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Hoy les voy a contar una historia que un cliente mío Juan , un chico de 40 años, me contó sincerándose conmigo un día, tras haber acabado de de hacerle un servicio. Juan es un hombre como he dicho de 40 años, casado y con dos hijos mellizos, estando tumbados los dos desnudos en la cama, descansando de nuestra follada me contó lo siguiente:
Mira Esperanza, voy a contarte algo personal dado la confianza que ambos nos tenemos, pues se que más que cliente me consideras ya amigo por los años que llevamos conociéndonos.
Cuando yo tenía 7 años, mi padre nos abandono a mi madre, que por aquel entonces tenía 32 años y a mí, para irse con otra mujer, pasado un tiempo ambos se dieron el divorcio. Pero antes de continuar te diré que mi madre se llama Elena tiene actualmente 65 años, por su edad ya no tiene el cuerpo que en la época que la dejó mi padre tenía, pero aún se conserva bastante bien. Mide 1,65 de estatura, un poquito de barriga y posee desde siempre unos pechos divinos y grandes (pues usa una talla 120 de sujetador) Es de pelo moreno y lleva una media melena. Fue un divorcio traumático y muy doloroso para mi madre, que al final para acabar con ello accedió a las condiciones que quiso mi padre, el cual solo la dio la casa donde vivíamos y tuvo que renunciar para conseguir esta a la cuota de manutención mía. Mi madre estuvo como un año de duelo, lloraba seguido, malhumor, dolores de cabeza, etc. Para poder mantenernos, se tuvo que poner a trabajar en varias casas haciendo las labores de las mismas y fregando escaleras en varios portales que la contrataron. Desde su divorcio la que siempre estuvo a nuestro lado fue una prima hermana suya, mi tía Laura, seis años mayor que ella, también casada (se tuvo que casar a los 17 años por quedarse embarazada del que ahora es su marido) y con una hija (Nerea) que en ese tiempo contaba 13 años. Mi tía nos visitaba y sigue haciéndolo a menudo y la animaba a mi madre a salir y a no encerrarse en casa. Pero ella solo vivía para trabajar y que nada me faltará a mí, no saliendo a divertirse ni estar con ningún otro hombre desde que nos abandonara mi padre. Al cabo de unos cinco años tras su divorcio, un día mi tía Laura la dijo que un vecino suyo se había quedado viudo sin hijos y andaba buscando una mujer para que le atendiera la casa, que si ella quería y la interesaba podía decírselo y concertar una entrevista para ver las condiciones y lo que quería que hiciera. Mi madre la dijo que bueno que le dijera que ella podía atenderle la casa. Al día siguiente Laura llamó a mi madre y la dijo que el señor Miguel (así se llamaba el vecino de mi tía), la esperaba mañana a las 7 de la tarde para ver si ambos se entendían en lo que tenía que hacer y las condiciones. Mi madre acudió a la reunión y aceptó el trabajo, para lo cual debió de dejar la limpieza de dos portales de los que habitualmente hacía, pero que con lo que este señor la pagaba sacaba bastante más, aunque tuviera que estar medía jornada trabajando en la casa. Fue pasando el tiempo y entre Miguel y mi madre fue naciendo algo más que una relación de patrón y obrera, de tal forma que un día al llegar a casa y contando yo ya con 14 años, mi madre me pregunto:
“Juan, ¿qué opinas, si yo me volviera a casar, te sentirías mal?, es que Miguel, bueno mi patrón el señor Miguel y yo llevamos un tiempo que sentimos algo especial el uno por el otro y me ha pedido que me case con él. Es un hombre bueno y trabajador y sé que te tratará como si fueras su propio hijo. Pero si tú no quieres no me caso, seguiría con él como hasta ahora, aunque yo si deseo hacerlo.”
Yo la conteste:
“Mamá, si tu lo deseas por mí no tengo ningún inconveniente, sé que si le has elegido es porque es una buena persona y que con nosotros se portará bien”
Y en efecto, se casarón por lo civil y desde entonces para mí se ha comportado como un verdadero padre. Miguel es 14 años mayor que mi madre, es viajante de una conocida empresa, por lo que esta bastantes días ausente de casa. Miguel tras la boda quiso que nos trasladáramos a vivir a su casa, a lo que mi madre accedió por ser mejor que la nuestra. Allí nos trasladamos y nos quedamos a vivir todos formando la nueva familia. Yo por aquel entonces contaba ya con 14 años de edad y comenzaba a despertarse en mi la curiosidad hacía el sexo contrario, tonteando con algunas de mis compañeras de clase y fijándome en alguna que otra mujer de más edad que mis compañeras. La verdad Esperanza, es que siempre he sentido una especial atracción hacía vosotras las mujeres maduras. Por aquella edad yo ya tenía un poco alteradas las hormonas y me empezaba a excitar por poco que pensara en esas mujeres o con poco que consiguiera verlas. En una ocasión hablando con mi madre me dijo que Miguel deseaba que tuvieran un hijo, pues con su anterior mujer no habían conseguido tenerlo, lo cual haría que si esto se producía yo tuviera un hermano y no me sintiera tan solo en la vida cuando ellos dos faltaran. Parece que la cosa se la tomaron en serio pues comencé a oír por las noches, cuando todos estábamos acostados y ellos pensaban que yo dormía, a mis padres cómo follaban. Yo dormía en una habitación que se encontraba pared con pared con la de mis padres. Esto me permitía oír los ruidos típicos de la cama cuando ellos se encontraban fornicando encima de ella. Solían hacerlo cuando mi padre venía de un viaje largo. Y hay que reconocer que no debían de sospechar que yo les oyera y supiera lo que hacían, pues suelen dormir con la puerta entreabierta. Yo cuando oía algún ruido que pudiera indicarme que iban a comenzar agudizaba mí oído todo lo que podía y la verdad que se escuchaba bastante. Al principio se oían besuqueos. Al rato solía oírse algún ruido que yo asociaba al elástico de las bragas de mi madre. Seguramente era Miguel que ya le estaba echando mano a su coño. Y por último ya se oían más ruidos de muelles del colchón y sobre todo los suspiros de mi madre. La verdad que se contenía bastante la zorra, y sólo se oían algunos resoplidos, pero no había duda de que mi padrastro se la estaba follando. Al final se oía un poco más de ruido de muelles que seguro que se correspondía con las últimas embestidas de él, que se estaba corriendo en el coño de mi madre. Una de estas noches, ya cerca del verano, como hacía calor yo había dejado la puerta de mi habitación abierta (mi habitación tiene en frente el cuarto de baño), tras acabar de oír el ruido de mis padres haciendo el amor, a los pocos minutos oí que alguien salía de la habitación, era mi madre, que iba con su camisón azul semitransparente (que le llagaba por encima de la rodilla) al cuarto de baño a asearse. Al encender la luz pude apreciar por primera vez al trasluz la silueta de su cuerpo, cosa que hizo que por primera vez comenzara a sentir como se me endurecía mi polla, me la toque y sentí un placer que antes nunca había sentido. Ella al acabar apago la luz y marchó a dormir al lado de su marido, pero yo no pude apartar de mi cabeza la imagen de la silueta de su cuerpo, que hacía un momento había podido admirar. Desde aquel día comencé a sentir una sensación rara hacía mi madre, y buscaba desesperado tratar de ver algo de su anatomía o parte de ella y comencé hacerla objeto de mis masturbaciones y pajearme como un poseso. Cada vez me daba más morbo oír a mis padres follar, y sobre todo oír a mi madre correrse, que es la que más ruido hacía. Me imaginaba a mi padre follándose a esa jamona y llenándole el coño de su semen, y cada vez deseaba más enseñarle a mi madre la polla que tenía su hijo y metérselo hasta las bolas.
Fue pasando el tiempo y mi madre no quedaba preñada, mi padrastro parece que fue olvidando la idea de tener ese hijo, a la vez que se iba haciendo mayor y por tal motivo fue bajando su intensidad sexual con mi madre, cosa que note al ir oyendo muy de tarde en tarde sus sesiones amatorias. Pero yo notaba que mi madre aún era joven y como tal sentía en sus carnes la necesidad de satisfacerse sexualmente, pero también sabía que nunca lo buscaría fuera de su matrimonio, pues era una mujer con un fuerte sentido religioso, a pesar de ser una mujer muy caliente.
Cuando cumplí mis 19 años fue la primera vez que tras todos estos años espiándola y tratando de ver cada vez más partes de su cuerpo y de sus partes intimas, conseguí verla desnuda y fue Realmente impactante. Llegó mi madre de hacer la compra cargada de bolsas hasta arriba y sudando como una perra, pues era ya casi verano. Se le notaba sudado todo el escote de la camiseta que llevaba, así como las axilas. Y dirigiéndose a su habitación, me dijo:
“Juan hijo, voy a cambiarme de ropa para estar más cómoda”.
Yo inmediatamente me fui para su habitación para espiarla por la rendija que dejaba en la puerta.
Mi madre empezó por quitarse los zapatos y la camiseta. Al hacerlo, ya dejó al descubierto sus brazos y al subirlos para quitarse la camiseta pude ver sus axilas llenas de una mata espesa de pelos y su tripa aún incipiente. Ahí pude ver sus carnes blancas y aún prietas de una de mujer de 44 años, estaba buena la cabrona. A continuación se quitó el sujetador pudiendo ver sus grandes tetas, que al quitarse la prenda cedieron un poquito, y es que aunque aún las tenía tersas la gravedad no perdona. Al ver su torso desnudo hizo que me empezara a calentar subiéndome el deseo de ella, poniéndome muy cachondo pues me encantan esas tetas típicas de las maduras. Y además tenía unas aureolas tan grandes como las galletas redondas que comemos en el desayuno, las cuales destacaban sobre el blanco de sus tetas y unos pezones tan gordos como mi dedo. Además se ve que la puta venía empitonada de la calle, porque llevaba los pezones muy tiesos. Menudas tetas tenía, ya al entrar y notar sus pezones marcándose en su camiseta había hecho que mi polla comenzara a inquietarse.
Yo baje mi mano hacía mi polla y comencé a acariciármela metiendo mi mano por la cintura de mi pantalón y comenzando a sobármela a base de bien, cuidando no hacer ruido para que no me descubriera. A continuación mi madre se quitó la falda que llevaba y quedó sólo con unas bragas blancas grandes altas, que me excitan muchísimo el vérselas a las mujeres de vuestra edad, Esperanza. Estoy harto de las modas de hoy de llevar tangas o braguitas minúsculas. Yo prefiero unas buenas bragas de toda la vida, de esas que retienen bien todos los aromas del coño. Y por supuesto, en consonancia con esto, también me chiflan los coños peludos. Una buena mata de pelos siempre contribuye a retener mejor el aroma a coño excitado y sucio por los jugos que al calentarse desprende, además de gustarme más estéticamente.
Mi madre entonces volviéndose hacía la puerta se bajó las bragas dejando ante mí al descubierto un chocho con un abundante matorral de pelos que la cubrían toda su entrepierna y casi la llegaban hasta su ombligo que estaba separado de ellos no más de dos dedos. La verdad es que tiene un felpudo muy poblado, (Esperanza muy parecido al tuyo) como a mí me gusta y que ya tan difícil va siendo ver. Un bosque negrísimo protegía su raja. Yo no me corrí en el momento porque la verdad que tengo bastante aguante, pero estaba ya con la polla a tope. Además pude ver cuando se giró para dejar las bragas sobre la cama su culazo con carnes también prietas, pero que al mismo tiempo se veía grande y apetitoso, en ese momento me vinieron unas ganas tremendas de follárselo.
Después se puso otras bragas y una bata abierta corta (son las que suele usar), como a unos 20 centímetros por encima de sus rodillas de esas de estar en casa para hacer las tareas del hogar. Y así sin sujetador ni nada salió de la habitación. Yo previamente me había apartado ya de la puerta y me fui al baño donde me masturbe a tope hasta que conseguí correrme. Pero antes de correrme cogí el bote del gel de mi madre y decidí que le iba a hacer un regalito. Me menee con fuerza mi verga y solté una corrida súper espesa que fue derecha al bote del gel. La verdad que la consistencia del semen era tan espesa que no se distinguía apenas del gel de baño. Lo mezclé un poco y tapé el bote. Pensé para mis adentros:
"La zorrita de mi madre hoy se va a refregar mi semen por su cuerpo de jamona y puta que tiene".
Luego volvió poco a poco a su estado de reposo. Aquel primer día en que la vi desnuda, se puede decir que fue el punto de partida. Fue la primera vez que tuve claro que a no mucho tardar me iba a follar a mi madre. A ese día siguieron bastantes otros en que seguí espiándola desnuda. Al principio la solía espiar cuando se cambiaba de ropa en su cuarto, tal y como acabo de relatar. Pero poco después empecé a espiarla también en la ducha. Al ducharse solía dejar también la puerta entornada, de forma que era prácticamente imposible ver nada. Pero lo que ella no se había fijado es que había un espejo, de forma que desde la rendija de la puerta se podía ver con el ángulo justo al que se estuviera duchando. De esta forma podía ver a mi madre en la ducha.
Y allí el espectáculo era aún mayor. No solo podía ver a mi madre desnuda en todo su esplendor, sino que además veía como remojaba todo su cuerpo y se frotaba por todo él con la esponja. Las pajas que me cascaba al verla de esta manera eran tremendas. Era un lujo ver cómo se sobaba con la esponja sus tetazas, o ver cómo se frotaba bien por todo su culazo. Y para añadir aún más morbo estaba el hecho de que se lavara el cuerpo con el gel en el que yo me había corrido (cosa que cogí por costumbre). Se me ponía la polla como un caballo cada vez que pensaba que mi madre se estaba restregando mi semen por su cuerpo.
Y el no va más era ver cómo se frotaba por el coño. Además, a la puta se ve que le picaba bien el chocho, porque se excedía en la tarea de limpiarse el coño. Se pasaba 3 ó 4 minutos sobándose y magreándose el chocho, con la esponja y con la mano, y se la notaba suspirar, por lo que sin duda se estaba dando mucho gusto para su cuerpo.
Y por si había alguna duda, la confirmación llegó a los pocos días. Estaba de nuevo duchándose, siguiendo su ritual de siempre, y de nuevo terminó frotándose el coño. Esta vez más tiempo si cabe. Y se ve que a la puta debía picarle bastante el chumino, porque al terminar la ducha, y cuando yo ya esperaba a que empezara a vestirse, no hizo eso, sino que se sentó en el bidet. A continuación abrió el chorro del agua, y ahí sentada empezó a hacerse una paja en toda regla. No solo se frotaba su coño con uno o dos dedos sino que empleaba toda su mano, porque la zorra estaba ahí sentada abierta de piernas y frotándose el coño a base de bien con toda la mano mientras el chorro del agua impactaba en su almeja, comenzando a suspirar demostrando el gusto que se estaba dando:
“Oooohhhhhhhh, que gustooooooo siiiiiii aaaahhhhhhhh que placeeeer , como me guuuuuusssstaaaaaaaa………me corrroooooooo ….aaaahhhhhhhhh.”.
A los 5 minutos terminó la masturbación viéndose claramente que acababa de alcanzar el orgasmo. A continuación se secó y se vistió, saliendo afuera como si nada. Al salir yo hice como si estuviera tumbado viendo la tele, y la muy golfa con gran ironía me dijo:
“Uy hijo, me he alargado hoy en la ducha y veremos a ver si me da tiempo a hacer la comida”
Y yo pensé para mis adentros:
"Menuda zorra estás hecha. Si supieras que acabo de ver la paja que te has hecho"
Ese día fue el clave, en el que yo ya me di cuenta sin lugar a dudas de que mi madre estaba falta de polla, pues mi padrastro llevaba un tiempo que por necesidades de la empresa (habían reducido la plantilla) tenía que estar casi toda la semana fuera de casa y los días que estaba, muchos de ellos no tenía ni siquiera fuerzas por su edad, para contentar a una mujer aún joven y tan caliente como mi madre. Esto me hizo pensar y decidirme a lanzarme, habían pasado ya casi tres años desde la primera vez que la vi desnuda, (ahora estaba a punto de cumplir los 22 años ) y decidí que un día sería mía, el verla masturbarse en el bidel había sido la señal que había estado esperando en este tiempo. La putita de mi madre necesitaba un semental que la tuviera bien follada y lo iba a encontrar en su hijo, que para eso tenía polla y huevos de toro.
También observe, que al bajar la frecuencia sexual de follar con mi padrastro, que mi tía Laura, desde hacía algún tiempo visitaba con más asiduidad a mi madre. Cosa que no di importancia, al vivir al lado y ser primas. Lo que sí me di cuenta es que tras estar un rato en la sala de estar o en la cocina (según donde estuviera en esos momentos mi madre), después solían pasar al dormitorio de mi madre y si yo estaba presente, cerraban la puerta. Un día que volví temprano de la calle, al entrar oí ruidos en la habitación de mis padres, me acerque hasta allí y pensando que estaban solas no habían cerrado la puerta, dejándola abierta unos diez centímetros (seguramente pensando el poder oír si llegaba alguien). Yo me asome por este hueco y pude ver a las dos primas completamente desnudas abrazadas besándose y sobándose una a la otra. Sobre una de las mesillas de noche había varios tipos de hortalizas (todas de forma parecidas a un pene), entre las que se encontraban pepinos, calabacines e incluso una berenjena bastante gruesa. Tras un rato dándose un buen morreo con lengua incluida, mi tía Laura hizo que mi madre apoyara su espalda sobre la cama y ella comenzó a acariciar y chupar sus pezones para ir bajando con su mano hasta el coño de mi madre donde se entretuvo en acariciársele por un tiempo. Luego sin dejar de tocárselo con una de sus manos, cogió un pepino de los que había en la mesilla y se lo fue metiendo poco a poco a mi progenitora, comenzando hacerla un mete y saca como si la estuviera follando, cuando estaba en esto mi tía la dijo a mi madre:
“Elena, por favor coge el calabacín o mejor la berenjena y métemela, necesito que me calmes como yo estoy haciendo contigo, necesito algo grande y gordo dentro de mi coño, pues con tus toqueteos y besos me has puesto muy cachonda”
Mi madre alarga su mano hacía la mesilla donde están las hortalizas y coge como ella le ha indicado la berenjena, la acerca al coño de su prima y me quedo sorprendido con la facilidad que le ha entrado con lo gorda que es la. Mi madre como está haciendo su prima comienza un mete y saca con la berenjena, dentro del coño de Laura consiguiendo hacerlo cada vez a mayor ritmo. Al cabo de menos de un minuto ambas comienzan a emitir grandes quejidos y suspirando de placer y a mover sus cuerpos con gran pasión, se notaba que estaban ambas disfrutando muchísimo.
Me sorprendió gratamente, ver el cuerpo desnudo de mi tía, pues siendo 6 años mayor que mi madre, aún conservaba bajo sus ropas de mujer decente y madura, un cuerpo que podía dar a cualquier hombre mucho placer. Tenía unas tetas también grandes (más aún que mi progenitora) debía de usar al menos una talla de sujetador 130 ó 140 y tenía unas aureolas y pezones iguales a los de mi madre, aunque los pechos Laura los tenía más caídos. Su coño era grande, gordo y muy peludo y al igual que mi madre en sus sobacos también tenía pelos. Tenía un poco de barriga, mayor que la que tenía mi mamá, pero esto también hizo que me excitara aún más al ver a las dos desnudas.
Permanecí quieto viéndolas y sacándome mi polla comencé a masturbarme mientras ellas se daban placer, hasta que no pudiendo aguantarme más me corrí salpicando con mi semen toda la puerta del dormitorio de mis padres. Al acabar saque un pañuelo de papel y lo limpie y seguí observándolas hasta que ambas llegaron al orgasmo. Tras esto se tumbaron abrazadas las dos en la cama a descansar, no dejándose de tocar una a la otra los pechos y sus sexos. Entonces Laura dijo a mi madre:
“No entiendo Elena como Miguel, teniendo este cuerpazo y ese coño que tú posees, te ha ido dejando y hace tanto tiempo que no goza de él. Es normal que tú a tú edad andes caliente y salida todo el día, necesitando que una buena polla visite ese coñito tan bonito y rico que tienes. No me extraña que al tenerte tú marido un poco abandonada, cayeras tan fácilmente con mis caricias en mis manos. Yo que tú me buscaría una buena verga que me consolara y calmara, ya que tú marido no lo hace, y si fuera joven y vigorosa mejor pues tiene más aguante y potencia y por tanto te hacen disfrutar más. Te lo digo por experiencia, pues a mí me pasa lo mismo con mi marido, que ya con la edad o no le apetece, no puede o se ha cansado de mí. Por eso de vez en cuando salgo por los alrededores de los lugares que frecuentan los jóvenes y con más de uno he calmado mi calentura y falta de polla. Porque esto nuestro nos da placer y está bien para calmar nuestra calentura, pero las dos sabemos, que como un hombre, por mucho que las dos nos demos placer y disfrutemos, no hay nada”
Mi madre entonces sin dejar de tocar los pechos de Laura la dice:
“Tienes razón prima, pero yo nunca haré lo que tú, aunque me apetece muchísimo, pero soy una mujer casada y decente y no quiero que mi reputación sufra por irme con uno de esos jovencitos que tú te vas y que (ya sabes cómo son los jóvenes) por parecer más hombre lo cuente a cualquiera y todo el mundo se entere. Otra cosa es que fuera con alguien de mucha confianza y que supiera que nunca lo contaría. O bien con un hombre que estuviera también comprometido y que le perjudicara tanto como a mí que esos encuentros salieran a la luz pública. Pero bueno Laura, dejemos este asunto, estamos bien como estamos, gozando y disfrutando de nuestros encuentros lésbicos y me conformaré con ello, pues no quiero ni creo que pudiera ser infiel con otro hombre (joven, de nuestra edad incluso mayor ) al bueno de mi marido Miguel. Pues sé que si no cumple todo lo que yo quisiera y necesito, es por su edad, date cuenta que me saca catorce años y si yo ahora tengo 47 él tiene 61 y ya no tiene la fuerza sexual que tenía cuando nos casamos”.
Tras oír esto, y viendo que si sabía jugar mis cartas, aprovechando la falta de hombre que tenía mamá, podría no tardando mucho conseguir mi objetivo de seducir y conseguir que mi madre se entregara a mí y más sabiendo que si con el que lo hiciera fuera alguien de confianza estaba casi decidida a serle infiel a Miguel, me decidí a conseguirlo. Viendo que ambas mujeres no tardarían mucho en levantarse de la cama y que corría el peligro de ser descubierto, cogí y me metí mi polla de nuevo en mi pantalón y sin hacer ruido me fui a la calle. A eso de una hora volví y encontré a mi madre, ya sola, sentada en la salita de estar, viendo la televisión como si no hubiera pasado nada. Yo la di un beso y la salude, preguntándole que tal la había ido el día pero no la comenté nada de lo que esa tarde había visto. No era el momento, lo guardaría por si alguna vez me fuera necesario utilizarlo para mis intereses(bien con ella o con mi tía, pues me había calentado mucho y gustado ver también desnuda a Laura y no descartaba tener también si terciaba algún encuentro con ella).
Las palabras de mi madre me acabaron de confirmar lo necesitada que estaba de hombre, la puta necesitaba un buen semental que la tuviera bien follada, y yo su hijo estaba decidido a ser ese hombre y por eso desde ese día puse en práctica mi plan para que cayera en mis brazos.
Mi siguiente paso fue ir poco a poco, como si fuera normal, el ir exhibiéndome a mi madre cada vez mas e ir enseñándola poco a poco cada vez más partes de mi cuerpo. Tenía que hacerlo, como si lo hiciera sin darme cuenta ni darlo importancia. Todo ello con el fin de irla calentando y de conseguir que se fijara en mí y comenzara a tomar interés por mi y que cada vez quisiera conseguir ver algo más de mi anatomía. Yo tenía que conseguir hacerla ver el hombre que tenía en casa. Yo entonces el objetivo que me puse fue conseguir que ella al cabo de un tiempo viera por descuido mi polla y mis huevos, para que de esa forma me deseara, pues sé que sería casi seguro así al estar tan falta de polla.
Comencé por quitarme para dormir (y más siendo ya la época estival) el pantalón del pijama y hacerlo solo con calzoncillos, pues pensé que esta sería una buena forma de que mi madre, cuando por cualquier cosa entrara en mi habitación o nos cruzáramos por cualquier lado de la casa apreciara mi paquete. Pues como tú bien sabes Esperanza, yo tengo una buena polla y unos cojones de buen tamaño, y por consiguiente todo ello bajo mis calzoncillo me abulta bastante (no es por presumir, pero sé que al menos abulta más de los de los dos maridos – que son los únicos que ha podido ver mi madre- que ha tenido). Me ponía el calzoncillo más ceñido que tenía para que resaltara más y marcara el más mínimo detalle de mi paquete (polla y cojones). Yo por aquel entonces y ahora en muchas ocasiones, cuando me levanto por la mañana, lo hago con la polla tiesa o al menos semi erecta, lo cual muestra un gran morcillón, de esta forma mi madre podía apreciar mejor el aparato que tenía su hijo.
Como era verano y yo estaba de vacaciones, no madrugaba, no así mi madre que tenía por costumbre hacerlo para hacer la labores de la casa, limpiando toda ella incluso mi habitación. Por eso era normal que ella entrara mientras yo dormía y se pusiera a limpiar mi habitación.
Los primeros días, ni me entere cuando entraba y limpiaba, pero uno de ellos hizo un ruido sin querer y yo me desperté, pero sabiendo que era ella ni me moví, solamente me di la vuelta quitándome de encima la sabana que aún cubría parte de mi cuerpo quedando tendido (y haciéndome el dormido). Estaba boca arriba sobre la cama y mostrando en todo su esplendor mi gordo paquete, aprisionado bajo la tela de mi calzoncillo y con una marca húmeda, en la parte de él, donde estaba situada la punta de mi polla (que como era costumbre en mí al despertar por la mañana se encontraba bastante erecta), la cual se podía apreciar perfectamente todo el grosor y longitud de la misma. Yo como digo continúe haciéndome el dormido y ella al terminar de limpiar salió despacio y cerró la puerta. Cuando ella cerró no pude por menos que sacar mi polla del calzoncillo y masturbarme pensando en que la estaba follando a mi madre. No me quedaba ninguna duda de que ella me había visto perfectamente mi paquete, pues con ese fin me puse boca arriba y bien expuesto. Me lo acabó de confirmar cuando a los 20 minutos me levanté y fui donde ella estaba y tras darla los buenos días ella me dijo a la vez que me miraba con una cara entre avergonzada y sorprendida, y no podía evitar echar miradas descaradas a mi entrepierna:
“Buenos días hijo, ¿Qué tal has descansado esta noche?”
Yo la contesto:
“Bien, mamá, bien y tú te veo un poco sofocada”
Ella poniéndose aún más nerviosa y colorada me contesta:
“Si hijo, estoy sofocada por el calor que tengo, al estar trabajando limpiando y eso la casa me entra mucho calor y por eso me ves así”
Yo comencé a ir por casa el resto del día, con el torso desnudo, sin camiseta y utilizando un pantalón de deportes al que le había quitado la huevera, para que al sentarme y según la posición en que me pusiera se pudiera ver parte de mis genitales (siempre que alguien tuviera interés de verlos).
Uno de estos días, un viernes, yo ya tenía cogida la hora de llegada de mi madre hacer mi habitación, unos minutos antes de que ella llegara me estuve tocando durante un rato mi cipote hasta que conseguí ponerlo completamente erecto, de tal forma que las venas del mismo se marcaran en él como si fueran a explotar y al tener esta medida me salía por encima del elástico de mi prenda intima quedando todo mi glande fuera de la tela de la misma (cosa que era lo que pretendía). Cuando oí la puerta me coloqué en una posición en la que ella pudiera apreciar bien mi entrepierna y me hice el dormido, viendo todo lo que hacía al tener mis ojos semi cerrados (es decir viendo a través del pequeño hueco que dejaba entre mis pestañas) pero que a ella le parecieran que estaban cerrados. Ella comenzó a barrer alrededor de la cama haciendo el menor ruido posible, pero en un momento dado se agachó para coger algo del suelo y al agacharse y llevar la batita corta que usa en casa, pude apreciar todo su trasero y ver sus bragas y como se la escapaban gran cantidad de pelos de su coño saliéndola por los laterales de la misma. Eso me pudo muy caliente y mi polla lo noto poniéndose a tope y alcanzando mayor tamaño aún que el que tenía , lo que hizo que ya no solo la cabezota de ella quedara fuera del calzoncillo, sino unos dos centímetros más de mi barra de carne. Cuando se incorporó echó al recogedor lo que había cogido y siguió barriendo, pero al darse la vuelta para barrer alrededor de mi cama y estar de frente se quedó de golpe parada sin poderse mover (como si fuera una estatua) mirando hacía mi entrepierna que estoy segura que la impactó lo que acababa de ver. Así estuvo durante lo que a mí me pareció un minuto más o menos. A continuación se puso a barrer la habitación aunque sin duda seguro que seguía echando miradas furtivas a mi entrepierna. Siguió limpiando la habitación durante unos minutos más, hasta que de nuevo la vi que se paraba. La muy puta se había puesto delante de mi cama y miraba hacía donde yo estaba admirando mi polla. Yo procuraba fingir lo mejor que podía que dormía, aunque la situación me estaba poniendo algo tenso y excitado sintiendo un hormigueo en mis huevos y haciendo que siguiera mi verga con una buena erección. Llevaba ya un buen rato en esa posición, por lo menos uno o dos minutos cuando oí un ruido de ropa rozándose y vi como ella se había metido una de sus manos por la raja de la bata y la había llevado al elástico de sus bragas y metiéndose la mano dentro de ella comenzaba a acariciarse su coño. Eso ya era superior a mí. Me excitó tanto, que mi polla creció aún un poco más hasta ponerse dura como un tronco y al pasar esto se salió completamente de su encierro quedando totalmente expuesta a su vista. Mi madre inmediatamente se sacó la mano de las bragas y salió de la habitación. La muy golfa, la cogió de sorpresa el que se me saliera mi polla y se asusto al verme todo mi capullo, estoy seguro que era la verga más grande y gorda que había visto en su vida.
Cuando me levanté a los cinco minutos, no quería darla más tiempo, me quite el calzoncillo y me pude el pantalón de deporte (sin cojonera) y fui hacía la cocina donde ella se encontraba fregando unas tazas de su desayuno. Yo entonces me acerque y haciendo con que pasaba hacía la cocina para coger la leche y echarme el desayuno (el espacio entre el fregadero y la mesa del centro de la cocina es un poco estrecho), la dije:
“Mamá, me dejas pasar, voy a coger la leche”
Y sin esperar su respuesta, pasé por detrás de ella, restregándole todo mi paquete muy despacio y a conciencia por todo su culazo. Ella ni se movió, pero tampoco dijo nada, seguro que en esos momentos y tras lo que había visto hacía un rato en mi cuarto, tendría completamente mojadas todas sus bragas. Yo para que ella se diera cuenta que ese roce no había sido por casualidad, al volver con la leche, de nuevo volví a restregarme más fuerte y por más tiempo, quería que sintiera perfectamente el tamaño y la forma de mi polla en su culo y estoy seguro que así fue.
Cuando yo llevaba unos minutos desayunando mi madre me dijo:
“Hijo, mientras acabas, yo me voy a ir dando una ducha, luego recojo la taza y las cosas de tu desayuno”
Se dirigió al baño, mientras yo permanecía en la cocina desayunando. Cuando oí que entraba en el cuarto de baño, me dirigí, con la intención de observarla como siempre por la hendidura que dejaba, como era su costumbre al no encerrarse en el baño. Pero en esta ocasión cuando llegue la puerta si estaba cerrada, y si oí el caer del agua de la ducha. Esperé hasta que dejé de oír caer el agua y cuando pensé que se estaría secando me sorprendió escuchar la salida de agua de otro grifo, que yo rápidamente lo identifique con el del bidet, oyendo al poco tiempo el ruido que hace la mano al frotar el coño cuando se hace con agua por medio. No había pasado ni medio minuto cuando comencé a oírla a emitir gemidos de placer, como consecuencia evidentemente de la masturbación que en esos momentos se estaba haciendo:
“Aaaahhhh, siiiiii…..ooooohhhhh que gustooooooo siiiiii….ooooooh ….siiiii…siiiiii ooooohhhh”
Estos suspiros no me dejaron lugar a la duda, la putilla de mi madre se estaba masturbando pensando en mi polla. Seguro que en su mente ya había medido y sopesado el tamaño de mi herramienta. Esto me lleno de alegría pues con ello había conseguido una de las partes quizás más difíciles de mi plan, y era que ella se fijara en mi y comenzara a desearme. Mi madre al ver mi polla esa mañana se había puesto muy excitada y al pararse su caricia en su sexo al salir asustada de la habitación, no había hecho más que sentirse más caliente que una verdadera perra en celo, deseando en su pensamiento mi polla, cosa que (aunque ella ni se lo imagina) yo estaba deseando de dársela y seguramente ocurriría quizás antes de lo que yo había pensado que fuera.
Mi padrastro ese día por la tarde noche llego de estar una semana fuera de casa por razones de trabajo. Tras cenar y ver un rato la televisión en familia, ellos se fueron acostar cinco minutos antes que yo y al pasar por su dormitorio vi que habían cerrado la puerta (cosa que hacía tiempo que no hacían). Esto me hizo pensar que esa noche y con lo caliente que había estado mi madre todo el día y la calentura que acumulaba, necesitaba echar un polvo fuera como fuera y al llegar esa tarde mi padrastro se le presentó la oportunidad de hacerlo y de momento era con el único que podía hacerlo. Yo pegue mi oído a la pared, como había hecho en tantas ocasiones cuando estaban en su plenitud sexual los dos. A los pocos minutos comencé a oír voces melosas y besuqueos, respiraciones fuertes y a continuación los ruidos típicos de los muelles de la cama y del colchón. A los pocos segundos comencé a oír los suspiros y casi gritos sostenidos de mi madre, que en esa ocasión se la notaba con más excitación y más intensidad que otras veces. Por su forma de suspirar y de gritar realmente esa noche mi madre necesitaba ser follada en condiciones. Pasado un rato los ruidos cesaron en la habitación de al lado y yo pensé que todo había acabado, y que no obstante a pesar de su edad mi padrastro había cumplido bastante bien. Pero pasado una medía hora cuando estaba ya medio dormido empecé de nuevo a ori ruido en la habitación de ellos. Era como si de nuevo comenzarán a abrazarse y a besarse. Y efectivamente, al poco empezó de nuevo el ruido del colchón y los quejidos sordos de mi madre. Joder, lo nunca visto. El calentón que le había pegado a mi madre la había hecho necesitar dos polvos en una misma noche, que yo supiera, por primera vez en su vida. El morbo que sentí al saber que yo era el causante de esa calentura de mi madre fue increíble. Seguramente mi madre estaría pensando en mí mientras mi padrastro se la trajinaba por segunda vez. Al rato oí los golpes y ruidos de la cama como consecuencia de las últimas tres o cuatro últimas culadas y empujones de Miguel sobre el coño de mi madre y los gritos (esta vez sí gritaban) de gusto de los dos a la vez al llegar al orgasmo. Al poco rato mi madre se levanto y (como yo no había cerrado la puerta de mi dormitorio) la vi pasar y meterse en el baño, como hacía antaño. Seguramente se estaría lavando su peludo coño, que con toda seguridad estaría lleno de la leche de Miguel, y hoy, con una ración doble.
Miguel pasó en casa todo el fin de semana y en esos dos días todas las noche follaron, aunque ya la última noche él no pudo aguantar lo que las noches anteriores y apenas comenzar se corrió sin ni siquiera hacer llegar a mi madre conseguir su primer orgasmo, teniendo ella que acabar y contentarse con que su marido la masturbara con sus manos en su coño, lleno de la lefa que él mismo acaba de echarle dentro, hasta que con gran trabajo pero también con gran maestría la hizo venirse. Mi madre esos días estaba muy excitada y caliente durante todo el día y solo buscaba la ocasión para hacer carantoñas a su marido y que este la tocara por todo su cuerpo (cuando yo estaba delante se refrenaban un poco) pero cuando creían que no está presente se volvían loco metiéndose manos por todas partes los dos. El lunes por la mañana mi padrastro de nuevo tuvo que salir de viaje y esta vez se marchaba para dos semanas, la despedida fue larga y muy erótica, parecía que estuvieran pegados por sus bocas y sus manos no paraban en ninguna parte de sus cuerpos. Por fin se separaron él montó en su coche y marcho y mi madre, en vez de haber calmado su calentura parece que lo que hizo en ese fin de semana es que se la despertara aún más. El calentón la estaba durando a la golfa de mi madre más de lo que yo había pensado. Yo al notarlo, pensé para mis adentros, “mejor así, estará más preparada para cuando llegue el momento, pues de en estos días que esta mi padrastro fuera esta putilla tiene que ser mía y entregarse por completo a mí, tengo que hacer lo posible para que sea ella la que al final se me entregue y se deje follar por mí.
Yo tenía que conseguir que ella me viera desnudo y así levantar de nuevo sus ganas de polla. Primero yo continué durmiendo solo en calzoncillo y todas las mañanas dejaba que ella me observara. Cada vez lo hacía durante más tiempo y como más segura de sí, metiéndose su mano en sus bragas para masturbarse con más tranquilidad. Cuando creía yo que estaba cerca de llegar al orgasmo, hacía cualquier movimiento para que ella pensara que me despertaría y dejara de tocarse cortándola la masturbación y haciendo que estuviera caliente el resto del día. Yo seguía buscando cualquier escusa para tocarla o rozarla mi cuerpo sobre el suyo y sobre todo tocarla cada vez que podía, como si fuera involuntario, sus gordos pechos y en su culo arrimarla mi polla que siempre estaba erecta cuando estaba a su lado. A ella parecía gustarla esto, pues nunca me dijo nada, entonces yo pasé a otra parte de mi plan que no era otro que dejar o bajar los roces sobre ella y que fuera ella la que los buscara. Al segundo día de no tocarla con tanta asiduidad como lo había estado haciendo fue ella la que buscaba mi contacto por cualquier cosa. Cuando estábamos viendo en el salón solos la televisión como por descuido se abría la bata de estar en casa más que de costumbre para que yo pudiera ver sus muslos y bragas. Entonces cuando habían pasado cinco días de haberse ido mi padrastro pensé que era el momento en que ella me viera completamente desnudo y con mi polla bien tiesa. Por la tarde estando en el salón viendo la tele, la dije:
“Mamá voy adarme una ducha, hace muchísimo calor y estoy sudando y me siento guarro con el sudor que estoy echando”.
Ella me contesta:
“Coge una toalla del mueble, hijo, la que esta puesta la he usado yo y debe de estar aún mojada”
Yo me levanto y me dirijo hacía el baño, entro y dejo la puerta entornada, pero abierta lo suficiente para que ella (si tiene la tentación de ir hacía el baño) pueda verme como ella me trajo al mundo. Me desnudo por completo, doy el agua, la dejo correr un poco, cojo jabón y una esponja y metiéndome bajo el chorro de la ducha comienzo a ducharme. No habían pasado ni un minuto de que comenzara a caer el agua cuando miro por el espejo de reojo y veo la silueta de mi madre escondida en la puerta viendo como me baño y ella con su mano acariciando bajo su braga su coño. Esta vez la doy tiempo hasta que la veo que la llega el orgasmo y se retira. Entonces me salgo de la ducha me seco y me vuelvo a poner el pantalón de deporte me fui al salón donde ella estaba en el mismo lugar donde yo la había dejado cuando me fui a duchar (simulando no haberse movido de allí). Cuando llegue me dijo:
“Hijo, estaba esperando a que acabaras para salir, pues voy a ir a comprar unas cosas que no he cogido esta mañana y después me pasaré un rato por casa de tía Laura, pues estos días que ha estado aquí tu padre no la he visto y tengo cosas de mujeres que contarla”
Yo la contesto:
“De acuerdo mamá, si cuando vuelvas no estoy es que he salido a dar una vuelta con los amigos, aunque no tengo muchas ganas, si tú volvieras pronto me quedaba hoy aquí en casa contigo viendo la televisión y no salía”
Ella entonces me dice:
“Yo entre unas cosas y otras no creo que tarde más de dos horas, de modo que si te cuadra esperar ese tiempo, podemos cenar y ver juntos la televisión hasta la hora de acostarnos”
Yo la contesto:
“De acuerdo, mamá, te esperaré. En mientras voy a ir haciendo unas cosillas que tenía que hacer y tenía pensado hacerlas mañana, pero a lo mejor mañana , pasa alguna cosa y no tengo tiempo de hacerlo , de modo que aprovecho este rato y lo hago mientras tú estás fuera”.
La verdead es que no tenía nada que hacer, pero si quería quedarme esa noche en casa con ella para seguir calentándola y ver si adelantaba en mi plan. Como no sabía qué hacer para pasar el rato, se me ocurrió que mientras la esperaba haría una inspección a la ropa interior de ella. Me fui hacia el cuarto de mi madre y abrí los cajones de la cómoda en la que sé que guarda su ropa interior. Nada más empezar a revisarla se me puso la polla semidura. Bragas y más bragas, todas súper grandes para poder entrar en el cuerpo de jamona de mi madre. Además eran todas antiguas, de las que a mí me gustan. Todas ellas amplias y de las llamadas de cuello o tiro alto. Y casi todas blancas, marfil, algunas negras y otras de color violeta y dos color carne. Estaba claro que mi madre no había visto un tanga en su vida, cosa lógica por otro lado teniendo en cuenta el cuerpo que tenía y el coñazo peludo que gastaba. Había también otro grupo de bragas más elegantes y semi transparentes (aunque también de cuello alto como las anteriores), otras todas de encaje de las cuales la mayoría eran blancas y de color marfil aunque había cuatro de color negro y unas rojas, que seguro que eran las que se ponía en Nochevieja para impresionar a su marido. Luego tenía en sus cajas, pues debía de haberlas usado muy poco o no haberlas estrenado (pues olían aún a nuevas) otros dos conjuntos, de raso y con ribetes de encaje. Uno color negro con adornos rojos y otro violeta y adornos negros.
En otro de los cajones tenía también bastantes fajas y bragas-faja. Parece que la zorra de mi madre estaba empeñada en disimular su barriguita, pero ella no sabía que esa barriga de cuarentona cercana a los cincuenta era una de las partes de su cuerpo que más me excitaba. Otro de los cajones estaba dedicado a los sujetadores. Sin duda hacían su función teniendo en cuenta los grandes pechos de mi madre. Eran también muy clásicos y de colores como los de sus bragas la mayoría. Me fijé además en un detalle y es que casi todos tenían una pequeña protuberancia en la zona del pezón, cosa normal teniendo en cuenta los pezones tan gordos que tiene de mi madre. Y dos de ello, y esto me sorprendió, los cuales tenían una apertura en la parte de sus aureolas y pezones, con lo cual estos quedaban fuera de ellos. Creo que se cogía este tipo de sujetadores para que sus gordos pezones pudieran meterse en la protuberancia que tenían en esa zona y en los dos de la apertura que entraran y salieran por ellos para que así no la molestaran. Por eso normalmente se la veían bastante de pico sus pechos bajo la ropa. Lo que sí me di cuenta es que desde que yo empecé con mi juego y ella comenzó a verme “dormido” en calzoncillo, se la notaban más sus pezones que antes, pues estaba todo el día caliente y seguro que sus aureolas y pezones estarían tiesos y duros por la excitación. Se ve que la puta solía ir empitonada casi todo el día.
Tras mirar todas cogí dos de sus bragas, de las normales que usaba a diario y me las guarde. Luego me entró un poco de morbo y quise ver y oler las bragas que se había quitado ese día. Así, que enseguida me fui al cesto de la ropa sucia y cogí las bragas que mi madre había dejado esa mañana. Inmediatamente me las llevé a la nariz. Ummmm! qué bien me olían, olían a hembra caliente, era ese olor a pescado que desprenden los coños sucios, es un olor que me vuelve loco en las mujeres. Teniendo en cuenta que mi madre iba todo el día muy excitada y cachonda, las había aromatizado bien, y más teniendo en cuenta el matorral de pelo que tiene en el coño. Las cogí y me las guarde, pues miré el reloj y ya habían pasado casi las dos horas que me dijo y debería está a punto de llegar. Me dirigí a mi cuarto y las guarde, las usadas y las otras dos limpias que había cogido del cajón de su cómoda, bajo la almohada de mi cama. Entonces me miré al espejo y el pantalón de deportes era demasiado grande y no se me notaba el paquete, de modo que decidí ponerme un calzoncillo (cogí el más pequeño que tenía) y esperarla solo con él. Mi idea era que cuando estuviéramos juntos, bien cenando o viendo la televisión si me excitaba o me tocaba, se me pusiera erecta la polla y que se saliera parte de ella por el calzoncillo y yo hacer con que no me daba cuenta y ella pudiera ver de nuevo mi polla al desnudo. Me fui al salón, puse la televisión y esperé a que llegara ella. No había pasado ni diez minutos cuando oí la puerta de la casa, era ella que llegaba. Al oírla me levante y fui a recibirla dándola un beso en su cara y procurando rozar con mi paquete la zona de su sexo por encima de su falda y arrime mi pecho aplastando los suyos y notando en mis carnes el contacto de sus duros pezones.
Ella al notarlo, me sorprendió, pues en vez de retirarse me pareció que se arrimaba aún más y como por descuido rozo dos veces su zona pélvica sobre mi paquete, separándose, me dijo:
“Juan ve poniendo la mesa, pues son las 9,00 de la noche y vamos a cenar, para luego sentarnos un rato a ver la televisión hasta la hora de acostarnos”
Yo haciéndola caso, mientras ella se dirigía a su cuarto para cambiarse, me dirigí a la cocina y monté la mesa (pues cuando estamos ella y yo solos solemos hacer todas las comidas en la mesa que tenemos en la cocina). Cuando volvió mi madre, llevaba puesta una batita de estar en casa, de tela fina, que la llegaba como a unos 20 centímetros por encima de sus rodillas y que se había hecho ella misma para estar más fresca en verano. Era abierta y abotonada con tres botones solamente, el último a unos 30 centímetros del final de la misma, y el superior poco más o menos a la misma distancia del cuello y el otro botón a una distancia media entre el de arriba y el de abajo, color marfil y la tela como de raso. Al ser tan fina la tela al entrar pude ver que sobre la misma se podía apreciar dos pequeños puntos que resaltaban a la altura de donde debían quedar sus pezones. Al andar la bata se le abría por su parte inferior bastante quedando a la vista una zona bastante alta de sus muslos, ya casi donde podía empezar sus bragas (calcule que estas comenzarían a uno o dos centímetros de donde se cerraba la batita.
Yo me senté y ella cogió la fuente con la cena y colocándose a mi lado comenzó a servirme, inclinándose un poco para hacerlo más cómodo. Al hacerlo yo pude mirar de reojo por el hueco que quedaba entre la bata y su cuerpo y cuál sería mi sorpresa al poder comprobar que no llevaba sujetador puesto y poder verla hasta la aureola de sus pechos. Ella al ver mi mirada, no sé si por pudor o para que yo viera que se había dado cuenta que la había visto sus pechos, se acarro con una mano una de las solapas de la bata y se la cerró un poco. Luego se fue a su sitio y se sirvió su cena. Yo no estaba más que pendiente, cada vez que se agachaba para coger con la cuchara la comida, mirar a ver si podía ver de nuevo parte de sus pechos, ella se hacía la tonta como si no me viera, pero estoy seguro que si sabía que yo la miraba. Esto hizo que mi polla comenzara a crecer y notaba como luchaba ya por salirse del calzoncillo. Al servirme el segundo plato, ocurrió lo mismo que con el primero, pero esta vez, no sé como lo hizo, que se la abrió aún más la bata y pude verla completamente sus pechos incluido sus aureolas y pezones. Tras el postre, la ayude a recoger la mesa y ella se puso en el fregadero a lavar los platos y los vasos, yo cada vez que la llevaba alguna cosa para que la lavara, procuraba rozarla mi paquete por su culo , encendiéndome y poniéndome cada vez más caliente y supongo que a ella la pasaría lo mismo.
Tras cenar fuimos al salón, para ver la televisión, donde deje que ella se sentara primero con el fin de ponerme frente a ella, para que pudiera apreciar mejor mi bulto y procurará que a lo largo de la noche se me saliera mi polla del calzoncillo y ella, pudiera vérmela (yo haría como que no me doy cuenta de que se me ha salido). Ella se sentó en el sofá y al hacerlo, se la subió bastante la bata, quedando prácticamente sus muslos al aire y yo me senté en el sillón que quedaba a su derecha. Encendimos la televisión y nos pusimos a verla, mientras veíamos la televisión, me dijo que cuando salió había ido a comprar y que después estuvo hablando un rato con su prima Laura, y que se contaron algunos que otros secretillos de ellas y cotilleos de mujeres. Al cabo de un rato, como de unos veinte minutos, cambio de posición y en vez de sentarse se puso recostada sobre el sofá colocando sus piernas y pies desnudos a lo largo del asiento del sofá en dirección hacia donde yo estaba y apoyando el codo en uno de los brazos del mueble. En esta posición ella podía ver perfectamente mi paquete, sin necesidad de voltear la cabeza, pues la quedaba justo en la misma dirección de la televisión. Yo al mirarla, pude ver que la bata al tener apoyado uno de sus codos, se la había abierto quedando gran parte del pecho del lado donde estaba apoyado el codo al aire, vislumbrando el comienzo más oscuro de la aureola de ese pecho. De sus piernas me quedaba una vista preciosa, pues podía ver prácticamente todas sus piernas y muslos solo quedaba tapada la zona de su sexo. Esta visión hizo que mi sexo comenzara a despertar y yo notaba como crecía dentro de mi calzoncillo, pero aún no estaba lo suficientemente duro como para salirse de él. Continuamos charlando sobre mi tía Laura, pero cuando estábamos en esto, ella hizo un pequeño movimiento tendiendo todas sus piernas a lo largo del sofá abriéndolas un poquito. Yo muy atento enseguida dirigí mi vista hacía su entrepierna para ver si podía verla las bragas, y en efecto, muy dificultosamente pude apreciar un punto oscuro, como negro, en la zona donde se juntaban sus piernas. Me sorprendió ver que se había puesto bragas negras, cuando habitualmente suele usar las blancas y más en verano. Yo tras estar un rato mirando ese punto de su cuerpo, cambie la mirada mirándola a su cara y pude observar que ella tenía fija sus ojos en mi entrepierna, eso para mí fue la señal. Como pude hice que se me bajaran uno o dos centímetros el elástico de mi calzoncillo apareciendo, como sin querer, la punta de mi polla. Yo como si no me hubiera dado cuenta seguí mirando la televisión y continué con la conversación que teníamos. Cuando de nuevo miré hacía mi madre me di cuenta que ella había abierto como 10 o quince centímetros sus piernas y pude apreciar perfectamente que lo que yo creía ser sus bragas, era la pelambrera de su coño. La muy puta no se había puesto nada debajo de la bata, estaba completamente desnuda bajo la fina tela de su bata de verano. Pero yo no me corte y la miré descaradamente, quería vérselo y si era posible conseguir apreciar y ver también su rajita. Ella se hacía la distraída y mantenía su vista hacía la televisión , pero me daba cuenta que sus ojos estaban de nuevo mirando mi paquete, que en ese momento por la excitación y la calentura que me había entrado al verla su pelambrera ya se me había salido más de la mitad de mi polla de mi calzoncillo. Ella se paso una de sus manos a lo largo de sus muslos y como si se fuera a colocar se abrió un poco más sus piernas, mostrándome descaradamente toda la raja de su chocho bien abierta y brillante por los líquidos que seguro estaba echando. Así permaneció al menos durante tres o cuatro minutos para luego, sin decir nada, juntar sus piernas colocando una encima de la otra, pero estirada en el sofá, cerrando y de esta forma quitando de mi vista su deseado y rico coño. Yo no me moví y deje que mi polla siguiera creciendo y saliéndose de mi calzoncillo. No habían pasado ni un cuarto de hora de esta escena, que mi madre se levanto y colocándose bien la bata, me dijo:
“Bueno hijo, son ya las 11,00 de la noche, es tarde yo me voy a lavar un poco y a dormir, pues mañana tengo que levantarme de nuevo temprano para arreglar la casa. Tú si quieres quédate un rato más, pues no tiene que madrugar”
Se dirigió al cuarto de baño, pero no cerró la puerta, sino que de nuevo la dejo entre abierta. Sé que mi fase del plan de conseguir que ella viera mi polla, se había completado con éxito y estaba seguro, por lo que la brillaba la raja de su coño, que debía tener su almeja hecho un verdadero bebedero de pato de lo mojado que lo debía de tener. Cuando llegó al aseo se sentó en el wáter y se puso a orinar, yo desde el salón oía el chorro golpear sobre la porcelana del inodoro.
Yo entonces me levanto del salón y muy despacio me dirijo hacía el cuarto de baño (que como sabes esta frente mi dormitorio) oí como abría el grifo del bidet. Esa era la señal inequívoca. La zorra se estaba haciendo una soberana paja sentada en el bidet con la imagen de mi polla aún en su mente. Y esta vez os puedo asegurar que la paja fue más larga de lo normal. Se tiró por lo menos 10 minutos ahí sobándose el coño. Yo estaba asomado por el trozo de puerta que se había dejado por cerrar y la veía pasar su mano una y otra vez por toda la raja de su almeja, la oía resoplar y emitir suspiros de placer y gusto y estoy seguro que era pensando en mí. Sé que ella sabía perfectamente que yo la estaba viendo desde la puerta, sino hubiera cerrado la puerta como hacía otras veces. Yo cuando vi que dejaba de masajearse su chocho, me retiré de nuevo al salón, donde apague la televisión y cuando volvía para irme a mi cuarto me la encontré saliendo del baño, de nuevo acerque mi boca a su cara para darla un beso de buenas noches, procurando otra vez acercar y tocar con mi bulto la zona de su sexo.
Yo me metí en mi cuarto y cerré la puerta con el cerrojillo, me tendí en la cama, estaba muy caliente y salido. Saque su braga usada que había metido bajo mi almohada, la olí y comencé hacerme una soberbia paja, con su braga en mi nariz, oliéndola e imaginando que era su coño, que se le comía y me la follaba con ganas. A los pocos minutos de estar meneándomela me vino un fuerte orgasmo corriéndome y manchando las sabanas abundantemente. Tras esto me quede dormido y se me olvido desechar el cerrojillo de la puerta, por lo cual mi madre a la mañana siguiente no pudo hacer limpieza en mi dormitorio.
Mi madre estuvo todo el día nerviosa y azorada, no sé si por no haber podido verme ese día mi paquete o porque, pero se la notaba que la puta se había calentado mucho al ver la noche anterior de nuevo el pollón que gastaba su hijo y con el juego de exhibición que habíamos hecho los dos. Tras comer, la dije que me iba a echar un rato a siesta. Esta vez no cerré la puerta, pues sabía que con el pretexto de limpiar el dormitorio iría a él con el fin de poder ver de nuevo mi paquete y si la suerte la acompañaba mi polla, que a lo mejor por una casualidad del destino se hubiera salido de mi calzoncillo. En efecto no llevaría yo acostado ni media hora cuando se abrió la habitación y apareció mi madre con una escoba y un recogedor, yo me hice el dormido. Ella comenzó a barrer y se quedó un buen rato mirándome al lado de la cama y tocándose su chochó por encima de la tela de la misma bata que había tenido puesta la noche anterior. Luego continuo barriendo y cuando estuvo situada a la altura de donde yo tenía mi cara se agacho con que a coger algo del suelo, enseñándome todo su culazo, pero esta vez no tenía puesta bragas y pude ver con toda perfección su bella raja del coño toda rodeada de pelos, los cuales también la cubrían todo su pubis y se quedaban como a dos o tres centímetros de su ombligo. Cuando yo más entusiasmado estaba mirando se dio la vuelta cogiéndome de improviso y me dijo:
“Hijo, ¿Qué haces mirando el culo de una vieja?, ¿es que te gusta?”
Yo al cogerme desprevenido, no sé qué decirla y solo me sale de mi boca:
“Mamá, no llevas bragas, tienes un culo precioso y todo lleno de pelos tu chocho que es como a mí me gustan, estas preciosa”.
Y ella riéndose me dice:
“No llevo las bragas porque tú me has quitado las que me iba a poner hoy, son esas que asoman bajo tu almohada. ¿De verdad te gusta mi culo? ¿O te gusta algo más de tú madre? Es esto lo que llevas buscando y tratando de ver todo este tiempo, Juan”
Y diciendo eso se desabrochó los tres botones de su bata y cogiendo con cada una de sus manos las solapas de la misma, la abrió, mostrándome todo su cuerpo desnudo. Era un cuerpo normal de una mujer madura, un poquito rellenito, con su barriguita (no muy grande, pero lo suficiente para que se la notara y sobresaliera un poquito del resto de su cuerpo) y unos pechos gordos y hermosos que a pesar de su edad aún se mantenían tiesos y erguidos. Aquel cuerpo que tenía ante mi vista para mí era el cuerpo más maravilloso, esplendido y deseado del mundo.
Yo al ver esto me bajo un poco mi calzoncillo y sacando mi polla fuera y comienzo a tocármela. Al hacerlo la observo a mi madre que no retira su mirada de mi verga y noto como sus pezones están erectos y duros por la calentura que tiene y el deseo. Entonces la digo:
“¿Qué miras mamá?”
Y ella poniéndose un poco colorada pero sin dejar la postura que tiene (se encuentra como hipnotizada), me dice:
“Nada, nada, hijo”
Y yo sigo diciéndola:
“Pues yo creo que me estás mirando la polla, y si quieres verla basta con que me lo digas”
Entonces levantándome y poniéndome de pie, dejo caer el calzoncillo al suelo y saliéndome de él me acerco a ella y la digo:
“Mamá, sé que me estas deseando igual que yo a ti y que llevas muchos días queriendo que esto ocurriera, pues ahora a llegado la hora, aprovechemos esta ocasión mamá”
Ella sin moverse ni alejarse de mí me dice:
“Juan sois mi hijo no me puedes decir eso, aunque es verdad que te deseo y llevo un tiempo que solo pienso en ti, pero soy tu madre, y tú mi hijo y esto no estaría bien hacerlo”
Yo entonces la digo:
“Hagamos una cosa si no quieres que nadie se entere ..........”
Me vuelvo y me quedo un rato en silencio, ella comienza a llorar diciéndome:
“Hijo te deseo muchísimo, pero esto no puede ser es antinatural, por favor hijo aún estamos a tiempo”
Yo la abrazo y al hacerlo noto mi cuerpo desnudo pegado al suyo, siento sus pechos contra los míos y su barriga tocando la mía y con mi polla muy tiesa la estoy tocando su sexo, ella al sentirlo trata de retirarse y echar su culo hacía atrás, pero enseguida vuelve a acercarse y se pega aún más que antes a mi cuerpo. Yo llevo mi boca a su mejilla la voy dando besos hasta llegar a su boca, paso mis labios por los suyos y ella se deja hacer y poco a poco va abriendo su boca, introduzco mi lengua en ella y se junta con la suya y así estamos un rato. Luego ella se retira un poco y a pocos centímetros de mi boca me dice con voz muy baja:
“Seguro, Juan, que nadie se va a enterar de esto, me lo prometes ,mira que esto….. nunca debe de ent……”
No la dejo acabar y la contesto:
“Mamá nadie lo sabrá, no te preocupes, será nuestro secreto, quiero que desde hoy seas mi mujer, mi puta y mi amante y yo seré tú hombre. Ese hombre que tú necesitas para calmar esa mujer caliente y puta que llevas dentro y que tú viejo marido no es capaz de calmar”
La beso nuevamente y a la vez llevo mis manos a la solapa de la bata y comienzo a deslizarla hacia abajo todo lo largo de su cuerpo hasta que consigo que caiga la prenda al suelo quedando ahora mi madre completamente desnuda ante mis ojos. Ahora los dos desnudos la abrazo y la beso y la voy llevando hacía mi cama, me siento con ella en la cama y la acuesto (ella a todo esto se deja hacer y no dice ni una palabra). La paso mis manos por su pechos, que siempre me han gustado y excitado mucho, y arrimando mi boca a sus pezones comienzo a chupárselos y con una mamo le acaricio a su vez sus piernas hasta que consigo llegar con ella al medio de su pierna, sigo subiendo y llego a su sexo, al sentir mi mano en él ella emite un suspiro de placer:
“Unnnn….oooohhhhh…siiiiiiiii”
Yo entonces acerco mi boca a su oreja, se la chupo, la beso y la digo:
“Cómo me pone tu cuerpo desnudo, mamá, joder aunque estas un poquito llenita estas buenísima, que guapa y buena que estas, como me pones, me tienes excitadísimo, mamá, cuanto he deseado este momento, cuanto se ha hecho esperar mamá….”
Entonces ella me contesta entre jadeo y jadeo y con un hilo de voz:
“Cállate hijo, calla y sigue, por favor, yo también te deseo y tengo muchas ganas de ti desde hace un tiempo, por eso ayer cuando fui a casa de mi prima se lo conté y ella me convenció de que diera este paso que acabo de dar. Me dijo que me insinuara a ti y que facilitara cuanto antes esto que está pasando, hijo, sigue, por favor oooohhhhh, sigueeee….te deseoooo”
Yo entonces la digo:
“Prepárate mamá que te voy a sobar a base de bien y te voy hacer disfrutar como no lo has hecho nunca antes e
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