajes de ejecutiva con minifalda, una cabellera muy bien cuidada, larga hasta la diminuta cintura eran perturbadoras para todo aquel que pudiera verla caminar, no tuvo ningún disimulo al mostrar su escote cuando dejar caer sus folios frente a su jefe, este muy caballeroso la ayudo a recogerlos mientras disfrutaba de un sabroso “taco de ojo”, tampoco John disimulo mucho cuando después de los primeros encuentros el bono de productividad de Claudia aumento 30 por ciento, ¡es una perra! Decían sus compañeras una puta solapada, yo debo hacer horas extras para terminar los balances y ella no tiene ningún problema en irse antes de la hora! – de cualquier forma Claudia no era ninguna tonta sabía que toda relación como esta estaba destinada a ser efímera e intrascendente, lo que nunca imagino fue la calamidad que le esperaba en una noche de disfrute.



Uno de los fines de semana en primavera, Aníbal regresaba a casa por la tarde, encontró la alegre sonrisa de Treesha de visita en casa, no pudo más que sentirse tímido ante una hermosa mujer mayor, pero tras unos segundos encontró la compostura –Tú debes ser Aníbal?, Encantada soy Treesha Woods, mejor amiga de tu hermana!-



-mucho gusto-



-oye es cierto que tienes 15 años, no los aparentas-



-tengo 16 pronto cumpliré 17-



-Wow me encantara cuando seas mayor de edad!



Claudia escucho la conversación desde la cocina, intervino inmediatamente dándole un beso a su hermano!



-ve a cambiarte la cena estará pronto-



-Oye no me habías dicho que tu hermano era así de lindo, mira esa carita y que boca tan sensual!-



—Pero que estás diciendo pendeja! Estas hablando de mi hermanito tiene 16-



—por favor Claudia no seas tonta, que tiene de malo que diga la verdad, será un tipo muy lindo cuando crezca, estará para comérselo!-



Claudia no pudo evitar darse cuenta esa noche que su amiga tenía razón, durante mucho tiempo tubo en mente a su hermano como a un niño, pero esa noche Aníbal se quitó las gafas mientras conversaba y sonreía con Treesha, su hermana pudo verlo como realmente era, un joven inteligente y educado, tenía una conversación muy fluida como si fuera un hombre muy culto hablaba de cualquier tema, noto como su amiga Treesha lo desnudaba con la mirada, disimuladamente se acercaba a él y percibía su colonia, al final de la velada se dio cuenta que si bien aún su niño tenía que desarrollar el físico que poseía, ya era un encantador prospecto incluso para la frívola de su amiga 10 años mayor que él,



-por qué no te quitas más seguido las gafas más seguido, eres un chico muy guapo-



-las necesito para leer y andar por la calle, tú lo sabes-



-me refiero a que, porque no usas más tus encantos con las chicas estoy seguro que tendrías novia-



-o pero si tengo novia-



-Que no me habías contado!-



-bueno exactamente una novia no, pero casi!-



-explícame-



-bueno Jenny me toma de la mano, me abraza y salimos mucho, pero aun no me ha dado un beso!



-bueno esperemos que pronto lo haga no quiero que acabes el bachillerato sin una siendo virgen ha ha!-



La seriedad en el rostro de Aníbal, borro la carcajada del rostro de Claudia, no supo que decir pero sin duda trato de disculparse ante la evidente falta de tacto. Su hermano era virgen aún era evidente, no había que mencionarlo siquiera, dar las buenas noches fue lo único que la libro de continuar avergonzando al chico



Claudia tuvo una desagradable sorpresa al llegar al trabajo, una asistente nueva lucia sus esplendorosas curvas en la recepción de la oficina de John, sonreía igualmente espectacular mientras sus enemigas murmuraban! –ahora si tiene competencia la zorrita!—Claudia no tubo mas remedios que dedicarse a soportarla día tras día, observaba sin poder hacer más que recriminarle a John sus celos, pero que se podía esperar de un cazador experimentado y sin ninguna compasión por supresa. Treesha con el correr de los días la animo, le hizo caer en cuenta que los hombres son como son, -igual que nosotras, búscate otro y ya!—pero Claudia se dio a partir de entonces uso algo que tenía mucho tiempo sin ejercer, el amor propio, -la vida no me conducirá a nada bueno si continuo solo buscando goce, debo pensar en mi futuro, en mi hermano y cumplir mi promesa a mama!-



Ese fin de semana muy temprano recibió una llamada de su mejor amiga invitándola a la playa, eran los primero días del verano así que se antojaba usar un traje de baño espectacular y hacer suspirar Tíos por todos lados—tráete al bombón de tu hermanito—dijo Treesha y yo llevare a mis sobrinos para pasarla más alegre!—. ya en la playa Aníbal no pudo evitar sentir pavor por el cuerpo en traje de baño de su hermana, un adolecente siempre tiene las hormonas a tope, pero ver a Claudia caminar entre las olas lo dejo boquiabierto, nunca antes la había visto así, era una diosa en definitiva así que decidió jugar con los sobrinos de Treesha para despejar su mente, aunque de vez en cuando volteaba a ver el trasero de su hermana, tan deseada por los hombres que la veían a la distancia, ese día decidió dejar la timidez y convertirse en hombre, no pasaría el año como dijo su hermana “siendo virgen”. Por su parte Treesha tampoco le podía negar a su amiga el gusto que tenía por su hermanito, -eres una asaltacunas, como se te ocurre ver así a mi hermano-



-lo siento amiga, me es inevitable, mira esas preciosas nalgas firmes y carnosas cuñadita!-



-oye guárdate tus comentarios,-



Treesha desato la cuerda que aseguraba la sombrilla de playa y llamo a Aníbal para poder verlo más de cerca en su traje de baño, el joven se aproximó al auxilio de su hermana y su amiga, quedando su miembro viril a la altura de las cabezas de ambas que sentadas a escasos centímetros murmuraban y reían. –listo dijo mientras su miembro no pudo evitar erguirse frente aquella memorable estampa de dos bellas mujeres en traje de baño viéndolo hacia arriba y sonriendo. El muchacho se sonrojo y camino de prisa hacia las frías olas que no lograban enfriar el momento. En la playa Treesha y su hermana no pudieron evitar hablar de aquel momento tan incómodo para el chico.



-oye creo que le gusto a tu hermano-



-es un adolecente, tiene las hormonas hechas un lio-



-pero viste que hermoso pene, que digo eres su hermana claro que lo has visto-



Claudia no quiso parecer mojigata así que confesó que se lo había visto un par de veces con la voz más firme que pudo, aunque en el fondo sabía que esta conversación la estaba sacando de control.



—Y cómo es?-



—Qué cosa?



—Pues el pene de tu hermano, cuéntame!-



—Crees que soy una pervertida!



—ay por favor! Claudia yo nunca he conocido a una mujer más liberal que tú no puede ser que no me cuentes!—Claudia suspiro



—Es un pene muy lindo, lleno de vitalidad-



—Y como fue que se lo viste?



—Una vez entre al baño y estaba masturbándose!



—Wow!



—Oye y alguna vez tu…, bueno ya sabes… tu!-



—Qué cosa, Treesha, que?



Treesha llevo su mano empuñada hacia su boca un par de veces y dijo –alguna vez se las has chupado?



—Qué, pero como se te ocurre, es mi hermano?



—amiga no te molestes! Esas cosas pasan todo el tiempo entre hermanos, uno desea experimentar de joven y quien mejor que tu hermana que te cuida y te quiere!



—Eres una pervertida!



—Tal vez pero no hay nada de lo que me arrepienta, además si yo tuviera ese bombón en casa, créeme que de mi boquita saldría mucho de amor fraternal ha!



Claudia volvió a casa más que acalorada, esa noche recordó la pena que sintió al encontrar a su niño masturbándose en el baño, pero dentro de su cabeza se repetían las palabras de su amiga. –creo que llevo mucho tiempo sin un hombre!—Mañana recuperaría a John si pensaban que estaba derrotada no la conocían en lo más mínimo.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 10
  • Votos: 1
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