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Haydee Ballhaus III. lobo-hombre

III-I. Un baño de sangre .
Aquel era un golpe sencillo y por el cual apenas cobraría, no se trataba de caridad pues como siempre pensaba única y exclusivamente en si misma. Es por ello que cuando Jhefe, le ofreció el trabajo hacía un par de días ella aceptó sin siquiera ahondar mucho en los honorarios. Ningún otro contratante le daba tanta libertad creativa como él, lo que en su caso significaba que podía hacer de aquella exclusión de competidores una carnicería sangrienta, una orgía de mutilación sin fin y no se molestaría por ello siquiera un momento.
Por el contrario, para todos era claro que si Jhefe había solicitado los servicios de un limpiador de laya era porque no necesitaba de sutilezas. “Laya” obviamente en el argot del cartel significaba que el trabajo implicaría hacer cosas que ningún profesional siquiera se atrevería jamás a considerar, cosas que estaban mas allá del asesinato a sangre fría.
Por eso estaba ella ahí, porque lo que él precisaba no era tan solo un escarmiento público sino algo que se comentara en los periódicos con horror, un ajuste de cuentas sangriento y que dejara en claro que si alguien se metía en su territorio, si algún imbecil con mas huevos que cerebro pretendía colar mercancía nueva sin su autorización, entonces habría un baño de sangre... en la forma de Ahiphi el sicario free lance.
III-II. Ella solía trabajar para un grupo de entrometidos crónicos.
Aquel viernes apuntaba ser como cualquier otro viernes de su miserable existencia, iría por el diario, se tomaría un café, quizás comería algo por ahí y terminaría bebiendo hasta perder el conocimiento. Así era un viernes cualquiera en la vida de una bruja agnóstica sin embargo, eso no significaba que ese viernes debía transcurrir inexorablemente de esa forma pero de momento ya subía las escaleras con el gráfico debajo del brazo y no venía razón para que algo pudiera sacarla de la rutina.
Una vez en la cocina sirvió el café con un ligero toque de whisky, antes de hojear el periódico un par de veces para entonces solazarse con la columna de sexo de los viernes. En realidad era lo único que leía pues aquel diario amarillista no tenía nada mas que mereciera su atención, definitivamente había bastante violencia en su vida como para todavía leer acerca de ajustes de cuentas entre distribuidores de droga. Es por ello que apenas prestó atención a los grandes titulares que de manera por demás espeluznante y morbosa, describían el huracán de violencia que el Ravine, el estupefaciente de moda había desatado en las calles del norte del país.
Para alguien como ella que podía encontrarse con la muerte cualquier día de la semana leer sobre traficantes y cadáveres esparcidos por las aceras no era motivo de gusto, aún así hojear el diario aunque inútil y hasta a veces molesto era una rutina que hacía para convencerse que no gastaba dos pesos solo para leer una columna de sexo, irónicamente siempre había sido así pero ese día sería la excepción.
A mitad de página y en interiores, una noticia informaba apenas sobre la visión de un nahual o al menos algo parecido a uno que la histeria colectiva de cierta comunidad del oriente de la ciudad afirmaba presenciar cada cinco años. Podía tratarse de un cuento local, un chiste malo o nada mas el ansia de una colonia por hacerse notar pero el hecho de que “el nahual ronda cada cinco años por San Lorenzo” sonaba demasiado atractivo para Haydee y algo que no podía ignorar. Aquella obsesión por meterse en lo que no le importaba era lo único que le había dejado trabajar para un grupo de entrometidos crónicos, eso y una jugosa cuenta bancaria de la que disponía a discreción.
Apresuró el café y salió rumbo al “panteón civil de San Lorenzo”, por primera vez en dos años sin leer la columna de los viernes, ese día parecía lo bastante bueno como para romper la rutina al mismo tiempo que investigaba algo probablemente falso y en dado caso de ser verdad seguramente inútil.
III-III. Siempre solito como lobo el nahual.
-El nahual?.
Preguntó Haydee sabiendo de antemano que “con el poder de su escote” iba a ser muy fácil sacarle todo lo que sabía al “dormilante” en jefe del cementerio. ¿Qué era exactamente un nahual y como estaba eso que aparecía cada cinco años?.
-Él viene cada cinco años, se descuelga de acá arriba de Tlahuac todos aquí lo sabemos pero no es malo hasta eso que es tranquis, el nahual es pueblo no?. Dicen que viene pa’ ver a su compadre también nahual que está aquí en San Lorenzo, pero nadie sabe muy bien si es cierto o puro cuento, nadie le va a preguntar verda’? Pero que baja por “ésta” que se deja venir.
-Bueno pero que es un nahual?.
-No sabe lo que es? No son de por aquí verda’ chula?.
-No, mis tetas y yo no somos de aquí y entonces?.
-No se enoje chula, un nahual... ‘ora vera es algo así como un brujo... pero no como los de Catemaco, bueno esos también son brujos y hay de los buenos pero este que le digo es diferente, cuando se descuelga lo hace como animal, como lobos pa’ que me entienda y luego ya aquí pues a su asunto no?, como todos. Luego se va igual como lobo, siempre solito como lobo el nahual.
-Y esto es cada cinco años y siempre en la luna de agosto?.
-No le digo chula, que viene a ver a su compadre... bueno yo no le quería decir pero aquí los de San Lorenzo ya sabemos y ni nos paramos en luna llena. Ya cuando pasa ‘ora si a la chamba pero en luna ni lo mande dios¡, bueno y que, cuándo va a venir Cristina Pacheco?, yo quiero salir en la tele.
-Si... si, nada mas le informo y ella viene, pero tiene que ser cierto si no que quemada me pongo, en una de esas hasta me corre por traerla hasta acá para nada.
-Pues decídase porque la luna ya está cayendo y si no es ‘orita pues en cinco años... quédese el mismo día de hoy mismo, ya si no viene el nahual pues me la mienta como ve?.
-Y como voy a saber donde se aparece?, el cementerio es muy grande y luego de noche y yo sola no como crees?.
-Ohhh, aquí está su charro negro... yo le hago la valona, nomás que no me han hablado bonito... pero si no quiere pues no verda’?.
-Va... yo vengo en la noche pero solo contigo si hay alguien mas me largo OK?.
-Ohhh... no le digo, hasta parece que voy a andar prestando mis cobijas, hasta la noche y no se apure por el frío aquí vemos como pero nos calentamos.
Aquella sucesión de mentiras y verdades a medias del vigilante podían ser tan solo un ardid para que ella le abriera las piernas sin embargo, Haydee presentía que “el nahual” era la versión local de algo que ella conocía con diferente nombre y que solo en muy raras ocasiones era motivo de preocupación.
A ellos no les gustaban las ciudades mucho menos meterse en problemas con los humanos, preferían el campo donde podían vivir en paz... Tlahuac no era precisamente la campiña pero seguramente un número pequeño podía pasar desapercibido, lo único que quedaba fuera de comprensión era por que necesitaba “descolgarse” a la ciudad cada lustro.
III-IV. Un pomo de “Presidente” en la mesa.
Haydee regresó al cementerio al caer la oscuridad y como suponía un grupo de vigilantes no muy numeroso, pero grupo a fin de cuentas la observó entrar. Ella sabía que algo así podía ocurrir, después de todo, que sentido podía tener cogerse a una zorra pechugona si no se podía alardear por ello?. Desde la perspectiva masculina era la opción mas cuerda y cualquier otra cosa sería una locura, pero ella estaba ahí para satisfacer su curiosidad no para rembolsar favores aún no concedidos. Desde luego, el vigilante pensaba ligeramente diferente y ya la esperaba con “un pomo de Presidente” en la mesa, Haydee sonrió y el vigilante hizo lo propio pero cada uno por razones diferentes.
Con frustración el hombre vio como rápidamente Haydee consumía tragos sin mostrar siquiera signos de embriagues... Pronto a una botella le siguió una mas y a esa, “las nalguitas del pomo que se quedó de la ultima juerga”. Lo que el vigilante no sabía porque no tenía por que siquiera imaginarlo, es que la garganta de Haydee era muy profunda y el umbral de embriagues de una alcohólica de su calaña estaba muy por encima de lo que aquel podía siquiera soñar. Al final, fue el dormilante quien cayó sobre la mesa ahogado de borracho, de tal suerte que Haydee podía esperar al nahual tranquilamente, si acaso iba a presentarse lo que hasta el momento no ocurría.
Para matar el tiempo, la bruja recorrió el lugar lo suficiente para estirar las piernas pero no tanto como para perderse del sitio que según el vigilante frecuentaba el nahual. Observó como no lo había hecho en mucho tiempo la luna, entonces sin razón aparente se dio cuenta de la hora, era justamente “la hora mas silenciosa de la noche, esa hora en que hasta los perros creen en fantasmas” y a lo lejos distinguió una figura acercándose rápidamente por entre las lápidas. La bruja se ocultó detrás de un pequeño mausoleo y concordó que para su fortuna no había viento, podía esconderse sin que su olor la delatara.
Permaneció agazapada hasta que la distancia le permitió distinguir claramente que la sombra era en realidad un lobo-hombre, una quimera entre lo animal y lo humano. No del todo cánido pero si con andar a cuatro patas, no del todo humano pero con la inteligencia suficiente para entender lo que iba a decir sin necesidad de hacer uso de la violencia. Lo que ella sabía y que concordaba con el folklore era que los lobos eran pueblo. A diferencia de otras leyendas vivientes como los vampiros o los súcubos, la mayoría de ellos eran de fiar.
En un instante el lobo-hombre olfateó al aire y Haydee contuvo la respiración temiendo ser descubierta fuera de tiempo, se tranquilizó tan pronto como la quimera regresó a sus asuntos que en este caso era una lápida en particular. Lo vio entonces rascar dos veces antes de aullar, Haydee nunca había escuchado el aullar de un lobo a tan poca distancia y se estremeció, si aquello tenía algún significado lo que con toda seguridad era así, seguramente era lo mas triste que podía ser imaginable y entonces la bruja hizo lo que en mucho tiempo no hacía, al menos no motivada por el dolor ajeno: lloró.
III-V. Lo que él había dado por las ciudades.
El lobo-hombre lentamente comenzó a recuperar su forma humana y bajo la luz de la luna el lustre de su pelo fue perdiéndose. De igual modo aquella grotesca deformidad en su lomo comenzó a transmutarse y el grueso crujir de huesos llenó la noche a tiempo que sus costillas se achicaban y los músculos de sus patas se retraían hasta formar piernas. En dolorosos segundos los colchones en sus patas delanteras dieron paso a palmas y las garras a dedos, la cola quedó de pronto reducida a una eminencia que ya en la oscuridad fue indistinguible. En un momento la bestia quedó reducida a solo un hombre, un hombre desnudo de muy buen ver por cierto.
En tales circunstancias Haydee dudó si continuar con lo que tenía planeado o respetar en lo posible lo que fuese que aquel había ido a hacer pero de cualquier manera ya estaba hecho, estaba ahí y no podía dar marcha atrás al final decidió salir.
-Mi nombre es Haydee y soy una bruja, recibe mis respetos lobo-hombre.
-Extraña forma de mostrarme tus respetos bruja, profanando tierra consagrada y en luna llena como si no fuese suficiente. Déjame solo de donde quiera que vengas y respetaré tu vida en lo posible.
-Lloras una pérdida, todos hemos pasado por lo mismo alguna vez y es peor estando solo... lo amabas tanto como para regresar a sabiendas de lo que puede pasarle a un lobo en la ciudad?.
-Francamente no quiero hablar de eso.
-Hasta ahora has tenido suerte.
-Eres tu la que agota rápidamente su suerte... no tienes idea de los favores que estoy cobrando, no sabes lo que él dio por las ciudades, lo que hicimos por este pueblo en el 85 con toda esa gente entre los escombros y en las guerras que peleamos por los iluminados.
-Ellos ya no existen ahí está tu riesgo, lo que hiciste por ellos lo que yo hice por ellos ya no cuenta mas, no es seguro siquiera nombrarlos ya no lo es.
-En ese caso puedo cuidarme solo.
-“Siempre solito como lobo el nahual”.
-Si... es chistoso como es mas fácil para los humanos aceptarnos cuando saben que somos parte de la naturaleza, de su naturaleza en realidad. Pero la vida sigue hermana bruja, la vida sigue por otros cinco años y puedo oler que por la forma en la que bebes, no creo que tengas ocasión de importunarme la próxima vez.
-Quisiera ayudarte, solo eso.
-Puedes traerlo de vuelta?.
-En verdad quieres eso?.
-Sabes que no, es lo que se dice en estos casos pero como dije la vida sigue... lloramos a nuestros muertos pero no dejamos de honrarlos menos por el hecho de estar vivos, por el contrario deshonraríamos su memoria si desperdiciáramos toda nuestra existencia en lamentaciones, que mejor forma de ofrendarlos que vivir intensamente cada día?.
-Aún así vienes...
-Quizás soy masoquista, quizás necesitaba hablar de esto con alguien y finalmente Gaia me escuchó enviándote en respuesta.
-Yo no sé mucho de tu dios.
-No te preocupes yo tampoco, Gaia es del tipo que oye a todos pero no contesta a ninguno, acaso no son todos los dioses así?.
-Los que yo conozco no... lo único que quieren es escucharse a si mismos.
Para entonces Haydee estaba al lado del lobo-hombre y le acariciaba suavemente el cabello, no entendía muy bien como o por que, pero había algo en los hombres torturados por una perdida que le resultaban muy atractivos, sería caso un enfermo instinto maternal?.
-Como comprenderás no puedo andar por ahí desnudo así como así, tengo que regresar a mi forma natural, algo mas antes de que ya no pueda contestarte? Por cierto mi nombre es Miguel gusto en conocerte.
-Solo una cosa Miguel... te vas porque tienes que irte o porque no puedes conciliar el hecho de que te estoy excitando demasiado?.
-Vivir intensamente... ese es mi lema y él lo sabía perfectamente, es lo primero que les enseñamos a nuestros lobeznos ojalá ustedes hicieran lo mismo, se matarían no tan a menudo.
III-VI. Una invitación a cualquier cantidad de profanaciones.
Haydee sabía que los lobos no podían hablar al menos no en su forma animal y realmente no les hacía falta pues tenían una forma de lenguaje que suplía por completo a las palabras y que ella nunca se había preocupado por aprender. Después de todo aunque quisiera estaba impedida para mover las orejas en varias direcciones, tampoco era muy diestra en el arte de virar los ojos con rapidez y mucho menos gozaba de los beneficios de una cola, quizás el principal medio de comunicación entre ellos. Ese era un tipo de lenguaje del que no sabía gran cosa sin embargo, entendía muy bien lo que significaba esa punta roja asomando fuera de la cubierta peluda que constituía el pene de Miguel ahora transfornado en una bestial quimera.
A ella nunca le había atraído mucho la idea de fornicar con un animal y no eran solo palabras, realmente creía que hasta alguien como ella debía tener límites sin embargo, también creía que éstos no eran inmutables. Muy por el contrario, si algo en la vida era estimulante era precisamente sobrepasar las especificaciones tanto propias como ajenas y después de todo él no era un lobo, al menos no en el sentido estricto de la palabra. Podía caminar a cuatro patas, mover la cola y estar cubierto de pelo sin embargo, dentro de esa quimera entre lo humano y lo animal existía un hombre como cualquier otro, quizás con algo mas de instinto que la mayoría pero un hombre a fin de cuentas pues la contemplación de su escote le había puesto a punto. Que mas podía hacer ella sino corresponder a esos “ojos de perrito” que la invitaban a cualquier cantidad de profanaciones?, quizás lo mas cuerdo que cualquiera pudiera siquiera pensar.
-Miguel... esto no va a pasar.
Dijo la bruja al mismo tiempo que negaba gentilmente con la cabeza, entonces el lobo-hombre se acercó a ella acortando la distancia que en si misma era prácticamente nula. Así y con un sin fin de posibilidades para salir de aquella situación, Haydee se vio así misma como la protagonista de un cuento porno de segunda, ella como una little red riding hood indefensa y el lobo-hombre como el dirty wolf esperando el momento para comérsela.
Los pezones de Haydee ya desde hacía rato duros por el frío se pusieron mas sólidos que las lápidas tan pronto como la lengua de Miguel comenzó a hurgar entre sus piernas. Al parecer aquello de “comérsela” dejaba ser llanamente onírico para establecerse como un hecho literal. Así no hizo falta gran cosa para que la bruja resolviera que aquella situación era la propicia para comenzar a hacer estupideces y deshaciéndose de aquella ropa que no consideraba esencial aguantó de la mejor manera posible los embates del rugoso apéndice de su amante antes de venirse... antes de dejar fluir todo el deseo acumulado en su interior entre quejidos de placer.
Un vistazo final a la entrepierna del lobo-hombre le dejó en claro que aquel apresurado orgasmo suyo, había acrecentado las expectativas de la criatura pues de aquella punta enrojecida flanqueado el grueso capullo cubierto de pelo no quedaba nada, en su defecto una imponente verga grande y gruesa se proyectaba fuera de la funda en toda su impúdica extensión.
Solícitamente Haydee se ubicó debajo del vientre de Miguel y tomándole el miembro lo dirigió hacia su boca. Por un momento pensó que había sido una muy mala decisión pues la textura granulosa no era lo que ella había pensado y una ligera sensación de nausea mas que excitación fue lo único que le causó la elevada temperatura peneana del lobo-hombre. Así, la empresa que imprudentemente había empezado apuntaba a ser muchas cosas excepto sencilla pues él quizás mas por razones fisiológicas que conscientes, se empeñaba por llenarle la boca de algo parecido a semen pero que en nada disminuía su ímpetu, situación que le sugería a la bruja que lo vertido dentro de su boca no era precisamente el producto del orgasmo precoz de su compañero sino otra cosa. Una que de cuando en cuando se obligaba a escupir pero que luego y ante el pavoroso hecho de que no importaba cuantas veces repitiera la operación siempre había algo de eso saliendo a borbotones, optó por tragárselo hasta que éste siendo ya demasiado abundante comenzó a escurrir sin el menor decoro por la comisura de sus labios.
Momentos después la bruja mantenía una presión constante sobre la rojiza verga lamiendo lo mismo que chupando y de igual forma que si se tratara del pene humano, en ese sentido había quedado claro que una verga siempre sería una verga no importaba si ésta a una quimera perteneciera. Dicha reflexión motivo aún mas a la bruja que torciéndose debajo del lobo-hombre se las arregló para acomodar la polla entre sus pechos, acariciándola con ella en repetidas ocasiones.
Nuevamente no le hizo falta conocer mucho del lenguaje del lobo para saber que el masaje estaba funcionando. La criatura gemía desde su transformada esencia denotando que la gentil presión de los melones de Haydee sobre su polla era justo lo que él necesitaba; tanto así que de pronto aquella comenzó a disipar de a poco una nueva carga de liquido transparente que en segundos se convirtió en un torrente de esperma blanquizco y grumoso que acabó por embadurnarle las tetas haciéndolas brillar bajo la luz de la luna.
Lentamente la bruja salió de debajo del lobo-hombre decidida a levantarse, cosa que aquel no estaba del todo dispuesto a permitirle pues rápidamente se montó sobre ella cubriéndola con todo su peso. Haydee apenas consiguió interponer las manos entre el suelo y su cara cuando las poderosas patas de la quimera la cogieron por las caderas haciendo el característico movimiento coital de los cánidos. Pese a sus esfuerzos era mas que claro que el culo de Haydee era demasiado grande como para que él hiciera blanco donde se suponía que debía hacerlo así que una vez que se afianzó adecuadamente, fue ella quien a una mano se descubrió por completo las nalgas mientras servicialmente dirigía el extraño instrumento hacia su vulva.
De inmediato las tetas de Haydee comenzaron a moverse al ritmo de las embestidas del lobo-hombre, hacia adelante y hacia atrás y de no ser porque estaba demasiado ocupada aguantando las feroces acometidas de la criatura, le habría hecho gracia el violento bamboleo de sus tetas y como éstas dejaban debajo de si un buen charco conforme escurrían la prolífica corrida derramada entre ellas momentos antes. Entonces la bruja sintió un tirón en su espalda, uno que le hizo respingar y el lobo-hombre arreció en sus acometidas penetrándola con todo lo que tenía para ella. Llegado este punto la criatura respondió con nuevas embestidas rápidas y Haydee comenzó a correrse casi al mismo tiempo que un torrente de esperma hervía dentro de ella, aquello era un manantial de semen que coincidía con su segundo orgasmo ligado a un tercero y final.
Por unos instantes permanecieron ligados en un abrazo antinatural, luego cuando la particularidad del lobo-hombre desistió de su apretado cometido comenzó a liberarse de Haydee, lo que resultó en un chasquido parecido al que hace un corcho al salir de una botella de vino, así sumándose a la humedad fría debajo de sus tetas, un charco de esperma comenzó a formarse conforme éste salía de su vagina escurriendo libre por sus piernas.
El lobo-hombre le lamió una mejilla antes de alejarse rápidamente por entre las lápidas, luego y como dudando un poco se volvió hacia donde se encontraba la bruja y movió la cabeza hacia abajo una vez, alzando las orejas un poco antes de perderse definitivamente entre arbustos y mausoleos. Haydee asintió pues "adiós” era la única seña que había aprendido bien del lenguaje de los lobos.
III-VIII. A partir de ese momento.
En el momento en que Haydee consiguió la forma para vestir de nueva cuenta sus pantalones, en ese instante en el cual todas las cosas vuelven a la normalidad gracias a que el embrujo de las hormonas ha decaído hasta hacerse imperceptible, reflexionó que nada ni nadie la obligaba a enfrascarse en situaciones fuera de control como esa. Ahora y quizás por primera vez en mucho, mucho tiempo era dueña de si misma.
Sabía perfectamente que no importaba a donde fuera o de quien se rodeara, nunca podría escapar de lo que era o había sido o podía llegar a ser, nadie incluyéndola tenía un poder para algo así no obstante, creía en lo profundo de su alma que ya era tiempo de ponerse un alto radical antes de hacer algo por lo cual pudiera en verdad arrepentirse y no se refería al hecho tener escocido el coño por un par de días sino mas bien, al pavoroso trance de concebir estupideces por el simple gusto de llevarlas a término.
Le habían dado una segunda oportunidad y no creía que ésa circunstancia mereciera ser tomada a la ligera, esa misma noche abandonaría la ciudad quizás para siempre o por un par de semanas cualquier cosa a partir de ese momento estaría a discusión.
Una vez en el auto eran casi las 2 AM y la calefacción no acababa de funcionar del todo, mentalmente repasaba el inventario de artefactos que a lo largo del tiempo había acumulado y que ahora eran tanto parte de la caótica decoración como constituyentes fundamentales de su piso y sin los cuales mucha de su magia no sería posible. Es por ello que repasaba hasta donde le era permisible que podría necesitar y que artificios le eran un tanto y cuanto prescindidles; que libros habría de empacar en el auto, cuales eran demasiado peligrosos como para exponerlos a un viaje prolongado y que cosas no podía siquiera considerar mover de su sitio. Debía pensar muy bien su actuar pues a cada momento venían a su mente toda una pléyade de fatalidades consecuencia de un descuido, de un polvo fuera de su sitio, o de un entrometido, como aquel que pese a la gran distancia alcanzaba a divisar fuera de su edificio montando guardia en la oscuridad.
De improviso un horror como nunca antes había sentido burbujeó en sus entrañas, así y de pronto un fuerte dolor en el pecho que le obligó a asirse al mando del auto con desesperante angustia se esparció en la forma de trece agujas que al rojo le cortaron la respiración. Entonces es un momento de lucidez y antes de estrellarse contra el edificio alcanzó a frenar, luego y cuando se hubo convencido de que nada la había herido y que aquel dolor no era mas que producto de su imaginación miró por encima del mando del auto y al reconocer en aquella figura velada apenas por la oscuridad a un horror familiar comenzó a temblar... Bajo los fanales del auto la sombra adquirió facciones de mujer y su ropa la textura de cuero negro, pero sobre todo y a la distancia Haydee pudo distinguir claramente en su rostro una cicatriz que no obstante de haberla visto tan solo dos veces en su vida sabía perfectamente a quien pertenecía, aquella mujer era su asesina la llamada Ahiphi el sicario free lance.
III-IX. La vanidad de un sicario.
Paralizada hasta la nausea, embebida en una inactividad muscular que le era por completo ajena, la bruja se vio obligada a observar con horror como el sicario se acercaba al auto al tiempo que lentamente sacaba las manos de dentro de la gabardina, en ese momento un miedo primigenio le advirtió que tras esos tatuajes bizarros no podría existir nada bueno y el miedo cedió su lugar al odio.
Ella sabía que su muerte era un asunto de negocios, aquella extraña india con tatuajes solo había hecho su trabajo y no podía culparla por ello sin embargo, como un ángel de la muerte se le aparecía una vez mas cuando estaba decidida a darle un curso diferente a su vida... igual que la ultima vez. Así y por un momento, abandonó el auto, la oscuridad desentrañada por los faros del chevy y volvió a su piso, a la bañera fría a mitad de una habitación en silencio, a la botella de whisky vuelta añicos en el muro y a esa sensación en la boca del estómago que irreductiblemente le recordaba que a pesar de todo seguía enamorada de Tarja¡ y eso como ninguna otra cosa la hizo enfurecer.
Con una fuerte proyección mental el parabrisas del auto salió proyectado hacia el sicario y la bruja saltó fuera del chevy lista a arrojar sobre la india todo el cúmulo de maldiciones y post-efectos mágicos que le vinieran a la mente justo en el instante en que ésta se deshacía de la gabardina mostrando sus manos desnudas evidenciando al mismo tiempo su completa ausencia de armas, entonces en un escenario imposible se arrodilló humildemente frente a la bruja.
De todos los tablados permisibles, aquel en el cual su asesina se ofrecía servilmente para su sacrificio nunca había figurado en la nebulosa alcohólica de Haydee y por ende aquel incomprensible escenario la llenó de desconcierto. Olvidándose de la espiral anatemita que pretendía volcar sobre el sicario, la bruja se decidió a hablar puesto que aquella no mostraba signo alguno de salir de su cuadro autoinmolario.
-Acabo de joder el parabrisas de mi auto, no me des una razón adicional para matarte que coños quieres?.
-Requiero de tus servicios.
-Que no te engañen... que mierda quieres carajo¡.
-Vine a ti sin armas, solo yo... no se de nadie mas y mucha gente necesita ayuda.
Aún no lo entendía del todo pero desde su resurrección Haydee tenía esa especie de “responsabilidad moral” cuando se trataba de cosas que podían resolverse si es que alguien hacia algo al respecto. Solo sabía que si algo podía hacerse, entonces algo había por hacer, de donde cobraba tamaña estupidez o como iba a librarse de ella era algo que la sobrepasaba, nada mas le era imposible voltear la cara a los problemas fuesen propios o ajenos, sería esa la verdadera razón por la cual pretendía huir de la ciudad?, en el fondo temía que derrumbar una iglesia aunque corrupta podría traerle problemas?, acaso esa jovial condición agnóstica comenzaba a desvanecerse como si fuese un efecto secundario producto de su resurrección?.
-Levántate ya maldita sea, antes de patearte el trasero quiero saber exactamente que quieres de mi y por que se supone que habría de ayudarte?.
-Existe una leyenda en mi raza, tan antigua que ya nadie la recuerda y quien si, lo hace pero no en nuestra lengua sino en la del blanco... yo la aprendí cuando era niña y hasta donde sé era la última que la conocía. Nunca creí que fuese cierta pero ahora se que es real, pon atención porque solo voy a decirla una vez:
-Have you heard about a girl who ripped up by her roots... Was a flower, so frail she let the trees grow wild around her. Grew so high, hid the sky shaded everything she needed to see. Then one night, someone came took a knife and ripped up her roots, tossed astray, fay way.
-Y eso que?.
-Have you heard, what she learned?, like humility, you win when you lose.
-Y la gente?, mencionaste que necesitaban ayuda, francamente tu y tus leyendas me importan una mierda así que o aclaras esto o ya puedes largarte por donde viniste, tengo el trasero congelado y no es cosa que te importe pero necesito una ducha con urgencia.
-Aún no he terminado, escucha. Hace un par de semanas un cartel me contrató para eliminar a cierto competidor, en realidad debía descubrir quien estaba distribuyendo una nueva droga sin su autorización, matar a todos y de ser posible quedarme con el producto para su expansión.
-Así que mataste a todos...
-That’s right... pero vi lo que hacía el Ravine, el estado de la gente, de los adictos a la introspección y recordé, entonces seguí por mi cuenta porque el Ravine es mi leyenda.
En ese instante Haydee notó cuan enfática había sido el sicario respecto a considerar aquella cosa llamada Ravine “su propiedad”, para ella era claro que el hecho de que alguien estuviese haciendo dinero con un asunto privado sobrepasaba y con mucho la denominación de ofensa o es que había algo mas?.
-Entonces esto que llamas Ravine, que es y que le hace a la gente, quien está detrás de todo esto?.
-El Ravine es una raíz dada a aquellos que van a ser arrancados de las propias... el Ravine te lleva hacia la introspección para aprender lo que es la humildad en el momento en que lo pierdes todo, pero eso es solo una parte... alguien ha de venir por ti para arrancarte de tus raíces y arrojarte fuera del camino de otra manera no aprenderías nada. Mirar la textura de tu alma desde un risco es muy tentador, por eso la posibilidad era restringida pero ahora donde hubo uno hay decenas y pronto habrá cientos... de consumidores adictos. Según sé antes de probar la raíz debías entregarte a tu tótem y abrazarlo y el te abrazaría antes de caer hacia el vacío pero nadie esta ahí para ellos, nadie los protege y él les roban su alma.
-El distribuidor.
-Si... él los saca del camino pero no le tiende la mano a ninguno, se queda con su alma y quiero detenerlo, pero antes de decirte su nombre he de enterarte que es “algo” que no se puede matar por eso acudí a ti.
-Ajá ahora veo que es personal... –espetó irónicamente la bruja -Así que es por orgullo profesional vamos, por que no pudiste matarlo?.
-No soy un shaman.
-Entonces ya te la pellizcaste porque yo tampoco... no se si lo sepas pero en general las brujas no tienen un tótem protector y yo mucho menos así que ve con tu gente o lo que sea porque no se nada de animismo y no voy a ser cómplice de asesinato solo por resarcir en parte tu jodida y humillada vanidad de sicario.
-Olvidas a la gente?.
-Si deciden drogarse pues que asuman su riesgo porque cada cual es dueño de sus actos, tienes que inventar algo mejor.
De pronto el sicario se dio cuenta de su situación pero sobre todo de cómo había tolerado estoicamente el tono de aquella mujer, la misma que hacía unos meses había considerado tan solo como un objetivo y que no obstante ahora y sin tener realmente una razón para ello no solo soportaba sino por el contrario sentía la imperiosa necesidad de respetar. Estaba segura que en otro momento no habría tolerado siquiera que ese pedazo de basura le dirigiera la palabra, le habría cortado la cabeza de un tajo arrojándola en el mejor de los casos a un contenedor de basura pero ahora... que había cambiado en ella?.
-Sabía quien eras y por eso vine a verte, aunque no elegiste y ningún espíritu animal te eligió conoces los caminos de la magia y el mundo espiritual y eso es suficiente para combatir pero no para resistir a la tentación... hace falta un instinto sexual altamente desarrollado y creo que tu lo tienes de hecho estoy segura.
-De que coños hablas?.
-Quien está coleccionando las almas de los adictos al Ravine es un súcubo, le conocen por “el demonio” pero su nombre es Daisy Helnwein...

CONTINUARA... en cuanto sepa hacia donde va esta historia... mientras tanto lee Daisy Helnwein, el demonio de Straldsun.
el autor
Datos del Relato
  • Autor: nunlex
  • Código: 6742
  • Fecha: 24-01-2004
  • Categoría: Fantasías
  • Media: 5.03
  • Votos: 40
  • Envios: 2
  • Lecturas: 3258
  • Valoración:
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