He oído esa leyenda, desde que tenía 16 años... Siempre había pensado en ir a buscar a aquellas..."hadas". Y ver si la leyenda verdaderamente existía, y todos en el pueblo donde vivía, se reían de mí...

Siempre les advertí de que iría y tocaría el cielo, como decía la leyenda. Que las hadas me amaran y quedarían sometidas a mí. Ese era mi deseo... Que todas las hadas del sexo queden sometidas a mí. A mi merced...

Según la leyenda, existían ocho distintas hadas, en ocho distintos lugares... Ellas siempre te pondrán pruebas para evitar que puedas tocarlas... Pero si logras completar la prueba, estas deberán mostrarte el cielo y quedar sometidas a ti, como su nuevo amo y señor. Eso me excitaba de sobremanera.

El último hombre que salió a buscarlas... fue el marido de la señora Esmeralda. Una señora muy querida en el pueblo, ella trabajaba en un boutique... pero si marido siempre fue tachado como un hombre alcohólico y totalmente fuera de sí... Y cuando él nunca volvió, empezaron a decir ciertas barbaridades de él...

Ciertamente el ir a buscar a las hadas, no lo hace cualquiera... por esa razón, me llevo preparando meses y meses... Junto a mi linda y sexy ayudante. Mikaeri, mi hermana melliza. Ella está tan interesada como yo, insiste tanto en ir...

Mi hermana Milagro, siempre fue como una perra. Pero no cualquier tipo de perra...

Era algo parecido a la perra faldera de su hermano.

En el pueblo somos conocidos como "el amo que saca a pasear a su perra". Y en cierta parte es verdad. Ella es una perra total que nunca sale sin su amo. Ella hace lo que sea por mí. Ella piensa que su vida soy yo... y se vuelve histérica si no está conmigo... es muy dependiente.

Ella será mi acompañante y no ayudante en todo.

Esa tarde partimos. Exactamente a las tres de la tarde... Mikaeli llevaba una mochila con suministros de comida, y yo otra con una carpa y unas bolsas de dormir...

Este sería un viaje largo...

Cuando el sol se metió, armamos la carpa en un pequeño campo... habíamos recorrido un gran camino... pero aún no habíamos llegado ni a un cuarto del viaje para encontrar a la primera hada.

En medio de la noche, cuando Mikaeli estaba cenando, me metí la carpa... no tenía sueño, pero si estaba bastante cansado por el viaje... Cuando me acosté, no pude evitar pensar en las hadas, como serían ellas y el sexo desenfrenado que tendríamos... Pronto, estaba sobre mi bolsa de dormir, haciéndome una paja nocturna...

Me imaginaba a las hadas, con cuerpos voluptuosos y grandes curvas...

-Hay, ya apague el fuego y guarde todas las cosas... -Mikaeli quiso entrar a la carpa, pero se quedó a mitad del camino cuando me vio con una terrible erección fuera y yo jadeando mientras me la jalaba. Notaba su mirada fija sobre mi pene y su leve brillo, entonces reí.

-Si tantas ganas tienes de chuparla, chúpala... -la jale del cabello y la atraje hacia mí, acariciando sus mejillas -Maldita perra... la perra de su amo ¿Verdad Mikaeli?

-No... no soy una perra... soy tu hermana... Jay... -la calle con una fuerte cachetada y apreté con fuerza sus mejillas, con mi mano derecha y con la mano izquierda, le daba pequeños golpes en su cien.

-Así no se le había a tu amo, perrita...

-Jay... -Volví a cachetearla y me reí al verla llorar.

-Soy tu amo... Repite...

-E... eres mi amo -sollozo.

-No te escucho.

-Eres mi amo...

-El amo que te domina y tiene control sobre tu cuerpo.

-Sí, eres mi amo.

-Deja de llorar. No me gustan las chillones... -la solté y tome nuevamente su cabello -Ahora, híncate y hazme una mamada como la buena perrita que eres...

-Si amo...

Mikaeli se hinco frente a mí, y comenzó a lamer la punta de mi pene. Poco a poco se metió más y más mi miembro. Podría escuchar los ruidos de su boca y el leve chapoteo que daba su lengua casa vez que succionaba.

La carpa de llenaba de jadeos y chapoteos.

Fui levantando la blusa de Mika, y la tome del cabello, otra vez, levantándola, para que está me mire.

-Te voy a coger tan fuerte, que terminarás sin recordar tu nombre... y tú como la perra que eres... vas a gemir. ¿Entendido? -ella asintió, mientras no mano de paseaba por sus pechos, apretujándolos -Desnúdate...

Mikaeli sin dudarlo ni un instante, se desnudó, haciéndome sonreír con superioridad.

-Ponte en cuatro -ella se tiro y a puso en la posición indicada. Levanté mi mano, y azote su nalga derecha, luego la izquierda y comencé a hacer un vaivén de nalgadas, haciéndola gritar cada vez más fuerte. Termine con sus nalgas rojas y su conchita totalmente mojada -Mírate perra... ¿Te excita que te esté golpeando?

-Si amo... Haga de mi lo que sea... Soy suya...

-La perra entregada te dicen... -amase su culo y abrí sus nalgas, frotándome -Recuerda, tu como perrita... debes gritar -entonces me enterré en su linda conchita y comencé a penetrarla sin cuidado. Sus gemidos eran fuertes, y demasiado excitantes. Su vos chillona, pero suave y su obediencia me demostraban la buena perra que era -¿Te gusta perra? Dime cuando lo disfrutas... maldita perra...

-Ah, ah... mi amo... folleme más... ME SIENTO EN EL CIELO... CÓJASE MI CONCHITA COMO GUSTE -me reí de su incredulidad, era tan patética.

Luego de un rato con las embestidas, me corrí y la llene de mi esperma. Esta gritó como si de un perro en celo de tratase, y quedó desplomado sobre su bolsa de dormir.

-Más de vale levantarte temprano mañana y tener el desayuno listo para cuando me levanté.

-Si amo, como ordene mi amo -susurro y cerró los ojos.

Al mismo tiempo, me acosté yo, pensando en que mañana sería otro día, y mi aventura debía seguir... Tenía ganas de cogerme a esas hadas... y haría lo que sea por dejarlas a mi merced...