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Categoría: Dominación

Haciendo la prueba pendiente I

El miércoles en la noche me había reconciliado con mi novio, concluimos aquella noche, que yo sería su puta obediente, si lo hacía bien volvería a ser su novia, pero si lo hacía mal tendría que conformarme sin reclamar. Ese fin de semana hicimos nuevamente el amor, muy rico, pero digamos nada nuevo. El tampoco mencionó nada de mi papel de putica. Claro era un juego entre los dos, nada más.

Entonces este viernes salimos a tomar con amigos, llegando muy tarde en la madrugada, por lo que quedamos en vernos en su apartamento el sábado, mis padres iban de viaje, entonces fui a dejarlos temprano al terminal, ya habían comenzado mis vacaciones de fin de año y pude irme con ellos, pero les mentí, dije que aún tenía que trabajar un par de días la semana siguiente, en realidad lo que quería era quedarme con mi novio y también ir a la boda de una amiga. En fin, de regreso llegué al apartamento de mi novio, todavía no era mediodía.

Enseguida me hizo pasar, me dijo “entonces, te acuerdas de lo que hablamos” yo dije “bueno, si aquí estoy” el siguió “no, lo que hablamos el miércoles antepasado”. Le respondí con algo de vergüenza “si, que estoy a prueba”, dijo “si, pero que más?” yo respondí “que tengo que portarme como una zorrita” entonces el dijo “exacto, tienes que ser una puta obediente”. La palabra puta me parece muy fuerte, aún cuando sea jugando, me siento un poco ofendida con eso. Pero yo había aceptado el juego entonces no tenía porque quejarme.

Sin más, aún en el recibidor del apartamento, el me dice “bueno, hoy te voy a poner a prueba, si sales bien, todo queda olvidado, si no, ya veremos que me ofreces” esas palabras me produjeron sentimientos encontrados, por un lado, molestia, pienso no tiene que tratarme así, por otro lado una excitación tremenda. En verdad, esa forma de dominación que el a veces ejerce sobre mí, me excita tremendamente. Sólo es en el sexo, el resto de nuestra relación es normal, el es sumamente amable y cariñoso.

Entonces pregunté “bueno y que tengo que hacer” el dijo (mientras me abrazaba agarrándome fuerte de las nalgas, sentí que me recostó esa verga dura, que ya se había parado sin haberlo si quiera tocado, así estaría volando su imaginación) dijo “lo primero, ya que tus padres están de viaje, es que no vas a salir de aquí si no hasta mañana en la mañana, te voy a hacer de todo”.

Ese comentario me hizo suspirar, sentí calor en todo mi cuerpo. En cuanto a gustos sexuales soy más bien sumisa, me gusta que el hombre tenga el control, que me domine, que mande, que exija. No me gusta por ejemplo salir en una cita con un hombre y éste no sepa donde llevarme, donde ir, me gusta que el tome en cuenta mi opinión, pero si yo no digo nada el tiene que estar claro para donde vamos, igual me pasa con el sexo, pero mucho más, me gusta que me lleven. Cuando el hombre me domina, de alguna forma me siento libre de culpa, es decir, si me comporto como toda una puta no es porque lo soy, si no porque no tuve alternativa, entonces me siento cómoda siendo sumisa.

He tenido sexo muchas veces con él, pero quedarme toda una noche sólo dos veces, más aún, llegar antes del mediodía y saber que estaría hasta el día siguiente es todo un récord. En esos minutos muchas cosas pasaron por mi mente. En especial, la forma ruda de recibirme, por lo que con tanto tiempo disponible, estaba segura que no todo sería romance, que habría mucha lujuria y maldad en aquel encuentro. Que su forma de recibirme era una advertencia, su forma de pedir permiso para “abusar” de mí.

Entonces él siguió “bueno, entonces, te vas a quedar hasta mañana?” yo dije “si amor” el siguió “vas a ser una puta obediente?” yo dije “si claro” el continuó “vas a aguantar las ociosidades que pienso hacerte, sin protestar” yo asentí. El siguió “quiero que estés clara que hasta mañana no serás mi novia, no esperes consideración de mi” entonces yo seguí el juego y respondí “si amor, ya sé”.

El me dijo entonces “ponte de rodillas, quiero que me lo mames, que te lo metas hasta la garganta”, fue tan tosca la forma de decirlo, que me asusté un poco, pensé este juego de pronto será muy fuerte. No me gusta ofrecer o comprometerme con algo para luego echarme para atrás. Pensé en el sexo anal, en el cual soy bastante inexperta, ya no virgen por allí, pero aún inexperta, la última vez en ese momento, había sido hace meses, pensé, este me va a pedir el culito y seguramente me dolerá mucho.

Entonces le pregunté “amor, yo sé cuál es mi papel hasta mañana, pero si hay algo que en verdad no me guste o me cueste mucho, voy a tener que hacerlo?”, seguí “papito, quiero jugar y complacerte, pero no quiero que te enojes si pasa algo así” entonces el me dijo “bueno, si hay algo que no toleres en verdad, por lo que sea, dices me rindo y entonces yo paro, pero espero que no estés diciendo me rindo a cada rato” yo me sentí más aliviada, respondí “claro que no, voy a hacer lo que me pidas, pero así jugamos mejor no te parece?” el volvió “pero te advierto, si dices cualquier otra cosa, no voy a parar, sólo cuando digas me rindo” yo asentí.

El puso su mano en mi cabeza, un gesto que ya he aprendido, quiere decir tengo que mamárselo. Me arrodillé, bajé su pantalón y ropa interior. Salió a relucir aquel pene, parado, duro y brillante. Sentí su olor y como siempre cerré los ojos y lo introduje en mi boca hasta donde no pude más. Comencé a chupar, mientras acariciaba las bolas con una mano. El dijo algo como “hay putica, que rico que mamas, vas a mamar más que nunca este sábado”. Yo seguí dándome un banquete, lamiendo aquella verga dura que tanto me ha hecho gozar.

Mientras mamaba me iba excitando, es increíble como una situación puede calentarla a una sin que ni siquiera la acaricien. Entonces me ordenó que me quitara la ropa, que me quedará sólo con el hilo dental. Me desvestí rápidamente y me quede sólo con la diminuta prenda. Me indicó que caminará hasta la cocina así desnuda.

En la cocina me apoyé en el mesón, dándole la espalda, el me indicó que abriera las piernas, comenzó a acariciarme la cuquita desde atrás, mientras me besaba en el cuello y a veces en la boca, sólo colocó mi pantaletita de lado sin quitármela.

Yo estaba muy húmeda, ese ruido Sh, sh, escapaba de mi boca, entonces allí, me dijo “cierra los ojos, no los vayas a abrir por nada o te castigo”.

Escuche la nevera, luego, sentí algo frío en mis nalgas, di un salto e instintivamente volteé a mirar. El me regaño, me dijo “te dije que no abrieras los ojos, qué paso” yo me sonreí le dije “fue sin querer” el se quedo serio y me dijo, “ya vengo, quédate allí”. Me percaté entonces de la ventana de la cocina, daba a otros edificios que estaban lejos, pero me sentí que podían estar observando, tal vez si, tal vez no.

De regreso, el trajo unos tapaojos, como un antifaz, pero no permite ver, me lo colocó, luego, sentí su lengua lamiéndome la conchita desde atrás, también la pasaba por mi culo. Aunque muchas veces cierro los ojos de placer, es distinto estar sin poder mirar, no sabes que es lo que te viene. Parece que los otros sentidos se agudizaran.

Nuevamente sentí el frío en mis nalgas, era un hielo que el pasaba por mis nalgas y por la rajita. Uf era desesperante. Luego, me coloqué con las manos sobre una silla y el culo parado y piernas abiertas, el siguió lamiendo y chupando, yo estaba ya gimiendo y cerca del orgasmo. Entonces paró un segundo y escuché nuevamente la nevera.

Volvió a mamarme y sentí nuevamente el hielo frío, está vez, lo introducía por mi vagina, al principio sentí muy frío, casi el hielo quema de lo frió, pero luego, me adapte a la situación, aunque sentía el frío por dentro menos intenso.

Así siguió mamando, no pude sostenerme más de pie y quede de rodillas con los antebrazos aboyados en la silla (básicamente en 4 patas). Casi acababa cuando el paró.

Entonces sentí el pene en mis labios, abrí la boca y comencé a mamar, sin verlo, ya que tenía los ojos tapados. Un minuto después el me clavó así en 4 patas. Sentí agua salir de mi cuerpo, ya no fría, más bien tibia, el liquido bajó por mis muslos en el momento que me penetró.

Comenzó a bombear y yo a gozar, luego, pasaba un hielo por mi espada, mis muslos y mis nalgas, una sensación de escalofrió con placer me invadía, comencé a sollozar de placer.

Cuando el hielo se hizo más pequeño, entonces lo puso en mi ano, comenzó a empujarlo poco a poco, pero el frío hizo que mi esfínter se contrajera, no entraba. Entonces el empujó con más fuerza y el hielo se introdujo en mi culo, sentí dolor, di un gritito, el dijo “te duele?” yo dije “un poquito”, entonces siguió bombeándome, yo bajé la mano para acariciar mi clítoris y sentir más.

Unos minutos después, otro hielo recorría mi cuerpo para ir a parar donde estaba el otro, dentro de mi culo, fue algo similar, presionó hasta introducirlo, esta vez, creo que estaba más excitada o no sé porque, mi culo opuso menos resistencia. Luego, me vine intensamente, tuve un respiró y de nuevo me vine. En el ínterin el introdujo un par de hielos más, un poco más grandes pues no se habían derretido tanto.

Finalmente estaba allí en 4 patas, con 4 hielos dentro de mi recto, el se sentó en la silla, me guió (ya que yo estaba a ciegas) y comencé a mamarlo de rodillas. Sentía el culo por dentro hecho agua y frio. Supongo los hielos se derritieron. Era una sensación nueva para mí.

Lo que voy a decir, tal vez suene un poco feo, pero así fue, sentí unas ganas intensas de ir al baño. Me quité los tapaojos y traté de incorporarme. Este hombre me pregunta “a dónde vas?” respondí “al baño, es que tengo muchas ganas”, el muy sádico dice “no, mama un rato más, aguanta” entonces volví de rodillas a mamar, me sentía desesperada. Entonces mame ese pene chupando mucho y pajeandolo un poco con la mano, quería hacerlo acabar. De verdad me sorprendió un poco que hubiera aguantado tanto, siendo que era el primer encuentro. Tal vez no estaba tardando tanto, pero yo, con cada segundo, sentía que no podía aguantar más.

Entonces le dije “hay amor, no aguanto más” el respondió “cómo se dice?” yo volví “papito por favor, me voy a hacer aquí, ya no aguanto” el volvió “cómo se dice?” pensé que quería que le rogara. Dije “te lo ruego amor, por lo que más quieras”. Yo sentía escalofríos. Estaba muy nerviosa de pensar que me podía hacer allí. Entonces el dijo “bueno, te voy a perdonar por esta vez, pero la próxima no” yo no entendí, el siguió “acuérdate, cuando no aguantes tienes que decir me rindo”, entonces yo dije desesperada “me rindo, me rindo” y me paré corriendo al baño.

Al salir del baño el ya no estaba en la cocina, si no en el cuarto. Entonces acostado boca arriba me pidió que volviera a mamar. Mientras se lo mamaba dijo “bueno, vas más o menos en la prueba, ya te rendiste la primera vez y ahora es que te falta”. Yo no dije nada. Me dijo “te voy a exigir tanto que de pronto no pasas la prueba”. Me sentí un poco contrariada, cuando estoy bien excitada esos comentarios no me molestan, más bien me gustan, pero ya relajada y después de lo que había pasado sentí deseos de parar el juego. Entonces él me preguntó “estás molesta?” yo dije “no” el siguió “menos mal, porque debe ser muy malo tener que mamar estando molesta”.

Si te gustó regálame tus comentarios, luego seguiré contando.

Paty
Datos del Relato
  • Autor: Patricia
  • Código: 19465
  • Fecha: 21-01-2008
  • Categoría: Dominación
  • Media: 5.15
  • Votos: 48
  • Envios: 1
  • Lecturas: 2181
  • Valoración:
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1 comentarios. Página 1 de 1
MANU
invitado-MANU 23-01-2008 00:00:00

MUY BUEN INICIO, ESPERO QUE LOS DEMAS ESTEN IGUAL O MEJORES QUE ESTE, SIGUE ASI.... ME GUSTARIA ALGUN DIA PODER CHARLAR CONTIGO...

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