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Categoría: Incestos

Historia de primos hermanos (7): Encuentro

Entonces se subieron al autobús, como era verano, el calor entraba a través de las ventanas y se filtraba por las cortinas, se sentaron en la fila de atrás, nadie los conocía ni sabía nada de ellos; a los ojos de los demás solo eran una pareja rumbo a casa.



Él no se aguantó y comenzó a besarla, de esa forma que llega a ser algo incomoda ver, se notaba que su lengua entraba en su boca y jugaba con sus labios a la vez que su beso se perdía, parecían besos de jóvenes de 15 años, provocadores, irreverentes, atrevidos y llenos de deseo, sabían que al llegar al final del recorrido sus bocas estarían besando otras partes de sus cuerpos, el calor se le había subido al rostro y eso lo puso aún más caliente a él, que sabía reconocer esos tonos en su rostro después de una gran actividad sexual, donde sus mejillas acusaban una actividad física intensa.



Entonces y producto de los besos, el comenzó a sentir como su verga se ponía dura, quedando atrapada en su pantalón, y ciertamente deseoso, su provocación fue tal, que tomando la mano de ella, sin que ella se percatara de sus intenciones, la poso dejándola justo sobre su verga, ella al sentirla, soltó un “uyyy” que señalaba el deseo de tenerlo, su mano lo apretó firme y le dijo, “no puedes ser tan malvado”, y ella, puso sus labios en torno a su lengua, y comenzó una succión, mientras frotaba su verga sobre el pantalón, simulando con su boca una mamada, esto lo puso muy prendido, ya que era evidente el mensaje de querer tener su verga metida en su boca.



El calor entre ellos era evidente, se notaba que ella estaba excitada, y él a su vez, cada vez que ella iba acercándose, tenía una erección más firme.



En esos besos mágicos se perdían del tiempo y espacio, tanto que el viaje se hizo corto.



El acerco su mano sobre su rodilla, y muy suave quiso comenzar a subir, pero la mano de ella un poco más arriba pondría freno a tan mal intencionada maniobra, con la calentura se había puesto más osado y audaz, pero ella siempre mantenía la compostura cuando había público presente.



Ella tuvo que frenarlo y decirle que se comportara, que al momento de ponerse de pie su erección sería demasiado evidente, así sentado, parecía el pliegue del jeans, pero de pie, se notaría como parante de carpa.



El volvió en sí, y trato de relajarse, estaba tan prendido que hubiera sido capaz de soltar su cremallera y dejar su verga al aire para que ella hubiera hecho lo que quisiera, en cierta medida era una competencia de provocación y limites, los cuales habían dejado atrás, ella tenía un vestido ligero de verano, dejaba ver sus rodillas y sus brazos quedaban al descubierto, su ropa interior se marcaba un poco mostrando su figura privilegiada, su cabello lo tenía tomado en una trenza, la que le daba cierta frescura en la parte posterior de su cabeza.



El punto de descenso del autobús estaba próximo, y él se acercó al oído solo para decirle que quería ver su boca ocupada con su miembro dentro, solo recibió una mirada y un pequeño uffff.



Se pusieron de pie y tocaron avisando su parada, se bajaron del autobús como conocidos, cada uno para su lado. Sus vecinos ya notaban la presencia del visitante, quien cada cierto tiempo se hacía presente en su casa y se quedaba por algunos días. Muchos supusieron que era el clásico marido minero, quien trabaja por turnos y luego llega a casa a ponerse al día, era algo que ya muchos pensaban, ya que ella era una mujer joven, atractiva, inteligente y con una figura envidiable, muchos fueron los vecinos que ilusamente se habían imaginado algo con esta belleza.



Hasta que apareció este personaje, quien entraba a esa casa y se quedaba en cama sin salir por casi 2 a 3 días. Las miradas de envidia de solo pensar que el compartía la cama con aquella belleza generaba un odio justificado de los vecinos hacia él.



En la esquina de la calle, había un negocio pequeño el cual era atendido por una voluptuosa vecina, esta miraba al “minero” en detalle, casi pretendiendo sacarle la mayor información e incluso con ciertos aires de seducción, pensando en lo salvaje que podría ser el después de tantos días de celibato.



Entraron a la casa y ella le dijo que iría a ducharse, en cierta medida para calmar su calor y sacar el sudor de su cuerpo, encendió el gran ventilador de la sala, que permitía una estancia agradable.



Ella salió de la ducha y lo invito a pasar.



El rápidamente se puso bajo el agua fría, calmando el calor de su cuerpo.



Al salir, se encontró con ella sentada sobre su sofá, con la toalla bajo los brazos y cubriendo sus muslos, y su cabello húmedo sobre sus hombros.



Él se acercó a ella, mirando sus piernas, y se agacho para besarla, entonces ella separo sus piernas, dejando ver que su ida al centro de belleza, y las 5 sesiones de depilación habían sido altamente efectivas, mostrando con claridad la ausencia de vellosidad en su totalidad. Él se arrodillo y puso su mejilla sobre su muslo derecho, sintiendo la suavidad de su piel en su rostro, sus labios se posaron sobre su piel y suavemente fueron acercándose a su entrepierna, la imagen de verla a ella a luz del día, con las piernas abiertas para apreciar lo bello de sus formas y mostrar como su cuerpo a pesar del tiempo se mantenía tan firme y bello como en sus tiempos rebosantes de juventud. No tomaría mucho tiempo en que su boca se encontrara frente a frente a sus labios, ella tomo sus manos entrelazando sus dedos, y el comprendió el éxtasis que estaba causando, su lengua separo la primera barrera, humedeciendo a su paso su piel , y se sumergió con cierta firmeza pero suavemente lamiendo la parte interna de su vagina, la humedad no demoro en brotar y el aroma inconfundible alimentaba más sus deseos, luego y sacando su lengua al máximo, comenzó con un movimiento de lamida largo y firme, donde la fricción rozaba su clítoris, sacándolo de su capuchón en un movimiento de apertura, mientras ella miraba lo que su primo le hacía, soltó sus manos y le tomo la cabeza, afirmándose de sus cabellos, y controlando los movimientos que el ejecutaba, hasta sentir como la electricidad que nacía de su clítoris recorría todo su cuerpo, él se tomaba su tiempo para lamer, besar, succionar, sorbetear su preciosa vagina, sin prisas, sin apuro, sin tiempo, ahí se encontraba de rodillas en la sala de su prima, lamiéndola sin restricciones, y gozando del sabor tan agradable como candente. Entonces tomando su cabeza, lo separo de su cuerpo, y solo mirándolo, el entendió que ella quería verlo sentado. Cuando ella se puso de pie, su toalla se soltó, dejando sus pechos visibles y libres a las manos de su primo, quien ávidamente los tocaba, dejando sus pezones duros al instante.



La erección de su primo era vigorosa, ella invirtió las posiciones, dejando a su primo sentado sobre su sillón con sus piernas separadas y con su verga expuesta, ella se arrodillo frente al, y en una mirada lasciva se mordió los labios, tomo con su mano la base del tronco de su verga dura y venosa, con su otra tomo los testículos apretándolos, y su rostro se acercó a su glande, y levantando una ceja, lo miro en señal que pronto su verga desaparecería entre los labios de su prima. Y ahí, de rodillas, a plena luz del día, desnuda, sin ningún tipo de timidez, y con la confianza de estar con el hombre que la había hecho mujer, sus labios se abrieron y comenzó a cubrir la cabecita de su verga, hasta cubrirla, mientras su lengua dibujaba círculos, el espectáculo era maravilloso, ella estaba como poseída, se podía oír la fuerza de la succión que generaba, y claramente su objetivo era extraer todo el semen contenido en sus testículos, con movimientos que solo la experiencia y la calentura pueden provocar. Ella podía sentir como la verga de su primo alcanzaba un tamaño aún más grueso, su saliva corría por el tronco del pene, y continuo con unos movimientos de cuello bajando cada vez más, tratando de engullirla por completo, tarea difícil por el tamaño de su miembro, el, tomando su cabeza, ayudo para forzar un poco con la penetración de su garganta, no se hizo mucho esperar cuando ella hizo su primera arcada, y comenzó a moverse con más rapidez, hasta que ella mirándolo, le dijo “no aguanto más”, y en dos movimientos se subió al sillón, montándose sobre la verga de su primo, quedando sentada sobre él, y ubico sus labios sobre la punta de su verga ya húmeda por su propia saliva lo que sirvió efectivamente cuando ella fue cargándose y metiendo suavemente la punta, su vagina parecía haberse apretado, ya que a pesar de lo lubricado, meterlo, fue con cierta resistencia, hasta que la cabeza entro por completa, separando un poco sus nalgas, mientras se acomodaba, logro meter la verga por completo dentro de su vagina, y ahí, apoyada sobre él, comenzó a moverse solo pensando en su propio placer, mientras su primo lamia y succionaba sus pechos, ella comenzó a mover sus caderas de tal forma que el sillón comenzó a desplazarse de su lugar. Sus movimientos se volvieron más rápidos y profundos, tan violentos que él pensó que su pene se rompería. Ella se reclino hacia atrás y movía sus caderas, dejando a la vista como controlaba la entrada de la verga en su vagina, haciendo unos cambios de ritmo, donde se podían notar las venas del robusto miembro ir desapareciendo dentro de su prima, en una similitud casi como una boca succionado.



El la tomo en un abrazo y la sentó en el sillón, y girando sus hombros le dio a entender que quería verla desde atrás, y la ubico de rodillas sobre el sillón, con sus manos apoyadas sobre el respaldo y su cola bien levantada, le separo las piernas y con su mano, ubico su verga a la altura de sus labios vaginales, su culito quedaba a la vista de manera muy tentadora, siempre pequeño y apretado, era como una medalla a tomar, tomo sus caderas y de un apretón, metió toda su verga hasta el fondo. Como él tenía su verga muy dura, esta apuntaba hacia arriba, así que dentro de su vagina, tocaba un punto con especial estimulación. De pronto él se quedó de pie, quieto, con sus manos en la nuca, y ella con mucha habilidad comenzó a moverse hacia delante y atrás, manteniendo un ritmo casi perfecto, giro su rostro como pudo y le dio esa mirada donde puedes ver sus ojos mientras la estas penetrando.



Eso hizo que su primo se calentara aún más, y en un acto de sodomía, escupió directo a su culito, y con su pulgar derecho comenzó a jugar con su ano, al mismo tiempo que la penetraba, su prima noto los movimientos y entendió que su primo, iba a penetrarla por su ano.



Su otro pulgar se sumó al juego y en un minuto ambos pulgares estaban dentro de su culito, que ya parecía estar dilatando de forma inmediata, ella estaba tan caliente que le dijo; “ya… dame tu verga en mi colita”.



Sus palabras parecieron una orden inmediata, y su primo, escupió una vez más en su culito, llenándolo de saliva. Saco la verga de su vagina y bajo un poco sus caderas, dejando su orificio a la altura de su verga, puso la verga sobre la entrada de su culito, el cual estaba aún cerradito, pero que sabía que era tan elástico, que podría aguantar la violencia perversa de su primo al penetrarla, el que sin ningún tipo de consideración ni limite, se lo metía tan rápido y profundo, que ella era el único que la hacía sentir abierta.



Su primo la tenía en 4, como una perrita, enculada, con su rostro abajo tocando el sillón, las curvas de su espala y nalgas se veían tan bellas, que la imagen de esa verga gruesa metida dentro de su culo, rompía un poco la belleza de su cuerpo, pero mostraba una faceta totalmente impensable de su primita, el preguntó “te gusta?”. Y ella moviéndose un poco, respondió; “me encanta que me culees, tu sabes… me gusta quedar bien culeadita”. Sus palabras siempre eran un aliciente para ir mas allá, para avanzar, para tratarla con cierta rudeza, para ver si podía aguantar toda su furia sexual, y comenzó a metérselo con rapidez, su culito se había amoldado a su verga y había entrado casi en su totalidad, ella separado sus nalgas, permitía que la penetración fuera casi directa, se podía ver como su culito se estiraba cuando la verga salía, sin sacarla de su cuerpo.



El pregunto; “estas lista para llenarte de lechita?”. Ella moviendo sus caderas y metiéndose más adentro la verga, respondió, “Si, eso quiero, que me dejes llenita, vamos lléname”.



Su primo la tomo por el cuello y comenzó con un movimiento desmedido, y a poner a prueba la resistencia del culito de su prima, él quería que ella lo recordara por lo menos un par de días, y saber que era él quien dejaba del culito de su prima abierto.



Entonces se olvidó por completo que estaba en su culito y le dio tan duro que parecía su vagina, sin resistencia, sin dificultad, abierto y entregado, entonces tomo tu cabello y como cabalgando una potranca a pelo, le aviso que se venía, incrementó el ritmo y se pegó a sus nalgas, metiendo la verga al máximo en su ano, mientras se sentía como latía la verga en su interior al ritmo de sus explosiones llenándolo de leche, ella sentía los chorros de leche y sin quererlo, eso le provoco un orgasmo anal, y mientras él se movía acorde a sus explosiones, ella se iba yendo en un orgasmo delicioso, hasta que el no tuvo más leche para darle y se detuvo, las gotas de sudor de su frente caían sobre la cola de su prima. Entonces y lentamente comenzó a sacar la verga, muy despacio, ahí aún se podía ver que aún conservaba la dureza de su miembro, el tronco iba saliendo hasta que apareció una parte de su glande, él le pidió que se abriera, y ella tomando sus nalgas abrió más su culito, entonces pudo salir por completo.



Esa imagen fue grandiosa, viendo el culito abierto de su prima, con sus nalgas abiertas, viendo como estaba la leche dentro, mirando aquella carne viva, dentro de su prima. Fueron unos segundos cuando su culito de una manera casi mágica, volvía a cerrarse a su estado natural, y unas gotas de leche se asomaban al mismo momento que su culito se iba cerrando, se puso su mano tapándolo, y se fue al baño, mientras su primo quedo tendido sobre el sillón.



Desde afuera del baño se podía escuchar a su prima, botando toda la leche que su primo había descargado, se podía oír como su culito iba eliminado el líquido, que parecía que fue una cantidad no menor, ya que se podía oír como lo expulsaba.



El calor era demasiado y ella salió del baño en dirección a su dormitorio, quedando tendida sobre la cama, él se fue al baño, aun con su verga algo dura, se metió a la ducha y se limpió, salió y se fue al dormitorio, se recostó al lado de su prima, se puso sobre su espalda y la tomo de la cadera, y se durmieron exhaustos.



Desnudos sobre la cama, no pasaría mucho tiempo cuando su prima se despertaría con la verga de su primo metida en su vagina…


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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