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Hace tiempo que quería follarme a un maduro

Estoy muy nerviosa y muy mojada. Tumbada con las piernas abiertas y boca arriba, en una cama con un espejo encima, en el que me estoy viendo reflejada. Llevo una minifalda vaquera tan corta que si abro las piernas se me ve el chochito. Por encima una camiseta blanca de algodón, de manga corta. Muy, muy ajustada, es dos tallas menos que la mía y tengo una 100 de sujetador. La tela se estira a la altura de los pezones, de pura presión, volviendo ese trozo de tela más fina y transparente. En el espejo también veo reflejado un libro negro sobre la mesilla, con cuatro rayas de coca pintadas en el lomo. Al lado un billete hecho un turulo. Giro sobre mi misma y dirijo mi cuerpo hacia la droga, con esto me siento capaz de ser todo lo cerda que yo quiera. Mi cuerpo toma las riendas y mi coño es el que manda. Me siento libre para hablar, actuar y follar como una auténtica zorra.

Me meto una raya por cada agujero de la nariz y me levanto de la cama. Voy descalza por la habitación hasta la zona del comedor, donde hay una nevera mediana. Saco una lata de Mahou verde, y salgo a la piscina que tiene la suite. Es pequeña será de tres metros por dos. Y está rodeada de un alto muro por dos de sus lados, los otros dos lados son escalonados, de manera que te puedes sentar y sumergirte solo a medias. Sigo recorriendo la estancia y entro en el cuarto de baño. Tiene un inmenso jacuzzi redondo. Está situado justo enfrente de un enorme espejo de pared. La iluminación tiene varios modos, hay uno más tenue que deja un ambiente muy acogedor, muy para follar…

Hablando de follar, queda una hora para que llegue el viejo. Es la primera vez que quedamos. Llevamos un mes diciéndonos cerdadas por una aplicación. Y por fin, a base de vídeos muy cerdos, con mis dos enormes tetas siempre muy presentes, he conseguido que se la juegue a su mujer y venga a follar conmigo. Soy “su niña mala” y él es “mi papi”.

Me acabo la lata de Mahou y me abro otra. Ya estoy empezando a ponerme muy cerda. Mi cuerpo va tomando la voz cantante. Noto cómo se me va humedeciendo el coñito. Me acerco a la mesilla y me meto las dos rayas que quedan. Está a punto de sonar la puerta. Estoy nerviosa pero gracias a las dos rayas puedo concentrarme mejor en mi papel. Llaman a la puerta de la habitación. La abro la puerta y ahí está. Es como había imaginado, el típico hombre repulsivo que no me habría tirado en la vida. Es tipo Torrente. Bajo, con barriga, gafas de culo de vaso, con el poco pelo que le queda gris y grasiento… Pero desde que descubrí a mi parte depravada, estaba deseando ser follada por un tipo así. Un viejo verde. Poco atractivo físicamente y con muchas ganas de follarme. Eso buscaba, y eso tengo delante de mío.

Como se ha tomado la viagra hace media hora, viene ya empalmado. Según entra me abalanzo contra él.

–          ¡Papi!-, le digo mientras le rodeo con mis brazos y le restriego las tetas por el pecho.

–          ¡Hola cielo!-, me dice mientras, con las dos manos muy abiertas, aprovecha el abrazo para sobarme bien el culo y darse cuenta de que no llevo bragas.

–          ¡Qué bien que estés ya aquí, tenía muchas ganas de que llegaras!-, le digo.

Entonces le beso en la boca de la manera más cerda que sé. Saco la lengua y la paso por encima de sus labios. Luego la dejo en la entrada de su boca, para que tenga él que sacar su lengua, y jugar a chuparnos los hocicos como perros en celo. Mientras nos besamos apasionadamente, llevo mi mano a su paquete, y tiene la polla como una roca. Me agacho a chupársela. Llevo soñando semanas con este momento. la saboreo de mil maneras, deprisa, despacio, de abajo a arriba, metiéndomela hasta la arcada… Quiero sentir ya su leche caliente en mi boca. Necesito saber que está loco por mí.

–          Dame tu leche papi, la necesito ya. Luego me darás más, pero te lo suplico, llevo soñando con este momento muchas semanas…

Y el viejo empieza a soltar litros de leche como si fuera un caballo. Se corre en mi boca, dentro y fuera. Tiene leche para borrarme la cara con ella. Y mientras se la sacude en mi cara, gime gritando como un poseído. Menos mal que estamos en un picadero. En un hotel normal, después de esa corrida, nos habrían llamado la atención.

Me meto en la boca la parte del semen que tengo en los labios, para tragarlo todo junto. Estoy en éxtasis. No puede haber nadie más feliz que yo en el mundo. Me dejo parte de la lefa en la cara, a modo de trofeo, y le invito a seguirme para conocer las instalaciones. Recorro la suite contoneándome como una zorra y poniendo voz de niña buena.

–          Sígueme papi, es una habitación muy bonita, tiene muchos espejos… Lo único que vamos a tener que dormir en la misma cama, porque no hay dos.

–          Sí preciosa, vas a ver lo calentita que se duerme con tu papi.

–          ¡Y además tiene piscina papi! ¿Nos bañamos?

–          Claro princesa, lo que tú quieras, ve al baño a limpiarte la lefa de la cara. Yo te espero en el agua. No tardes, tu papi ha planeado este viaje con su niña para conocerla bien. Quiero saber lo guarra que puede llegar a ser mi niña.

–          Ahora mismo voy papi.

Voy al baño. Me lavo de la cara y me quito la camiseta y la minifalda. Me he traído un bikini muy pequeño, lo cogí de la sección infantil. Es para niñas de 10 años. El top justo rodea la parte exterior de mis tetas, creando una especie de balcón de carne y pezones. La braguita deja al aire mi coño y mi culo casi enteros. Me queda perfecto. Resalta mis grandes tetas y mi pequeño culito. Me miro al espejo y me encanta lo que veo. Si ser puta fuera una vocación admitida, yo sería puta de vocación. Creo en el sexo como actividad física que dignifica al ser humano.

Salgo del baño y voy a la piscina con mi bikini de niña de 10 años y mi cuerpo de cerda tetona caliente. El viejo está ya dentro del agua, no lleva bañador y distingo esa polla gorda, dura y tiesa. Al verme, se agarra con una mano el rabo, y me ofrece la otra para entrar en la piscina. Me mira el cuerpo con una cara de salido que me está poniendo muy cerda. Bajo los escalones poco a poco, intentado que mis tetas hagan un suave balanceo mientras me muevo.

–          ¿Te gusta mi bikini papi?, como soy tu niña me lo compré en la sección de niñas. Pero igual me queda un poco pequeño ¿no crees papi?-. Para cuando acabo de hablar, ya estoy enfrente del viejo. Nuestros cuerpos a penas se separan unos centímetro. La punta de su polla roza mi pubis.

–          Pero nena, tienes un cuerpo precioso, y ese bikini ¿te aprieta un poco, a que sí? Vamos a soltar la parte de arriba para que esas tetas preciosas de mi niña floten en el agua alegremente…

Y mientras me mete la lengua en la boca, sus manos rodean mi espalda y me suelta el lazo el sostén. Mis tetas en ese momento salen despedidas del bikini, y se quedan flotando en el agua con los pezones muy duros. Yo las muevo de arriba abajo divertida, me gusta que le salpiquen la cara mientras entran y salen del agua.

–          Uyyy sí papi, mira cómo flotan, cómo saltan de alegría de estar enfrente de la polla de papi, ¿te gustan papito? ¿Te gustan las tetazas de tu nena?

Entonces el viejo agarra cada tetaza con una mano, y se las lleva a la boca chupándolas con desesperación. Parece que no haya visto unas tetas en su vida. Las muerde, succiona, traga, lame… Noto su pollón colocado entre mis piernas. Me pone muy cachonda la imagen, un viejo indeseable comiéndome las tetas, me siento súper cerda. Y me encanta. Me siento la más puta, la puta dueña del universo. Muy poderosa. Mucho. Soy la responsable del placer de un ser humano en este momento. Y quiero llevarlo a la locura.

Cojo su polla con una mano y se la empiezo a menear, mientras él me sigue devorando las tetas como si fueran las primeras tetas que ve en su vida. Me toca hacerme la nena ofendida, aunque ya le haya comido la polla y tragado litros de leche, vamos a seguir jugando a que es él quien me está pervirtiendo. Quiero sentirme obligada a ser una cerda. Quiero jugar a que yo se lo prohíbo y él lo consigue. Así que poniendo cara de ofendida aparto su boca de mis tetas.  

–          ¿Qué haces papi? Yo soy tu nena y esto son cosas de mayores…

–          No te preocupes nena que papi no va a hacerte nada malo. Tú ya eres mayor princesa, ya puedes hacer cosas de mayores, mira estas tetas. Son de cerda cariño, eres una cerda. Y papi te va a enseñar a disfrutar de esas tetas y de ese coñito precioso… Lo hacen muchos papis con sus niñas, ¿quieres que te lo demuestre?

–          Vale papi, demuéstramelo.

Me dice que me va a enseñar a papis haciendo “eso” con sus hijas, que para verlo tenemos que ir a la habitación, donde está la tele. Salimos de la piscina. Él va desnudo totalmente empalmado. A pesar de tener una tripa enorme y llena de pelos, por debajo emerge una gran verga. De las más gordas y largas que yo haya visto nunca.

Me siento junto a él en la cama. Solo me queda la parte de abajo del bikini. Tengo el coño y el culo al aire porque no me cubre nada, pero el viejo insiste en que con el bikini mojado no me siente en la cama, que mejor me lo quite.

Estamos desnudos en la cama, y reflejados en el espejo que hay encima. El viejo enciende la pantalla, se tumba y me invita a recostarme junto a él. Me rodea con un brazo y yo quedo con las tetas y el coño pegados al costado de su cuerpo. La cabeza recostada en su hombro. Entonces coge un mando de la mesilla y enciende la pantalla. Aparecen un montón de títulos, uno debajo de otro. El viejo selecciona uno y empieza la película. En ella, un padre y su hija, follan de todas las maneras posibles, una y otra vez. Por supuesto la niña, que lleva coletas y un baby, al principio es reticente, pero una fuerte comida de coño que le propina su padre, la hace estremecerse, ponerse muy cerda y suplicar a su padre que se la folle.

–          ¿Ves cariño? A todas las niñas les gusta que su papi les de placer, aunque al principio no quieran. Sobre todo les gusta a las niñas más guarras, ¿a ti te está gustando cielo?

Acto seguido me pasa un dedo por la raja del coño, de lado a lado, y comprueba que se le ha mojado.

–          Mmmmm… yo creo que estamos ante una auténtica niña mala, pero mala y cerda de verdad. ¿Te gustaría follarte a tu papi cerdita? ¿Te gusta que te toque ahí abajo tu papi guarrilla?

Que me hagan este tipo de trucos, para intentar engañarme, me pone mucho. Me excita pensar que no estoy decidiendo YO ser cerda, YO estoy siendo engañada y no había manera de escapar. YO no soy dueña de mis actos y por tanto, tampoco soy responsable de ellos. Es la jugada perfecta. Me hace sentirme muy libre.

–          Uy papi, sí, me da mucho gustito… ¿Tú también tienes un trozo de carne alargado y gordo para tu nena como el papi de la película?

–          Claro cariño, el de tu papi es mucho más gordo y largo, porque tu papi te quiere más que el de la película a su hija…

Y agarra con su mano una auténtica morcilla gorda y a punto de estallar. Ven cariño dale un besito. En ese momento bajo la cabeza hasta tener la boca a la altura de su capullo. En dos sacudidas empieza a soltar chorros de lefa de nuevo. Intento que todo me entre dentro de la boca, pero el viejo ha perdido el control de su manguera y me inunda los ojos, el pelo, la barbilla… Cuando ha terminado me coge el mentón con la mano que no sujeta su polla y me dice:

–          Cariño, yo sé que quieres que te traten como a una mayor, y yo te he traído regalos para darle ese capricho a mi nenita. Son cosas que no podrás tener fuera de esta habitación. Todos los vicios del mundo a disposición de mi niña mala y viciosa.

Me siento en la cama, con toda la cara llena de lefa. Él tira sobre la cama tres paquetes de regalo y uno de klinnex. Me aparto el semen de los ojos mientras él se sienta detrás mío. Me soba las tetas con ambas manos. Abro el primer paquete. Hay una botella de tequila con un limón y sobrecitos de sal.

–          Tenemos que brindar por encuentro nenita mía…

Abro el siguiente, más pequeño. Es un vestido de vinilo negro, lo estiro en la cama para verlo bien. Es muy pequeño, de tirantes y muy pegado. Solo tiene tela por la parte de delante, la de detrás está hecha con tiras finas de vinilo negro. Tiene pinta de que me va a quedar muy bien, me estoy mojando solo de imaginarlo. Oigo al viejo relamerse cuando pongo el vestido sobre la colcha, empieza a apretarme las tetas con más fuerza y comienza a lamerme la oreja derecha.    

En otro paquete, muy pequeñito hay un gramo de farlopa y un par de éxtasis. Quiere drogarme el cabrón, para poder hacer conmigo lo que quiera.

–          ¿Y esto qué es papi? Nunca he visto algo así… Le pregunto con la droga en la palma de la mano.

Él cierra la mano en torno a la droga y me dice que me explica los regalos en el salón de la suite. Me pide que me ponga el vestido, y así mientras, él sirve dos tequilas. Me pongo el vestido y me miro al espejo de la pared. Soy realmente una zorra de primera. El vestido me emputece y me siento muy puta.

Voy al salón, me siento en el sofá y brindamos. El tequila me entra como el fuego por el esófago. Nos tomamos otro. Y otro. Y otro. Yo ya estaba un poco borracha cuando él llegó y ahora noto que estoy borracha de verdad. El viejo también lo ha notado y me dice ha traído la farlopa para cuando me sienta muy borracha. Es lo que hacen las putas de verdad. Y a mí me va a venir bien. Tengo muchas ganas de follar, no quiero irme a la cama a dormir la mona. Me pone una raya, le pido que me pinte otra. Me llama viciosa y me mira relamiéndose mientras yo me drogo.

Yo me noto resurgir, se me ha ido el mareo, el atontamiento, y me siento más cerda que nunca en mi vida. El viejo me está drogando para abusar de mí. Los dos sabemos que no es necesario porque estamos aquí para eso, pero pone que se preocupe de que yo esté por la labor. Le comenté mi necesidad de sustancias para poder ser cerda, y me ha traído de todo. Hasta dos éxtasis.

Cuando levanto la cabeza de la mesa, después de meterme la segunda raya, me encuentro con esa polla dura y gorda en la cara y se la empiezo a comer. Con más ganas y más cerda que cuando ha entrado. La escupo para que resbale bien, y me restriego la cara sobre ella para empaparla de saliva. Le empieza a salir líquido preseminal. Miro hacia arriba y veo sus ojos mirándome fuera de sus órbitas. El resto de su cara la tapa una tripa gorda, y llena de pelos ya canosos. Creo que me muero de placer. Entonces, separa mi boca de su rabo y me mete uno de los éxtasis en la boca. Acto seguido, sirve un tequila y me lo da a beber. Me obliga a bebérmelo de un trago y después me vuelve a meter la polla hasta la campanilla.

–          Mmmmm nena, ahora vas a saber lo que es ser una cerda de verdad. Vas a pasar de niña buena a puta de tu padre. ¿Quieres puta?

–          Clmmmarrmmmoo qgggmmmueee ssgggmmmggggmmssiiiii, le contesto mientras sigo tragándome su polla entera.

Vamos a la cama cerda. Vamos, levántate del suelo perra. Me dice mientras me mira con la cara de depravado más salida que he visto en mi vida. Me noto como en un globo de felicidad, debe ser el éxtasis, y me late el coño con fuerza. Me tumbo boca arriba en la cama. Con las piernas muy abiertas.

Entonces el viejo, mete su cabeza entre mis piernas y me hace una comida de coño de las mejores que me han hecho en la vida. Mi coño chorrea litros. Yo me retuerzo presa de los latigazos de gusto que me arrea de vez en cuando el chocho.

Me corro como una perra, un orgasmo largo e intenso, que me arquea el pubis hacia fuera. Momento que el viejo aprovecha para meterme la lengua hasta dentro. Yo me froto el coño con su cara para acabar de correrme. Ahhhh… qué corridaaa….mmmmmsssssmsmsmsmmm…

Acabo de abrir una etapa en mi vida que me va a llevar a ser tan guarra como nunca habría imaginado….

Datos del Relato
  • Categoría: Hetero
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