Es una hembra que no conoce la saciedad. Preferida de hombres y mujeres, que siempre la desean, luce redondeces espléndidas, senos perfectos, muslos firmes y aceitosos, fina cintura, espléndidas nalgas. Todos quieren gozarla, una y otra vez. Pero ella no se satisface, se regodea con el semen que se desliza, tibio aún, entre sus piernas y con lenguas ambiciosas que cubren de saliva y placer sus suaves piernas, la hermosa espalda y el sexo turgente. Sus orgasmos – siempre presentes - son tormentosos y terribles: siempre quiere más y más, descarta sus amantes, uno tras otro, de a uno o en grupo, tanto le da. Solo quienes la conocen evitan sus favores y tentaciones. Ellos y ellas saben que siempre exige un pago amargo de sangre, muerte, hambre y peste.